jueves, 28 de junio de 2018

Sakura, Cazadora de Cartas IV: Clear Card


¡Hola a todos!

Y bienvenidos al cuarto y último post de mi monográfico sobre Cardcaptor Sakura. En este último capítulo voy a hablaros un poco sobre el arco denominado Clear Card, su desarrollo y mis impresiones como seguidora de la serie y fan de la Cazadora de Cartas. Como siempre, esta va a ser mi opinión personal, así que ya estáis advertidos: SPOILERS por todas partes y nos centramos en mi visión sobre la serie.

¡Vamos allá!




Casi veinte años después de la publicación del último tomo de Cardcaptor Sakura, CLAMP volvió a traernos las nuevas aventuras de uno de sus personajes más queridos por el fandom. En el año 2016 vio la luz el primer tomo del nuevo arco de la Cazadora de Cartas, titulado Cardcaptor Sakura Clear Card, que se convirtió en un éxito al poco tiempo y propició, como es obvio, su salto a la pequeña pantalla. Como había ocurrido con el primer anime, la serie corrió a cargo del Estudio Madhouse, y a principios del año 2018 se emitió en el canal NHK el primer episodio de Clear Card, para regocijo de los fans.

Cardcaptor Sakura Clear Card empieza en el punto donde terminó Cardcaptor Sakura, cuando Sakura Kinomoto empieza a ir al instituto con sus amigos, incluyendo a Syaoran, que acaba de regresar a Tomoeda para estar junto a ella. Después de tener un sueño profético en el que aparece una figura misteriosa envuelta en una túnica, todas las cartas de Sakura se vuelven transparentes y pierden todo su poder, de modo que toca averiguar qué está pasando y qué es lo que ha provocado estos cambios.

En lo concerniente al apartado técnico, no tengo absolutamente nada malo que decir. La animación es correctísima y se pueden ver las mejoras que tiene en comparación con su antecesora. El diseño de personajes sigue siendo precioso, la paleta de colores elegida es más suave y le da un toque de ternura y candidez a la historia y el entorno, y la música sigue siendo magnífica, aunque puede que eso se deba a que es prácticamente la misma banda sonora que en el anime anterior, con la excepción de un par de temas nuevos. Tanto los openings como los endings (sí, tiene dos de cada) son muy bonitos y nos traen reminiscencias de los anteriores. Todo está pensado para provocar la nostalgia de los fans, pero a la vez para ofrecerles algo nuevo, distinto e innovador.

El problema es que segundas partes nunca fueron buenas, y me temo que esto se cumple a la perfección en Clear Card.

Vaya por delante que no puedo opinar acerca del manga, ya que no lo he leído. Así pues, no puedo hacer las comparaciones entre la versión en papel y la versión animada, ni afirmar si la serie está bien adaptada o si tiene muchas modificaciones. Al parecer, por lo que he leído de otros fans es que en el manga, como ocurría con el primero, Sakura materializa menos cartas que en el anime y, por supuesto, no aparece el personaje de Meiling, que sí vuelve a salir en esta cuarta temporada.




Para empezar, Clear Card abre con una pequeña incoherencia que llama bastante la atención. Si recordáis el final de la tercera temporada, sabréis que Syaoran le entrega su osito de peluche a Sakura en el aeropuerto y los dos se despiden con la promesa de volver a verse más adelante; ese broche de oro lo tuvimos con la segunda película de Sakura, que marcaba el final definitivo de la serie. Sin embargo, Clear Card empieza justo donde termina el manga original de Sakura; es decir, que se pasa por el forro los acontecimientos de La Carta Sellada y nos lleva a un punto de partida alternativo, que es cuando Syaoran regresa de Hong Kong y le da la sorpresa a Sakura. ¿Y cómo sabemos que obvia por completo la segunda película? Respuesta fácil: En el manga original, Syaoran no era el único que tenía un osito de peluche. Al saber que Syaoran se marcha, Sakura se pasa toda la noche anterior a su partida cosiendo un osito de peluche para regalárselo, y antes de que el chico se vaya los dos intercambian sus ositos, les ponen sus nombres y prometen volver a verse. Cuando Syaoran regresa, trae en sus manos el osito que le regaló Sakura; este mismo osito podemos verlo en el primer capítulo de la temporada de Clear Card, a pesar de que en el anime anterior Sakura no le había cosido el osito a Syaoran. Esta es la primera gran incoherencia, pero no será la única.

Seguimos con el reencuentro de nuestros queridos personajes. Sakura y Syaoran han dejado atrás la niñez y tienen que empezar en el instituto, donde están casi todos sus amigos. Tomoyo, Chiharu, Naoko y Yamazaki están ahí y siguen siendo los mismos niños que conocimos en la serie anterior, pues no han cambiado ni un ápice (ni siquiera de peinado). Solo falta Rika, que se ha trasladado a otro colegio y apenas aparece en la serie, aunque tampoco es que se la eche mucho en falta. En cuanto a Eriol y la señorita Mizuki, los dos permanecen en Inglaterra, aunque mantienen el contacto con Sakura y Syaoran a través de llamadas y videoconferencias. Sin embargo, no hay problemas en Tomoeda y hay pocas cosas que contar.

Pero la tranquilidad dura poco (y menos mal, porque si no menuda serie más aburrida tendríamos, ^^*). Antes de empezar las clases, Sakura tiene uno de sus extraños sueños en los que puede ver el futuro. En el sueño, hay una figura envuelta en una túnica informe que no delata su aspecto pero que parece observar a Sakura; a su alrededor flotan las cartas convertidas en láminas transparentes. Al despertar, Sakura descubre que sus cartas han sufrido un cambio tremendo: Se han vuelto transparentes, como si fueran de cristal, y su esencia ha desaparecido, por lo que no puede utilizarlas en el caso de que ocurra algo malo. Nadie parece tener una respuesta a este fenómeno, ni siquiera Kero y Yue, por lo que toca esperar a que se desarrollen los acontecimientos y Sakura dé con una solución.

Los acontecimientos no se hacen esperar para nuestra heroína, pues al día siguiente Sakura siente una presencia extraña en Tomoeda. Por su manera de actuar le recuerda a una carta de Clow, pero comprende que eso no puede ser, ya que las ha capturado y convertido todas. A esto se suma otro problema, y es que no puede utilizar ni su bastón ni sus cartas para combatir esta nueva amenaza. Pero entonces recuerda su último sueño, en el que la figura de la túnica crea para ella una nueva llave, que es la que Sakura tiene ahora. Sakura pronuncia las palabras mágicas y su llave se convierte en un báculo que le da la capacidad de materializar al espíritu y atraparlo en una carta que recuerda mucho a una antigua carta de Clow.

Aún preocupada por lo ocurrido, Sakura sigue yendo al instituto y trata de llevar una vida normal. Aunque se queda un poco desilusionada cuando descubre que han puesto a Syaoran en otra clase, recupera su alegría habitual cuando conoce a su nueva compañera de curso: Akiho Shinomoto, una muchachita de aspecto delicado y sonrisa tímida que ha vivido en el extranjero durante unos años. Por supuesto, al poco de conocerse hacen buenas migas, y Sakura trata de introducirla en su grupo de amigos. Estas presentaciones y encuentros entre amigos suelen abarcar varios episodios, y no es raro que las interacciones entre personajes cubran la mitad de un episodio, lo que suponen unos doce minutos de charla insulsa que no aporta absolutamente nada a la historia.

A lo largo de los capítulos, Sakura tendrá que enfrentarse a estas nuevas presencias en todo tipo de ocasiones, pues aparecen en el momento más inoportuno para causar problemas. Cada vez que captura una nueva carta, se da cuenta de que sus dibujos y nombres son muy similares a los de las cartas de Clow, además de que puede utilizarlas del mismo modo. Es el caso, por ejemplo, de las cartas Maze y Sleep, que en su nueva versión se llaman Labyrinth y Snooze, y tienen la misma utilidad. También encontramos cartas nuevas, como Record, Siege o Spiral, que no tienen nada que ver con ninguna otra carta y que nos traen poderes nuevos bastante interesantes.




Pero Sakura no será la única que haga gala de unos poderes completamente nuevos. Al parecer, Syaoran no ha estado de brazos cruzados en Hong Kong, pues en los momentos de entablar combate demuestra que sus habilidades mágicas han mejorado mucho debido a los rigurosos entrenamientos que ha seguido bajo la supervisión de su madre. De hecho, sus nuevos poderes recuerdan mucho a los de las cartas de Clow y parece costarle dominar tal despliegue de magia. Sakura, como es muy poco perspicaz, no se da cuenta de nada y Syaoran no habla con ella porque no quiere preocuparla, pero sí vemos que mantiene conversaciones muy seguidas con Eriol, lo que da a entender que estos dos están tramando algo.

Los episodios van pasando uno detrás de otro y Sakura va cazando estas nuevas cartas, pero apenas ocurre nada digno de mención. Los capítulos están más enfocados en presentarnos a Akiho para que vayamos viendo cómo encaja en el mundo de Sakura, a pesar de que todos ya sabemos desde el principio que esta chica va a estar en el centro de los problemas (Sakura debería saberlo después de tantos sueños premonitorios seguidos de la llegada de un personaje nuevo a su vida). Aunque Akiho no es ni de lejos tan sospechosa como su mayordomo Yuna D. Kaito, un joven elegante y educado que cuida de la chica y se desvive por ella. Sabemos que Kaito oculta algo importante que tiene que ver tanto con Akiho como con Sakura, pero su historia queda bastante desdibujada a pesar de que la serie tiene 22 episodios por delante para desarrollarla, lo que me da pie a pensar que existirá una quinta temporada en la que se resolverán todos los misterios.

A pesar de que apenas vamos a averiguar nada nuevo en esta temporada, todo parece dar a entender que Sakura y Akiho están conectadas de alguna forma. Tomoyo es la primera en darse cuenta de lo mucho que estas dos chicas se parecen, y no solo en el físico, sino también en carácter y en gustos. Tanto Sakura como Akiho son sonrientes, amables, dulces, cariñosas, un tanto tímidas, siempre intentan dar lo mejor de sí mismas, se entusiasman con facilidad y se desviven por sus seres queridos. Ambas irradian ternura y se compenetran a la perfección. Además, parecen compartir el mismo gusto por los chicos mayores (Sakura estuvo enamorada de Yukito y Akiho lo está de Kaito) y tienen una especie de “peluche” que suelen llevar a todas partes (Kero en el caso de Sakura, y Momo en el de Akiho).

Al mismo tiempo que Sakura y Akiho parecen tener alguna especie de vínculo, se nos insinúa que las cartas nuevas que Sakura está materializando son versiones soñadas de las Cartas de Clow. La llave que oculta el báculo de Sakura se despliega al ser invocada como “llave de los sueños”, y el hecho de que en esta temporada se le dé más importancia a los sueños premonitorios de Sakura nos da una pista del rumbo que va a tomar la historia. En mi opinión, las nuevas cartas son una especie de duplicados de las Cartas de Clow que solo pueden utilizarse en el mundo de los sueños, pero no será Sakura quien se las quede, sino Akiho: su doble soñada. Una doble que, como la Cazadora de Cartas, cuenta también con dos guardianes que la protegen de todo mal: la pequeña conejita Momo y Kaito, quizá una nueva versión de Kerberos y Yue o de Spinel Sol y Ruby Luna, los guardianes de Eriol.

Sin embargo, tengo muchas dudas respecto al desarrollo de la historia y la actuación de determinados personajes. Si Sakura tiene que capturar nuevas cartas, ¿por qué sus Cartas de Sakura se vuelven transparentes y pierden su poder de manera tan repentina? ¿Tiene Syaoran algo que ver con este misterio? ¿Qué está tramando con Eriol? ¿Por qué Kaito parecen tan interesado en que Sakura capture las nuevas cartas? ¿Para qué las necesita? ¿De dónde ha salido Kaito y por qué tiene tanto poder? ¿Qué importancia tienen su reloj de bolsillo y el extraño libro que tanto obsesiona a Akiho, titulado “Alicia en el País de los Relojes”? Son demasiadas preguntas que en esta temporada no se contestan, lo que me ha dejado bastante desilusionada, pues han tenido capítulos más que de sobra para resolver todos los misterios que aparecen.




Otro detalle son las pequeñas incoherencias que se han colado en la serie. Antes he mencionado la primera de ellas, que la tenemos ya al comienzo del anime, pero hay otras. Una de ellas es el quasi intento de hacer que el segundo largometraje de Sakura sea canon, cuando es evidente que no hay manera de colocarlo tal y como se desarrollaron las cosas. Hay un momento en Clear Card en el que Sakura piensa en la carta Hope, carta que solo se pudo ver en la segunda película, pero que ha sido suficiente para que los fans crean que lo ocurrido en La Carta Sellada es canon. Sin embargo, parece que no se dan cuenta del patinazo que supone que Akiho viva en la misma casa que vivió Eriol… y que fue derruida en La Carta Sellada para empezar la construcción de un parque de atracciones. Y no me vale decir que la mansión volvió a aparecer cuando se capturó la carta Nothing, porque la destrucción de la casa no fue obra de la carta, sino de manos humanas. ¿Qué ha pasado entonces? ¿Primero tiran abajo la casa y después la vuelven a construir?

Tampoco tiene mucho sentido el que Tôya esté recuperando de nuevo sus poderes mágicos después del drama que se armó cuando decidió entregárselos a Yue y éste le advirtiera que si se los daba nunca más podría volver a ver el espíritu de su madre ni intuir si Sakura se encontraba en peligro. Si al final iba a recuperar sus poderes, ¿por qué tanto problema? Y qué decir del padre de Sakura, el mismo que todos pensábamos que estaba en la luna de Valencia pero que ¡oh, en realidad sabía que su hija se pasaba las noches de correría mágica por toda Tomoeda! ¡Y nunca se han sentado con sus hijos a hablar del tema, a pesar de que sabe que los dos tienen poderes mágicos! Como veis, son pequeños detalles que me fastidian y hacen que mi gusto por esta serie se enfríe a pasos agigantados.

Luego está esa perpetua sensación de deja vù que te dejan algunos capítulos. Con el cuento de que las nuevas cartas tienen muchas similitudes con las Cartas de Clow, a la hora de capturarlas nos encontramos con auténticos corta-pega de capítulos que ya hemos visto en las temporadas pasadas. Sucede, por ejemplo, cuando Sakura va al acuario otra vez y allí se aparece la nueva versión de la carta Watery, que ahora se llama Aqua. Tanto el descubrimiento de la carta como la manera de capturarla, pasando por el disfraz que lleva para la ocasión, todo es un calco del capítulo de la primera temporada (los propios personajes lo dicen, yo no me lo estoy inventando). Y qué decir de cuando tiene que enfrentarse a la nueva versión de la carta Fight (ahora llamada Struggle) y Meiling hace la absurda observación de que es como cuando ella y Syaoran se unieron para enfrentarse a la carta Twins, cuando obviamente se trata de Fight. Sin embargo, se hace así para que Sakura y Meiling luchen juntas, del mismo modo que en su día lo hicieron Meiling y Syaoran.

Pero si hay algo que me ha decepcionado de verdad esta temporada han sido los personajes. Por una parte, entiendo lo que ha hecho CLAMP. Tanto Sakura como sus amigos son personajes muy entrañables que no ofrecen un mayor desarrollo de personalidad más allá de mostrar lo amables y cariñosos que son. En ese sentido, la serie no desentona ni se sale de los marcos impuestos: sigue siendo una historia muy blanca en la que el mal apenas existe. Sin embargo, los personajes se han quedado encasillados en un mundo feliz y no han madurado absolutamente nada. A pesar de haber crecido, Sakura no ha dejado de ser ingenua e infantil; Tomoyo sigue siendo la misma niña dulce que está obsesionada con grabar a Sakura con sus vestidos nuevos; Tôya continúa metiéndose con su hermana de la misma manera que hacía cuando era niña; Chiharu, Naoko y Yamazaki siguen haciendo las mismas cosas que en su más tierna infancia, y así podría seguir un buen rato. Es como si el tiempo se hubiera parado para ellos y vivieran en un paraíso rosa plagado de pétalos de flor de cerezo, alejados de la realidad que les rodea. Todo es igual que antes, nada ha cambiado. Los personajes no tienen problemas ni inquietudes, no se plantean preguntas, no evolucionan, no maduran.




Y esto es básicamente Clear Card: una puesta en escena muy bonita y correcta, unos diseños de personajes muy atractivos y una historia que promete ser misteriosa y adictiva. Sin embargo, el jugar con la nostalgia les ha salido caro y el desarrollo de la historia se hace lento y pesado al primar las interacciones banales entre personajes por encima de la acción, que era uno de los puntos fuertes de Cardcaptor Sakura. Ahora todo parece girar en torno a la premisa de “vamos a meter a Akiho con calzador para que se haga muy amiga de Sakura y todos los fans la quieran”, y esto me parece un error muy grande porque no consigue su objetivo y además contribuye a lastrar el avance del argumento y nos priva además de los ansiados momentos entre Sakura y Syaoran, que no parecen novios ni por asomo.

¿La recomendaría? Sinceramente, a mí como fan me ha decepcionado bastante. Para mí, la historia tuvo un cierre magnífico en su día y no era necesario volver a abrirla para traer una nueva historia; para eso ya tengo un millar de fanfics en Internet que me cuentan todas las historias paralelas que quiera leer, algunas bastante más coherentes que esta serie. Me gusta el apartado técnico y me ha hecho feliz volver a ver a los personajes que tanto me gustaron la primera vez que vi la serie, hará ya casi veinte años, pero una puesta en escena vistosa y colorida no hace una gran serie si no tiene un buen bagaje argumental, y me temo que en ese sentido Clear Card patina bastante. Así que, por mi parte, no le daría más de un seis sobre diez, y por la nostalgia más que nada. A menos que haya una quinta temporada (y todo parece indicar que así será) que ayude a aclarar las cosas y tenga un poco más de coherencia, Clear Card es un arco prescindible que no debería ser considerado más que una curiosidad.


¡Nada más, amigos! Hasta aquí ha llegado mi monográfico sobre Sakura, aunque no descarto ampliarlo si la temporada sigue y hay nuevas cosas que contar. Os espero a todos el mes que viene con más cosas.

¡Nos vemos!

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