domingo, 21 de agosto de 2016

Tag Literario!! Book Tag del Cuerpo Humano


¡Hola a todos!

¿Cómo os va la vida? ¿Qué tal estáis llevando el verano? Supongo que unos mejor y otros peor, ¿verdad? Si estáis de vacaciones, lo más seguro es que ahora estaréis completamente relajados en una terracita, tomando algo refrescante o cenando con los amigos. El verano se presta a todo tipo de diversiones al aire libre: fiestas, playa, paseos, terraza... que a todos nos gustan y que disfrutamos cuando llega el buen tiempo y las muy esperadas vacaciones.

Pero los que no hemos tenido vacaciones (o nos las reservamos para más adelante, ejem...), debemos recurrir a otros pasatiempos menos fresquitos, pero igual de estimulantes. En mi caso, he decidido ponerme en serio otra vez con la lectura de varios libros que hacía mucho tiempo que tenía aparcados e injustamente olvidados. Pero también ha sido la ocasión de hurgar entre mis viejos libros y rescatar clásicos o novelas que en su día leí con diferentes resultados.

Para hacer la recopilación un poco más divertida, he elegido un tag de los muchos que circulan por Internet. En este tag se toman varias partes del cuerpo y se utilizan como pretexto para hablar de un libro. Aunque puede que no me haya explicado bien, cuando leáis los apartados del tag lo entenderéis perfectamente, ^^U

¡Adelante!



1. OJOS: Un libro que te haya enamorado a primera vista




Empezamos ya con dudas, porque yo no soy la típica persona que escoge y compra un libro por su portada. De hecho, soy precisamente una detractora de esas portadas bonitas que esconden libros que son una caca. Aquí he tenido dudas entre tres libros que en su día me llamaron la atención por su portada: Donde los Árboles Cantan, de Laura Gallego; La Senda Oscura, de Ana Peris y Juan José Peired; y los Cuentos Macabros de Edgar Allan Poe. Cualquiera de los tres tiene una portada magnífica, digna de enmarcar y colgarla de la pared, pero he renunciado a los dos primeros libros por lo siguiente: En el caso de la novela de Laura Gallego, porque el libro es tan patético que me pareció una auténtica ignominia que tuviera no una, sino DOS preciosas portadas creadas por la artista Cris Ortega para su edición. Y en el caso de La Senda Oscura, porque aunque el trabajo de Carolina Bensler es exquisito y la portada de la novela es alucinante, no compré el libro por dicha portada, sino porque es una novela escrita por dos amigos míos, por lo que ya había planeado su compra en cuanto supe que iban a publicarlo. Por eso me he quedado con la portada de los Cuentos Macabros, y la verdad es que he hecho una buena elección.

Siempre he sido una gran lectora de la obra de Edgar Allan Poe, uno de mis autores de referencia, cuyo estilo de escritura y originalidad en sus historias siempre me ha provocado palpitaciones de emoción. Sin embargo, no poseía entre mis libros un compendio de cuentos del maestro de la literatura oscura, pues las ediciones que había visto en las librerías no me acababan de convencer (además de que la traducción dejaba mucho que desear). Pero el año pasado, en la feria del libro de Viveiro, encontré este libro en uno de los puestos y enseguida captó mi atención por el curioso dibujo de la portada. Casi sin pensar, compré el libro y lo empecé a leer esa misma noche. Y desde entonces no he tenido en mis estanterías libro más manoseado pero a la vez bien cuidado que este. Se trata de una selección de los cuentos más conocidos de Poe, traducidos por el autor Julio Cortázar e ilustrados por Benjamin Lacombe, un dibujante desconocido para mí pero que ahora se ha convertido en uno de mis favoritos. La edición del libro es magnífica, impresionante. La portada es un poco acolchada al tacto, con detalles en relieve y tornasolados que llaman la atención y animan a su lectura. Por supuesto, el interior hace justicia a la portada, y puedo afirmar con total seguridad que este libro ha sido una de las mejores compras que jamás he hecho.



2. BOCA: Un libro del que habla todo el mundo




Debo confesar que, si en su día compré y leí El nombre del viento, fue porque todo el mundo hablaba incesantemente de él. Que si la historia de Kvothe era una pasada, que si vaya personajes tan bien trabajados, que si vaya alucine de worldbuilding, que si era un nuevo hito en la fantasía, que si hasta George R. R. Martin lo ponía por las nubes... La verdad es que yo soy bastante escéptica respecto a los libros de los que todo el mundo habla. Resulta que, cuanto más intentan meterme un libro por banda y banda, menos ganas tengo de leerlo. Me pasó con Los pilares de la tierra y me pasó con Cincuenta Sombras de Grey (que no pienso leer NUNCA). Sin embargo, con El nombre del viento piqué, y me he arrepentido hasta tal punto que ahí lo tengo, muerto de risa junto a su hermano El temor de un hombre sabio, y no sé qué hacer con ellos (aprovecho para decir que, si alguien quiere estos dos ejemplares en edición de bolsillo completamente nuevos, se los venderé encantada). Sin lugar a dudas, este libro me ha demostrado dos cosas: Que seguir las modas no va conmigo y que por mucho hype que tenga un libro eso no lo convierte en una obra maestra.



3. PULMONES: Un libro vital en tu vida




Por supuesto, no podía faltar este maravilloso cuento de fantasía en mi estantería particular. Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll, es mi libro favorito de todos los tiempos. Es un cuento que siempre ha ejercido una extraña fascinación en mí y me provoca sentimientos que soy incapaz de explicar. Quizá, como decía Virginia Woolf, es que este libro no es un cuento para niños, sino un cuento mediante el cual los adultos pueden ser niños. Y sí, me confieso enamorada de esa pequeña niña de dorados cabellos, del conejo blanco que siempre tenía prisa, de esa carrera alocada de los animales, de la extraña merienda de la Liebre y el Sombrerero, de la historia del Grifo y la Falsa Tortuga y, cómo no, de la temible Reina de Corazones y su corte de naipes. Y su continuación, Alicia a través del espejo, también me gustó mucho aunque es inevitable compararlo con el primero.

Lo leí cientos de veces en el instituto y era raro el curso que no me lo llevaba a casa unas cinco veces. Es el libro más repetido que tengo en casa, con tres ediciones (a una de ellas ya se le caen las páginas) y con intención de conseguir más si las ilustraciones lo valen. En la portada que os he puesto, habréis notado que Benjamin Lacombe vuelve a lucirse como ilustrador.



4. ESTÓMAGO: Un libro que hayas devorado rápidamente




Una de las recientes sagas de fantasía medieval que he descubierto hace relativamente poco y que se ha convertido en imprescindible para mí es la Saga del Mar Quebrado, escrita por Joe Abercrombie. Al margen de las más o menos simpatías que ha cosechado el autor británico, lo cierto es que hay que saber reconocer el mérito y la calidad cuando la hay, y Abercrombie ha demostrado varias veces que es capaz de crear novelas de una gran calidad y con toques de originalidad que abundan muy poco en la literatura del género fantástico.

Compré Medio Rey durante uno de mis viajes a Lugo para hacer los exámenes de la UNED, y lo compré con el ánimo de tener algo con lo que entretenerme mientras esperaba la hora de los exámenes. Cuál no fue mi sorpresa cuando descubrí que, después de leer las primeras páginas, no podía parar de leer. Las aventuras del medio rey Yarvi me encandilaron, me hicieron vibrar de emoción, me sorprendieron, me enamoraron. El libro se lee muy rápido, sí, pero es que yo me lo leí en una tarde. Empecé a leer y me di cuenta de que ya no podía parar, era superior a mis fuerzas. También hay que añadir que la historia transcurre de forma rápida, los capítulos son cortos y todo se desarrolla sin ahondar mucho en los detalles, pero yo lo he considerado una ventaja con este libro. Recomendadísimo, sin duda.



5. HÍGADO: Un libro gordo




No sé qué le pasa a algunas personas que, en cuanto una dice que tal o cual libro es gordo, enseguida se ponen a la defensiva y empiezan a soltar pestes, a defender el libro a capa y espada, y a criticarla a una... Como si decir que un libro es gordo fuese algo malo (¿se hablará algún día de libros anoréxicos?). Y lo cierto es que La Comunidad del Anillo me pareció un libro muy gordo ya en su día, cuando lo leí por primera vez a los quince años. Sin embargo, estamos hablando de una de las grandes obras maestras de la literatura universal, así que sobran las palabras. El Señor de los Anillos me encantó de principio a fin, pero LCDA se me hizo un poco largo porque, en mi modesta opinión, tiene capítulos que se podrían acortar bastante o incluso eliminar (lo siento, Tom Bombadil...).

El Señor de los Anillos es una novela magna, impresionante, única en su especie.  Es un libro que recomiendo empezar a leer bien avanzada la adolescencia (debido a su vocabulario extremadamente culto, al lector joven le puede costar engancharse), pero volver a releerlo con el tiempo y las veces que haga falta, porque es una historia tan plena, tan perfecta, que es posible encontrar nuevos detalles que antes se nos habían pasado por alto, o incluso ofrecernos interesantes reflexiones acerca de la amistad y la guerra que nos pueden guiar en nuestra vida o camino hacia la madurez.



6. APÉNDICE: Un libro que no odias, pero que tampoco te gusta




Pues así es: No me han apasionado mucho las Crónicas del Mago Negro, de Trudi Canavan. Aunque es una historia de fantasía al más puro estilo clásico y tanto los acontecimientos como los espacios están muy bien descritos, confieso que la historia me ha parecido bastante aburrida y lenta. No es un libro que odie o que no me haya gustado nada, pues no es así. De hecho, tiene muy buenos personajes que tardaré en olvidar porque me han marcado mucho (sí, me estoy refiriendo a Akkarin). Pero también soy consciente de que ofrece muy poco para lo que está intentando vender. Y el que haya subido la foto de la portada del primer libro no es aleatorio, pues considero que es el más aburrido de todos. Apenas ocurre nada reseñable y Sonea, la protagonista, no hace más que esconderse, primero en las barriadas y después en las salas secretas del Gremio de los Magos. Vamos, que para ser el inicio de una saga me ha parecido bastante tedioso. Sin embargo, el hecho de que Trudi Canavan haya demostrado ser una autora que, al contrario que otras, sabe escribir bien, hace que no pueda odiar esta historia ni tenerle ojeriza. Mis sentimientos, pues, son neutros: No me ha gustado, pero tampoco lo condeno.



7. CORAZÓN: Un libro romántico




Anna Karenina es una joya literaria, única e irrepetible. La historia aborda el amor, el matrimonio y el grado de compromiso, respeto y cariño que los cónyuges afirman sentir el uno por el otro. La novela describe esta evolución a través de dos parejas protagonistas. Por un lado, tenemos la pareja adúltera formada por Anna Karenina y el conde Vronski, y por otro tenemos la delicada relación amorosa entre Lievin y Kitty Scherbatsky. Tólstoi se sirvió de estas dos parejas para poner en evidencia la amoralidad de la aristocracia rusa, hipócrita, superficial y vacía de todo sentimiento. La infidelidad de Anna, que ha sido capaz de renunciar a su vida acomodada, a su posición social e incluso al inmenso cariño que siente por su hijo para entregarse de lleno a su amor, ve cómo poco a poco su sueño se derrumba sin que ella pueda hacer nada. Las circunstancias le son tan adversas que se ve incapaz de hacer frente al desprecio de toda la sociedad por haber hecho algo tan natural como buscar el amor.

Sé que Anna Karenina no es una historia romántica al uso, ya que no observa ninguna de las premisas que se pueden encontrar en la novela romántica. Sin embargo, me parece un libro impresionante por el magnífico análisis que Tólstoi hizo de los caracteres de todos los personajes, hasta el extremo de que resulta imposible no quererles, odiarles o mostrar interés por sus vidas, ya que se puede ver que están vivos, que piensan como personas reales, que actúan como cualquiera de nosotros. Para mí, una de las mejores novelas de la historia.



8. CEREBRO: Un libro realista y reflexivo





Compré hace unos meses este libro para unirlo a 1984, de Orwell. Mi intención es la de ir reuniendo poco a poco grandes clásicos de la literatura contemporánea, y en mi biblioteca faltaban auténticas novelas distópicas como esta que os presento, Un mundo feliz. Pocas novelas me han hecho pensar tanto como esta. Reconocida como una de las novelas más importantes del siglo XX, Un mundo feliz se desarrolla en un marco aterrador: un mundo en el que las personas nacen condicionadas para cumplir un papel determinado en la sociedad, repitiendo consignas acerca de la perfección de su entorno, drogadas hasta el último día de sus vidas con soma e imposibilitados de envejecer bajo la premisa de que todo, hasta el ser humano, es desechable. Un mundo feliz habla de la esclavitud de la raza humana, sometida a base de manipulación genética, condicionamiento y placer vacuo. En el mundo imaginado por Huxley, la humanidad ha alcanzado la felicidad eterna a base de renunciar a su propia identidad y a valores como la familia, el amor y el arte en todas sus formas. Y me llenó de un profundo temor al hacer una extrapolación al mundo que ahora nos rodea, hundido hasta el cuello en el lodo de la superficialidad y el consumismo, sospechosamente similar al mundo feliz que Huxley creó en su día.



9. CABELLO: Un libro superficial




Entiendo que, por superficial, se refiere a un libro que no aporte gran cosa al bagaje literario de una persona. Por eso he elegido este libro, el primero de una saga bastante superficial. La colección de novelas de Pequeñas Mentirosas es, desde un punto de vista crítico, sumamente vana y poco apropiada si lo que se busca es una mínima calidad literaria. Eso sí: Si queréis novelas fáciles de leer, con un argumento adictivo y una prosa ágil y poco profunda, éste es vuestro libro (o saga entera, por qué no).



10. UÑAS: Un libro que cuides como oro en paño




No puedo elegir ninguno, lo siento. Todos mis libros son parte de mí, y no hay ninguno que no cuide.



¡Y nada más, amigos! Espero que os haya gustado este tag y que comentéis. ¡Me encantaría conocer vuestras opiniones!

lunes, 8 de agosto de 2016

Las Rosas olvidadas


Antonio Gala dijo una vez que, para conocer bien un pueblo, era fundamental visitar el mercado y el cementerio. Y no iba desacertado el célebre poeta, pues estos dos lugares son los testigos mudos de la actividad cotidiana y de la historia de cualquier municipio. Así sucede en muchos pueblos de España, donde los cementerios se han convertido en los lugares de reposo de cientos de víctimas de la Guerra Civil que arrasó este país entre 1936 y 1939, cuando España se partió en dos y quedó destruida tras una guerra fratricida cuyo resultado, una dictadura de casi cuarenta años, marcó profundamente a la sociedad y la mantuvo dividida durante décadas. Todavía hoy se siguen recuperando historias de la Guerra Civil, de los sublevados y los republicanos, de los que fueron vencidos y represaliados. De todas estas historias, hay una que brilla con luz propia, que es de la que hablaremos hoy en este artículo: las Trece Rosas.

Pero, ¿quiénes fueron las Trece Rosas? Fueron trece mujeres, cuyas edades oscilaban entre los 18 y los 29 años, que fueron fusiladas contra la tapia del cementerio de la Almudena (Madrid) en la madrugada del 5 de agosto de 1939 por su declarada militancia en la organización Juventud Socialista Unificada (JSU) y su defensa de la legalidad republicana tras el final de la Guerra Civil española.

Tras la ocupación de Madrid por el ejército sublevado y el fin de la guerra, la JSU trató de reorganizarse clandestinamente. Los dirigentes del PCE y de la JSU habían huido de España dejando la organización en manos de militantes poco significativos. Sin embargo, los acontecimientos ocurrieron de una forma tan precipitada que la JSU no tuvo tiempo de reorganizarse y cayó en manos de los sublevados en poco tiempo. El oficial de policía Roberto Conesa, infiltrado dentro de la JSU, fue el principal colaborador en la aniquilación de la JSU. Su gran éxito fue la captura y posterior ejecución de las Trece Rosas.

Antes de ser condenadas a muerte por un Consejo de Guerra bajo la acusación del delito de "adhesión a la rebelión", las trece mujeres fueron conducidas a unas instalaciones bajo custodia policial, donde fueron torturadas para arrancarles información sobre otros miembros de la organización clandestina. Más tarde, fueron recluidas en el centro penitenciario para mujeres de Ventas, en Madrid, de donde no saldrían más que para morir.

El asesinato de Isaac Gabaldón, comandante de la Guardia Civil, a manos de varios miembros de la JSU fue el detonante que propició el castigo de todos los miembros de la organización arrestados anteriormente, entre los que se encontraban catorce mujeres, de las cuales sólo una se salvó. Fue uno de los hechos más execrables de la posguerra franquista de los que se tiene constancia, pues en el juicio de las acusadas ni siquiera se tuvo en cuenta que muchas de ellas eran menores de edad (en la época, la mayoría de edad estaba estipulada en los 21 años). Tras la sentencia, las condenadas fueron trasladadas en un camión fuera de la prisión y ejecutadas por un pelotón de fusilamiento, pasando a la posteridad como las "Trece Rosas Rojas", cumpliendo así con el ruego de una de sus cartas de despedida.

Sus nombres eran estos:

Carmen Barrero Aguado (20 años, modista)
Martina Barroso García (24 años, modista)
Blanca Brisac Vázquez (29 años, pianista)
Pilar Bueno Ibáñez (27 años, modista)
Julia Conesa Conesa (19 años, modista)
Adelina García Casillas (19 años, activista)
Elena Gil Olaya (20 años, activista)
Virtudes González García (18 años, modista)
Ana López Gallego (21 años, modista)
Joaquina López Laffite (23 años, secretaria)
Dionisia Manzanero Salas (20 años, modista)
Victoria Muñoz García (18 años, activista)
Luisa Rodríguez de la Fuente (18 años, sastre)





Gracias a la Ley de la Memoria Histórica, promulgada en el año 2007, tanto la historia de las Trece Rosas como otras de similar calibre empezaron a cobrar la importancia y reconocimiento que merecían. Y es que no se puede volver la cabeza ante unos hechos tan terribles, tan desproporcionados. Cientos, miles de personas sufrieron persecución y represalia tras la Guerra Civil, y muchos de ellos descansan hoy en día en fosas comunes, mientras que sus familiares se ven privados de algo tan natural como el poder llevar unas flores a sus tumbas. Poco a poco, las aguas vuelven a su cauce y parte de la herida se ha ido cerrando. Desde el año 1976, en España no es ilegal ni el socialismo, ni el comunismo, ni el republicanismo, como tampoco lo es el derecho a la afiliación a cualquier partido político. La tortura ha quedado erradicada del código penal, así como la pena de muerte por considerarse, con razón, que atenta contra los derechos del ser humano. Se ha avanzado enormemente en la aplicación de una verdadera democracia, y aunque todavía quedan cicatrices, gracias a la Ley de Memoria Histórica se han rescatado del olvido muchas vidas injustamente arrebatadas por el bando sublevado.

Sin embargo, cabe hacerse una pregunta: ¿Qué pasa con las víctimas del otro bando?

No pretendo hacer apología del Franquismo, ya que mi educación y forma de pensar son incompatibles con un régimen militar y autoritario basado en el odio a quienes no comulgan con sus ideales. Como mujer que ha nacido y crecido bajo una democracia, creo en la igualdad de derechos y obligaciones para hombres y mujeres, y considero que nadie es superior a otro por su raza, sexo o cuna. Pero también soy historiadora, y mi deber como tal es mantener una posición neutral. Un historiador no puede posicionarse a favor o en contra de un personaje o de unos determinados hechos históricos; podrá hacerlo como persona, como ser humano con conciencia y corazón, pero no como historiador, pues la tarea principal del historiador es la de registrar los hechos tal y como ocurrieron, invirtiendo todo el tiempo que haga falta para buscar información y esclarecer los puntos oscuros de un acontecimiento. El historiador es una balanza; es el eje que sostiene en equilibrio el bien y el mal que han batallado en nuestro mundo durante siglos.

Aclarado este punto, espero que mi postura quede clara. Vuelvo a hacer la pregunta que he hecho antes: ¿Qué pasa con las víctimas del otro bando? ¿Es que acaso la Guerra Civil fue una lucha entre el Bien y el Mal (léase el Bien representado por la II República y el Mal por el incipiente Franquismo), en la que el Mal triunfó valiéndose de la traición? ¿Y es cierto que todos los que lucharon en el Bando Nacional eran traidores y asesinos sanguinarios a los que no les importaban los republicanos, si eran o no inocentes, si estaban o no afiliados a tal o cuál partido, si tenían padres o hijos que sufrían por ellos? Si pensáis que en esta vida las cosas son blancas y negras, os advierto que estáis muy equivocados.

La Guerra Civil fue un hecho abominable, como lo es cualquier guerra que haya habido a lo largo de nuestra Historia. No hay nada en este mundo que pueda justificar una guerra: ni la conquista de nuevas tierras, ni la fundación de un nuevo imperio, ni el deseo de expandir unos ideales religiosos, ni la posibilidad de alcanzar la gloria... Nada. La guerra sólo trae muerte y sufrimiento, trae odio y desarraigo. Despierta lo peor que hay en el ser humano, lo convierte en una máquina de matar o en un radical político. Pero esto ocurre en los dos bandos, no en uno solo. No se va al campo de batalla con ramos de flores o instrumentos musicales, sino con metralletas y fusiles. Porque a la guerra se va a matar. Y la euforia que despierta el combate, el odio hacia el enemigo y la anulación del pensamiento lleva a los hombres a cometer los crímenes más bajos y abominables que se puedan imaginar. Ocurrió en la Posguerra con la ejecución de las inocentes Trece Rosas, además de todos los represaliados que fueron ejecutados a lo largo de la Dictadura. Y ocurrió también durante la Guerra Civil, con la violación, tortura y asesinato de monjas y novicias a manos de milicianos comunistas y anarquistas.

Ocurre algo muy curioso con la memoria histórica. Me he dado cuenta de que existen muchos libros, documentales y páginas web que hablan acerca de la represión que sufrieron durante el Franquismo aquellos que fueron acusados de ser republicanos, socialistas, anarquistas y comunistas. Todos hemos oído historias de maquis que huían a los montes, de hombres paseados a altas horas de la madrugada para que les descerrajaran un tiro en la cabeza, de largos interrogatorios donde torturaban a los prisioneros para que delataran a sus compañeros de partido, de fosas comunes, de tumbas sin nombre, de desaparecidos... Sin embargo, nada se dice de aquellos que murieron a manos de los republicanos. Parece que todavía hoy existe una lacra con respecto al bando sublevado, hasta el punto de que hemos llegado a considerar culpables a todos los que no comulgaban con la República. Los hemos metido a todos en el mismo saco, hemos hecho que pagaran justos por pecadores.

Pero las víctimas están ahí y no pueden ser obviadas. Existen estimaciones que, incluso hoy en día, no pueden ser consideradas definitivas, pues deben ser sometidas a revisión constante. Y contamos con lo que se puede considerar una ventaja: las víctimas del bando sublevado, gracias a su triunfo en la guerra, han quedado bien identificadas. De todas ellas, me ha llamado la atención el caso de las Concepcionistas de las Rozas, catorce monjas que jamás habían empuñado un arma y que poca cosa debían hacer más que rezar y arar los huertos de sus conventos. Mujeres que dedicaron sus vidas a Dios y a la beneficencia, pero que fueron brutalmente asesinadas por milicianos que, al igual que harían sus homónimos sublevados, destacaron por su bajeza moral, no llegando a compadecerse ni siquiera de una pobre anciana en silla de ruedas. Pues estas mujeres existieron y, como las Trece Rosas, lo más probable es que murieran siendo inocentes. Sin embargo, sus nombres rara vez se mencionan en historias y documentales, y estos suelen estar terriblemente sesgados por la ideología política de los realizadores.

Pablo Linares, presidente de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos (ADVC), ha hecho un gran trabajo a la hora de reconstruir la historia que rodea el principal monumento del Franquismo y desmentir algunas de las grandes falsedades que se han convertido en premisas imbatibles. Mostrando un gran interés histórico y haciendo gala de un tremendo respeto, ha sacado a la luz detalles tan interesantes como un listado de mujeres que fueron asesinadas durante la Guerra Civil, en muchos casos fusiladas junto a la tapia del cementerio de la Almudena. Igual que las Trece Rosas. Pero aquí reside una diferencia muy importante: estas mujeres fueron asesinadas, casi con toda seguridad, por el ejército republicano, por anarquistas, comunistas y/o chequistas.

Así que aquí tenemos no trece, sino ciento dieciséis mujeres cuyos restos hoy descansan en el Valle de los Caídos, razón que muchos consideran más que suficiente para olvidarlas y enterrarlas en la parte oscura de la Historia. Pero alguien que se considere historiador o, por lo menos, defensor de la Historia, no puede permitirse el lujo de olvidar lo que le venga en gana. Estas mujeres que ya nadie recuerda sufrieron una muerte terrible a manos de quienes decían defender los valores de igualdad de la República. Así pues, en el bando de los "malos" también murieron mujeres inocentes, asesinadas por soldados que se decían de los "buenos". Ni blanco, ni negro. Deberían tomar buena nota esos entusiastas defensores del bando republicano, a los que se les llena la boca hablando de las Trece Rosas y de la represión franquista, como si la hubieran vivido en primera persona. Mientras tanto, las víctimas inocentes del bando nacional, esas ciento dieciséis rosas olvidadas, no son dignas de ser recordadas.

Para que sus nombres no se pierdan en el olvido, aquí los dejo:

Agapita Bedia Campo
Agustina Vega Gregorio
Ana Martín Delgado
Ana Ruiz García
Andrea Álvarez
Andrea Camacho
Ángela Pinto Rivas
Ángeles Iglesias Paz
Antonia García
Antonia Loma Gallarce
Antonia Rodríguez González
Beatriz Galindo
Carmen Andrés Cachón
Carmen Ayala Laguna
Carmen Capdevilla
Carmen Fernández Márquez
Carmen Martín Miña
Carmen Mesa
Carmen Nieto García
Carmen Perete
Carmen Silva
Carolina Casas García
Casimira Jarnocina Osua
Clara Aragón
Clementina Allende
Concepción Andrés Pérez
Daniela García
Desconocida
Desconocida
Desconocida
Desconocida
Dolores Lozada Lozada
Dolores Marco Rebull
Dolores Rodríguez
Dolores Sánchez
Dominica Martín Gómez
Dorotea González Riaza
Elena de la Vega Hoz
Elvira Morega Cantarero
Emilia García Janoa
Emilia Gómez
Emilia Montero
Encarnación Piter Cruz
Enriqueta Shaw Nation
Eugenia García Lorenzo
Eulalia Torres
Fermina Mercado Barrero
Francisca Parra
Francisca Ramos
Herminia Ramos González
Jerónima Mora
Josefa Fernández
Josefa García Jiménez
Josefa Reig Permaj
Josefa Vidal Coello
Josefa Lozada Lorrilla
Julia Cruz Nicolás
Justa Gómez Álvarez
Luisa Abril
Luisa Fe Jiménez
Luisa Herrera Cabezón
Luisa Herreras Cabezón
Luisa Rodríguez Delgado
María del Rosario
María Luisa Armericas Cabezas
María Teresa Bermúdez de Castro
Manuela Álvarez Quintero
Manuela Corona López
Manuela Gómez López
Manuela López Ciurrets
Manuela Prieto
Maravilla Gómez López
Margarita
María Alda Colini
María Álvarez Juárez
María Barniago
María de Ilaro García
María Díaz Díaz
María Gallego Granados
María Gómez Romero
María López Álvarez
María Mercado Barbero
María Napoleón
María Pascual Caballero
María Tarazanas Llanos
María Torresana García
María Luisa Ontiñano Cañizares
María Ortega
Martina Olaizola
Melitona Flores Conde
Micaela Antolín Pérez
Micaela Díaz Raboneda
Micaela Salas
Nicolasa Cano Perdiguero
Nieves Elena Simón
Obdulia Porras
Paulina Rincón Orgaz
Pilar
Pilar Cervera Quesada
Pilar Fernández Alhajar
Pilar Fontanilla
Pilar Gallego Granados
Presentación Navarro Jorge
Prudencia Alonso Martín
Ramona Escribano Sáez
Remedios Amores Verdugo
Remedios Lorenzo
Rosa Alonso Yepes
Rosalía González Recio
Salomé Aprea Parra
Telésfora Necesval
Teresa Fernández Díaz
Teresa Fuentes Jiménez
Teresa Moreno
Valentina Pascual Ballesteros
Victorina Fernández Arias





A todas las Rosas, tanto rojas como blancas, que han sufrido y muerto por culpa de una guerra.

Descansen en paz.


miércoles, 3 de agosto de 2016

¿Qué quiere una Princesa Disney? - COLABORACIÓN ESPECIAL!!


¡Hola a todos!

¡Bienvenidos un día más a La Biblioteca de Laura! Como habréis podido dilucidar por el título de la entrada, hoy vamos a volver a viajar al Castillo Disney para visitar a sus princesas más famosas. Sé que es un tema que ha sido tocado en este blog unas cuantas veces; no es que me guste repetirme, pero ya sabéis que cuando me entusiasmo con un tema es muy difícil bajarme de la burra. Además, el tema Disney siempre está en boga; de vez en cuando se pueden encontrar curiosos artículos que tratan cuestiones acerca de los personajes de la franquicia en las que pocas veces reparamos, y la verdad es que algunas de esas cuestiones son bastante interesantes.

La que hoy vamos a tratar aquí tiene que ver con el machismo. Desde hace muchos años, los detractores de Disney han venido diciendo que las películas de la famosa factoría pecan de machistas, pues reflejan a los personajes femeninos como damiselas en peligro que sólo buscan ser rescatadas por el héroe de turno. La propia Disney ha sido consciente de que estas acusaciones eran en parte verdaderas, y desde hace unos años ha venido reformándose para adaptarse a los nuevos tiempos, lo que se puede ver en sus personajes. Las princesas Disney actuales son muy distintas a las primigenias, y todos estamos de acuerdo en que han experimentado diversos cambios que las han enriquecido mucho.

Sin embargo, es posible que darle tantas vueltas al modelo femenino Disney haya conseguido el efecto contrario al que se esperaba. ¿Qué quiero decir con esto? Que las princesas Disney, que empezaron siendo doncellas delicadas de personalidad débil, han evolucionado tanto que se han convertido en chicas fuertes y decididas y, a continuación, han seguido cambiando hasta volver a ser tan flojas y débiles como eran antes. En otras palabras, que en vez de dar un giro de 180º, han seguido adelante hasta cubrir los 360º. Volvemos al principio. El ciclo sin fin, como dirían en El Rey León. El propósito de esta entrada será ahondar un poco en la personalidad de las princesas Disney para descubrir si esto es cierto; si acaso Cenicienta no era un modelo machista de mujer y, en cambio, la princesa Anna de Frozen sí lo es.

Para la realización de esta entrada no voy a estar sola. Hoy cuento con la colaboración de Estelwen Ancálimë, lectora VIP de esta Biblioteca, compañera escritora y gran fan de las princesas Disney, a la que le salen chispitas en los ojos cuando empiezan a sonar las canciones de La Sirenita. Entre las dos vamos a guiaros a través de la personalidad de diez princesas Disney, reflejada en sus canciones principales, denominadas por Estelwen como canciones "Yo quiero"; son aquellas canciones en las que las protagonistas suelen revelar sus deseos más profundos y dejan entrever parte de su personalidad.

Como hay más princesas Disney de las que suponíamos y algunas no cumplían con ciertos requisitos para pertenecer a la lista, entre Estelwen y yo nos hemos decidido por diez princesas de las más emblemáticas. De estas diez princesas, yo voy a hablaros de Blancanieves, Cenicienta, Bella, Mulan y Rapunzel, así que tendréis que visitar el blog La Luz de Valinor para leer sobre Aurora, Ariel, Pocahontas, Tiana y Anna. Estelwen y yo vamos a analizar las canciones principales de las princesas, a crear un perfil de cada una de ellas y a demostrar que no todas las chicas Disney han estado preocupadas por encontrar el amor de un hombre, tal y como siempre se nos ha hecho creer.



Blancanieves (Blancanieves y los Siete Enanitos, 1937)

Aunque esta entrada pretende demostrar que las princesas Disney no son personajes débiles que sólo buscan ser salvadas por el príncipe de turno, me temo que la adorada Blancanieves no puede presumir de ser una princesa muy autosuficiente. El cuento de Blancanieves lleva arrastrando montones de acusaciones acerca de la pasividad de su protagonista desde hace décadas, y tenemos que admitir que tienen fundamento. Analicemos un poco más la personalidad de la primera princesa Disney de la historia.

El cuento comienza presentándonos a Blancanieves, una niña de unos catorce años que es víctima de los celos enfermizos de su madrastra, cuyo único propósito en la vida consiste en ser la mujer más hermosa del reino. Para desprestigiar la belleza de Blancanieves, la reina la ha vestido con andrajos y la ha degradado a la posición de sirvienta con la esperanza de que así resulte menos atractiva. Pero el dictamen del Espejo es absoluto: a pesar de todo, Blancanieves sigue siendo la doncella más hermosa del reino. Al saber esto, la malvada reina no parará hasta destruir por completo a su hijastra, llegando a utilizar magia negra para transformarse en una bruja y para envenenar una manzana que acabará definitivamente con su enemiga.

En medio de todo este panorama, resulta curioso que Blancanieves aparezca ante el espectador como una fresca y lozana jovencita. No actúa como si sufriera malos tratos o vejaciones, sino que sonríe, trabaja sin quejarse y, como mucho, se permite exhalar un discreto suspiro. En vez de preocuparse por las maldades que su madrastra pudiera hacerle, se evade hablando con los animales, cantando y soñando con encontrar a su amor. Escuchemos su canción al respecto:




¿Les digo un secreto?
¿Prometen no contarlo?
Este pozo milagroso es.
Si deseas algún bien
se lo podrás pedir.
Si el eco le oyes repetir,
tu anhelo lograrás.

Deseo (deseo)
que un gentil galán
me entregue (me entregue)
su amor (su amor).
Quisiera (quisiera)
oírle cantar
su intensa (su intensa)
pasión (pasión).

Deseo (deseo)
que no tarde más.
Que venga (que venga)
mi bien.


Blancanieves y los Siete Enanitos es un cuento que está plagado de referencias muy claras a la madurez y la sexualidad de las muchachas adolescentes. Pero vamos a dejar el psicoanálisis un poco de lado y vamos a centrarnos en la acusación de machista que se le hace a este cuento. Si analizamos la canción de Blancanieves, parece que lo único que desea de verdad es que aparezca un gentil galán que le cante canciones de amor. En otras palabras, que Blancanieves sólo le pide a la vida un hombre que la ame de verdad.

¿Se puede considerar esto machista? Pues depende de nuestro punto de vista. Si consideramos que Blancanieves ha sido creada para representar al prototipo de mujer que es incapaz de hacer nada sin la intervención de un hombre, podría considerarse machista. Además, hemos de tener en cuenta que la película es de los años 30, y por entonces triunfaba un estereotipo de mujer pura, inocente y abstraída de la realidad; quizá tuviera mucho que ver el contexto histórico de entreguerras en el que se hallaba Estados Unidos por entonces, con una mentalidad sobre la guerra y la Gran Depresión que se veía reflejada también en los dibujos animados, más cándidos que en otras épocas, más preocupados por inculcar en los niños un sentimiento de abstracción para que no pensaran en los desastres políticos y económicos por los que pasaba su país por entonces.

Pero tal vez debamos ver las cosas desde otra perspectiva. Pensad en cómo ha sido la infancia de Blancanieves: Una niña que ha perdido a sus padres y tiene que someterse a la voluntad de su madrastra, una celosa y malvada mujer que la trata mal, la degrada e incluso quiere matarla. Blancanieves es una muchacha que ha crecido sin saber lo que es el cariño pero que, a pesar de todo, siempre tiene una sonrisa para todos y trata de ser feliz lo mejor que puede. ¿Qué tiene de malo que busque encontrar el amor? Lo lógico en una niña de catorce años es que empiece a interesarse por los chicos, a fantasear con la idea del amor. Y sí, Blancanieves tiene una idea muy inocente e idealizada de lo que es el amor, pero pensar así es lo que la hace feliz. Y eso no es machista, sino perfectamente natural.

Así que, por todo esto, no me parece que Blancanieves sea un modelo machista de mujer. Quizás si la película hubiese dotado de un poco más de personalidad a la princesa, hoy en día no pensaríamos tan mal de ella.



Cenicienta (La Cenicienta, 1950)

El caso de Cenicienta es muy similar al de Blancanieves, y estoy segura de que todos podréis ver el parecido entre ambas princesas. Las dos se quedan huérfanas a una edad muy temprana, tienen que vivir bajo el yugo de sus malvadas madrastras y, tras muchas vicisitudes, ambas encuentran la salvación en el amor de un príncipe maravilloso. El cuento de La Cenicienta guarda también muchas referencias a la madurez de las niñas y a su comportamiento con respecto a la figura materna, vista por ellas como una amenaza al llegar a cierta edad. Pero, ¿es este el caso de Cenicienta?

La historia, como ya he dicho, es muy similar a la de Blancanieves. Cuando la joven Cenicienta pierde a su padre, queda por completo a merced de lady Tremaine, su madrastra, que en vez de tratarla como a sus dos hijas, la rebaja al nivel de una sirvienta. Cenicienta crece sin amor en una casa donde su madrastra y sus hermanastras, única familia que le queda en el mundo, la desprecian y la agobian con multitud de tareas absurdas y duros trabajos. A pesar de todo, Cenicienta cuenta con la ayuda de una buena hada madrina, que aparece de la nada para cumplir su deseo de ir al baile que se celebrará en el palacio real. Allí tendrá lugar su encuentro con el príncipe, del que tendrá que escapar en cuanto el reloj dé la medianoche, pues el hechizo que la ha convertido en una preciosa princesa se desvanecerá a esa hora. De esa mágica noche sólo quedará su zapatito de cristal, pues el otro lo ha perdido al escapar del príncipe para que éste no descubriera su identidad.

Una vez más, vemos que una inocente muchacha está sumida en la desdicha que provoca la injusticia de su situación familiar. Y, sin embargo, vemos que Cenicienta no pierde la esperanza en que las cosas cambiarán. Vamos a oír su canción:




Soñar es desear la dicha
en nuestro porvenir.
Lo que el corazón anhela
se sueña y se suele vivir.

Si amor es el bien deseado
en dulces sueños llegará.
No importa quién borre el camino,
marcado está un destino
y el sueño se realizará.

(parte hablada)

El sueño quizá seas tú.

No importa quién borre el camino,
marcado está un destino
y el sueño se realizará.


Al igual que Blancanieves, Cenicienta recurre a los sueños para evadirse de una realidad que la oprime y mortifica. Obligada a trabajar de criada en su propia casa y a sufrir los insultos y humillaciones de sus parientes, Cenicienta dedica su escaso tiempo libre a soñar que llegarán tiempos mejores para ella. Su conducta puede calificarse de extremadamente idealista, ya que Cenicienta tiene una fe ciega en que las cosas cambiarán por sí solas. Para ella, soñar es desear la dicha en nuestro porvenir; es como si tuviera el convencimiento de que sólo con soñar que las cosas cambiarán, esto sucederá. Sin embargo, vemos que Cenicienta siempre tiene que ser ayudada por fuerzas externas para que sus sueños se cumplan: Los ratones cosen su vestido para el baile, el hada madrina la ayuda, los animales de la casa la sacan de su encierro para que pueda probarse el zapato... En ella se hacen realidad sus propias palabras: No importa quién borre el camino, marcado está un destino y el sueño se realizará. Es el destino el que dicta que Cenicienta consiga ver sus sueños cumplidos.

Pero centrémonos en la premisa machista. ¿Por qué se considera que el cuento de Cenicienta es machista? Por lo que he dicho antes: Porque Cenicienta depende del príncipe para que su sueño de ser feliz se cumpla. O sea, que da a entender que su sueño de felicidad consiste en conocer a un hombre con el que casarse. Pero creo que el cuento de Disney va un poco más allá. Tenemos que tener en cuenta que Cenicienta es una princesa clásica en un sentido un poco peyorativo: Antes, el prototipo de princesa era el de una damisela en apuros que esperaba ser rescatada por su héroe salvador. Pero Cenicienta no hace demasiado hincapié en el amor como remedio de sus males; lo menciona en su canción, pero de manera fugaz, casi anecdótica. En realidad, parece más interesada en alcanzar una felicidad más global, algo con lo que en el momento en que empieza su historia sólo puede soñar. Y a mí esto no me parece machista en absoluto.



Bella (La Bella y la Bestia, 1991)

Uno de los cuentos más hermosos adaptados por Disney ha sido La Bella y la Bestia. La tierna historia de una muchacha que se ve obligada a vivir con un monstruo que, sin embargo, la trata bien y se muestra solícito con ella. El tiempo y diversos acercamientos harán que surja el amor entre ellos, y es precisamente el amor de Bella el que salva a la Bestia de la maldición que una hechicera había lanzado sobre él como castigo por su despotismo, haciéndole recuperar el aspecto humano que tenía antes.

Ante este panorama, las feminazis más extremistas ya se estarán frotando las manos ante la premisa de la historia: Cielo santo, una chica que se enamora de una bestia, que no es más que un hombre que la insulta y la trata fatal. Fijo que nos están vendiendo la falsa idea de que el amor puede cambiar a una persona, y todos sabemos que esa es la semilla de los malos tratos, el germen de la violencia machista y patriarcal. ¡Qué mal ejemplo les está dando esta princesa a las niñas, que serán víctimas de hombres violentos que las convertirán en sus felpudos!

¿En serio se puede llegar a esa conclusión? Viendo la actitud de Bella, yo diría que no. De hecho, en ella se puede observar una evolución que no se ve en otras princesas Disney anteriores a ella. Si escuchamos la canción Madame Gastón, comprenderemos que la verdadera motivación de Bella tiene muy poco que ver con la figura de un hombre:




¿Ya se ha ido?
¿Os imagináis? ¡Me ha pedido que me case con él!
¡Yo, la mujer de ese palurdo estúpido!
Madame Gastón, qué cosas tiene.
Madame Gastón, yo su mujer.
¡Ni hablar! ¡Yo no! Lo garantizo.
El mundo entero quiero conocer.

Quiero vivir preciosas aventuras;
es mi esperanza y mi ilusión.
Y podérselas contar
a un amigo de verdad,
y que siempre sepa escuchar.


Quiero vivir preciosas aventuras; es mi esperanza y mi ilusión. He ahí el deseo más profundo de Bella. Como podemos ver, Bella no tiene interés alguno en enamorarse de un hombre que la rescate de la monotonía de su aldea. Es una joven muy inteligente y una ávida lectora, hábito que suscita la depredación de sus vecinos de la aldea, quienes la consideran rara y extravagante. Su visión de la vida la coloca en una posición bastante más elevada que la de otras princesas Disney, ya que sabe muy bien lo que quiere y no tiene problema alguno en dejar clara su postura, como se puede ver en sus múltiples negativas a los requerimientos de Gastón y a su intransigencia ante los gritos de Bestia.

Me resulta muy extraño que haya gente que meta a Bella en el saco de las princesas políticamente incorrectas, porque me parece que le están dando mil vueltas a una idea preconcebida que en ningún momento se deja entrever en la película. Bella es una joven decidida y aventurera que experimenta una curiosa dicotomía: Cuando vive en su aburrida aldea, se siente encerrada y ansiosa por salir y probar la libertad; en cambio, cuando se ve obligada a permanecer en el castillo de Bestia, descubre que tiene una gran libertad de movimientos y que puede hacer lo que quiera sin sufrir la censura de nadie. Saber que es una prisionera no le hace perder su personalidad, ya que no se vuelve sumisa ante su captor; todo lo contrario, pues no abandona su resolución y se arma de paciencia para hacer entrar en razón a la testaruda Bestia y hacerle ver que su comportamiento no es el más adecuado. Y es así, a fuerza de razonar, como consigue despertar al hombre gentil y bueno que hay en el príncipe Bestia, hasta el punto de que su amor por él le devolverá su aspecto original.



Mulan (Mulan, 1998)

La historia de Mulan es una de las más interesantes y originales de todas las que han visto la luz en la factoría Disney, aunque me temo que su adaptación a la gran pantalla no gozó de todo el éxito que merecía. Basada en una antigua leyenda china, nos cuenta la historia de Mulan, una jovencita a la que le gustaría honrar a su familia aprendiendo a comportarse como se supone que debería hacerlo una buena esposa china. Sin embargo, una vida hogareña dedicada a su esposo y a sus hijos no es lo que el destino le depara a Mulan, sino algo mucho más importante y arriesgado: enrolarse en las filas del ejército chino. ¿Y cómo ha llegado una muchacha a ser soldado del ejército? Pues haciéndose pasar por chico para sustituir a su anciano padre, que había sido llamado a filas. Para protegerle y salvar el honor de su familia, Mulan se enfrenta a una muerte casi segura ya que, si no muere en la guerra, podría ser condenada a muerte si se llega a descubrir que es una mujer.

Mulan es el sueño de cualquier feminista. La historia de la jovencita que no encaja en los clásicos estereotipos de mujer abnegada, futura madre y esposa, pero que llega a ser conocida y elogiada por toda una nación por haber contribuido a su salvación es realmente inspiradora. ¡Por fin una princesa Disney se niega a asumir el rol que la sociedad le impone y se lanza a luchar! Y no para seguir a un hombre o para ganarse su amor, sino para proteger a su padre y salvar el honor de su familia. Si queréis mi opinión, Mulan es el mejor ejemplo a seguir entre las princesas Disney.

Pero, a pesar del valor que caracteriza a Mulan, la presión a la que está sometida por parte de su entorno para convertirse en la típica esposa china es tan grande que la lleva a plantearse dudas acerca de quién es ella en realidad, como canta en esta preciosa canción:




Lo sé bien.
No seré jamás una esposa más
o una buena hija.
Ya temí
no saber cumplir su plan.
Donde voy llevo la inquietud.
Si yo misma soy,
mis mayores sufrirán.

¿Quién es la chica que veo aquí, tras de mí?
Guarda el mal reflejo de alguien que no soy.
¿Qué tengo que intentar?
¿Cuánto habrá que ocultar?
Es la imagen que alguien vio,
no es la realidad.
¿Cuándo más reflejo yo toda la verdad?


El dilema al que se enfrenta Mulan es real como la vida misma, y estoy segura de que más de uno ha intentado responderse a las mismas preguntas que se hace la chica. ¿Cuántos de nosotros nos hemos planteado dudas acerca de quiénes somos en realidad? ¿Cuántas veces hemos intentado convertirnos en otra persona para responder a las expectativas de los demás? Mulan no es tan distinta de otras muchachas de su edad. Tiene miedo de ser ella misma porque cree que hará sufrir a sus padres y avergonzar a sus ancestros. Se siente rara, pues sabe que es distinta a las otras chicas de su edad. Sin embargo, cuando canta es la imagen que alguien vio, no es la realidad, nos damos cuenta de que Mulan sabe que no puede evitar ser como es, que la sociedad está intentando transformarla en una persona distinta a la que es. Y, a pesar de todo, se culpa por ser motivo de vergüenza para sus padres, aunque estos la adoran con todo su corazón.

Para ser una de las princesas Disney más feministas de toda la factoría, llama la atención la poca popularidad que ha tenido Mulan entre el público infantil femenino. Puede que tenga que ver con el hecho de que Mulan está disfrazada de chico durante tres cuartas partes de la película, lo que quizá haya apagado un poco el entusiasmo de las niñas por este personaje. De hecho, en la mayoría de las ilustraciones actuales de Mulan, los dibujantes la caracterizan como una muchacha vestida y maquillada a la manera china, toda delicadeza y dulzura, obviando sus comportamientos un tanto rudos. Es como si eliminar lo más característico de Mulan, que es su valor para disfrazarse de hombre y luchar en el ejército en nombre de su padre, la haya hecho merecedora de ser una princesa Disney. Así pues, en este caso no hablamos de una princesa machista, sino de una chica incomprendida por la sociedad que la rodea a la que se ilustra convertida en la damita que ella siempre renegó ser.


Rapunzel (Enredados, 2010)

La película Enredados marcó un nuevo hito en la historia de la factoría, ya que supuso la perfecta combinación entre la animación digital más moderna y las historias clásicas al más puro estilo Disney. La historia de Rapunzel supo encandilar a niños y adultos por igual, y si no obtuvo una mayor repercusión se debe, sin duda, a la relativamente escasa publicidad que se le dio en su día. De haber tenido una campaña de marketing más intensa, estoy convencida de que Enredados habría tenido mucha más fama entre el público infantil.

Hablo de la historia de Rapunzel, pero es necesario aclarar que los personajes contribuyen en gran medida a incrementar la calidad de la película. De entre todos ellos, voy a centrarme en la protagonista, Rapunzel, una hermosa princesa que ha sido secuestrada siendo tan sólo un bebé por la malvada y vanidosa Madre Gothel, quien conoce el poder de vida y regeneración que posee el largo y antinatural cabello de Rapunzel. Sabiendo que la están buscando y que podría perder la capacidad de ser eternamente joven si Rapunzel decide irse, Gothel se refugia en una torre y mantiene encerrada a Rapunzel, a la que advierte acerca de no salir nunca de allí para que no le hagan daño.

Rapunzel es una chica obediente, y durante años obedece a su madrastra y se queda encerrada en la torre, sin atreverse a salir. Pero con el tiempo se da cuenta de que la torre, su mundo, se le ha quedado pequeña y que ansía probar la libertad. La canción que canta al principio de la película, mientras juega con Pascal, es una buena prueba de sus sentimientos:




Ya son las siete, hay que ponerse en marcha.
Con las tareas ya tengo que empezar.
Hay que limpiar a fondo toda la casa.
Terminé, ¿y qué hago yo hasta mañana otra vez?

Un libro ahora leeré, o tal vez dos o tres.
Y pintaré algo nuevo en mi gran pared.
Tocar, luego tejer y después cocinar.
¿Cuándo mi vida va a comenzar?

Luego haré puzles, tirar dardos y galletas.
Papel maché, ballet y algo de ajedrez.
Alfarería, teatro y hacer velas.
Estirar, dibujar, escalar, diseñar.

Más libros releeré, y el rato pasaré.
De nuevo buscaré algún hueco en la pared.
Después cepillaré y más cepillaré,
encerrada en el mismo lugar.

Y me pregunto, pregunto, pregunto,
mi vida, ¿cuándo va a comenzar?

Mañana al fin las luces veré,
y en cada cumpleaños las vuelvo a ver.
¿A dónde van? Allí quiero ir.
Quizás hoy madre me permita al fin salir...


Como podéis ver, la mayor parte de la letra no hace sino contarnos la rutina diaria de Rapunzel. Después de limpiar la torre de arriba abajo, tiene tanto tiempo libre que necesita ocuparlo de cualquier manera: pintando en las paredes, horneando pasteles, haciendo manualidades, leyendo una y otra vez los mismos libros... Pero aunque nos parezca que al principio Rapunzel está contenta, no tardamos en darnos cuenta de que en realidad ansía vivir algo distinto. Y su mayor deseo se expresa al final de la canción, cuando menciona los farolillos que iluminan el cielo todos los años durante su cumpleaños. Rapunzel no sabe que esos farolillos son lanzados en su honor, pero siente la extraña necesidad de dejar su torre para ir a verlos, aunque sólo sea una vez. Aunque para ello tenga que engañar a la que considera su madre.

Las ansias de libertad de Rapunzel se hacen más grandes cuando conoce por casualidad a Flynn Ryder, un ladrón de poca monta que accede a acompañarla a la capital del reino para que vea los farolillos, siempre y cuando ella le devuelva la valiosa tiara de joyas que ha robado. La emoción que siente Rapunzel cuando salta por la ventana utilizando su cabello como cuerda y toca la hierba por primera vez es realmente increíble, como se puede escuchar en este reprise de la anterior canción:




Mira qué cerca está, ya estoy casi a punto.
Mira qué grande es, no sé si podré.
Sólo un pasito más, tengo que intentarlo.
¿Qué hago? No. Allá voy.

La hierba puedo oler, como siempre soñé.
Puedo sentir la brisa; tras ella correré.
Al fin me siento libre por primera vez.
Puedo ir paseando, corriendo,
bailando, saltando,
botando, brincando,
volando, gritando,
mi pecho estallando
y por fin sintiendo:

¡Mi vida empieza aquí!


En la continuación de la primera canción de Rapunzel podemos ver que la princesa experimenta un amplio abanico de emociones. Siente miedo ante la amenaza que supone para ella el mundo exterior, pero, con todo, está ansiosa por probar la libertad. Y cuando por fin la degusta, tocando la hierba, sintiendo el agua y corriendo con el viento, Rapunzel empieza a soltarse y a dejarse llevar por esa maravillosa sensación. Toda su vida ha sido una prisionera sin saberlo, y sólo al probar la libertad se da cuenta de cuántas cosas se ha perdido. Como ella misma declama al final de su canción: ¡Mi vida empieza aquí!

¿Y qué tendría que ver Rapunzel con el machismo? Pues poca cosa, en mi opinión. Al principio, yo era de las que opinaba que Rapunzel sí representaba un modelo machista de mujer por el hecho de que su arma es una sartén. Sin embargo, si tenemos en cuenta que no es una princesa guerrera ni sabe utilizar un arma, lo lógico es que recurra a un objeto cotidiano y fácil de manejar para defenderse. ¿Y qué objeto más cotidiano para ella que una sartén? Pero aparte de eso, no se le puede achacar ni un ápice de machismo a Rapunzel. Ella no escapa de la torre para convertirse en el premio de un hombre que ha quedado prendado de su belleza y dulzura, sino que huye para cubrir su necesidad de libertad, de explorar el mundo que la rodea. Flynn simplemente es su catalizador; él es su oportunidad para escapar de la torre para ir a la capital a ver cómo lanzan los farolillos al cielo, su mayor deseo en la vida. Un deseo muy simple pero cargado de un gran significado para Rapunzel.


¡Y hasta aquí por hoy! Espero que os haya gustado esta entrada y que os animéis a comentar si tenéis alguna aportación que quisierais hacer. Y, por supuesto, os recuerdo que podéis saber más cosas de las cinco princesas Disney restantes si visitáis el blog de Estelwen, llamado La Luz de Valinor. Estoy muy contenta por haber hecho esta colaboración, me lo he pasado muy bien y me gustaría volver a hacer un proyecto juntas en el futuro si ella quiere ^^*.

¡Hasta pronto!

lunes, 1 de agosto de 2016

El Signo del mes: Leo


¡Hola a todos!

¿Cómo estáis pasando el verano? Aquí, en tierras norteñas, parece que el sol se está haciendo de rogar, pues en lo que va de verano creo que sólo ha asomado la cara un par de veces. Menos mal que hace un poco de calorcito, porque si no esto parecería otoño, ^^U

Agosto es un mes un tanto extraño. Es el mes en el que parece que todo el mundo cierra las maletas y se va de vacaciones durante varios días. Sí, ha llegado el momento de tomarse unas merecidas vacaciones en algún lugar tranquilo y paradisíaco, o tal vez en una tierra que destaque por poseer una historia y una cultura dignas de ser vistas o reestudiadas. Es una pena que yo no pueda tener vacaciones, ya que actualmente estoy trabajando. Pero no os preocupéis por mí, que estoy muy contenta y con ganas de fundirme el primer sueldo en algo muy friki o muy loco. ¿Qué será, será?

Agosto es también la época en la que se empiezan a hacer planes para el inminente otoño. Septiembre siempre marca un antes y un después en nuestras vidas, porque salimos del estado de somnolencia del verano y nos metemos de lleno en el ajetreo del nuevo curso. Y si habéis leído uno de mis posts pasados, titulado Volaré, os daréis una idea de cuáles serán mis intenciones para este otoño. Espero que todo me vaya bien de aquí en adelante, porque tengo ganas de empezar una nueva etapa en mi vida.

¡Pero para eso todavía faltan muchos días! Todavía estamos en verano, y lo que toca para empezar bien el mes es presentaros al signo correspondiente. ¡Espero que tengáis unas estupendas vacaciones! Y, si no os vais de vacaciones a ningún lado, procurad disfrutar igualmente de lo que queda del verano, que seguro que os lo merecéis!



Leo




Símbolo zodiacal: León

Duración: Del 21 de julio al 20 de agosto

Elemento: Fuego

Planeta: Sol

Signo opuesto: Acuario


El mito de Heracles, uno de los más conocidos y divulgados en la Antigua Grecia, ha generado muchos pequeños mitos cuyas referencias todavía podemos reconocer a día de hoy, y el origen del signo de Leo nos lleva de nuevo a repasar las aventuras del gran héroe griego. Como castigo por haber matado a su mujer y a sus hijos en un arranque de locura, Heracles acudió al Oráculo de Delfos. Como penitencia por sus crímenes, la Sibila le dijo que tenía que llevar a cabo los diez trabajos (que después serían doce) que dispusiera Euristeo, su hermano, quien le envidiaba y deseaba su muerte. El primero de los trabajos que le mandó fue el de matar al León de Nemea, un despiadado león que aterrorizaba la región y del que se decía que tenía una piel tan gruesa que ningún arma podía atravesarla. Tras muchos y penosos esfuerzos, Heracles consiguió agarrar al animal por el cuello y estrangularle. A partir de entonces, el héroe utilizó la gruesa piel del león a modo de armadura para evitar que le hiriesen, pero Zeus elevó el alma del león a los cielos y le convirtió en una constelación para celebrar el triunfo de su hijo.

La Astrología dice que los nacidos bajo el signo de Leo son majestuosos, egocéntricos, generosos y de buen corazón. Tienen fama de ser muy protectores con los más débiles, sobre todo los niños. En opinión de los astrólogos, los Leo son tan vanidosos que sucumben fácilmente ante las alabanzas y se dejan persuadir por los halagos. Por otra parte, son creativos y apasionados. Poseen una enorme capacidad de organización y son líderes por naturaleza.

A los Leo les gustan las diversiones y pasárselo bien. Para ellos, la vida no tiene sentido a menos que se la aderece con un toque de elegancia y distinción. La vida nocturna, el juego y las fiestas forman parte del medio donde se sienten más cómodos, y además muestran cierta tendencia a la ostentación. Los Leo piensan que se merecen lo mejor, y esta convicción a menudo les lleva a conquistar cosas buenas. Les gusta hacer grandes planes y, aunque fracasen, saben ver el lado positivo de las cosas; por otra parte, esta actitud les lleva a pecar de falta de realismo en muchas ocasiones.

Entre las profesiones relacionadas con el signo de Leo están el espectáculo, las artes, la belleza, la cosmética, la inversión especulativa y el juego. Algunas celebridades nacidas bajo el signo de Leo fueron Napoleón Bonaparte, la princesa Margarita de Inglaterra, Mae West, Salvador Allende, Simón Bolívar, Emiliano Zapata, Alfred Hitchcock y Benito Mussolini.