viernes, 22 de abril de 2016

Tortura y castigos en la Historia


¡Hola a todos!

No cabe duda de que el ser humano ha experimentado grandes avances a lo largo de la Historia. Si alguien le hubiese dicho a un hombre de la Prehistoria que sus semejantes podrían llegar a pisar la luna en el futuro, nunca lo habría creído. Y con razón. A día de hoy, el ser humano puede presumir de haber llevado a cabo proezas que antiguamente serían imposibles: Ha descubierto la cura de muchas enfermedades que antes eran mortales, ha recorrido el mundo de punta a punta para descubrir nuevas tierras y civilizaciones, ha desarrollado diversas corrientes de pensamiento crítico y filosófico, ha creado códigos legislativos cada vez más concienciados con los derechos humanos y hasta ha llegado a atisbar una pequeña parte de la inmensidad del universo.

El ser humano ha conseguido enseñorearse del mundo que pisa. Ha sabido utilizar esa herramienta prodigiosa que es su cerebro, perfeccionado tras miles de años de evolución, para adaptar el medio ambiente a sus necesidades y crear nuevos avances que han hecho su vida más fácil y confortable. Pero ese mismo ingenio también ha sido el germen de incontables barbaries, abominaciones que han cubierto de oprobio al género humano por su crueldad. El ser humano ha hecho cosas buenas, es cierto; pero también es verdad que ha usado su ingenio para provocar el mal y dañar a sus semejantes. Hablemos de brutalidad. Hablemos de dolor. Hablemos de la tortura.

La tortura hoy nos parece una práctica bárbara e inaceptable en cualquier país que se jacte de ser civilizado. Pero antiguamente la tortura era legal y políticamente correcta. Además, a pesar de la mala fama de la Edad Media en la creación e impulso de multitud de instrumentos de tortura, hay que tener en cuenta que el tormento no fue inventado en esa época, sino que ya se venía practicando desde hacía muchos siglos; de hecho, muchos de los instrumentos de tortura que se atribuyen al medievo tienen su origen en épocas anteriores, aunque con el tiempo fueron modificados para mejorar su eficiencia a la hora de provocar tormento a la víctima.

Al igual que hoy en día sucede con los interrogatorios, la tortura era un instrumento utilizado para aplicar justicia. Se ejercía principalmente para obligar al reo a confesar, para castigar a alguien por un delito y para ejecutar al infeliz acusado. Y aunque es cierto que la Inquisición se valió de la tortura para sonsacar confesiones acerca de herejía y brujería, hay que aclarar que la tortura se utilizaba en cualquier proceso; es decir, que no hacía falta ser sospechoso de herejía para recibir tormento, pues bastaba con que alguien acusara a otra persona de haberle robado una gallina para que a éste se le aplicara algún método de tortura. Además, dentro de lo terrible que ya es de por sí la tortura, hay que decir que la Iglesia mostró cierta misericordia, ya que los inquisidores procuraban no derramar sangre ni mutilar a los reos.

Veamos entonces algunos de los métodos de tortura más famosos de la Historia:



1. El toro de Falaris



El toro de bronce o toro de Falaris es uno de los instrumentos de tortura medieval más conocidos tanto por su peculiar forma como por su terrible funcionamiento. Recibe su nombre de Falaris, tirano de Acragas (Sicilia, siglo VI a.C.), conocido entre otras cosas por su excesiva crueldad. Aunque no se sabe con certeza si fue este tirano el que impulsó su creación, no se puede descartar como pura invención, ya que el uso de este toro ha quedado testimoniado en las fuentes.

El dispositivo tenía un funcionamiento muy simple. Consistía en una escultura de bronce con forma de toro que estaba hueca por dentro. Se metía a la víctima a través de un hueco practicado en el abdomen del toro y se le dejaba encerrado dentro. A continuación, se colocaba el toro encima de una intensa hoguera que quemaba viva a la víctima. Los alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo parecer que la figura mugía. La leyenda cuenta que Falaris obligó a Perilo a diseñar este aparato de tortura quien, al igual que le había sucedido a Dédalo, se convirtió en la primera víctima de su propio invento.



2. El potro



Este instrumento de tortura se ha hecho muy popular por haber sido uno de los más empleados por la Inquisición para sus terribles interrogatorios, sobre todo a partir del siglo XVI. El potro era un método de tortura en el que el acusado era atado de pies y manos a una superficie lisa conectada a un torno o potro. Al girar, el torno tiraba de las extremidades en sentidos diferentes, llegando a dislocarlas y hasta a desmembrar a la víctima.

No obstante, el potro utilizado por la Inquisición fue diferente, ya que consistía en atar al reo a un bastidor o banqueta con cuerdas pasadas por todo el cuerpo y las extremidades; el verdugo era el que se encargaba de apretar las cuerdas desde los extremos. Con cada vuelta, las cuerdas mordían la carne y la atravesaban. Para agravar el dolor, era común utilizar cuerdas de esparto que se humedecían durante el suplicio, ya que se encogían con el agua y hacían heridas más graves.



3. La cuna de Judas



Utilizado en Europa en tiempos de la Inquisición, este espantoso instrumento de tortura creado por el jurista boloñés Ippolito Marsili fue conocido con diferentes nombres en varios países. El más común le pone el nombre del apóstol traidor a Jesucristo: Cuna de Judas o Silla de Judas. Sin embargo, también se le conocía por el nombre de el Vigía, pues el condenado era colgado de tal manera que, si se dormía y relajaba el cuerpo, caía sobre la punta del instrumento.

El funcionamiento de la cuna de Judas era muy sencillo a la par que horripilante. El preso era atado e izado por las muñecas. Una vez estaba elevado, se le dejaba caer sobre la pirámide del instrumento haciendo que, con su propio peso, se clavaba la punta de la misma en el ano o en la vagina. Esta maniobra se realizaba varias veces hasta que el reo confesaba.



4. La doncella de hierro



Uno de los instrumentos de tortura más conocidos por todos, a cuya popularidad contribuyó Bram Stoker al escribir una historia corta sobre ella titulada The Iron Maiden (1893). No parece que su uso estuviese muy extendido durante la Edad Media, pero sí se utilizó mucho a partir del siglo XVIII.

La doncella de hierro consiste en un armazón formado por dos puertas que le daban la apariencia de un ataúd. En la parte superior se le tallaba una cara de mujer, que es la que le da nombre al instrumento. Por fuera, la doncella de hierro parecía totalmente inofensiva, pero la verdadera tortura aguardaba al reo en su interior. En el interior de la doncella había docenas de clavos punzantes y oxidados que se podían cambiar de lugar y que tenían la peculiaridad de que estaban situados en lugares estratégicos, esquivando los órganos vitales. En cuanto la víctima era introducida en la doncella, los clavos se le ensartaban en la carne y la desangraban lentamente.



5. La rueda



A primera vista, la rueda no parece ser un instrumento pensado para atormentar a nadie, pues su forma no es diferente de la de cualquier rueda que hayamos podido ver en un carromato. Sin embargo, su inocente aspecto ocultaba uno de los peores suplicios jamás inventados por el hombre, llegando a ser la muerte de muchas personas acusadas de traición y homicidio.

La primera parte de la tortura consistía en atar firmemente al reo en un banco o en una cruz, tras lo cual el verdugo procedía a triturar, mediante una barra de hierro, todos los huesos y articulaciones del condenado. No se le golpeaba la cabeza, pues no se pretendía que el reo muriera; el objetivo era que las extremidades pudiesen ser dobladas y dislocadas por numerosos sitios. Tras esto, el condenado era depositado en una rueda de carro, donde se le colocaba de una forma antinatural, con los tobillos tocando la cabeza y los brazos recorriendo todo el perímetro de la circunferencia. Al final, se enganchaba la rueda en un eje que se clavaba en el suelo, quedando la rueda en posición horizontal con el condenado sobre ella.



6. La pera de la angustia



Por si el nombre no os da una pista, tan sólo decir que este ha sido uno de los peores instrumentos de tortura jamás creados. La pera de la angustia era un dispositivo mecánico pensado para martirizar a los homosexuales, a los herejes y a las brujas. Consistía en un conjunto de cuatro hojas de metal moldeadas para darle al instrumento la forma de una pera. En su interior había una manivela y un sistema mecánico que permitía extender y contraer las hojas a voluntad.

El manejo de la pera de la angustia era el siguiente: El artefacto era introducido en el ano (homosexuales), la boca (herejes) o la vagina (brujas) y, una vez dentro, se hacía girar la manivela para extender las hojas de metal y estirar la zona hasta desgarrarla por completo. Al parecer, no era frecuente que la víctima muriese por este tormento, pero es fácil imaginar el dolor que semejante tortura provocaría en el reo.



7. El aplastacabezas



Existe la creencia de que este instrumento de tortura fue utilizado por la Inquisición durante sus interrogatorios, pero las primeras menciones de este aparato datan del siglo XV y tenemos que buscar su origen en Alemania, ya que el aplastacabezas se utilizaba en los tribunales contra los enemigos de los príncipes electores. El mismo principio físico del aplastacabezas era aplicado a otras máquinas para aplastar los pulgares y las rodillas, aunque la utilización del aplastacabezas solía acarrear la muerte del reo que tenía la desgracia de sufrirlo.

Como su propio nombre indica, este instrumento estaba pensado para reventar los huesos del cráneo. La barbilla de la víctima se colocaba en la barra inferior del instrumento y el casquete era empujado hacia abajo cuando se hacía girar la manivela. Los efectos del proceso son evidentes. Primero se destrozan los alvéolos dentarios, después las mandíbulas y, finalmente, el cerebro se escurría por las cavidades de los ojos y entre los fragmentos del cráneo.


8. Las ratas



Utilizar animales para la tortura era una práctica muy habitual en la Edad Media. La observación del comportamiento de determinados animales se usaba para fines tan malvados como la aplicación del tormento. Por ejemplo, era habitual utilizar cabras para torturar a alguien, pues al embadurnar de sal los pies de la víctima, la cabra no podía resistirse a lamer y masticar los dedos de los pies hasta dejarlos en carne viva. Pero, sin lugar a dudas, una de las torturas más refinadas y preferidas del medievo (y que también se aplicaba en la antigua China) era la que incluía ratas.

El tormento consistía en colocar una rata sobre el abdomen del prisionero, encerrada en una jaula que estaba abierta por abajo. Lo que el verdugo hacía era tomar una antorcha y hacer rabiar al animal, de modo que éste, desesperado, buscaba una salida y abría a mordiscos un orificio en las tripas del condenado. En ocasiones, este tormento era llevado a tal extremo que la rata salía por el otro lado del cuerpo de la víctima.



9. El garrote vil



El garrote vil es un método de tortura bastante conocido y con el que en España estamos bastante familiarizados, ya que se utilizaba para aplicar la pena capital y estuvo vigente legalmente desde 1820 hasta 1978, año en el que fue promulgada la Constitución Española y que abolía totalmente la pena de muerte. También se utilizó durante la conquista española, especialmente en las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

El mecanismo del garrote vil consistía en un collar de hierro atravesado por un tornillo acabado en una bola que, al hacerlo girar, causaba a la víctima la rotura del cuello. La muerte del reo se producía por la dislocación de las cervicales. Sin embargo, y dependiendo de la fuerza física del verdugo y la resistencia del cuello del condenado, el tormento podía ser más o menos largo. Si la lesión producida aplastaba el bulbo raquídeo, se producía un coma cerebral y la muerte era casi instantánea. Pero se han dado muchos casos de reos que morían por estrangulamiento.


10. El desgarrador de senos



La Inquisición utilizó en muchas ocasiones este espeluznante instrumento para sonsacar la verdad a sus víctimas, aunque ya se había utilizado durante la época del Imperio romano. Sin embargo, su uso más frecuente fue en ciertas regiones de Francia y Alemania, donde se prolongó hasta el siglo XVIII.

El desgarrador de senos consistía en una especie de tenaza rematada en cuatro puntas afiladas que se empleaban para desgarrar los senos de la víctima. Se podía aplicar en frío o después de haberlo puesto al rojo vivo, pero el resultado era siempre el mismo y el dolor, además, indescriptible. Este tormento se le aplicaba a las mujeres acusadas de los delitos de blasfemia, herejía, adulterio, aborto provocado, actos libidinosos y magia blanca erótica.

lunes, 18 de abril de 2016

Romance del Conde Olinos


Madrugaba el conde Olinos
mañanita de San Juan,
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar.

Mientras su caballo bebe
canta un hermoso cantar;
las aves que iban volando
se paraban a escuchar;

Caminante que camina
detiene su caminar,
navegante que navega
la nave vuelve hacia allá.

-Bebe, mi caballo, bebe.
Dios te me libre del mal,
de los vientos de la tierra
y de las furias del mar.

Desde las torres más altas
la reina le oyó cantar:
-Mira, hija, cómo canta
la sirena de la mar.

-No es la sirenita, madre,
que esa tiene otro cantar;
es la voz del conde Olinos
que por mí penando está.

-Si es la voz del conde Olinos
yo le mandaré matar,
que para casar contigo
le falta la sangre real.

-¡No le mande matar, madre;
no le mande usted matar,
que si mata al conde Olinos
a mí la muerte me da!

Guardias mandaba la reina
al conde Olinos buscar.
-¡Que lo maten a lanzadas
y echen su cuerpo a la mar!

La infantina, con gran pena,
no cesaba de llorar.
Él murió a la media noche
y ella a los gallos cantar.

A ella, como hija de reyes,
la entierran en el altar;
a él, como hijo de condes,
unos pasos más atrás.

De ella nace un rosal blanco,
de él, un espino albar.
Crece uno, crece el otro,
los dos se van a juntar.

La reina, llena de envidia,
ambos los mandó cortar;
el galán que los cortaba
no cesaba de llorar.

De ella nacería una garza;
de él, un fuerte gavilán.
Juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan par a par.


Romance del Conde Olinos (Anónimo)

viernes, 8 de abril de 2016

Amores trágicos de la Historia


El amor nunca muere. Eso dicen los códigos del amor, los poetas románticos y los seductores empedernidos, pero muchas veces esto no es cierto. En ocasiones, el amor aparece en la vida de dos personas y les otorga una felicidad tan grande que asusta, que da miedo, pues tendemos a creer que no merecemos sentir tanta felicidad al lado de otra persona. Y qué terrible es cuando por culpa de la fatalidad o de la maldad de otros, esa felicidad se ve truncada con la muerte de aquella persona que más amamos.

Las crónicas nos han dejado para la posteridad muchas historias de amor, unas felices y otras trágicas. Llama la atención, no obstante, que sean las historias tristes las que hayan tenido un mayor arraigo en la memoria popular. Historias de separaciones forzosas, de familias enfrentadas y de venganzas terribles que, no obstante, no han conseguido manchar el recuerdo del amor de aquellos que tuvieron que sufrir la inquina de los que se oponían a su relación.

Hoy os voy a hablar un poco de tres parejas en las que el amor y la desgracia aparecieron cogidos de la mano en sus vidas. Desde luego, hay más parejas en la Historia que han vivido amores semejantes, e incluso en otros artículos míos encontraréis algo sobre ellas. Pero estas tres son las que a mí siempre me han llamado más la atención por lo trágico de sus finales.



Alfonso XII de Borbón y María de las Mercedes de Orleáns





"¿Dónde vas, Alfonso XII? 
¿Dónde vas, triste de ti? 
Voy en busca de Mercedes, 
que ayer tarde no la vi". 

Comienza así una famosa canción que habla de una de las historias de amor más famosas y trágicas de la realeza española. Su breve romance fue como un cuento que acaba mal, un cuento en el que el hermoso final "y vivieron felices y comieron perdices" no se cumplió y terminó de la manera más triste.

Alfonso de Borbón era hijo de la reina Isabel II y, oficialmente, de su esposo don Francisco de Asís de Borbón; sin embargo, parece ser que la paternidad del futuro rey de España habría que atribuírsela al capitán de ingenieros Enrique Puigmoltó, apuesto militar perteneciente a una familia de la aristocracia valenciana y cuyos amoríos con la reina fueron bien conocidos. Por otra parte, María de las Mercedes era hija de la infanta Luisa Fernanda, hermana de la reina Isabel II, y de Antonio de Orleáns, Duque de Montpensier. Es decir, que los tiernos enamorados eran primos hermanos.

Alfonso y María de las Mercedes se conocieron en 1872, a una edad muy temprana. Él tenía unos quince años y acababa de trasladarse a Viena, donde había empezado sus estudios; ella, en cambio, era una alegre y risueña niña de doce años con un encanto tal que era muy querida por todos los que la conocían. Sin embargo, a pesar de su juventud, los dos sintieron una atracción mutua que habría de resistir incluso la forzosa separación, pues aún tendrían que pasar algunos años de distancia y conflictos familiares hasta que por fin se unieron en matrimonio.

En 1874 se produjo la Restauración monárquica en España en la persona de Alfonso XII. Nombrado rey, no tardó en iniciar los trámites necesarios para llevar al altar a su novia y prometida María de las Mercedes. Pero la reina Isabel II se oponía al enlace, ya que creía que ese matrimonio favorecería los proyectos políticos de su cuñado y enemigo, el Duque de Montpensier, quien había conspirado contra el trono e incluso había propiciado que la enviaran al exilio. A tal extremo llegó su oposición que la reina no acudió a la boda de su hijo, que se celebró en 1878.

María de las Mercedes se convirtió en una de las reinas más amadas de la historia de España, y no sólo por su marido sino también por el pueblo. Sin embargo, la felicidad de los cónyuges duró muy poco tiempo. Cinco meses después del enlace, María de las Mercedes empezó a mostrar signos de debilidad. Al principio se creyó que podría tratarse de un embarazo, pero el penoso estado de la reina hizo pensar que tal vez había abortado y no se había repuesto de tan terrible trastorno. Sin embargo, pronto se supo que no era un aborto, sino el tifus, el que había minado sin remedio la salud de la joven reina, que falleció a los dieciocho años.

Alfonso XII quedó completamente desolado tras la muerte de su amada esposa. Se refugió en el segoviano palacio de Riofrío mientras los restos de María de las Mercedes permanecían en una capilla en El Escorial, pues al no haber tenido descendencia no podía ser enterrada en el panteón real. Años después, en el 2000, sus restos fueron trasladados a la Catedral de la Almudena.

Su tumba reza: MARIA DE LAS MERCEDES DE ALFONSO XII LA DULCISIMA ESPOSA



Francisco I de Médici y Bianca Cappello





Francisco de Médici fue el hijo mayor de Cosme I de Médici, gran duque de la Toscana, y de su esposa Leonor Álvarez de Toledo, hija del virrey de Nápoles Pedro Álvarez de Toledo y Zúñiga. Aunque su educación tenía como objetivo prepararle para suceder a su padre como gran duque, lo cierto es que Francisco tenía más interés en las ciencias que en la política; inició la construcción de un estudio de cuadros y oficios en el interior del Palazzo Vecchio, lugar que llenó con sus obras de arte preferidas. También amplió y embelleció la Villa Médici a fin de guardar allí su espléndida colección de esculturas clásicas.

Su devoción por el arte, la investigación, la alquimia y la arquitectura traía de cabeza a su familia, sobre todo a su hermano, el cardenal Fernando de Médici, quien no cesaba de sermonear a su hermano mayor acerca de su falta de interés por los asuntos políticos y, en especial, la prosperidad de su familia. Fue precisamente para favorecer los intereses de la familia Médici que Francisco se vio obligado a casarse en 1565 con Juana de Habsburgo-Jagellón, por quien Francisco no sentía el menor afecto. Sin embargo, un día mientras paseaba, Francisco descubrió a una joven asomada a una de las ventanas de la casa de los Bonaventuri, y nada más verla se enamoró de ella. Esta joven era la hermosa Bianca Cappello.

Bianca Cappello pertenecía a una noble familia veneciana. Con tan sólo quince años, se quedó prendada de Pietro Bonaventuri, un colaborador del banco de los Salviati, con quien se fugó en un arrebato  de pasión adolescente. Aunque sus padres nunca aprobaron su relación con Bonaventuri por considerarlo un mal partido para ella, el matrimonio al fin se llevó a cabo. Pero poco habría de durar la felicidad de Bianca, pues su reciente esposo no tardó en perder el interés y la pasión por ella. Frustrada, Bianca pasaba gran parte del día encerrada en la casa de sus suegros... hasta que conoció a Francisco de Médici.

La relación entre ambos fue motivo de rumores y cotilleos desde sus inicios. Francisco sedujo a Bianca sin escrúpulo alguno ante su mujer y el marido de Bianca, dándole todo tipo de regalos, joyas, vestidos y llegando incluso a exhibirla ante la corte ducal, acallando al marido cornudo con un puesto de empleado del Gran Ducado. Además, le ofreció a Bianca una residencia muy cerca del Palazzo Pitti, para poder visitarla siempre que quisiera.

El asunto empeoró cuando en 1572, Pietro Bonaventuri fue asesinado en misteriosas circunstancias. Aunque lo más probable era que tuviera enemigos que quisieran verle muerto, las sospechas recayeron sobre Francisco de Médici, pues sin duda era el más beneficiado por la extraña muerte del marido de su amante. Pero pronto habría de aparecer un nuevo imprevisto para Bianca Cappello: En 1577, Juana de Habsburgo le dio a su esposo un hijo varón, al que bautizaron con el nombre de Filippo. Sin embargo, este niño moriría muy pronto y todo volvería a ser como antes. Los Médici y, sobre todo, Juana de Habsburgo odiaban a Bianca Cappello y no paraban de divulgar todo tipo de rumores sobre ella para desacreditarla.

Pero el peor enemigo de la pareja era Fernando de Médici, el hermano menor de Francisco. Bianca sabía que, sin un heredero varón, si algo le pasara a Francisco, su hermano sería el nuevo gran duque y ella sería expulsada de la corte sin contemplaciones. Y la situación se hizo más grave cuando en 1578, tras la muerte de Juana de Habsburgo por un mal parto, Francisco de Médici se casó con Bianca Cappello.

La felicidad de los esposos no duró demasiado. En 1587, Bianca organizó un encuentro entre su esposo Francisco y su cuñado Fernando en la villa rústica de Poggio a Caiano, con la intención de que ambos hermanos hablaran y se reconciliaran tras un día de caza. Todo salió a pedir de boca, pues ya durante la cena se vieron señales de un acercamiento entre los hermanos. Sin embargo, Francisco empezó a sentirse mal y a sufrir fiebre acompañada de delirios. Y todavía más extraño fue que Bianca enfermara del mismo mal y que ambos murieran con apenas unas horas de diferencia tras once días de agonía. ¿Qué había ocurrido? Se cree que pudieron haber contraído malaria pero la virulencia con la que el mal se presentó hizo levantar sospechas acerca de un posible envenenamiento por arsénico.

Fuera lo que fuera, el caso es que aquel matrimonio quedó repentinamente truncado en el momento en que a Fernando de Médici más le convenía. Pocos días después del funeral de su hermano, Fernando abandonó el clero y fue nombrado Gran Duque de la Toscana.



Lucrecia Borgia y Alfonso de Aragón





El apellido Borgia es sinónimo de las peores facetas del ser humano. Pasaron a la historia como paradigma de la ambición, la traición, el asesinato, el veneno y el incesto; no se puede decir que todo esto fuese cierto, pero los Borgia dieron en su época motivos más que suficientes para generar todo tipo de habladurías y forjar una leyenda negra que les acompañaría a lo largo de los siglos. Bien es cierto que el Papa Alejandro VI y su hijo César Borgia fueron unos conspiradores y asesinos natos, pero gran parte de los delitos de los que fueron culpables mancharon también el nombre de la única mujer de la familia y que muy probablemente fuese inocente de los crímenes que se le achacaron: Lucrecia Borgia.

La figura histórica de Lucrecia Borgia está teñida de prejuicios y tintes novelescos. Es muy poco lo que se conoce de ella, por lo que la veracidad de las historias más truculentas que la acusan de haber mantenido relaciones incestuosas con su padre y su hermano es más que dudosa, al igual que su participación en cuantiosos asesinatos y envenenamientos de rivales políticos de su familia. Lo cierto es que Lucrecia no fue muy distinta de otras mujeres de su época, que vivían sometidas a la autoridad del cabeza de familia y no tenían más opción que aceptar lo que otros dispusieran sobre ellas. Su padre concertó su primer matrimonio con Giovanni Sforza, cuando ella sólo tenía trece años. Cuando el panorama político cambió y la alianza con los Sforza dejó de tener sentido para los Borgia, Giovanni Sforza creyó que su vida peligraba, y si no murió asesinado fue gracias a Lucrecia, de quien se dice que le salvó la vida advirtiéndole de lo que tramaban su padre y su hermano a sus espaldas. Al ver que ya era imposible librarse de Giovanni, el Papa promulgó una bula por la que se reconocía que Lucrecia y Giovanni Sforza nunca habían compartido lecho porque él era impotente, motivo más que suficiente para que se pudieran divorciar.

Tras muchas discusiones diplomáticas, un día se le anunció a Lucrecia que debía volver a casarse. El candidato elegido era Alfonso de Aragón, Duque de Bisceglie e hijo ilegítimo del rey de Nápoles Alfonso II. Era otro matrimonio pactado, pero la reacción de Lucrecia al ver a Alfonso se ha descrito como ese milagroso e irresistible fenómeno conocido como "amor a primera vista". Alfonso era un joven muy apuesto y, además, era una persona noble como tal vez debió serlo Lucrecia. Las crónicas describieron su repentino amor con la palabra fulmen, que en latín significa "rayo". El matrimonio político dio un giro y pasó a convertirse en un matrimonio por amor, y el deleite que mostró la joven pareja respectivamente fue la comidilla de toda Roma. En seis meses, Lucrecia anunció que estaba embarazada pero, por desgracia, perdió el bebé tras una caída mientras daba un paseo. Sin embargo, no tardó en volver a quedarse embarazada y esta vez sí dio a luz felizmente a un niño: Rodrigo Borgia. La dicha de la joven pareja no parecía tener fin.

Pero un día, Lucrecia recibió noticias terribles de su padre. El Papa había arreglado un matrimonio para César Borgia con una princesa francesa, y esa alianza estaba en conflicto con la que se había efectuado con el matrimonio de ella y Alfonso. Los lazos con la familia de Nápoles ahora debían romperse. En el año 1500, después de cenar en sus aposentos, Alfonso salió a dar un paseo nocturno junto a algunos de sus hombres y sufrió un ataque brutal por lo que parecía ser un grupo de mendigos o peregrinos. Recibió cortes profundos alrededor del cuello y los hombros, y la ropa quedó bañada en su propia sangre. Su cuerpo agonizante fue trasladado al interior del Vaticano, con pocas esperanzas de que sobreviviera a aquella noche. Lucrecia se desmayó al verle.

Desde aquel momento, lo único que importó fue salvar la vida de Alfonso. Lucrecia se encargó de cuidarle personalmente y, en su ausencia, fue Sancha de Aragón, la hermana de Alfonso, quien le atendió. El Papa Alejandro VI dispuso que hubiese guardias apostados junto a la habitación del herido las veinticuatro horas del día. Poco a poco, Alfonso empezó a mostrar signos de recuperación. Pero seis semanas después del ataque, Lucrecia fue embaucada para que saliera de la habitación de Alfonso, momento que un sicario de César Borgia aprovechó para colarse en la habitación del príncipe y estrangularle.

El dolor de Lucrecia al conocer la noticia de la muerte de su esposo fue indescriptible, pero las exigencias de su familia la obligaron a escoger la sangre por encima del matrimonio y tolerar la tragedia lo mejor que supiera. Por desgracia para ella, mientras su padre y su hermano vivieran nunca sería más que un peón en sus manos. Fue utilizada una vez más para entablar una alianza con los D'Este de Ferrara por medio de un matrimonio con el hijo del duque, llamado también Alfonso, por quien nunca sintió el menor aprecio.


sábado, 2 de abril de 2016

El arte en los Simpson III


¡Hola a todos!

Pues seguimos recorriendo las salas de este particular museo de Los Simpson, con nuevos cuadros que seguramente habréis visto muchas veces en la serie (¡demos gracias por las reposiciones!), pero que a los que tal vez no les habéis prestado demasiada atención. Espero que esta nueva entrada os traiga a la memoria algunos de esos cuadros, y recordad que todavía tengo unos cuantos más esperando a ser analizados para después ser puestos aquí.

¡Espero que os guste!



28. Homenaje al cuadrado (Albers, 1949-76)

La pintura abstracta siempre trae mucha controversia, pues no suele ser muy bien aceptada por aquellos amantes del arte más clásico. Pero lo que no se le puede quitar al arte abstracto es la importancia que le otorga al estudio de las formas y del color, experimentando continuamente en busca de nuevas perspectivas. El pintor alemán Josef Albers fue uno de los que más favoreció el estudio de la composición, y siempre será recordado por sus rigurosas series conocidas como Homenaje al cuadrado, una colección de más de mil pinturas de la que he rescatado este lienzo.




Los homenajes que Albers rinde al cuadrado son todos bastante parecidos entre sí, variando tan sólo en los colores empleados. En el Museo Springsonian de Springfield se puede distinguir uno de esos cuadros del famoso artista alemán, muy similar al que os he puesto arriba.





29. Jack en el púlpito II (O'Keefe, 1930)

En 1930, la pintora Georgia O'Keefe pintó una serie de seis lienzos titulados Jack en el púlpito, cuyo tema central era la representación de una flor, un lirio. En este lienzo, el segundo de la serie, O'Keefe representa el lirio en su total floración, aunque los colores que utiliza no se parecen a los de la planta en la realidad. La artista simplifica la flor, dramatizando su superficie estriada. Las hojas verdes que rodean la flor forman un marco que, no obstante, le da un toque teatral, pues recuerdan al telón de un escenario. El pistilo de la flor destaca por su forma tubular, sus colores oscuros y por la posición que ocupa, lo que sugiere que es una parte muy importante para la artista. Esta obra está considerada como un paradigma del avance de O'Keefe hacia la simplificación modernista.




La versión simpsoniana de esta pintura la pudimos ver en el episodio titulado Las chicas sólo quieren sumar, en el que el colegio de primaria de Springfield quedaba dividido en dos partes, una para los niños y otra para las niñas. En la zona femenina, Lisa pudo disfrutar de esta obra de Georgia O'Keefe junto con las de otras pintoras.





30. Jarrón con margaritas y amapolas (Van Gogh, 1890)

No es esta una de las obras más conocidas de Van Gogh, sobre todo si la comparamos con sus famosas Noche Estrellada y El dormitorio en Arlés, mucho más conocidas por los aficionados al arte. Pero merece la pena echarle un vistazo teniendo en cuenta que esta fue una de las pocas obras que el artista vendió en vida. El estilo de Van Gogh es fácilmente reconocible en cada uno de los trazos de esta pintura, sobre todo en el uso de la luz y el color. Esta obra muestra una imagen decorativa que constituye toda una explosión de color, destacando por encima de todos el vibrante tono rojo de las amapolas.




No está claro que Los Simpson hayan homenajeado a Van Gogh en esta escena que os presento a continuación, pues podría no ser más que un cuadro normal y corriente creado por los dibujantes para decorar el salón del Club de Campo de Springfield. Pero algunos expertos en arte han sugerido que sí podría tratarse de una réplica de este cuadro de Van Gogh.





31. Jazz Cut-Outs (Matisse, 1947)

De entre las muchas corrientes que el arte abstracto dio a luz, la corriente fauvista fue una de las más coloridas y llamativas. Destaca en este campo el pintor Henri Matisse, a quien ni siquiera un cáncer abdominal le impidió seguir ejerciendo su arte, pues aunque en 1947 ya estaba muy enfermo creó la serie Jazz a partir de figuras que recortaba para hacer collages; esta serie también se conoce con el nombre de Cut-Outs. Matisse creó una serie de figuras danzantes utilizando papeles de vivos colores, entre ellas este Icarus que os presento aquí, uno de los collages más famosos de la colección y cuya forma y colorido nos remite al tema del circo, en el que Matisse se basó para crear esta curiosa obra.




La escuela primaria de Springfield experimentó una gran transformación artística cuando el edificio fue dividido por sexos, siendo la zona de las niñas la más favorecida por el toque del arte. Las paredes de los pasillos de la zona femenina fueron decorados al más puro estilo de Matisse, con murales que evocan el Icarus y otras obras del Jazz del artista francés.





32. La persistencia de la memoria (Dalí, 1931)

Conocido también como Los relojes blandos, este lienzo surrealista pintado por Salvador Dalí es uno de los cuadros más famosos del mundo y una de las piezas centrales del MoMA de Nueva York, donde se conserva desde 1934. En un paisaje formado tan sólo por unas rocas y el mar de fondo, se observa en primer plano un bloque marrón sobre el que se disponen dos relojes blandos y un árbol seco. Otro reloj blando pende de la rama del árbol y un cuarto se derrite sobre esa extraña figura central, de enorme nariz y largas pestañas y cuyo cuerpo se diluye en la oscuridad. Los relojes, como la memoria, se han reblandecido con el paso del tiempo.




Aunque existe una imagen de Los Simpson parodiando este cuadro de Dalí, considero que los mejores homenajes a esta obra se han hecho dentro de la serie de una forma más sutil. La primera de ellas la encontramos en esta imagen del Dependiente de la Tienda de Cómics, que porta dos libros de arte. El que lleva por título DALI tiene como portada una imagen de La persistencia de la memoria.




Otra imagen de este cuadro la tenemos detrás del gran circonio cúbico que el Ladrón Felino robó del museo de Springfield, donde se puede distinguir perfectamente el famoso cuadro de Dalí.





33. La estrella o Danza en el escenario (Degas, 1876-77)

Resulta curioso que una obra de arte tan bella y magnífica haya surgido de un momento de gran apuro económico del artista. Tras la muerte del padre de Degas, la situación económica familiar no era nada buena. Este mal momento le obligó a realizar un gran número de monotipos, una especie de grabados que se hacen pintando con óleo o tinta de impresión sobre una placa de cobre virgen, pues así trabajaba con mayor rapidez y podía aumentar sus ventas. La estrella es uno de aquellos monotipos más sorprendentes y famosos, al situar a la bailarina en el centro del escenario, ofreciéndonos una posición privilegiada al mostrar el punto de vista desde lo que podría ser un palco. Al fondo podemos observar los decorados del ballet y un hombre vestido de negro, posiblemente el protector de la bailarina que danza con delicadeza sobre el escenario. El hecho de que la cinta de la bailarina sea del mismo color que el traje del hombre parece reforzar esa idea. Destaca de la obra de Degas el magnífico estudio del juego de luces y la delicadeza que destila con esas pinceladas sueltas propias del Impresionismo.




Al igual que la obra anterior, tenemos una versión de este cuadro en uno de los libros que porta el Dependiente de la Tienda de Cómics, concretamente en la portada del que lleva por título DEGAS.





34. La Gran Odalisca (Ingres, 1814)

La reina de Nápoles, Carolina Bonaparte, encargó a Ingres esta obra para que hiciera pareja con otro desnudo hoy desaparecido. Pero este cuadro nunca llegaría a su propietaria, ya que Carolina Bonaparte fue derrocada en 1815 y el cuadro pasó a manos del conde de Pourtolès-Gorgier, chambelán del rey de Prusia. La Gran Odalisca pone de manifiesto el interés que en la época suscitaba lo exótico y lo oriental, anticipándose al Romanticismo. Sin embargo, Ingres es un pintor académico cuyo principal interés está en la línea, creando una figura de gran belleza a pesar de sus imperfecciones anatómicas. La línea de la odalisca casi hace desaparecer el volumen del conjunto, pero el artista consigue evitarlo mostrando con exquisito detalle todos los elementos que rodean a la mujer: las cortinas, los almohadones, el abanico... El rostro de la odalisca muestra una gran influencia de Rafael, el maestro que más impresionó a Ingres. Este es uno de los desnudos más controvertidos y, a la vez, más atractivos de la historia del Arte.




La mansión de Hugh Hefner poseía diversos cuadros que hacían referencia a grandes obras de la pintura clásica y moderna. Como podemos ver en la imagen, el cuadro no representa exactamente a la Odalisca de Ingres, pero vemos que sí se le parece mucho y nos da a entender que probablemente Matt Groening tenía en mente ese cuadro para realizar su interpretación.





35. La muchacha descalza (Picasso, 1895)

Un joven Picasso pintó a la muchacha sin zapatos. Tampoco le puso nombre, aunque después se supo que era Ángeles, quien se dedicaba a tirar al suelo con desdén los dibujos que el pequeño Picasso realizaba, sin saber que años más tarde aquel niño sería reconocido como uno de los grandes genios de la pintura. Con todo, Picasso siempre le guardó un gran cariño a esta obra, que guardaba celosamente y mostraba sólo a sus amigos. Sobre un fondo negro difuso, una muchacha está sentada en una silla, con las manos apoyadas en el regazo, sobre un vestido rojo que destaca en medio del humilde ambiente. El detalle característico de esta muchacha son sus pies hinchados, que Picasso muestra sin artificio alguno, pues son un reflejo de la humildad de los orígenes de la chica.




Una vez más, el Museo Springsonian de Springfield homenajea a Picasso con una representación de esta obra, que se puede ver detrás de Homer.





36. La Última Cena (Da Vinci, 1497)

Esta obra no necesita presentación alguna, pues todo el mundo conoce a la perfección este famoso mural pintado por Leonardo Da Vinci en el convento dominico de Santa Maria delle Grazie, en Milán. En una mesa dispuesta con varios platos y utensilios se celebra la Última Cena, aquella en la que Cristo se reunió por última vez con sus apóstoles antes de su ejecución en la cruz. La escena retrata el instante en el que Jesús anuncia que uno de sus discípulos le va a traicionar, por lo que a su alrededor se forma un alboroto en el que reina la consternación. Unos se asombran, otros se levantan, otros se espantan y, finalmente, Judas retrocede al verse aludido. La disposición de las figuras es muy clásica, guardando una perspectiva lineal. Jesús está en el centro de la escena y los apóstoles se sitúan a ambos lados, divididos en grupos de tres (tríada platónica). Es una obra en apariencia sencilla, pero llena de símbolos ocultos y detalles que llaman la atención, como el misterioso cuchillo que una mano desconocida enarbola detrás de Pedro o el nudo que hay en la esquina derecha del mantel.




¿Y dónde podría estar representada esta obra en Los Simpson? Pues no se me ocurre un sitio mejor que en la pared del salón de la familia Flanders. Detrás de Homer se puede ver una imagen prácticamente idéntica a la famosa obra de Leonardo Da Vinci.





37. Las señoritas de Avignon (Picasso, 1907)

El arte de Picasso es uno de los que más ha evolucionado a lo largo del tiempo. Como es bien sabido, el artista pasó por varias etapas en las que probaba diferentes técnicas y estilos pictóricos. Las señoritas de Avignon marcan el inicio de Picasso en el cubismo, reduciendo la realidad a formas geométricas. Con este movimiento, Picasso se aleja de la idea del arte como copia y ordena la realidad según su propio criterio, recurriendo incluso a la visión múltiple. Para la realización de este cuadro, Picasso se inspiró en una escena de un prostíbulo de la barcelonesa calle de Avinyó. Ante un fondo de cortinajes con un bodegón a sus pies, cinco prostitutas se ofrecen al espectador. El cuadro, pues, no narra una historia sino que simplemente muestra los desnudos y su entorno.




Y, cómo no, tenemos la consabida versión simpsoniana en una de las salas del Museo Springsonian de Springfield. Podemos ver que la famosa obra de Picasso es fácilmente identificable.





38. Lata de sopa Campbell (Warhol, 1962)

El arte de Andy Warhol siempre ha venido acompañado de cierta polémica entre los que lo defienden a capa y espada y los que no lo consideran arte en absoluto. Pues, ¿qué tiene de artístico pintar una lata de sopa Campbell? Sin embargo, esa es la esencia del arte pop: convertir en arte algo que, en principio, no tiene nada de artístico. Warhol, ilustrador comercial que se convertiría en exitoso autor, pintor y director de cine, realizó una serie de 32 lienzos de esta famosa lata de sopa. La obra, expuesta por primera vez en la Galería Ferus de Los Ángeles, marcó el debut de la cultura pop en la costa oeste de Estados Unidos y convirtió a Warhol en un artista revolucionario.




En esta imagen podéis ver una representación muy parecida a la lata de sopa que pintó Warhol en su día. El sello de la marca no es el mismo, obviamente, y en la pintura parece haber un leve juego de luces y sombras, pero está claro que se refiere a la obra de Warhol.





39. Los síndicos de los pañeros (Rembrandt, 1662)

Y del arte pop americano pasamos al Barroco holandés de la mano de Rembrandt, uno de los más grandes pintores de todos los tiempos. En el lienzo que nos ocupa, el pintor ha retratado a cinco Staalmeesters, miembros de una comisión o cofradía de los pañeros de Ámsterdam. Los síndicos de los pañeros se encargaban de controlar la calidad de los paños que trataban durante un año a partir del Viernes Santo. Los síndicos se sientan alrededor de una mesa cubierta con un paño rojo y consultan un libro en el que posiblemente esté la contabilidad de la cofradía. Detrás de ellos, sobre la pared, hay un óleo en el que se representa un faro, símbolo del buen ejemplo y del camino a seguir.




En Los Simpson hemos podido ver esta obra de Rembrandt en dos ocasiones. La primera de ellas en esta imagen, en la que vemos que Moe se ha colado en el cuadro y forma parte de él.




La segunda representación está en uno de los gags del sofá de la familia. Como se puede ver, el cuadro cuelga junto a una versión de El Niño Azul de Gainsborough y el Retrato con Mono de Frika Kahlo.





40. Los tres músicos (Picasso, 1921)

Picasso ha tenido el honor de ser homenajeado por Matt Groening y su equipo en numerosas ocasiones, y con este cuadro del pintor malagueño no se ha hecho una excepción. Como se puede ver, en este cuadro Picasso ya se haya totalmente inmerso en el cubismo, formando los cuerpos de tres músicos (Arlequín, Pierrot y un Monje) con simples formas geométricas que dan una imagen esquematizada de los protagonistas del cuadro. Picasso utiliza sus conocimientos del collage para pegar los papeles de tal forma que se superponen unos a otros y dotan a la obra de un curioso colorido. Las figuras, sobre todo sus manos, están concebidas como si fuesen naipes, en una especie de confuso simbolismo. La única nota de realismo la hallamos en las notas musicales que sostiene el Monje entre sus manos.




En la galería de los horrores de Bart pudimos ver una versión de este famoso cuadro de Picasso, aunque en vez de tres músicos sólo aparece Lisa tocando su saxofón.




Y la otra versión, esta vez casi calcada de la original, formaba parte del sueño de Homer en el Museo Springsonian. Esta es la imagen que se puede ver en la serie, segundos antes de que los músicos transformen sus instrumentos en metralletas para dispararle balas cubistas a Homer.





41. Madonna del Mare (Boticelli, 1477)

El arte sacro del Renacimiento es uno de los más hermosos que jamás se han visto, y es muy frecuente hallar en este período múltiples imágenes de la Virgen con el Niño. Esta obra en concreto se atribuye a Botticelli, quien realizó innumerables lienzos representando a la Virgen y el Niño en diferentes escenarios y actitudes, aunque en el caso de este cuadro no está clara su autoría. La Virgen que aquí vemos representada es la típica madonna renacentista. Está sentada junto a una ventana por la que se observa un paisaje marino de fondo. La Virgen, vestida con un traje azul con estrellas bordadas, una túnica roja y cubierta su cabeza con un velo traslúcido, sostiene al Niño en su regazo. La granada abierta a la que el Niño ha quitado un par de granos simboliza la fertilidad y la realeza de María, y el color rojo de la fruta hace referencia a la sangre que Cristo derramaría durante la Pasión. El nombre del cuadro viene dado no sólo por el paisaje marino que se ve a través de la ventana, sino también porque "Estrella de los Mares" es uno de los títulos de la Virgen María.




Me ha resultado francamente difícil encontrar una imagen que se pareciera a esta otra que pudimos ver en Los Simpson. Este cuadro de una Madonna con Niño era uno de los muchos lienzos que fueron expropiados a los nazis tras la Segunda Guerra Mundial y que el comando del Pez Volador había guardado dentro de una caja fuerte como premio para el que ganara la tontina propuesta por el soldado Monty Burns.




¡Y hasta aquí por hoy! ¡Os espero en la próxima entrada!

viernes, 1 de abril de 2016

El Signo del mes: Aries


¡Hola a todos!

Bienvenidos al mes de abril, del que dicen que es el más lluvioso del año (aunque, la verdad, yo no noto mucho la diferencia con el resto de meses). ¡Menos mal que no nos ha llovido demasiado esta Semana Santa! En Viveiro, donde resido actualmente, se vive la Semana Santa de una manera muy especial, y somos conocidos a nivel internacional por nuestra hermosa y sobria Semana Santa (que os invito a presenciar siempre que queráis y el tiempo acompañe). Y aunque la lluvia siempre es bienvenida, durante esos días todos miramos al cielo con angustia y rogamos por que no llueva.

En fin, que ahora toca volver a la carga con las pilas cargadas, las fuerzas renovadas y el ánimo pleno de energía. Como siempre, intentaré dar lo mejor de mí misma en todo momento y no rendirme a pesar de las dificultades. ¡Y vamos a ver qué me depara la vida!

Mientras tanto, aquí os dejo con el signo del mes:



Aries





Símbolo zodiacal: Carnero

Duración: 21 de marzo a 20 de abril

Elemento: Fuego

Planeta: Marte

Signo opuesto: Libra


En Astrología, Aries es el primer signo del zodíaco y también el primero de naturaleza positiva. En la mitología griega, el signo del carnero remite directamente al Vellocino de Oro, la piel que Jasón y los Argonautas fueron a buscar a la Cólquide. Pero la historia anterior al Vellocino nos habla de los hermanos Frixo y Hele, hijos del rey Atamante y la reina Néfele. Atamante abandonó a su esposa y se volvió a casar con Ino, quien sentía celos de los hijos de su esposo. Para librarse de ellos, urdió una trama. Provocó que las mujeres tostasen las semillas de trigo que se iban a utilizar para la siembra, por lo que cuando éste fue sembrado las semillas no germinaron, produciéndose una situación de hambre. Cuando Atamante quiso consultar con el Oráculo de Delfos la causa de la falta de trigo, Ino sobornó a los emisarios para que le dijeran al rey que sólo el sacrificio de Frixo y Hele haría que el trigo brotase. Pero antes de que eso sucediera, la reina abandonada Néfele envió un carnero para que llevara volando a sus hijos a la Cólquide, donde estarían a salvo de la malvada Ino. Sin embargo, sólo Frixo consiguió llegar, pues Hele pereció al caer durante el vuelo al mar (de hecho, dio nombre al Helesponto o Mar de Hele). Una vez en la Cólquide, Frixo fue bien recibido por el rey Eetes, quien le dio por esposa a su hija Calcíope. En agradecimiento a Zeus por el buen fin de su aventura, Frixo sacrificó el carnero en su honor y ofreció el vellocino al rey Eetes, que lo consagró a Ares.

En cuanto a la personalidad de los nacidos bajo el signo de Aries, los astrólogos les definen como personas decididas, emprendedoras, competitivas y valientes. Los Aries tienen un fuerte sentido de su propia personalidad, lo que a veces puede llevarles a ser un poco egoístas. También son obstinados, impulsivos y, en ocasiones, temerarios. Aunque se enfadan fácilmente, también se contentan enseguida y no suelen guardar rencor. Son proclives a destacar como atletas o en cualquier actividad que requiera esfuerzo físico.

La asociación de este signo con Marte hace que los Aries sean amantes del peligro y del riesgo. Se sienten muy atraídos por la aventura, y su capacidad natural para abordar con entusiasmo todo tipo de proyectos y actividades hace de ellos unos estupendos líderes y en un estímulo para los demás. Entre las profesiones relacionadas con los Aries están la Medicina, la producción industrial (sobre todo metales y maquinaria pesada), el deporte, la ebanistería y la ingeniería.

Entre las celebridades que han nacido bajo este signo encontramos a Marlon Brando, Otto von Bismarck, Mario Vargas Llosa, Octavio Paz y Charles Chaplin.