sábado, 2 de abril de 2016

El arte en los Simpson III


¡Hola a todos!

Pues seguimos recorriendo las salas de este particular museo de Los Simpson, con nuevos cuadros que seguramente habréis visto muchas veces en la serie (¡demos gracias por las reposiciones!), pero que a los que tal vez no les habéis prestado demasiada atención. Espero que esta nueva entrada os traiga a la memoria algunos de esos cuadros, y recordad que todavía tengo unos cuantos más esperando a ser analizados para después ser puestos aquí.

¡Espero que os guste!



28. Homenaje al cuadrado (Albers, 1949-76)

La pintura abstracta siempre trae mucha controversia, pues no suele ser muy bien aceptada por aquellos amantes del arte más clásico. Pero lo que no se le puede quitar al arte abstracto es la importancia que le otorga al estudio de las formas y del color, experimentando continuamente en busca de nuevas perspectivas. El pintor alemán Josef Albers fue uno de los que más favoreció el estudio de la composición, y siempre será recordado por sus rigurosas series conocidas como Homenaje al cuadrado, una colección de más de mil pinturas de la que he rescatado este lienzo.




Los homenajes que Albers rinde al cuadrado son todos bastante parecidos entre sí, variando tan sólo en los colores empleados. En el Museo Springsonian de Springfield se puede distinguir uno de esos cuadros del famoso artista alemán, muy similar al que os he puesto arriba.





29. Jack en el púlpito II (O'Keefe, 1930)

En 1930, la pintora Georgia O'Keefe pintó una serie de seis lienzos titulados Jack en el púlpito, cuyo tema central era la representación de una flor, un lirio. En este lienzo, el segundo de la serie, O'Keefe representa el lirio en su total floración, aunque los colores que utiliza no se parecen a los de la planta en la realidad. La artista simplifica la flor, dramatizando su superficie estriada. Las hojas verdes que rodean la flor forman un marco que, no obstante, le da un toque teatral, pues recuerdan al telón de un escenario. El pistilo de la flor destaca por su forma tubular, sus colores oscuros y por la posición que ocupa, lo que sugiere que es una parte muy importante para la artista. Esta obra está considerada como un paradigma del avance de O'Keefe hacia la simplificación modernista.




La versión simpsoniana de esta pintura la pudimos ver en el episodio titulado Las chicas sólo quieren sumar, en el que el colegio de primaria de Springfield quedaba dividido en dos partes, una para los niños y otra para las niñas. En la zona femenina, Lisa pudo disfrutar de esta obra de Georgia O'Keefe junto con las de otras pintoras.





30. Jarrón con margaritas y amapolas (Van Gogh, 1890)

No es esta una de las obras más conocidas de Van Gogh, sobre todo si la comparamos con sus famosas Noche Estrellada y El dormitorio en Arlés, mucho más conocidas por los aficionados al arte. Pero merece la pena echarle un vistazo teniendo en cuenta que esta fue una de las pocas obras que el artista vendió en vida. El estilo de Van Gogh es fácilmente reconocible en cada uno de los trazos de esta pintura, sobre todo en el uso de la luz y el color. Esta obra muestra una imagen decorativa que constituye toda una explosión de color, destacando por encima de todos el vibrante tono rojo de las amapolas.




No está claro que Los Simpson hayan homenajeado a Van Gogh en esta escena que os presento a continuación, pues podría no ser más que un cuadro normal y corriente creado por los dibujantes para decorar el salón del Club de Campo de Springfield. Pero algunos expertos en arte han sugerido que sí podría tratarse de una réplica de este cuadro de Van Gogh.





31. Jazz Cut-Outs (Matisse, 1947)

De entre las muchas corrientes que el arte abstracto dio a luz, la corriente fauvista fue una de las más coloridas y llamativas. Destaca en este campo el pintor Henri Matisse, a quien ni siquiera un cáncer abdominal le impidió seguir ejerciendo su arte, pues aunque en 1947 ya estaba muy enfermo creó la serie Jazz a partir de figuras que recortaba para hacer collages; esta serie también se conoce con el nombre de Cut-Outs. Matisse creó una serie de figuras danzantes utilizando papeles de vivos colores, entre ellas este Icarus que os presento aquí, uno de los collages más famosos de la colección y cuya forma y colorido nos remite al tema del circo, en el que Matisse se basó para crear esta curiosa obra.




La escuela primaria de Springfield experimentó una gran transformación artística cuando el edificio fue dividido por sexos, siendo la zona de las niñas la más favorecida por el toque del arte. Las paredes de los pasillos de la zona femenina fueron decorados al más puro estilo de Matisse, con murales que evocan el Icarus y otras obras del Jazz del artista francés.





32. La persistencia de la memoria (Dalí, 1931)

Conocido también como Los relojes blandos, este lienzo surrealista pintado por Salvador Dalí es uno de los cuadros más famosos del mundo y una de las piezas centrales del MoMA de Nueva York, donde se conserva desde 1934. En un paisaje formado tan sólo por unas rocas y el mar de fondo, se observa en primer plano un bloque marrón sobre el que se disponen dos relojes blandos y un árbol seco. Otro reloj blando pende de la rama del árbol y un cuarto se derrite sobre esa extraña figura central, de enorme nariz y largas pestañas y cuyo cuerpo se diluye en la oscuridad. Los relojes, como la memoria, se han reblandecido con el paso del tiempo.




Aunque existe una imagen de Los Simpson parodiando este cuadro de Dalí, considero que los mejores homenajes a esta obra se han hecho dentro de la serie de una forma más sutil. La primera de ellas la encontramos en esta imagen del Dependiente de la Tienda de Cómics, que porta dos libros de arte. El que lleva por título DALI tiene como portada una imagen de La persistencia de la memoria.




Otra imagen de este cuadro la tenemos detrás del gran circonio cúbico que el Ladrón Felino robó del museo de Springfield, donde se puede distinguir perfectamente el famoso cuadro de Dalí.





33. La estrella o Danza en el escenario (Degas, 1876-77)

Resulta curioso que una obra de arte tan bella y magnífica haya surgido de un momento de gran apuro económico del artista. Tras la muerte del padre de Degas, la situación económica familiar no era nada buena. Este mal momento le obligó a realizar un gran número de monotipos, una especie de grabados que se hacen pintando con óleo o tinta de impresión sobre una placa de cobre virgen, pues así trabajaba con mayor rapidez y podía aumentar sus ventas. La estrella es uno de aquellos monotipos más sorprendentes y famosos, al situar a la bailarina en el centro del escenario, ofreciéndonos una posición privilegiada al mostrar el punto de vista desde lo que podría ser un palco. Al fondo podemos observar los decorados del ballet y un hombre vestido de negro, posiblemente el protector de la bailarina que danza con delicadeza sobre el escenario. El hecho de que la cinta de la bailarina sea del mismo color que el traje del hombre parece reforzar esa idea. Destaca de la obra de Degas el magnífico estudio del juego de luces y la delicadeza que destila con esas pinceladas sueltas propias del Impresionismo.




Al igual que la obra anterior, tenemos una versión de este cuadro en uno de los libros que porta el Dependiente de la Tienda de Cómics, concretamente en la portada del que lleva por título DEGAS.





34. La Gran Odalisca (Ingres, 1814)

La reina de Nápoles, Carolina Bonaparte, encargó a Ingres esta obra para que hiciera pareja con otro desnudo hoy desaparecido. Pero este cuadro nunca llegaría a su propietaria, ya que Carolina Bonaparte fue derrocada en 1815 y el cuadro pasó a manos del conde de Pourtolès-Gorgier, chambelán del rey de Prusia. La Gran Odalisca pone de manifiesto el interés que en la época suscitaba lo exótico y lo oriental, anticipándose al Romanticismo. Sin embargo, Ingres es un pintor académico cuyo principal interés está en la línea, creando una figura de gran belleza a pesar de sus imperfecciones anatómicas. La línea de la odalisca casi hace desaparecer el volumen del conjunto, pero el artista consigue evitarlo mostrando con exquisito detalle todos los elementos que rodean a la mujer: las cortinas, los almohadones, el abanico... El rostro de la odalisca muestra una gran influencia de Rafael, el maestro que más impresionó a Ingres. Este es uno de los desnudos más controvertidos y, a la vez, más atractivos de la historia del Arte.




La mansión de Hugh Hefner poseía diversos cuadros que hacían referencia a grandes obras de la pintura clásica y moderna. Como podemos ver en la imagen, el cuadro no representa exactamente a la Odalisca de Ingres, pero vemos que sí se le parece mucho y nos da a entender que probablemente Matt Groening tenía en mente ese cuadro para realizar su interpretación.





35. La muchacha descalza (Picasso, 1895)

Un joven Picasso pintó a la muchacha sin zapatos. Tampoco le puso nombre, aunque después se supo que era Ángeles, quien se dedicaba a tirar al suelo con desdén los dibujos que el pequeño Picasso realizaba, sin saber que años más tarde aquel niño sería reconocido como uno de los grandes genios de la pintura. Con todo, Picasso siempre le guardó un gran cariño a esta obra, que guardaba celosamente y mostraba sólo a sus amigos. Sobre un fondo negro difuso, una muchacha está sentada en una silla, con las manos apoyadas en el regazo, sobre un vestido rojo que destaca en medio del humilde ambiente. El detalle característico de esta muchacha son sus pies hinchados, que Picasso muestra sin artificio alguno, pues son un reflejo de la humildad de los orígenes de la chica.




Una vez más, el Museo Springsonian de Springfield homenajea a Picasso con una representación de esta obra, que se puede ver detrás de Homer.





36. La Última Cena (Da Vinci, 1497)

Esta obra no necesita presentación alguna, pues todo el mundo conoce a la perfección este famoso mural pintado por Leonardo Da Vinci en el convento dominico de Santa Maria delle Grazie, en Milán. En una mesa dispuesta con varios platos y utensilios se celebra la Última Cena, aquella en la que Cristo se reunió por última vez con sus apóstoles antes de su ejecución en la cruz. La escena retrata el instante en el que Jesús anuncia que uno de sus discípulos le va a traicionar, por lo que a su alrededor se forma un alboroto en el que reina la consternación. Unos se asombran, otros se levantan, otros se espantan y, finalmente, Judas retrocede al verse aludido. La disposición de las figuras es muy clásica, guardando una perspectiva lineal. Jesús está en el centro de la escena y los apóstoles se sitúan a ambos lados, divididos en grupos de tres (tríada platónica). Es una obra en apariencia sencilla, pero llena de símbolos ocultos y detalles que llaman la atención, como el misterioso cuchillo que una mano desconocida enarbola detrás de Pedro o el nudo que hay en la esquina derecha del mantel.




¿Y dónde podría estar representada esta obra en Los Simpson? Pues no se me ocurre un sitio mejor que en la pared del salón de la familia Flanders. Detrás de Homer se puede ver una imagen prácticamente idéntica a la famosa obra de Leonardo Da Vinci.





37. Las señoritas de Avignon (Picasso, 1907)

El arte de Picasso es uno de los que más ha evolucionado a lo largo del tiempo. Como es bien sabido, el artista pasó por varias etapas en las que probaba diferentes técnicas y estilos pictóricos. Las señoritas de Avignon marcan el inicio de Picasso en el cubismo, reduciendo la realidad a formas geométricas. Con este movimiento, Picasso se aleja de la idea del arte como copia y ordena la realidad según su propio criterio, recurriendo incluso a la visión múltiple. Para la realización de este cuadro, Picasso se inspiró en una escena de un prostíbulo de la barcelonesa calle de Avinyó. Ante un fondo de cortinajes con un bodegón a sus pies, cinco prostitutas se ofrecen al espectador. El cuadro, pues, no narra una historia sino que simplemente muestra los desnudos y su entorno.




Y, cómo no, tenemos la consabida versión simpsoniana en una de las salas del Museo Springsonian de Springfield. Podemos ver que la famosa obra de Picasso es fácilmente identificable.





38. Lata de sopa Campbell (Warhol, 1962)

El arte de Andy Warhol siempre ha venido acompañado de cierta polémica entre los que lo defienden a capa y espada y los que no lo consideran arte en absoluto. Pues, ¿qué tiene de artístico pintar una lata de sopa Campbell? Sin embargo, esa es la esencia del arte pop: convertir en arte algo que, en principio, no tiene nada de artístico. Warhol, ilustrador comercial que se convertiría en exitoso autor, pintor y director de cine, realizó una serie de 32 lienzos de esta famosa lata de sopa. La obra, expuesta por primera vez en la Galería Ferus de Los Ángeles, marcó el debut de la cultura pop en la costa oeste de Estados Unidos y convirtió a Warhol en un artista revolucionario.




En esta imagen podéis ver una representación muy parecida a la lata de sopa que pintó Warhol en su día. El sello de la marca no es el mismo, obviamente, y en la pintura parece haber un leve juego de luces y sombras, pero está claro que se refiere a la obra de Warhol.





39. Los síndicos de los pañeros (Rembrandt, 1662)

Y del arte pop americano pasamos al Barroco holandés de la mano de Rembrandt, uno de los más grandes pintores de todos los tiempos. En el lienzo que nos ocupa, el pintor ha retratado a cinco Staalmeesters, miembros de una comisión o cofradía de los pañeros de Ámsterdam. Los síndicos de los pañeros se encargaban de controlar la calidad de los paños que trataban durante un año a partir del Viernes Santo. Los síndicos se sientan alrededor de una mesa cubierta con un paño rojo y consultan un libro en el que posiblemente esté la contabilidad de la cofradía. Detrás de ellos, sobre la pared, hay un óleo en el que se representa un faro, símbolo del buen ejemplo y del camino a seguir.




En Los Simpson hemos podido ver esta obra de Rembrandt en dos ocasiones. La primera de ellas en esta imagen, en la que vemos que Moe se ha colado en el cuadro y forma parte de él.




La segunda representación está en uno de los gags del sofá de la familia. Como se puede ver, el cuadro cuelga junto a una versión de El Niño Azul de Gainsborough y el Retrato con Mono de Frika Kahlo.





40. Los tres músicos (Picasso, 1921)

Picasso ha tenido el honor de ser homenajeado por Matt Groening y su equipo en numerosas ocasiones, y con este cuadro del pintor malagueño no se ha hecho una excepción. Como se puede ver, en este cuadro Picasso ya se haya totalmente inmerso en el cubismo, formando los cuerpos de tres músicos (Arlequín, Pierrot y un Monje) con simples formas geométricas que dan una imagen esquematizada de los protagonistas del cuadro. Picasso utiliza sus conocimientos del collage para pegar los papeles de tal forma que se superponen unos a otros y dotan a la obra de un curioso colorido. Las figuras, sobre todo sus manos, están concebidas como si fuesen naipes, en una especie de confuso simbolismo. La única nota de realismo la hallamos en las notas musicales que sostiene el Monje entre sus manos.




En la galería de los horrores de Bart pudimos ver una versión de este famoso cuadro de Picasso, aunque en vez de tres músicos sólo aparece Lisa tocando su saxofón.




Y la otra versión, esta vez casi calcada de la original, formaba parte del sueño de Homer en el Museo Springsonian. Esta es la imagen que se puede ver en la serie, segundos antes de que los músicos transformen sus instrumentos en metralletas para dispararle balas cubistas a Homer.





41. Madonna del Mare (Boticelli, 1477)

El arte sacro del Renacimiento es uno de los más hermosos que jamás se han visto, y es muy frecuente hallar en este período múltiples imágenes de la Virgen con el Niño. Esta obra en concreto se atribuye a Botticelli, quien realizó innumerables lienzos representando a la Virgen y el Niño en diferentes escenarios y actitudes, aunque en el caso de este cuadro no está clara su autoría. La Virgen que aquí vemos representada es la típica madonna renacentista. Está sentada junto a una ventana por la que se observa un paisaje marino de fondo. La Virgen, vestida con un traje azul con estrellas bordadas, una túnica roja y cubierta su cabeza con un velo traslúcido, sostiene al Niño en su regazo. La granada abierta a la que el Niño ha quitado un par de granos simboliza la fertilidad y la realeza de María, y el color rojo de la fruta hace referencia a la sangre que Cristo derramaría durante la Pasión. El nombre del cuadro viene dado no sólo por el paisaje marino que se ve a través de la ventana, sino también porque "Estrella de los Mares" es uno de los títulos de la Virgen María.




Me ha resultado francamente difícil encontrar una imagen que se pareciera a esta otra que pudimos ver en Los Simpson. Este cuadro de una Madonna con Niño era uno de los muchos lienzos que fueron expropiados a los nazis tras la Segunda Guerra Mundial y que el comando del Pez Volador había guardado dentro de una caja fuerte como premio para el que ganara la tontina propuesta por el soldado Monty Burns.




¡Y hasta aquí por hoy! ¡Os espero en la próxima entrada!

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