miércoles, 14 de febrero de 2018

Música y Amor en el Medievo II: Las Cantigas de Amor


¡Hola a todos!

Y seguimos con la segunda parte de este breve artículo dedicado a la música y el amor en la Edad Media. Esta vez, como os prometí, os traigo el apartado dedicado a las Cantigas de Amor. Aunque el tema que tratan es el mismo que en las Cantigas de Amigo, veremos que no se hace de la misma manera y los recursos estilísticos que se utilizan son diferentes en ambas versiones. Así que, sin más dilación, os dejo con las Cantigas de Amor.

Las Cantigas de Amor son poemas en los que el poeta es un hombre enamorado que canta las alabanzas de su dama. Sin embargo, en vez de valerse de la figura femenina para expresarse como ocurría en las Cantigas de Amigo, en estas cantigas es el propio poeta el que habla en primera persona y se dirige a su dama o hace reflexiones acerca del amor. Las Cantigas de Amor galaico-portuguesas tienen una fuerte influencia de la lírica trovadoresca provenzal de los siglos XI y XIII, pero con ciertas diferencias: la canción provenzal está sujeta a unas normas de versificación mucho más puras y estrictas que las que se utilizan en las Cantigas de Amor. Además, en la canción provenzal prima un sentimiento de felicidad, mientras que en las galaico-portuguesas se sucede todo lo contrario, ya que el poeta no suele ser correspondido por la dama.

Una de las características más llamativas de la Cantiga de Amor galaico-portuguesa es la representación de la figura femenina. La relación amorosa entre el trovador y la dama es pareja a la que se establecía entre un señor y su vasallo; de ahí que la dama aparezca mencionada como senhor, pues el poeta se pone a sus pies y le ofrece servicio de amor. Esta dama suele ser una mujer noble, casada y dueña de unos atributos que en ocasiones se escapan a la realidad física y trascienden a un plano mayor. Aunque esos atributos no se explicitan en la cantiga, suelen tener que ver con la belleza de la dama o su saber estar. Estas características también se podían observar en la canción provenzal, pero con la diferencia de que la dama provenzal participa en el juego amoroso, mientras que la galaico-portuguesa se abstrae e incluso puede ofenderse si el poeta tiene el atrevimiento de mirarla, acercarse a ella o incluso declararle su amor.

Veamos a continuación algunos ejemplos de Cantigas de Amor:






Como morreu quen nunca ben
ouve da ren que mais amou,
e quen viu quanto receou
d'ela, e foi morto porén:
Ay, mia senhor, assi moir' eu!

Como morreu quen foi amar
quen lhe nunca quis ben fazer,
e de quen lhe fez Deus veer
de que foi morto con pesar:
Ay, mia senhor, assi moir' eu!

Com' ome que ensandeceu,
senhor, con gran pesar que viu,
e non foi ledo nen dormiu
depois, mia senhor, e morreu:
Ay, mia senhor, assi moir' eu!

Como morreu quen amou tal
dona que lhe nunca fez ben,
e quen a viu levar a quen
a non valia, nen a val:
Ay, mia senhor, assi moir' eu!

(Pai Soárez de Taveiros)


Traducción

Como murió quien nunca obtuvo
favor de lo que más amó
y quien vio cuanto receló
de ella y así murió:
¡Ay, mi señora, así muero yo!

Como murió quien fua a amar
a quien nunca le quiso favorecer
y de quien Dios le hizo ver
aquello por lo que fue muerto con pesar:
¡Ay, mi señora, así muero yo!

Como hombre que enloqueció,
señora, con el gran pesar que vio
y no fue alegre ni durmió
después, mi señora, y murió:
¡Ay, mi señora, así muero yo!

Como murió el que amó
a tal dama que nunca le favoreció
y quien la vio llevar por quien
no la merece ni la mereció:
¡Ay, mi señora, así muero yo!






Pero que eu mui long' estou
da mha senhor e do seu bem,
nunca me dê Deus o seu bem,
pero [que] m'eu [tam] long'estou,
se nom é o coraçom meu
mais perto d’ela que o seu.

E pero long'estou d’ali
d'u agora é mha senhor,
nom aja bem da mha senhor,
pero m'eu long'estou d’ali
se nom é o coraçom meu
mais perto d’ela que o seu.

E pero longe do logar
estou, que nom poss'al fazer,
Deus nom mi dê o seu bem-fazer,
pero long'estou do logar,
se nom é o coraçom meu
mais perto d’ela que o seu.

C'a vezes tem em al o seu,
e sempre sigo tem o meu.

(Don Dinís de Portugal)


Traducción

Aunque muy lejos estoy
De mi señora y de su favor,
Que nunca me dé Dios su favor,
Aunque muy lejos estoy,
Si mi corazón no está
Más cerca de ella que el suyo.

Y aunque lejos estoy de allí
De donde ahora está mi señora,
Que no halle yo el favor de mi señora,
Aunque lejos estoy de allí,
Si mi corazón no está
Más cerca de ella que el suyo.

Y aunque lejos del lugar
Estoy, que nada puedo hacer,
Que Dios no me dé su bien hacer,
Aunque lejos estoy del lugar,
Si mi corazón no está
Más cerca de ella que el suyo.

Que a veces el suyo se extravía,
Pero siempre el mío está con ella.






Senhor do corpo delgado
en forte pont'eu fui nado!
Que nunca perdi coidado
nen afan, des que vos vi.
En forte pont'eu fui nado,
senhor, por vos e por mi!

Con est'afan tan longado,
en forte pont'eu fui nado!
Que vos amo sen meu grado
e faç'a vos pesar hi.
En forte pont'eu fui nado,
senhor, por vos e por mi!

Ay eu, cativ'e coitado,
en forte pont'eu fui nado!
Que servi sempr'endonado
ond'un ben nunca prendi.
En forte pont'eu fui nado,
senhor, por vos e por mi!

(Pero da Ponte)


Traducción

Señora de cuerpo esbelto
¡bajo mal signo nací!
Que nunca dejé de pensar
ni de sentir afán, desde que os vi.
¡Bajo mal signo nací,
señora, para vos y para mí!

Con este afán tan prolongado
¡bajo mal signo nací!
Porque os amo a mi pesar
y con ello os causo pesar.
¡Bajo mal signo nací,
señora, para vos y para mí!

¡Ay de mi, cautivo y cuitado,
bajo mal signo nací!
Pues serví siempre en vano
donde nunca obtuve ningún bien.
¡Bajo mal signo nací,
señora, para vos y para mí!






A dona que eu am' e tenho por senhor
amostrade-mh-a, Deus, se vos em prazer for,
se non dade-mh-a morte.

A que tenh'eu por lume d'estes olhos meus
e por que choran sempr' , amostrade-mh-a Deus,
se non dade-mh-a morte.

Essa que vós fezestes melhor parecer
de quantas sey, ay Deus!, fazede-mh-a veer,
se non dade-mh-a morte.

Ai, Deus! qui mh-a fezestes mays ca mim amar,
mostrade-mh-a u possa com ela falar,
se nom dade-mh-a morte.

(Bernal de Bonaval)


Traducción

La mujer que yo amo y tengo por señora
Mostrádmela, Dios, hacedme el favor,
Si no, dadme la muerte.

La que tengo por luz de estos ojos míos
Y por la que lloran siempre, mostrádmela, Dios,
Si no, dadme la muerte.

Esa que vos hiciste mejor parecer
De cuantas hay, ay Dios, hacédmela ver,
Si no, dadme la muerte.

Ay Dios, que me hiciste amarla más que a mí,
mostrádmela y que pueda con ella hablar,
Si no, dadme la muerte.






A maior coita que eu vi sofrer
d'amor a nulh'home, des que naci,
eu mi a sofro; e já que est assi,
meus amigos, assi veja prazer!,
gradesc'a Deus que mi faz a maior
coita do mundo haver por mia senhor.
  
E bem tenh'eu que faço gram razom
d'a maior coita muit'a Deus gracir,
que m'El dá por mia senhor, que servir
hei mentr'eu viver: mui de coraçom
gradesc'a Deus que mi faz a maior
coita do mundo haver por mia senhor.
  
E por maior hei eu, per bõa fé,
aquesta coita de quantas fará
Nostro Senhor, e por maior mi a dá
de quantas fez; e pois que assi é,
gradesc'a Deus que mi faz a maior
coita do mundo haver por mia senhor,
  
pois que mi a faz haver pola melhor
dona de quantas fez Nostro Senhor.

(Fernão Velho)


Traducción

La mayor cuita de amor que yo
he visto sufrir a un hombre, desde que nací,
yo la sufro; y ya que es así,
amigos míos, así tenga placer!
Doy gracias a Dios, que me hace
tener la mayor cuita del mundo por mi señora.

Y bien tengo yo que tengo mucha razón
al darle gracias a Dios por la gran cuita
que Él me da por mi señora, que he de servir
mientras yo viva. Muy de corazón
Doy gracias a Dios, que me hace
tener la mayor cuita del mundo por mi señora.

Y por mayor tendré yo, de buena fe,
esta cuita de cuantas hará
Nuestro Señor, y por mayor a mí me la da
de cuantas hizo; y puesto que así es,
Doy gracias a Dios, que me hace
tener la mayor cuita del mundo por mi señora.

Puesto que me la hace tener por la mejor
dama de cuantas hizo Nuestro Señor.


¡Y hasta aquí por hoy! Espero que os haya gustado y os haya metido ganas de tratar de saber más sobre las cantigas medievales. Si queréis dejar vuestra opinión o preguntar cualquier cosa, os animo a hacerlo en la caja de comentarios con total libertad. Nos vemos pronto en la Biblioteca.

¡Hasta pronto!

miércoles, 7 de febrero de 2018

Música y amor en el Medievo I: las Cantigas de Amigo


¡Hola a todos!

El amor es uno de los temas preferidos para ser representados en el arte. Se han pintado lienzos por amor, se han elaborado joyas para regalar a la persona amada, se han compuesto poemas ensalzando las mil y una virtudes de aquella persona que hacía estremecer el corazón del poeta. Y también se han compuesto canciones de amor. Se ha cantado al amor más que al odio, más que a la libertad, más que a la esperanza. Y esto da fe de la inmensidad de ese sentimiento, del enorme espacio que ocupa en nuestros corazones. Todos queremos amar y ser amados, y tener la suerte de haber encontrado a aquella persona que nos complementa nos llena de tanta felicidad que a veces nos asusta creer que pueda ser verdad.

Supongo que para muchos trovadores, cantantes y compositores esto tuvo que ser así también. A fin de cuentas, todos somos humanos y el amor ha estado presente en todas las épocas de la Historia de la humanidad. Como ya sabéis, soy una apasionada de la Edad Media y, como no podía ser de otra manera, su música tampoco me es indiferente. De todas las composiciones musicales de la Edad Media, he elegido las Cantigas de Amor y de Amigo para presentaros hoy porque son las más apropiadas para el mes del amor. Pero, ¿qué son las Cantigas?

Las cantigas son composiciones líricas que tienen su origen en la poesía tradicional galaico-portuguesa medieval. Aunque alcanzaron su época de esplendor en el siglo XIV, las composiciones más antiguas se remontan al siglo XII. Compuestas por juglares y trovadores, las cantigas estaban pensadas para ser cantadas, por lo que muchas de ellas tienen notación musical, y estaban destinadas por lo general a un público culto y cortesano, aunque hay cantigas de temática popular. Tenemos así las Cantigas de Amor, que son ruegos y elogios que el trovador dedica a su dama; las Cantigas de Escarnio e Maldizer, en las que se critica a personajes de la época o a instituciones de manera jocosa y burlesca; Cantigas Sacras, que versan sobre temas religiosos; y las Cantigas de Amigo, que suelen contener añoranzas por la ausencia del ser amado o gozo por el reencuentro.

Este es el primer post que voy a dedicar a este tema, así que empezaré por las Cantigas de Amigo.

Las Cantigas de Amigo tienen como tema principal el amor, pero a diferencia de las cantigas que llevan ese mismo nombre, las de Amigo suelen tener como protagonista a la amada, que suele lamentarse por la ausencia de su amado, al que se refiere como "amigo". Las Cantigas de Amigo tienen un toque melancólico y de añoranza hacia el ser amado, aunque también pueden expresar la alegría por el reencuentro. Normalmente están puestas en boca de una mujer, que mantiene un diálogo con su madre, sus hermanas o sus amigas, a las que confiesa sus pesares.

El simbolismo de las Cantigas de Amigo es muy notorio y remite constantemente al amor y a la sexualidad. Es frecuente encontrar referencias a la fuente, al río y al acto de lavarse las trenzas, lo que sugiere el encuentro con el amado y la consumación del acto sexual; en otras cantigas es habitual escuchar a la doncella hablando con el mar, pidiéndole nuevas de su amado. También es común la aparición del ciervo como símbolo del amigo.

Hay tres cancioneros principales que recogen gran parte de la lírica galaico-portuguesa medieval. De ellos, el más antiguo es el Cancioneiro da Ajuda, compilado posiblemente hacia 1280. Los otros dos, el Cancionero de la Biblioteca Nacional de Lisboa y el Cancionero de la Biblioteca Vaticana, son copias más tardías y recogen una gran variedad de cantigas, mientras que el primero solo recoge cantigas de amor. A estos tres cancioneros hay que añadir otros restos, de los que destacan dos pergaminos hallados con notación musical: el Pergamino Vindel, que contiene siete cantigas de Martín Codax, y el Pergamino Sharrer, con siete cantigas de amor compuestas por el rey Don Dinís de Portugal.




-Digades, filha, mia filha velida:
Porque tardastes na fontana fria?
Os amores ei.

-Digades, filha, mia filha louçana:
Porque tardastes na fria fontana?
Os amores ei.

-Tardei, mia madre, na fontana fria,
Cervos do monte a augua volvian:
Os amores ei.

-Tardei, mia madre, na fria fontana,
Cervos do monte volvian a augua:
Os amores ei.

-Mentir, mia filha, mentir por amigo;
Nunca vi cervo que volvess’o rio:
Os amores ei.

-Mentir, mia filha, mentir por amado;
Nunca vi cervo que volvess’o alto:
Os amores ei.

(Pero Meogo, Amigo 419)


Traducción

-Dime, hija, hija mía hermosa,
¿por qué tardaste en la fuente fría?
Amores tengo.

-Dime, hija, hija mía lozana,
¿por qué tardaste en la fría fuente?
Amores tengo.

-Tardé, madre, en la fuente fría,
ciervos del monte el agua revolvían.
Amores tengo.

-Tardé, madre, en la fría fuente,
ciervos del monte revolvían el agua.
Amores tengo.

-Mientes, hija mía, mientes por el amigo:
Nunca vi que un ciervo revolviese el río.
Amores tengo.

-Mientes, hija mía, mientes por el amado:
Nunca vi que un ciervo revolviese en lo alto.
Amores tengo.




Non poss’eu, madre, ir a Santa Cecilia
Ca me guardades a noit’e o dia
Do meu amigo.

Non poss’eu, madre, aver gasalhado,
Ca non me leixades fazer mandado
Do meu amigo.

Ca me guardades a noit’e o dia;
Morrer-vos ei con aquesta perfia
Por meu amigo.

Ca me non leixades fazer mandado;
Morrer-vos ei con aqueste cuidado
Por meu amigo.

Morrer-vos ei con aquesta perfia,
E, se me leixassedes ir, guarria
Con meu amigo.

Morrer-vos ei con aqueste cuidado,
E, se quiserdes, irei mui de grado
Con meu amigo.

(Martin de Ginzo, Nunes, Amigo 486)


Traducción

No puedo ir yo, madre, a Santa Cecilia
que me apartáis noche y día
de mi amigo.

No puedo, madre, tener placer,
que no me dejáis mandar recado
de mi amigo.

Que me guardáis la noche y el día;
voy a morir con esta porfía
por mi amigo.

Que no me dejáis mandar recado;
voy a morir con esta pena
por mi amigo.

Voy a morir con esta porfía,
Pero si me dejarais ir, me aliviaría
con mi amigo.

Voy a morir con esta pena,
y, si quisiereis, iré de buen grado
con mi amigo.




Quantas sabedes amar amigo
treydes comig’ a lo mar de Vigo:
E banhar-nos-emos nas ondas!

Quantas sabedes amar amado
treydes comig’ a lo mar levado:
E banhar-nos-emos nas ondas!

Treydes comig’ a lo mar de Vigo
e veeremo’ lo meu amigo:
E banhar-nos-emos nas ondas!

Treydes comig’ a lo mar levado
e veeremo’ lo meu amado:
E banhar-nos-emos nas ondas!

(Martín Codax, Vindel 5)


Traducción

Cuantas sabéis amar a un amigo,
venid conmigo al mar de Vigo.
¡Y nos bañaremos en las olas!

Cuantas sabéis de amor amado,
venid conmigo al mar agitado.
¡Y nos bañaremos en las olas!

Venid conmigo al mar de Vigo
y veremos a mi amigo.
¡Y nos bañaremos en las olas!

Venid conmigo al mar agitado
y veremos a mi amado.
¡Y nos bañaremos en las olas!




Sedia-m' eu na ermida de San Simion,
e cercaron-mi as ondas, que grandes son.
Eu atendend' o meu amigo!
Eu atendend' o meu amigo!

Estando na ermida ant' o altar,
cercaron-mi as ondas grandes do mar.
Eu atendend' o meu amigo!
Eu atendend' o meu amigo!

E cercaron-mi as ondas, que grandes son;
non ei [i] barqueiro nen remador.
Eu atendend' o meu amigo!
Eu atendend' o meu amigo!

E cercaron-mi as ondas do alto mar;
non ei [i] barqueiro nen sei remar.
Eu atendend' o meu amigo!
Eu atendend' o meu amigo!

Non ei i barqueiro nen remador:
morrerei, fremosa, no mar maior.
Eu atendend' o meu amigo!
Eu atendend' o meu amigo!

Non ei [i] barqueiro nen sei remar:
morrerei, fremosa, no alto mar.
Eu atendend' o meu amigo!
Eu atendend' o meu amigo!

(Meendinho, Nunes 252)


Traducción

Estaba yo en la ermita de San Simón,
y cercáronme las olas, qué grandes son.
¡Yo esperando a mi amigo!
¡Yo esperando a mi amigo!

Estando en la ermita ante el altar,
cercáronme las olas grandes del mar.
¡Yo esperando a mi amigo!
¡Yo esperando a mi amigo!

Y cercáronme las olas, qué grandes son,
y no hay barquero ni remador.
¡Yo esperando a mi amigo!
¡Yo esperando a mi amigo!

Y cercáronme las olas grandes del mar,
y no hay barquero ni sé remar.
¡Yo esperando a mi amigo!
¡Yo esperando a mi amigo!

No hay barquero ni remador,
moriré, hermosa, en el mar mayor.
¡Yo esperando a mi amigo!
¡Yo esperando a mi amigo!

No hay barquero ni sé remar,
moriré, hermosa, en el alto mar.
¡Yo esperando a mi amigo!
¡Yo esperando a mi amigo!


¡Y hasta aquí por hoy! Dentro de unos días os traeré algunas Cantigas de Amor, esperando que os gusten tanto como a mí. ¡Nos vemos!

jueves, 1 de febrero de 2018

La leyenda del mes: La torre de Breogán


¡Hola a todos!

Seguimos un mes más en la Biblioteca, aunque ya podéis ver que actualizo con bastante menos frecuencia que antes. Pero no os inquietéis, que es muy posible que pronto suba algunas cositas por aquí. Aunque sean artículos más cortos, hay cosas que me gustaría compartir con vosotros.

Mientras tanto, os dejaré con la leyenda gallega que he escogido para inaugurar este mes. ¡Espero que os guste!


La torre de Breogán




Existen leyendas que se refieren a Heracles y al gigante Gerión como principales artífices de la fundación de A Coruña, cuando el poderoso hijo de Zeus decapitó a Gerión y enterró su cabeza en el mismo lugar en el que años después se erigiría la Torre de Hércules. Pero hay otra leyenda que habla de la Torre de Breogán, y que es anterior a la de Heracles y Gerión.

Breogán fue un poderoso rey celta de una tribu a los que los latinos se referían como ártabros, que se habían establecido en lo que hoy es el puerto de A Coruña, conocida entonces por el nombre de Brigantium.

La ciudad estaba situada en una pequeña isla, hoy unida al territorio por la parte construida sobre el istmo de arena, y allí gobernaba Breogán. Cerca de allí, en una de las orillas de la costa, Breogán hizo construir una gran torre en la parte de la isla más próxima al mar abierto, en cuya parte más alta se encendía una gran hoguera para transmitir a grandes distancias ciertas señales, como la arribada de las grandes naves de los comerciantes fenicios, una orden de reunión, un peligro que amenazaba o cualquier asunto que hubiera que comunicar de alguna manera a las ciudades cercanas.

Una tarde de otoño, Ith, uno de los hijos de Breogán, subió a lo alto de la torre y desde allí oteó el horizonte. Y así fue como le pareció ver, en la lejanía del mar, una tierra nueva envuelta en brumas, un territorio que jamás había sido explorado. Llevado por la curiosidad y por el deseo de aventuras, pidió licencia a su padre para organizar una expedición a aquella tierra. Quizá encontrasen allí piedras que pudiesen trabajarse para fabricar armas y herramientas, o tal vez hallaran el valioso metal amarillo con el cual se labraban magníficas joyas. Tal vez incluso podían descubrir frutas desconocidas o semillas de algún cereal que pudieran sembrar en su propia tierra. Aquella tierra más allá de los mares ofrecía la posibilidad de hacer que prosperase su propio reino, pues ofrecía la esperanza de encontrar comida, animales y personas con las que comerciar y establecer alianzas.

Ante estas explicaciones, Breogán quedó convencido y dio permiso para que la expedición se llevara a cabo. No obstante, antes de que Ith partiera, Breogán le recomendó que hiciera el viaje montado en su caballo, sin bajarse de él hasta que sus pies tocasen el suelo extranjero, pues solo así podría tener la certeza de volver a su tierra sano y salvo.

Y así fue como se dice que llegaron los celtas a Irlanda, y por eso se cree que hay cierto parentesco entre irlandeses y gallegos. No en vano, en las verdes tierras de Eire se encuentran los mismos castros de casas circulares que tanto abundan en el noroeste de la Península Ibérica, y las preciosas torques de oro, emblema que lucían los jefes tribales. Existen nombres de ríos y lugares con raíces muy similares entre una y otra cultura, y hasta la gaita, instrumento musical inseparable de la cultura gallega, tiene en Irlanda su reflejo, con parecidos temas musicales.