lunes, 13 de marzo de 2023

Charlotte York, la princesa de Park Avenue

 

Charlotte York



Charlotte York es una hermosa mujer de clase alta de treinta y un años. Empieza siendo marchante de arte, pero acaba dejando su trabajo soñado para dedicarse a ser madre y ama de casa. Es la más recatada de las cuatro amigas, y es la que ofrece el punto de vista más conservador y tradicional de las relaciones amorosas, pero también es la que conoce las mejores estrategias para conocer a hombres aptos para el matrimonio.


Biografía

Charlotte procede de una familia rica protestante de Connecticut. Sus padres son el doctor Stephen Foster York y Sandra Whitehead “Muffin” York. También tiene un hermano llamado Wesley al que le tiene un gran cariño, a pesar de que tienen caracteres muy diferentes. Desde niña, Charlotte fue educada para convertirse en una mujer elegante en todos los aspectos de su vida. Viste bien, le da mucha importancia a las apariencias y trata de ser una mujer deseable para aquellos hombres que le interesan, que son los que tienen un mayor poder adquisitivo.

Charlotte estudió en el Smith College, donde se licenció en Historia del Arte y obtuvo la especialidad en Finanzas. Durante su etapa universitaria, vivió en la Haven-Wesley House y fue miembro de los College Republicans y de la hermandad Kappa Kappa Gamma (aunque en la vida real, en el Smith College no hay hermandades). Como el Smith College se encuentra en Massachusetts, es posible que se trasladase allí para estudiar y después se mudara a Nueva York para trabajar. Conoció a Carrie en Nueva York en 1987, cuando las dos viajaban de madrugada en el metro y un borracho pervertido exhibió ante ellas sus partes íntimas.

A lo largo de la serie, se nos dice que Charlotte disfrutó de mucha fama social en su juventud, pues fue la reina del baile, animadora del equipo universitario, capitana de atletismo, modelo adolescente y amazona. En ocasiones se la describe como una WASP (White, Anglo-Saxon and Protestant), identidad con la que se sentía cómoda hasta su conversión al judaísmo.

Al principio, Charlotte trabaja como marchante de arte en una galería del Soho. Adora su trabajo y sueña con tener su propia galería de arte en el futuro. Sin embargo, poco a poco empieza a cambiar de opinión y toma un camino más tradicional, que es el deseo de casarse, tener hijos y dedicarse por completo a su familia, algo que le acarreó las críticas de sus amigas, sobre todo de Miranda.

El otro gran sueño de Charlotte es encontrar a su príncipe azul, a su caballero de brillante armadura. Para ella, el amor es tanto un cuento de fantasía como un juego de estrategia en el que es vital seguir las reglas si una mujer quiere garantizarse al mejor partido. Al proceder de una familia acomodada, sus estándares son muy elevados y no está dispuesta a conformarse con cualquier cosa.

En cuanto a su vida personal, Charlotte disfruta haciendo magdalenas y decorando su casa, actividades que se le dan de maravilla. Suele salir a correr, jugar al tenis y es una fan apasionada de las películas de Elizabeth Taylor, a quien tiene como modelo a imitar.


Personalidad

Charlotte está considerada como la más anticuada de las cuatro amigas debido a su manera de pensar un tanto chapada a la antigua, por no decir arcaica. Ella es de las que cree en la teoría de que el amor verdadero lo puede todo y en la existencia de las almas gemelas. Esto le ha valido el apodo de “la Pollyanna de Park Avenue”, término acuñado por la propia Carrie. Su concepción de las relaciones de pareja es más sentimental que sexual; tiene unos ideales muy románticos acerca de lo que es la pareja, pero eso no quiere decir que desdeñe el sexo o le provoque repugnancia, sino todo lo contrario. Charlotte disfruta de una moderada vida sexual, aunque el hecho de probar cosas nuevas a veces la pone un poco nerviosa.

Para Charlotte, todo lo que respecta al amor, al sexo y a las citas tiene que regirse por unas reglas muy estrictas. Ella es de las que cree que para poder olvidarse de un ex es necesario que pase al menos la mitad de tiempo que se invirtió en la relación, tras lo cual una ya está preparada para salir con otros hombres. Presenta una actitud muy directa sobre las relaciones, viéndolas casi como una especie de partida de ajedrez en la que cada quien debe hacer los mejores movimientos. Charlotte nunca se acostará con un hombre antes de la tercera cita, ni le hará una felación si llevan saliendo menos de tres meses. Y así como ella se esfuerza por ser la mujer con la que cualquier hombre querría casarse, busca lo mismo en los hombres con quienes sale.

Al haber sido criada en una buena familia, Charlotte tiene unos estándares bastante altos para sus potenciales parejas. Quiere que su hombre perfecto sea guapo, bien educado, de familia distinguida, con un buen trabajo y abierto a la idea de casarse y formar una familia. Su idea de un matrimonio perfecto le viene desde la infancia, de cuando se sentaba a leer la revista Casa y Jardín llevando el collar de perlas de su madre, imaginándose que algún día sería una de esas amas de casa tan elegantes y felices al lado de sus maridos.

La personalidad tan romántica y optimista de Charlotte suele provocar sonrisas a sus amigas, más mundanas que ella. Sin embargo, a veces sienten envidia de Charlotte y admiración por su manera de ver el amor y la vida; de hecho, la propia Carrie le llega a dedicar su libro a Charlotte por esta misma razón. Además de optimista, Charlotte también es muy ansiosa. Preocupada como está por mostrar una imagen elegante y perfecta, a menudo se pone nerviosa cuando trata de asegurarse de que las cosas salgan bien. Suele chocar a menudo con Samantha porque ambas tienen maneras completamente diferentes de ver la vida y, aunque a veces se han faltado al respeto la una a la otra, siempre han sabido resolver sus diferencias. Tiene también un lado muy cariñoso y solidario, pues siempre está ahí para ayudar a sus amigas cuando la necesitan.

Su fuerte creencia en el romanticismo la ha llevado a cometer algunas locuras, como el no mantener relaciones sexuales con su prometido Trey hasta una noche antes de la boda, con consecuencias que no esperaba. También puede mostrarse muy agresiva cuando alguien hace daño a sus amigas, como sucedió cuando Big dejó a Carrie plantada en el altar o cuando un hombre insultó a Miranda llamándola ‘culo gordo’. A pesar de su apariencia frágil, Charlotte es muy fuerte y tiene un gran afán de superación.

Entre las parejas que ha tenido Charlotte, destacan principalmente dos: Trey y Harry. Charlotte conoció a Trey McDougal, un joven y apuesto cirujano cardíaco, de pura casualidad, cuando ella escapaba de una cita horrible y estuvo a punto de ser atropellada por el taxi en el que viajaba Trey; cuando Trey salió para socorrerla, el flechazo entre los dos fue inmediato. Para Charlotte, Trey es el candidato ideal para ser el marido perfecto, ya que reúne todas las condiciones que busca en un hombre. Trey desciende de una familia escocesa de rancio abolengo, y su madre Bunny actúa como la matriarca de la familia. El carácter dominante de Bunny choca con el de Charlotte, quien no está acostumbrada a tantas faltas de respeto y cortesía (Bunny llega a entrar en su apartamento a cualquier hora del día y sin pedir permiso), y esto a la larga le provoca bastantes preocupaciones. Pero los mayores problemas de Charlotte y Trey surgirán a raíz de su apresurado matrimonio. El primero es la impotencia sexual de Trey, provocada por su incapacidad de ver a Charlotte como pareja sexual. La falta de sexo entre ambos llevará a la primera separación de la pareja, que termina cuando Trey empieza a sentir deseo por Charlotte, trata sus problemas de impotencia y empiezan a tener sexo de manera regular. Nuevamente juntos, tratan de reiniciar su relación, pero Charlotte empieza a insistir en la idea de tener hijos. Al ver que llevan tiempo intentándolo y no consigue quedarse embarazada, se hace unos estudios y descubre que tiene problemas de fertilidad. Charlotte trata por todos los medios de tener un hijo, ya sea recurriendo a la fecundación in vitro o proponiéndole a Trey la adopción. Pero Trey, tras aceptar en un principio, se rinde ante las dificultades y renuncia a seguir intentándolo. Poco tiempo después, y tras darse cuenta de las enormes diferencias que hay entre ellos, Charlotte y Trey deciden divorciarse de mutuo acuerdo.

Y es durante los trámites de divorcio cuando Charlotte conoce a Harry Goldenblatt, que será su abogado durante el caso. Al principio, a Charlotte no le gusta nada de Harry, ya que es todo lo contrario a lo que le gusta en un hombre: es bajo, calvo, más bien feo, tiene la espalda peluda, suda mucho y come con la boca abierta. Sin embargo, acaba acostándose con él en un impulso, y con Harry disfruta del mejor sexo que ha tenido en su vida. Empiezan a verse de manera regular y, aunque Charlotte se empecina en que su relación sea de solo sexo, al final acaba enamorándose de Harry. Pero se interpone entre ambos su religión, ya que Harry es judío y no puede casarse ni formar una familia con alguien que no sea judío. Es entonces cuando Charlotte, por amor, se convierte al judaísmo. Sus ganas de querer controlarlo todo la llevan a arruinar su relación con Harry, al que llega a decirle, en un arrebato de ira, que le da vergüenza que la vean con él. Tras varias semanas separados, ambos vuelven a verse en un encuentro de solteros en una sinagoga y Charlotte admite ante él sus errores, le pide perdón y le suplica una segunda oportunidad. Harry se emociona tanto que le pide matrimonio allí mismo, y ella acepta. Charlotte y Harry se casan en una ceremonia judía tradicional y exploran la posibilidad de tener hijos. Tras muchos intentos, Charlotte consigue quedarse embarazada, pero aborta muy pronto, lo que la deja completamente destrozada. Finalmente, hacia el final de la serie, los aprueban como padres adoptivos de una niña china a la que llamarán Lily.

Resulta muy interesante el arco de evolución de Charlotte. Pasa de ser una princesita caprichosa y exigente a amar sin límites a un hombre que es todo lo contrario de lo que a ella le parecía atractivo. Esto nos habla de una Charlotte que aprende a las malas a dejar de lado la superficialidad. Su matrimonio con Trey, basado más en el atractivo que en intereses comunes, le trajo muchos disgustos y la hizo sentirse incapacitada para el amor. Pero con Harry aprende cómo se siente al amar por primera vez en toda su vida, mirando más allá del aspecto físico, al corazón de la otra persona. Es muy divertido verla tratando de adaptarse a la convivencia con Harry en su precioso apartamento de Park Avenue, ya que Harry tiene la costumbre de ir desnudo por la casa y sentarse en los sillones a pelo, así como dejar las bolsitas de té esparcidas por todas partes; tras unos pequeños ajustes, ambos quedan contentos y aprenden a convivir juntos, a quererse y a respetarse mutuamente.

Otro elemento vital en el desarrollo de la personalidad de Charlotte es su incapacidad para tener hijos. De las cuatro amigas, es la que tiene el instinto maternal más desarrollado, la única que ansía ser madre por encima de todo… y es precisamente la única que no puede conseguirlo a menos que ocurra un milagro. Por eso se siente tan dolida cuando Miranda se queda embarazada por accidente, porque ve lo injusto de su situación y le parece horrible que otra quiera deshacerse de lo que a ella le encantaría tener. Esta carencia de hijos es lo que hace madurar a Charlotte definitivamente, haciéndole ver que todo lo bueno se hace esperar y que no tener lo que tanto ansiaba no quita que pueda ser feliz con lo que ya tiene en su vida.

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