miércoles, 3 de agosto de 2016

¿Qué quiere una Princesa Disney? - COLABORACIÓN ESPECIAL!!


¡Hola a todos!

¡Bienvenidos un día más a La Biblioteca de Laura! Como habréis podido dilucidar por el título de la entrada, hoy vamos a volver a viajar al Castillo Disney para visitar a sus princesas más famosas. Sé que es un tema que ha sido tocado en este blog unas cuantas veces; no es que me guste repetirme, pero ya sabéis que cuando me entusiasmo con un tema es muy difícil bajarme de la burra. Además, el tema Disney siempre está en boga; de vez en cuando se pueden encontrar curiosos artículos que tratan cuestiones acerca de los personajes de la franquicia en las que pocas veces reparamos, y la verdad es que algunas de esas cuestiones son bastante interesantes.

La que hoy vamos a tratar aquí tiene que ver con el machismo. Desde hace muchos años, los detractores de Disney han venido diciendo que las películas de la famosa factoría pecan de machistas, pues reflejan a los personajes femeninos como damiselas en peligro que sólo buscan ser rescatadas por el héroe de turno. La propia Disney ha sido consciente de que estas acusaciones eran en parte verdaderas, y desde hace unos años ha venido reformándose para adaptarse a los nuevos tiempos, lo que se puede ver en sus personajes. Las princesas Disney actuales son muy distintas a las primigenias, y todos estamos de acuerdo en que han experimentado diversos cambios que las han enriquecido mucho.

Sin embargo, es posible que darle tantas vueltas al modelo femenino Disney haya conseguido el efecto contrario al que se esperaba. ¿Qué quiero decir con esto? Que las princesas Disney, que empezaron siendo doncellas delicadas de personalidad débil, han evolucionado tanto que se han convertido en chicas fuertes y decididas y, a continuación, han seguido cambiando hasta volver a ser tan flojas y débiles como eran antes. En otras palabras, que en vez de dar un giro de 180º, han seguido adelante hasta cubrir los 360º. Volvemos al principio. El ciclo sin fin, como dirían en El Rey León. El propósito de esta entrada será ahondar un poco en la personalidad de las princesas Disney para descubrir si esto es cierto; si acaso Cenicienta no era un modelo machista de mujer y, en cambio, la princesa Anna de Frozen sí lo es.

Para la realización de esta entrada no voy a estar sola. Hoy cuento con la colaboración de Estelwen Ancálimë, lectora VIP de esta Biblioteca, compañera escritora y gran fan de las princesas Disney, a la que le salen chispitas en los ojos cuando empiezan a sonar las canciones de La Sirenita. Entre las dos vamos a guiaros a través de la personalidad de diez princesas Disney, reflejada en sus canciones principales, denominadas por Estelwen como canciones "Yo quiero"; son aquellas canciones en las que las protagonistas suelen revelar sus deseos más profundos y dejan entrever parte de su personalidad.

Como hay más princesas Disney de las que suponíamos y algunas no cumplían con ciertos requisitos para pertenecer a la lista, entre Estelwen y yo nos hemos decidido por diez princesas de las más emblemáticas. De estas diez princesas, yo voy a hablaros de Blancanieves, Cenicienta, Bella, Mulan y Rapunzel, así que tendréis que visitar el blog La Luz de Valinor para leer sobre Aurora, Ariel, Pocahontas, Tiana y Anna. Estelwen y yo vamos a analizar las canciones principales de las princesas, a crear un perfil de cada una de ellas y a demostrar que no todas las chicas Disney han estado preocupadas por encontrar el amor de un hombre, tal y como siempre se nos ha hecho creer.



Blancanieves (Blancanieves y los Siete Enanitos, 1937)

Aunque esta entrada pretende demostrar que las princesas Disney no son personajes débiles que sólo buscan ser salvadas por el príncipe de turno, me temo que la adorada Blancanieves no puede presumir de ser una princesa muy autosuficiente. El cuento de Blancanieves lleva arrastrando montones de acusaciones acerca de la pasividad de su protagonista desde hace décadas, y tenemos que admitir que tienen fundamento. Analicemos un poco más la personalidad de la primera princesa Disney de la historia.

El cuento comienza presentándonos a Blancanieves, una niña de unos catorce años que es víctima de los celos enfermizos de su madrastra, cuyo único propósito en la vida consiste en ser la mujer más hermosa del reino. Para desprestigiar la belleza de Blancanieves, la reina la ha vestido con andrajos y la ha degradado a la posición de sirvienta con la esperanza de que así resulte menos atractiva. Pero el dictamen del Espejo es absoluto: a pesar de todo, Blancanieves sigue siendo la doncella más hermosa del reino. Al saber esto, la malvada reina no parará hasta destruir por completo a su hijastra, llegando a utilizar magia negra para transformarse en una bruja y para envenenar una manzana que acabará definitivamente con su enemiga.

En medio de todo este panorama, resulta curioso que Blancanieves aparezca ante el espectador como una fresca y lozana jovencita. No actúa como si sufriera malos tratos o vejaciones, sino que sonríe, trabaja sin quejarse y, como mucho, se permite exhalar un discreto suspiro. En vez de preocuparse por las maldades que su madrastra pudiera hacerle, se evade hablando con los animales, cantando y soñando con encontrar a su amor. Escuchemos su canción al respecto:




¿Les digo un secreto?
¿Prometen no contarlo?
Este pozo milagroso es.
Si deseas algún bien
se lo podrás pedir.
Si el eco le oyes repetir,
tu anhelo lograrás.

Deseo (deseo)
que un gentil galán
me entregue (me entregue)
su amor (su amor).
Quisiera (quisiera)
oírle cantar
su intensa (su intensa)
pasión (pasión).

Deseo (deseo)
que no tarde más.
Que venga (que venga)
mi bien.


Blancanieves y los Siete Enanitos es un cuento que está plagado de referencias muy claras a la madurez y la sexualidad de las muchachas adolescentes. Pero vamos a dejar el psicoanálisis un poco de lado y vamos a centrarnos en la acusación de machista que se le hace a este cuento. Si analizamos la canción de Blancanieves, parece que lo único que desea de verdad es que aparezca un gentil galán que le cante canciones de amor. En otras palabras, que Blancanieves sólo le pide a la vida un hombre que la ame de verdad.

¿Se puede considerar esto machista? Pues depende de nuestro punto de vista. Si consideramos que Blancanieves ha sido creada para representar al prototipo de mujer que es incapaz de hacer nada sin la intervención de un hombre, podría considerarse machista. Además, hemos de tener en cuenta que la película es de los años 30, y por entonces triunfaba un estereotipo de mujer pura, inocente y abstraída de la realidad; quizá tuviera mucho que ver el contexto histórico de entreguerras en el que se hallaba Estados Unidos por entonces, con una mentalidad sobre la guerra y la Gran Depresión que se veía reflejada también en los dibujos animados, más cándidos que en otras épocas, más preocupados por inculcar en los niños un sentimiento de abstracción para que no pensaran en los desastres políticos y económicos por los que pasaba su país por entonces.

Pero tal vez debamos ver las cosas desde otra perspectiva. Pensad en cómo ha sido la infancia de Blancanieves: Una niña que ha perdido a sus padres y tiene que someterse a la voluntad de su madrastra, una celosa y malvada mujer que la trata mal, la degrada e incluso quiere matarla. Blancanieves es una muchacha que ha crecido sin saber lo que es el cariño pero que, a pesar de todo, siempre tiene una sonrisa para todos y trata de ser feliz lo mejor que puede. ¿Qué tiene de malo que busque encontrar el amor? Lo lógico en una niña de catorce años es que empiece a interesarse por los chicos, a fantasear con la idea del amor. Y sí, Blancanieves tiene una idea muy inocente e idealizada de lo que es el amor, pero pensar así es lo que la hace feliz. Y eso no es machista, sino perfectamente natural.

Así que, por todo esto, no me parece que Blancanieves sea un modelo machista de mujer. Quizás si la película hubiese dotado de un poco más de personalidad a la princesa, hoy en día no pensaríamos tan mal de ella.



Cenicienta (La Cenicienta, 1950)

El caso de Cenicienta es muy similar al de Blancanieves, y estoy segura de que todos podréis ver el parecido entre ambas princesas. Las dos se quedan huérfanas a una edad muy temprana, tienen que vivir bajo el yugo de sus malvadas madrastras y, tras muchas vicisitudes, ambas encuentran la salvación en el amor de un príncipe maravilloso. El cuento de La Cenicienta guarda también muchas referencias a la madurez de las niñas y a su comportamiento con respecto a la figura materna, vista por ellas como una amenaza al llegar a cierta edad. Pero, ¿es este el caso de Cenicienta?

La historia, como ya he dicho, es muy similar a la de Blancanieves. Cuando la joven Cenicienta pierde a su padre, queda por completo a merced de lady Tremaine, su madrastra, que en vez de tratarla como a sus dos hijas, la rebaja al nivel de una sirvienta. Cenicienta crece sin amor en una casa donde su madrastra y sus hermanastras, única familia que le queda en el mundo, la desprecian y la agobian con multitud de tareas absurdas y duros trabajos. A pesar de todo, Cenicienta cuenta con la ayuda de una buena hada madrina, que aparece de la nada para cumplir su deseo de ir al baile que se celebrará en el palacio real. Allí tendrá lugar su encuentro con el príncipe, del que tendrá que escapar en cuanto el reloj dé la medianoche, pues el hechizo que la ha convertido en una preciosa princesa se desvanecerá a esa hora. De esa mágica noche sólo quedará su zapatito de cristal, pues el otro lo ha perdido al escapar del príncipe para que éste no descubriera su identidad.

Una vez más, vemos que una inocente muchacha está sumida en la desdicha que provoca la injusticia de su situación familiar. Y, sin embargo, vemos que Cenicienta no pierde la esperanza en que las cosas cambiarán. Vamos a oír su canción:




Soñar es desear la dicha
en nuestro porvenir.
Lo que el corazón anhela
se sueña y se suele vivir.

Si amor es el bien deseado
en dulces sueños llegará.
No importa quién borre el camino,
marcado está un destino
y el sueño se realizará.

(parte hablada)

El sueño quizá seas tú.

No importa quién borre el camino,
marcado está un destino
y el sueño se realizará.


Al igual que Blancanieves, Cenicienta recurre a los sueños para evadirse de una realidad que la oprime y mortifica. Obligada a trabajar de criada en su propia casa y a sufrir los insultos y humillaciones de sus parientes, Cenicienta dedica su escaso tiempo libre a soñar que llegarán tiempos mejores para ella. Su conducta puede calificarse de extremadamente idealista, ya que Cenicienta tiene una fe ciega en que las cosas cambiarán por sí solas. Para ella, soñar es desear la dicha en nuestro porvenir; es como si tuviera el convencimiento de que sólo con soñar que las cosas cambiarán, esto sucederá. Sin embargo, vemos que Cenicienta siempre tiene que ser ayudada por fuerzas externas para que sus sueños se cumplan: Los ratones cosen su vestido para el baile, el hada madrina la ayuda, los animales de la casa la sacan de su encierro para que pueda probarse el zapato... En ella se hacen realidad sus propias palabras: No importa quién borre el camino, marcado está un destino y el sueño se realizará. Es el destino el que dicta que Cenicienta consiga ver sus sueños cumplidos.

Pero centrémonos en la premisa machista. ¿Por qué se considera que el cuento de Cenicienta es machista? Por lo que he dicho antes: Porque Cenicienta depende del príncipe para que su sueño de ser feliz se cumpla. O sea, que da a entender que su sueño de felicidad consiste en conocer a un hombre con el que casarse. Pero creo que el cuento de Disney va un poco más allá. Tenemos que tener en cuenta que Cenicienta es una princesa clásica en un sentido un poco peyorativo: Antes, el prototipo de princesa era el de una damisela en apuros que esperaba ser rescatada por su héroe salvador. Pero Cenicienta no hace demasiado hincapié en el amor como remedio de sus males; lo menciona en su canción, pero de manera fugaz, casi anecdótica. En realidad, parece más interesada en alcanzar una felicidad más global, algo con lo que en el momento en que empieza su historia sólo puede soñar. Y a mí esto no me parece machista en absoluto.



Bella (La Bella y la Bestia, 1991)

Uno de los cuentos más hermosos adaptados por Disney ha sido La Bella y la Bestia. La tierna historia de una muchacha que se ve obligada a vivir con un monstruo que, sin embargo, la trata bien y se muestra solícito con ella. El tiempo y diversos acercamientos harán que surja el amor entre ellos, y es precisamente el amor de Bella el que salva a la Bestia de la maldición que una hechicera había lanzado sobre él como castigo por su despotismo, haciéndole recuperar el aspecto humano que tenía antes.

Ante este panorama, las feminazis más extremistas ya se estarán frotando las manos ante la premisa de la historia: Cielo santo, una chica que se enamora de una bestia, que no es más que un hombre que la insulta y la trata fatal. Fijo que nos están vendiendo la falsa idea de que el amor puede cambiar a una persona, y todos sabemos que esa es la semilla de los malos tratos, el germen de la violencia machista y patriarcal. ¡Qué mal ejemplo les está dando esta princesa a las niñas, que serán víctimas de hombres violentos que las convertirán en sus felpudos!

¿En serio se puede llegar a esa conclusión? Viendo la actitud de Bella, yo diría que no. De hecho, en ella se puede observar una evolución que no se ve en otras princesas Disney anteriores a ella. Si escuchamos la canción Madame Gastón, comprenderemos que la verdadera motivación de Bella tiene muy poco que ver con la figura de un hombre:




¿Ya se ha ido?
¿Os imagináis? ¡Me ha pedido que me case con él!
¡Yo, la mujer de ese palurdo estúpido!
Madame Gastón, qué cosas tiene.
Madame Gastón, yo su mujer.
¡Ni hablar! ¡Yo no! Lo garantizo.
El mundo entero quiero conocer.

Quiero vivir preciosas aventuras;
es mi esperanza y mi ilusión.
Y podérselas contar
a un amigo de verdad,
y que siempre sepa escuchar.


Quiero vivir preciosas aventuras; es mi esperanza y mi ilusión. He ahí el deseo más profundo de Bella. Como podemos ver, Bella no tiene interés alguno en enamorarse de un hombre que la rescate de la monotonía de su aldea. Es una joven muy inteligente y una ávida lectora, hábito que suscita la depredación de sus vecinos de la aldea, quienes la consideran rara y extravagante. Su visión de la vida la coloca en una posición bastante más elevada que la de otras princesas Disney, ya que sabe muy bien lo que quiere y no tiene problema alguno en dejar clara su postura, como se puede ver en sus múltiples negativas a los requerimientos de Gastón y a su intransigencia ante los gritos de Bestia.

Me resulta muy extraño que haya gente que meta a Bella en el saco de las princesas políticamente incorrectas, porque me parece que le están dando mil vueltas a una idea preconcebida que en ningún momento se deja entrever en la película. Bella es una joven decidida y aventurera que experimenta una curiosa dicotomía: Cuando vive en su aburrida aldea, se siente encerrada y ansiosa por salir y probar la libertad; en cambio, cuando se ve obligada a permanecer en el castillo de Bestia, descubre que tiene una gran libertad de movimientos y que puede hacer lo que quiera sin sufrir la censura de nadie. Saber que es una prisionera no le hace perder su personalidad, ya que no se vuelve sumisa ante su captor; todo lo contrario, pues no abandona su resolución y se arma de paciencia para hacer entrar en razón a la testaruda Bestia y hacerle ver que su comportamiento no es el más adecuado. Y es así, a fuerza de razonar, como consigue despertar al hombre gentil y bueno que hay en el príncipe Bestia, hasta el punto de que su amor por él le devolverá su aspecto original.



Mulan (Mulan, 1998)

La historia de Mulan es una de las más interesantes y originales de todas las que han visto la luz en la factoría Disney, aunque me temo que su adaptación a la gran pantalla no gozó de todo el éxito que merecía. Basada en una antigua leyenda china, nos cuenta la historia de Mulan, una jovencita a la que le gustaría honrar a su familia aprendiendo a comportarse como se supone que debería hacerlo una buena esposa china. Sin embargo, una vida hogareña dedicada a su esposo y a sus hijos no es lo que el destino le depara a Mulan, sino algo mucho más importante y arriesgado: enrolarse en las filas del ejército chino. ¿Y cómo ha llegado una muchacha a ser soldado del ejército? Pues haciéndose pasar por chico para sustituir a su anciano padre, que había sido llamado a filas. Para protegerle y salvar el honor de su familia, Mulan se enfrenta a una muerte casi segura ya que, si no muere en la guerra, podría ser condenada a muerte si se llega a descubrir que es una mujer.

Mulan es el sueño de cualquier feminista. La historia de la jovencita que no encaja en los clásicos estereotipos de mujer abnegada, futura madre y esposa, pero que llega a ser conocida y elogiada por toda una nación por haber contribuido a su salvación es realmente inspiradora. ¡Por fin una princesa Disney se niega a asumir el rol que la sociedad le impone y se lanza a luchar! Y no para seguir a un hombre o para ganarse su amor, sino para proteger a su padre y salvar el honor de su familia. Si queréis mi opinión, Mulan es el mejor ejemplo a seguir entre las princesas Disney.

Pero, a pesar del valor que caracteriza a Mulan, la presión a la que está sometida por parte de su entorno para convertirse en la típica esposa china es tan grande que la lleva a plantearse dudas acerca de quién es ella en realidad, como canta en esta preciosa canción:




Lo sé bien.
No seré jamás una esposa más
o una buena hija.
Ya temí
no saber cumplir su plan.
Donde voy llevo la inquietud.
Si yo misma soy,
mis mayores sufrirán.

¿Quién es la chica que veo aquí, tras de mí?
Guarda el mal reflejo de alguien que no soy.
¿Qué tengo que intentar?
¿Cuánto habrá que ocultar?
Es la imagen que alguien vio,
no es la realidad.
¿Cuándo más reflejo yo toda la verdad?


El dilema al que se enfrenta Mulan es real como la vida misma, y estoy segura de que más de uno ha intentado responderse a las mismas preguntas que se hace la chica. ¿Cuántos de nosotros nos hemos planteado dudas acerca de quiénes somos en realidad? ¿Cuántas veces hemos intentado convertirnos en otra persona para responder a las expectativas de los demás? Mulan no es tan distinta de otras muchachas de su edad. Tiene miedo de ser ella misma porque cree que hará sufrir a sus padres y avergonzar a sus ancestros. Se siente rara, pues sabe que es distinta a las otras chicas de su edad. Sin embargo, cuando canta es la imagen que alguien vio, no es la realidad, nos damos cuenta de que Mulan sabe que no puede evitar ser como es, que la sociedad está intentando transformarla en una persona distinta a la que es. Y, a pesar de todo, se culpa por ser motivo de vergüenza para sus padres, aunque estos la adoran con todo su corazón.

Para ser una de las princesas Disney más feministas de toda la factoría, llama la atención la poca popularidad que ha tenido Mulan entre el público infantil femenino. Puede que tenga que ver con el hecho de que Mulan está disfrazada de chico durante tres cuartas partes de la película, lo que quizá haya apagado un poco el entusiasmo de las niñas por este personaje. De hecho, en la mayoría de las ilustraciones actuales de Mulan, los dibujantes la caracterizan como una muchacha vestida y maquillada a la manera china, toda delicadeza y dulzura, obviando sus comportamientos un tanto rudos. Es como si eliminar lo más característico de Mulan, que es su valor para disfrazarse de hombre y luchar en el ejército en nombre de su padre, la haya hecho merecedora de ser una princesa Disney. Así pues, en este caso no hablamos de una princesa machista, sino de una chica incomprendida por la sociedad que la rodea a la que se ilustra convertida en la damita que ella siempre renegó ser.


Rapunzel (Enredados, 2010)

La película Enredados marcó un nuevo hito en la historia de la factoría, ya que supuso la perfecta combinación entre la animación digital más moderna y las historias clásicas al más puro estilo Disney. La historia de Rapunzel supo encandilar a niños y adultos por igual, y si no obtuvo una mayor repercusión se debe, sin duda, a la relativamente escasa publicidad que se le dio en su día. De haber tenido una campaña de marketing más intensa, estoy convencida de que Enredados habría tenido mucha más fama entre el público infantil.

Hablo de la historia de Rapunzel, pero es necesario aclarar que los personajes contribuyen en gran medida a incrementar la calidad de la película. De entre todos ellos, voy a centrarme en la protagonista, Rapunzel, una hermosa princesa que ha sido secuestrada siendo tan sólo un bebé por la malvada y vanidosa Madre Gothel, quien conoce el poder de vida y regeneración que posee el largo y antinatural cabello de Rapunzel. Sabiendo que la están buscando y que podría perder la capacidad de ser eternamente joven si Rapunzel decide irse, Gothel se refugia en una torre y mantiene encerrada a Rapunzel, a la que advierte acerca de no salir nunca de allí para que no le hagan daño.

Rapunzel es una chica obediente, y durante años obedece a su madrastra y se queda encerrada en la torre, sin atreverse a salir. Pero con el tiempo se da cuenta de que la torre, su mundo, se le ha quedado pequeña y que ansía probar la libertad. La canción que canta al principio de la película, mientras juega con Pascal, es una buena prueba de sus sentimientos:




Ya son las siete, hay que ponerse en marcha.
Con las tareas ya tengo que empezar.
Hay que limpiar a fondo toda la casa.
Terminé, ¿y qué hago yo hasta mañana otra vez?

Un libro ahora leeré, o tal vez dos o tres.
Y pintaré algo nuevo en mi gran pared.
Tocar, luego tejer y después cocinar.
¿Cuándo mi vida va a comenzar?

Luego haré puzles, tirar dardos y galletas.
Papel maché, ballet y algo de ajedrez.
Alfarería, teatro y hacer velas.
Estirar, dibujar, escalar, diseñar.

Más libros releeré, y el rato pasaré.
De nuevo buscaré algún hueco en la pared.
Después cepillaré y más cepillaré,
encerrada en el mismo lugar.

Y me pregunto, pregunto, pregunto,
mi vida, ¿cuándo va a comenzar?

Mañana al fin las luces veré,
y en cada cumpleaños las vuelvo a ver.
¿A dónde van? Allí quiero ir.
Quizás hoy madre me permita al fin salir...


Como podéis ver, la mayor parte de la letra no hace sino contarnos la rutina diaria de Rapunzel. Después de limpiar la torre de arriba abajo, tiene tanto tiempo libre que necesita ocuparlo de cualquier manera: pintando en las paredes, horneando pasteles, haciendo manualidades, leyendo una y otra vez los mismos libros... Pero aunque nos parezca que al principio Rapunzel está contenta, no tardamos en darnos cuenta de que en realidad ansía vivir algo distinto. Y su mayor deseo se expresa al final de la canción, cuando menciona los farolillos que iluminan el cielo todos los años durante su cumpleaños. Rapunzel no sabe que esos farolillos son lanzados en su honor, pero siente la extraña necesidad de dejar su torre para ir a verlos, aunque sólo sea una vez. Aunque para ello tenga que engañar a la que considera su madre.

Las ansias de libertad de Rapunzel se hacen más grandes cuando conoce por casualidad a Flynn Ryder, un ladrón de poca monta que accede a acompañarla a la capital del reino para que vea los farolillos, siempre y cuando ella le devuelva la valiosa tiara de joyas que ha robado. La emoción que siente Rapunzel cuando salta por la ventana utilizando su cabello como cuerda y toca la hierba por primera vez es realmente increíble, como se puede escuchar en este reprise de la anterior canción:




Mira qué cerca está, ya estoy casi a punto.
Mira qué grande es, no sé si podré.
Sólo un pasito más, tengo que intentarlo.
¿Qué hago? No. Allá voy.

La hierba puedo oler, como siempre soñé.
Puedo sentir la brisa; tras ella correré.
Al fin me siento libre por primera vez.
Puedo ir paseando, corriendo,
bailando, saltando,
botando, brincando,
volando, gritando,
mi pecho estallando
y por fin sintiendo:

¡Mi vida empieza aquí!


En la continuación de la primera canción de Rapunzel podemos ver que la princesa experimenta un amplio abanico de emociones. Siente miedo ante la amenaza que supone para ella el mundo exterior, pero, con todo, está ansiosa por probar la libertad. Y cuando por fin la degusta, tocando la hierba, sintiendo el agua y corriendo con el viento, Rapunzel empieza a soltarse y a dejarse llevar por esa maravillosa sensación. Toda su vida ha sido una prisionera sin saberlo, y sólo al probar la libertad se da cuenta de cuántas cosas se ha perdido. Como ella misma declama al final de su canción: ¡Mi vida empieza aquí!

¿Y qué tendría que ver Rapunzel con el machismo? Pues poca cosa, en mi opinión. Al principio, yo era de las que opinaba que Rapunzel sí representaba un modelo machista de mujer por el hecho de que su arma es una sartén. Sin embargo, si tenemos en cuenta que no es una princesa guerrera ni sabe utilizar un arma, lo lógico es que recurra a un objeto cotidiano y fácil de manejar para defenderse. ¿Y qué objeto más cotidiano para ella que una sartén? Pero aparte de eso, no se le puede achacar ni un ápice de machismo a Rapunzel. Ella no escapa de la torre para convertirse en el premio de un hombre que ha quedado prendado de su belleza y dulzura, sino que huye para cubrir su necesidad de libertad, de explorar el mundo que la rodea. Flynn simplemente es su catalizador; él es su oportunidad para escapar de la torre para ir a la capital a ver cómo lanzan los farolillos al cielo, su mayor deseo en la vida. Un deseo muy simple pero cargado de un gran significado para Rapunzel.


¡Y hasta aquí por hoy! Espero que os haya gustado esta entrada y que os animéis a comentar si tenéis alguna aportación que quisierais hacer. Y, por supuesto, os recuerdo que podéis saber más cosas de las cinco princesas Disney restantes si visitáis el blog de Estelwen, llamado La Luz de Valinor. Estoy muy contenta por haber hecho esta colaboración, me lo he pasado muy bien y me gustaría volver a hacer un proyecto juntas en el futuro si ella quiere ^^*.

¡Hasta pronto!

6 comentarios:

  1. Como siempre, magnífica entrada. ¡Me ha gustado mucho colaborar contigo en ella! Y ya es suerte que nos las hayamos repartido, porque hay muuucho más que decir de las princesas Disney de lo que se podría suponer a simple vista.
    Y que conste que, para mí, el personaje más feminista de Disney, si sólo puedo decantarme por uno, es Mulán, que además es una de mis favoritos :-)

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    1. Gracias a ti, que la que plantó la semilla del debate has sido tú! ^^*
      A mí también me ha encantado colaborar contigo! Por cierto, coincido contigo en las muchas cosas que hay que decir sobre las princesas Disney... y eso sin contar con las que hemos tenido que eliminar por no ajustarse a los parámetros que buscábamos (menos mal que se te ha ocurrido advertirme! Si no, a día de hoy tendríamos un análisis de unas 20 chicas Disney, ^^U).
      En mi caso, mi favorita es y será siempre Bella, sobre todo por lo mucho que nos parecemos (la lectura, las ganas de vivir aventuras, el rechazar a babosos XP...), pero es verdad que, si nos ponemos feministas, la que representa un mejor ejemplo a seguir es Mulan. No todos los hijos serían capaces de hacer algo tan extremo por salvar a sus padres de una guerra.

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  2. El problema de las niñas con Mulan es el mismo que los hombres tenemos con las princesas Disney: No se identifican con un ambiente perteneciente al otro sexo.
    Soy hombre y Mulan es indudablemente mi peli de princesa preferida, precisamente porque su trama es mayoritariamente masculina. Además me gusta lo exótico.

    La trama de Mulan, la mas feminista, siendo la mas masculina? No suena eso un poco a que feminismo>Adoptar rol masculino? No es eso otra forma de machismo?

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    1. No creo que se pueda considerar machismo el que Mulan se vista de hombre, al menos en este caso. Primero, porque Mulan no es una chica excesivamente masculina, sino diferente; su comportamiento no se ajusta a lo que la sociedad ha decidido que debe ser una mujer, ya que le gusta corretear, brincar y prefiere una buena aventura antes que un tocado para el pelo. Eso no implica ser masculina, sino que Mulan posee otros gustos. Segundo, porque Mulan no se viste de chico porque quiere, sino porque se ve obligada a ello. Mulan nunca se habría travestido de no ser porque su padre corría peligro de morir en la guerra contra los mongoles. Si hubiera sido distinto, si hubiera querido travestirse para ir a la guerra y probar sus habilidades, sí que hablaríamos de una chica que ha decidido adoptar un rol "masculino" (siempre fijándonos en el contexto de la película); pero Mulan se ve arrastrada por las circunstancias y, de hecho, hay comportamientos típicos masculinos como los de escupir o darse de tortas con los compañeros que ella no es capaz de imitar y con los que se siente incómoda. En ese sentido, sí que conserva algo de "feminidad" o, por lo menos, mejor educación.

      Pero coincido contigo en que el hecho de que Mulan siempre esté vestida de chico echa para atrás a muchas niñas. A ciertas edades, la mayoría de niñas quiere ver princesas envueltas en vestidos vaporosos, cargadas de joyas y luciendo peinados ostentosos antes que vestidas con armadura y portando una espada.

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  3. Asumo que Ana también seguirá los comentarios de esta entrada, así que para no colapsar su blog, aquí te dejo otra visión del machismo en Disney.

    Como he dicho en el blog de Ana, el machismo en Disney, en mi opinión, no se debe exclusivamente a las ambiciones de sus protagonistas (no tiene nada de malo querer enamorarse, y además enamorarse bien, de alguien que te respete), sino al desarrollo de las pelis y especialmente al final: casi todas son salvadas por hombres. Justo después de publicar ese comentario he leído tu entrada y he caído en otro aspecto machista de Disney: el trato de las mujeres a otras mujeres.

    De tus cinco princesas, nada menos que tres (cuatro, si contamos a la casamentera de Mulán, o incluso a su madre) de ellas son o maltratadas, o como poco controladas por las mujeres a su alrededor. ¿Una madrastra no puede ser buena persona? ¿Acaso no hay madres biológicas malas? ¿Y qué hay de las hermanastras de Cenicienta, que son ruines incluso entre ellas? Ya sé que los malos deben tener un sexo y que a veces las malas son mujeres, y me parece bien (a mí Maléfica me cae bien, qué queréis que os diga. Y no, no he visto la peli de Angelina Jolie).

    Ya he dicho que analizar la canción "yo quiero" está bien pero... ¿y el resto? La Cenicienta tiene una canción que dice, y cito:

    Gus: "Llego yo con las tijeras."
    Jack: "La aguja es mi herramienta."
    Ratoncita (sin nombre, para qué, solo es una chica): "Eso es cosa de mujeres, busca más enseres."

    Magnífico. Machismo en las propias mujeres. ¿O Mulán y "Mi dulce y linda flor"? ¿O Mulán y "Todo un hombre haré de ti" ("Me enviaron NENAS, tal vez a jugar")?

    Otra herramienta que podríais haber utilizado en vuestro análisis es el test de Bechdel. ¿Hay dos mujeres, con nombre, hablando de algo que no sea un hombre? Antaño se consideraba que, para pasar el test, no debían hablar ni una sola vez sobre hombres. Visto que era casi imposible, se rebajó a que al menos tuvieran una conversación sin hablar de ellos. Y de las tuyas, pues...
    -Blancanieves: no. El intercambio de la manzana con la bruja no cuenta, lo siento.
    -Cenicienta: no. Se limitan a darle órdenes; no se produce un intercambio de ideas.
    -Bella: hell no. No hay más mujer que Bella (y que me perdone la señora Potts). O vale, aceptamos a la tetera. El Amo está presente en todas sus conversaciones.
    -Mulán: nop. Con su madre y su abuela habla de casarse. Y no hay más mujeres. Por cierto, ¿tenían nombre?
    -Rapunzel: mira, esta sí. Con Madre Gothel habla de irse, en general, a ver mundo. Pero es que Rapunzel en general es bastante feminista. Si quitamos el detalle en el que es el chico el que la salva, claro. Y al final ella lo salva a él ^^ (adoro esta peli).

    Enamorarse está bien. Hay madrastras malas. Y está bien que el chico salve a la chica de vez en cuando. Yo no odio Disney (al contrario, me encanta). No es del todo justo analizar el pasado desde la perspectiva del presente. Y sería absurdo pretender ahora que todas las películas hablen de mujeres independientes, liberadísimas, cuyo objetivo en la vida sea únicamente el éxito profesional o sin incluir nada de amor. Pardiez. ¿Pero qué tal un 40%-60%?

    Más princesas sin príncipe.
    Más princesas con amigas.
    Más princesas dueñas de su destino, protagonistas absolutas y activas de su historia.
    Más princesas que no sean princesas.
    Más princesas que se enamoren de otras princesas.

    Y que de la Cenicienta se pueda decir lo mismo que de las pelis de Paco Martínez Soria: que hacen gracia, pero que por suerte ya no pensamos así.

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    1. Has expuesto muchos puntos interesantes, Babilonia.

      En primer lugar, me gusta la mención que haces acerca de que muchas princesas son controladas o maltratadas por las mujeres de su propio entorno. En los casos de Blancanieves y Cenicienta, al tratarse de cuentos extraídos de la cultura popular, tienen una cierta proyección psicológica. Tanto la madre como la madrastra son figuras que se oponen a la protagonista (que suele ser bastante joven) porque representan una circunstancia en la madurez de una niña: la "rivalidad" o rebeldía que la niña expresa ante la figura materna. En el caso de los cuentos está bastante exagerado, pero eso es básicamente lo que representan las madrastras. De ahí que casi todas sean malas en los cuentos. Eso sí, coincido contigo en que Maléfica es la mejor villana Disney de todos los tiempos. A mí también me gusta mucho! ^^*

      En lo que toca a las canciones "Yo quiero", la verdad es que tanto Ana como yo quisimos basarnos única y exclusivamente en el deseo expresado por la propia protagonista, no en el cuento en general. Desde tu punto de vista, y no te falta razón, Cenicienta muestra muchos matices machistas (la intervención de la ratoncita hoy en día se vería como algo inaceptable). Se me ocurre ahora otro ejemplo en "La Bella y la Bestia": las tres chicas que lo único de lo que saben hablar es de lo bueno que está Gastón. ¿Otro más? En el caso de Mérida (que no está en la lista porque cuando salió todavía era de la Pixar), la propia protagonista tiene que resolver la situación remendando un tapiz; o sea, realizando una tarea catalogada como típicamente femenina.

      Y ojo, que lo que pides tampoco es tan descabellado. Es cierto que no hay princesas que tengan amigas (vale, obviemos a la Princesa Sofía), ni que sean dueñas de su destino; casi todas dependen de factores externos para salir airosas, ya sea un hombre o la casualidad. Y, ya que lo sacas a relucir, sería muy interesante ver a una princesa Disney enamorada de una chica. Pero no creo que la Disney se lance a la piscina...

      Gracias por pasarte y comentar! ^^*

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