miércoles, 10 de abril de 2013

Qué hacer cuando te acosan en el instituto


Sé que el tema no es nuevo. Los medios de comunicación se dedican a echar luz sobre el tema cada cierto tiempo, normalmente cuando ha ocurrido una desgracia irreparable, para concienciarnos y dejar bien claro que toda la culpa es del anónimo espectador que asiste, aborregado, a un macabro espectáculo que no tiene ganas de frenar. En cierta medida, todos somos responsables de lo que ocurre.

Como mucha gente, yo también he pasado por el infierno del acoso escolar, así que sé de lo que estoy hablando. Entre los diez y los diecisiete años fui víctima de una persecución incansable por parte de personas que, sin yo saber por qué, querían hacerme daño. Cuando eres tan joven, lo único que quieres es hacer amigos y compartir con ellos todo lo que a ti te entusiasma. Pero, ¿qué haces cuando la mitad de tu clase te hace el vacío y la otra mitad te aparta a insultos? Pues así me sentía yo. Era una oveja cabizbaja en un mundo de lobos. Nunca me había metido con nadie, pero todos me hacían notar que yo allí sobraba. ¿La razón? La desconozco.
 
El acoso escolar o bullying es una persecución intensa que puede verse desde un doble rasero. Para el que persigue se trata de un pasatiempo muy entretenido; para el que es perseguido es un infierno que nunca termina. Es difícil saber por qué la toman con unos y con otros no, porque cada caso es distinto. Lo único que importa es que ocurre en nuestros institutos, que hay mucha gente que lo pasa mal sin tener por qué, que no sabe cómo enfrentarse al problema y, en el peor de los casos, que recurre al suicidio para encontrar la liberación.
 
Cada vez que se da un nuevo caso de acoso escolar y se informa de ello, siento cómo se me saltan las lágrimas al recordar mi propia experiencia. Nadie debería sufrir por culpa de unos imbéciles descerebrados a los que les parece muy divertido martirizar y torturar a los inadaptados (a los que ellos consideran inadaptados) por el mero placer de hacerlo.
Por estas razones, hoy quiero dejaros algunos consejos por si tenéis la desgracia de ser acosados en el colegio, en el instituto o donde sea. Y antes de empezar, recordad una cosa: El tiempo pone a cada uno en su lugar.

 
Intimidaciones
 
Sufrir una intimidación es una experiencia muy desagradable, y si hay alguien que le quita importancia o no lo considera así es porque nunca ha sido víctima de ella. La intimidación es más fuerte que un golpe físico, porque perdura en el tiempo y piensas en eso todos los días y a todas horas. Se siente miedo, rabia, terror ante la perspectiva de tener que volver a encontrarte con la persona que te persigue y averiguar qué te ha reservado esta vez. Que una persona o un grupo de personas la tome con alguien es una de las peores cosas que le puede pasar a cualquiera, y es mucho más frustrante cuando nadie más mueve un dedo para ayudar a la víctima de la intimidación.
 
En las películas queda muy bonito decir que el acosador actúa así porque no puede evitarlo, porque seguro que de pequeño sus papás se lo consentían todo y mira cómo ha salido al final. La guinda del pastel viene cuando la angelical madre del adolescente atormentado le sugiere que trate de hacerse amigo suyo. Bueno, volvamos ahora a la realidad. ¿Tienes ganas de hacerte amigo de un capullo que se divierte poniéndote motes despreciativos y diciéndole a todo el mundo lo patético que eres? ¿Crees que puedes hallar un amigo fiel en una persona que se dedica a tratarte como un trapo y no se inmuta ante tus lágrimas de desesperación? Si la respuesta es no, entonces siéntete orgulloso de ti mismo por no ser un masoquista.
 
Pero hay algo peor que el intimidador. Pensad en las víctimas que callan por miedo a las represalias, en los que saben que se comete una injusticia y les da exactamente igual, en los profesores que creen que ese tipo de injusticias siempre han existido y que son “cosas de críos”. En general, el chulito sabe perfectamente lo que está haciendo. Si eres testigo de un acoso escolar y no lo denuncias, eres tan culpable como él.
 
Ante este panorama, lo único que se puede hacer es lo obvio: Denunciar. Tanto si eres víctima como testigo, es necesario que denuncies el acoso. ¿Si vieras a un hombre pegándole a una mujer no irías a contárselo a alguien para que metieran a ese cabrón entre rejas? Pues esto es igual. Si callas, darás pie a futuras intimidaciones que pueden acabar en violencia física. No sufras en silencio. Habla con tu tutor cuando estéis a solas, o acude al orientador del instituto para que te aconseje mejor. Si no te atreves a hablar con ninguno de ellos, díselo a tus padres y recalca que lo estás pasando verdaderamente mal; ellos tomarán cartas en el asunto.
 
Lo más sorprendente de esto es que hay gente que no denuncia porque tiene miedo de que los demás le consideren un chivato. Esto no es más que una excusa de cobardes. No es de chivatos denunciar un abuso o una intimidación, sino de valientes. Hace falta tener una gran fuerza de corazón para enfrentarse a los que van de chulos por la vida. Si tú no puedes con ellos, busca aliados entre los que sí pueden. Nadie pensará que eres un chivato, sino que has tenido el coraje suficiente como para denunciar a quienes te martirizaban.

 
Violencia verbal
 
La violencia verbal consiste en insultos, motes ofensivos o tomaduras de pelo que pueden alcanzar cotas extremas si se permite que continúen. Aunque a algunas personas les parece una tontería, los insultos pueden llegar a hacer tanto daño como una patada en el estómago.
 
En general, es mejor ignorarlos, y a veces eso funciona. Pero también puede darse el extremo opuesto: que el acosador interprete tu mutismo como que tiene vía libre para seguir metiéndose contigo, provocarte y obligarte a reaccionar. Si tienes la suerte de que los insultos no pueden contigo y te dejan indiferente, estupendo. Pero no resulta fácil y lo más probable es que acabes perdiendo los nervios a la larga, si el acoso se prolonga demasiado.
 
La mejor manera de afrontar un insulto es demostrar que no estás dispuesto a tolerarlo. Por norma general, el pez grande ataca al pez pequeño; así, el matón de turno irá a por alguien que parezca tímido o vulnerable. Si ese es tu caso, lo lamento profundamente. Es muy difícil enfrentarse a alguien que la toma contigo sin que tú sepas por qué. Pero debes saber algo muy importante: Un chulo, en el fondo, no es más que un desgraciado que sólo se siente fuerte y seguro de sí mismo cuando consigue atemorizar a los demás.
 
Es importante reaccionar ante cada insulto. Muchos hemos sentido la necesidad de dar una respuesta genial y ocurrente al abusador, pero eso no funciona en la mayoría de los casos, puesto que estarás nervioso y asustado, y probablemente soltarás burradas que provocarán más risas. Da una respuesta sencilla, pero hazte oír. Un simple “¡Cállate, imbécil!” puede pararle los pies a cualquiera. Si sigue insistiendo, dile “Métete con tu madre”. Si te dice “Mi madre está muerta”, contesta “Bueno, pues con tu difunta madre”. Que no te importe ofender sus sentimientos; a él los tuyos no le importan nada.


Violencia física
 
Cuando alguien golpea a un adulto, le da patadas o puñetazos, o le hiere, el acto se define con muchos nombres: lesiones físicas, violencia, intento de homicidio, agresiones. Pero cuando un niño o un chico es golpeado por otro en el instituto, se habla de chulería o de “cosas de niños”. Triste, pero cierto.
 
No hagáis caso a quien le quite importancia a una agresión física. Es algo que tiene que tomarse en serio. Nadie tiene derecho a ponerle un dedo encima a los demás, así que no te calles y reacciona. Si ves que un chico le pega a otro, o que una chica atormenta a otra que no puede defenderse, no huyas ni te repliegues como un cangrejo ermitaño. Si no te atreves a defenderlo tú, avisa rápidamente a alguien más mayor. Da la voz de alarma. Que todos sepan lo que está sucediendo.
 
Si tú eres la víctima, haz lo posible por escapar de esa situación. No eres un cobarde por huir y esconderte de los que te persiguen para darte una paliza. Si quieres, escóndete, llora, respira hondo, relájate… Luego, haz lo mismo que te recomendaba en los párrafos anteriores. Tienes que denunciar la agresión a los profesores, a tus padres o a alguien mayor en quien confíes. Si te dicen que no es para tanto, insiste y hazles ver que sí es importante.
 
En general, la parte más dura es aceptar que los padres se enteren de lo que está pasando, si es que no lo sospechan ya. Se los suele dejar en la ignorancia para no preocuparlos o porque creemos que se llevarán un disgusto. También podemos callar porque pensamos que podemos apañárnoslas solos, pero a la larga esto nos va a superar. Siempre es mejor contárselo a nuestros padres, pues sabrán consolarnos y darnos algún consejo. Ten en cuenta que la mayor preocupación de cualquier padre es que su hijo sea feliz.
 
Otro aspecto que puede disuadirnos de denunciar es la posible venganza. Lógicamente, al acosador no le va a gustar tener que cumplir con su castigo, pero no es probable que vuelva a acercarse a ti a menos de dos metros. A menos que sea gilipollas, no se arriesgará a recibir otro castigo. Ahora ya sabe que no tienes miedo de decirle a alguien lo que está haciendo, así que se lo pensará dos veces antes de reincidir. Eso sí, si vuelve a pegarte o continúa amenazándote, asegúrate de decirle a tu tutor que tienes un problema con esa persona y que no te deja en paz.
 
Ten en cuenta que, cuando denuncias una agresión o una intimidación, le haces un gran favor al mundo. Algunos abusones la toman con uno solo, pero la mayoría suelen buscar más víctimas a las que martirizar, y seguirán haciéndolo a menos que alguien les pare los pies.

 
Agresiones sexuales
 
La intimidación y la violencia física son los problemas más comunes que se dan en los institutos porque también son los más extendidos. Pero, por desgracia, a veces pueden ocurrir cosas más graves.
 
El término “agresión sexual” no se limita sólo a la violación de tu cuerpo, sino que abarca varias cosas. Los tocamientos furtivos o los comentarios obscenos también pueden interpretarse como agresión porque, en definitiva, alguien está interfiriendo en tu intimidad. Aunque alguien te diga que tal o cual cosa no es importante, si te sientes estúpida, atemorizada o incómoda por algo que alguien te dice o hace, la cosa ya es grave de por sí.
 
Las agresiones sexuales entre compañeros suelen darse en la pubertad, porque es cuando la mayoría de nosotros somos sacos de hormonas ambulantes capaces de cometer cualquier tontería, y es fácil que una chica sea la víctima de estas explosiones hormonales. Naturalmente, esto no le da derecho a nadie a cometer actos de violencia contra los demás. La mayoría de veces no pasará de bromas o chistes guarros, pero si te parecen desagradables no temas manifestar tu opinión.

 
Comentarios sexuales
 
Los comentarios de connotación sexual, sean cuales sean sus intenciones, no suelen ser un plato de buen gusto. No tiene nada que ver con el cumplido gentil de alguien que te ve y te dice que has cambiado mucho y estás más guapa, sino que se parece más bien al típico piropo de albañil (con todo mi respeto a los integrantes del gremio) que todas tenemos que sufrir un día u otro. Frases como “Vaya par de sandías te gastas” o “Me gustaría ser mariachi para tocarte la cucaracha” suelen provocar repugnancia. Aunque sea en broma, ese chico se está metiendo en un terreno que no le importa. Puede que se crea muy gracioso, pero es posible que provoque una verdadera humillación.
 
A veces, con ignorar los comentarios es más que suficiente para que cesen, porque lo que le divierte al agresor es poner en evidencia a la víctima. En cambio, si lo hace para impresionar a sus amigos, puede que con ignorarlo no baste. Muéstrate fría e impasible, y deja bien claro que no quieres seguir escuchándole. Puedes probar a decirle cosas que también le humillen y le hagan pensar un poco, como “Eres patético, tío” o “Das pena”. Si insiste y no para de hacerte comentarios personales cada vez que te ve, dile con absoluta seriedad que si no deja de molestarte, lo denunciarás. Y mantén tu palabra.
 
Si alguien te hace un comentario tan explícito que te deja helada o atemorizada, aclárale que no te gustan sus palabras. No tienes por qué escuchar que le gustaría bajarte las bragas o lo que quiere que le hagas cuando se baje los pantalones. Puedes decirle cualquier cosa que se te ocurra para que se calle. Si continúa, cuéntaselo a un profesor, a quien puedas explicarle claramente que quieres que ese chico te deje en paz. Recuerda que no tienes por qué soportar ningún comentario soez que tú no hayas consentido.

 
Toquecitos “accidentales”
 
Los toquecitos “accidentales” pueden resultar engañosos porque es difícil saber exactamente qué está pasando. No es fácil averiguar si alguien te ha rozado por casualidad o porque tenía alguna intención de hacerlo. A veces no es sencillo demostrarlo, pero no está de más utilizar el sentido común. Si alguien te roza en los pechos o en el trasero cuando pasa junto a ti y a su alrededor no hay espacio, probablemente es que ha sido una casualidad y, si se da cuenta, te pedirá perdón de inmediato. Pero si hay espacio de sobras y la otra persona podía evitarte sin problemas, puedes empezar a sospechar con razón. Si esa persona ya te ha molestado otras veces haciendo comentarios estúpidos, desconfía doblemente.
 
Si un chico te toca “por casualidad”, lo mejor que puedes hacer es plantarle cara para evitar que vuelva a suceder… siempre que te hayas asegurado que te ha tocado con toda la intención del mundo. Algunos chicos son tan idiotas que hasta se jactarán de haberlo hecho. Si no es la primera vez que te pasa, deja bien claro que no quieres que siga haciéndolo. Que no te importe llamarlo guarro o cerdo en voz alta, para que otros se enteren de lo pervertido que es. Si no te gusta lo que te hace, no tienes por qué soportarlo.
 
Puede que haya gente, incluso entre tu grupo de amigas, que te diga que eres una exagerada a la que le va el drama. Hay chicas a las que les gusta reírles las gracias a los chicos que les hacen comentarios sexuales o les den pellizcos en el trasero, pero tú no tienes por qué estar de acuerdo con ellas. Mantente firme en tu postura y no dejes que te importe lo que piensen los demás. Si algún día crees que puedes encajar esos comentarios subidos de tono o cualquier metedura de mano, será porque tú lo has decidido así.

 
Tocamientos
 
Al hablar de tocamientos, me estoy refiriendo a los que se hacen con conocimiento de causa. Es decir, que no es un roce casual ni lo parece. Cuando alguien te acaricia el trasero, te pellizca los pechos o intenta meter la mano en tu entrepierna sin que tú lo consientas, se trata de un acto de violencia y de un hecho muy grave.
 
Por desgracia, los tocamientos están a la orden del día, y es increíble que los que los hacen no se den cuenta de lo grave de sus actos. A menudo, las mismas víctimas no son conscientes de la gravedad de la violencia que han sufrido. Nunca debes aceptar lo que te sucede sólo porque haya ocurrido en el instituto o porque comenzó como un juego que ha excedido los límites. Obviamente, tampoco deberías callar por miedo a lo que los demás puedan pensar de ti. Si crees que alguien ha hecho algo incorrecto, no dudes en hablar.


Espero de verdad que estos consejos os sean de ayuda si tenéis la desgracia de sufrir el instituto todos los días. Sé lo mal que os lo pueden hacer pasar, y me hubiera gustado que alguien me ayudara en su día a ser más fuerte, porque de esa manera las cosas podrían haber sido distintas. Sin embargo, como eso no puede ser, prefiero intentar ayudaros a soportar mejor esos años con estos consejos.

Nos vemos!

10 comentarios:

  1. Suscribo punto por punto lo que has dicho. Yo también sufrí acoso escolar durante muchos años y sé lo que es. Principalmente, consiste en atacar al que de alguna manera se sale del tiesto, ya que predomina mucho la mentalidad del rebaño, y como dice un refrán japonés "la estaca que sobresale la golpea el martillo".

    Personalmente, me parece un pésimo consejo lo de "ignóralos y te dejarán en paz". Es mentira; yo intenté ignorarlos y nunca me dejaron en paz. Al contrario, se crecieron. Además, ¿por qué demonios habría que ignorarlos, joder? ¡Te están molestando! Por esa regla de tres podría ir yo por ahí insultando a quien me placiera sin que nadie moviera un dedo ni para replicarme, porque total, "lo mejor es ignorarme". ¡Pues no!

    Otro punto clave en estos asuntos es que algunas veces los profesores y hasta los propios padres creen que el acoso es culpa del agredido porque "no se integra". Vuelta a lo de antes: ¿y por qué coño debería integrarme? Si mis compañeros son una panda de idiotas que no sólo no tienen nada en común conmigo sino que no sienten el menor respeto por mí y se divierten puteándome, ¿por qué tendría que integrarme con ellos? Como bien dices, eso de intentar hacerte amigo por cojones de alguien que te trata mal o con quien sencillamente no tienes nada en común, es de ser masoquista.

    Tus soluciones me parecen muy válidas para alguien que tiene algunos amigos en el colegio pero hay otro grupo que lo trata mal. Si no tienes ningún amigo en clase, o están todos en tu contra porque es un modo de ir de guay (ya se sabe que una forma de integrarse es unirse al grupo cuando humilla al marginado de turno), lo mejor es cambiar de centro educativo. Si se puede ir a uno donde estudie algún amigo que tengas de fuera del colegio, mejor. Esto es necesario porque en el colegio donde estás ya tienen unos prejuicios formados contra ti y va a ser muy difícil que dejen de verte como un pringado, así que lo mejor es empezar de cero en otra parte.

    Respecto a lo de las insinuaciones o acosos sexuales, yo tuve la suerte de no sufrir nunca algo así. Pero por experiencia sé que hay que denunciarlo sin dudar porque te van a hacer caso seguro; es el tipo de agresión que trae más cola y que los adultos se toman más en serio. ¿Que a una niña le rompen el material escolar, le pegan chicles en el pelo, la llaman cuatro ojos y le llenan los brazos de moraduras? No pasa nada, son cosas de niños. ¿Que le tocan una teta? Ahí se va a meter hasta el Fiscal de Menores.

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  2. Leí tus entradas sobre el acoso que sufriste, y hasta te dejé algún comentario con mi apodo, Lalachan, porque me sentía bastante identificada contigo.

    Mi caso no fue tan duro como otros, pero eso no quiere decir que no lo haya pasado mal. Un día, la cabecilla del grupo que me acosaba me hartó tanto que me dio un ataque de nervios y me lié a tortas con ella, y la tía aún tenía más que decir!! Iba por ahí haciéndose la víctima, diciendo que yo le había tirado del pelo... pero no le dijo a nadie que se había pasado toda una mañana llamándome de todo menos guapa y tirándome caricaturas burlescas mías.

    En mi caso, yo tenía una única amiga. Mi mejor amiga, Andrea, también sufrió acoso porque estaba gordita. Ella y yo siempre hemos sido uña y carne, pero teníamos la mala suerte de que íbamos a clases diferentes porque las listas iban por orden alfabético. Sólo nos veíamos en el recreo, así que estábamos todo el día solas, cada una enfrentándose a sus acosadores, hasta que ellos decidieron unirse (si es que esto parece de película, pero es cien por cien real).

    Estoy de acuerdo en que a veces es mejor cambiar de centro. Cuando nos tocó pasar a bachillerato, nos cambiamos de instituto y la cosa cambió radicalmente. Lo malo es a mis acosadoras todavía seguía viéndolas por la calle y me soltaban pullas. Hasta que me fui a la universidad no fui verdaderamente libre.

    Lo que pretendo con estos consejos es tratar de ayudar a otros chicos y chicas que están pasando por lo mismo que pasamos muchos en la adolescencia. Quiero que sepan que hay salidas para ese problema, que no esperen a tener 20 años para decir todo lo que deben decir ahora. Si consigo que al menos una persona sea un poco más feliz gracias a lo que he escrito, sabré que les he ganado la partida a los que me amargaron a mí.

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  3. Ojalá le ayude a alguien :-)

    Lo que sí que no entenderé jamás es que haya chavales que opten por suicidarse. Sinceramente, por mucha pena que me den, me parecen MUY tontos. ¿De verdad es preferible la muerte antes que cambiarte de colegio? ¬¬U

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  4. Lo de los chicos que se suicidan yo podría llegar a entenderlo, porque cuando las cosas son tan difíciles, de verdad que llegas a ver la muerte como la única salida posible. Si parece que todo el mundo está en tu contra, ¿acaso no pensarías por un momento que tal vez eres tú el que tiene el problema? Yo, sinceramente, llegué a pensarlo. Hasta que vi que aquellos idiotas no eran todo el mundo.

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  5. holaa chicas!! es q yo tengo un real probl mi mejor amiga y me eneniga se cnvirtieron en amigas y fueron cntra mi y ahora no paran de enviarme wtsapp en el q intentan asustarme q me acosaran manana cn un grupo de amigos y el probl tnen mi foto y me dijeron q lo iban a enviarlo a toda la gente q cnozcan q hago??

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  6. chicas porfavor responderme ahora es q esto me ocurrira manana y tngo miedo y yo soy de las personas q no les gusta ni pelear y no se defenderme no se q hacer :-(

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    1. Siento mucho lo que te está ocurriendo. Imagino lo asustada que debes estar. Me gustaría poder ayudarte, así que aquí van mis consejos.

      En primer lugar, esa chica no es tu mejor amiga. Un amigo de verdad no se alia con otro para perjudicarte, así que olvídate de contar con ella para nada.

      Segundo, te están amenazando claramente y tienes que defenderte. ¿Cómo? Habla con tus padres y diles cómo te sientes, que estás asustada y que hay gente que quiere hacerte daño. Ellos podrán tranquilizarte y ayudarte a arreglar las cosas.

      Si ocurre en el colegio o en el instituto, deberías hablar con un profesor en quien confíes, tu tutor o el orientador. Ellos podrán pararles los pies a tus acosadoras. A mí me funcionó. ^^*

      No dejes que te pillen a solas, al menos hasta que las cosas no se calmen. Procura estar siempre con gente, mejor si es de tu confianza.

      No dejes que te achanten. Si se atreven a pasar fotos privadas tuyas, puedes solicitar ayuda por internet. Existen webs que protegen a la gente que sufre ciberacoso; ellos te asesorarán muy bien y te dirán cómo puedes protegerte.

      Espero haberte ayudado. No agaches la cabeza ante nadie y denuncia tu caso! Puedes ayudar a muchas personas que están pasando por lo mismo que tú. Ánimo y recibe todo mi apoyo!

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  7. Mis acosadores me han puesto ha todo mi barrio en contra no me paran de llegar amenazas de que me van a dar una paliza etc. He pensado en hacer que me ingresen en el hospital , no me atrevo a contárselo a nadir porque tengo miedo de que después de contarlo me vengan a pegar x haberlo contado por favor decirme consejos

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  8. Responderme por favor q me dan la paliza el lunes y no se que hacer

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    1. Es realmente terrible lo que me estás contando, Anónimo. Me parece muy fuerte que haya tanta gente en tu contra, pero no puedes agachar la cabeza y dejar que te amenacen (y permitir que cumplan su amenaza). Me faltan muchos datos para poder emitir una opinión (motivo por el que te amenazan, si eres o no menor de edad...), pero lo que sí te puedo decir es que nadie tiene derecho a darte una paliza. Veo que temes que haya represalias si te vas de la lengua, lo que significa que la cosa es grave.

      Olvídate de mentir para que te ingresen en el hospital. Eso a la larga no hará sino retrasar las cosas. No puedes escaquearte de los problemas, por muy graves que sean. A la larga, tu comportamiento se hará muy extraño y la gente a tu alrededor notará que te pasa algo que te pone muy nervioso y te asusta, y entonces sí que tendrás que dar explicaciones. ¿Estás solo y no puedes defenderte? Busca ayuda entre quienes pueden protegerte.

      Mi consejo es este: Demuestra que eres más valiente que tus amenazadores. Tienes que hacer acopio de fuerzas y contarle lo que ocurre a alguien en quien confíes. ¿No crees que tus padres deberían estar al loro de lo que te está pasando? No puedes dejar a tu familia en la ignorancia. Primero, porque no sería justo para ellos que les ocultaras algo tan grave. Y segundo, porque sufrirán todavía más por ti cuando sepan que te lo has estado callando. Imagina por un segundo que te llevas una fuerte paliza y tienen que ingresarte en el hospital con heridas. Tu familia se va a enterar, y en cuanto sepan cómo ha sucedido todo lo pasarán aún peor. No les tengas en la ignorancia. Habla con ellos, sincérate. Diles que lo estás pasando realmente mal y que no sabes a quién acudir. Tu familia siempre estará de tu parte, no te quepa la menor duda.

      Si la cosa es muy grave, yo te recomendaría que denunciaras. Una vez más, me falta información para saber a quién podrías acudir. Asumo que, si has leído mi entrada, estarás en la escuela o en el instituto. Habla con tu tutor en horario de tutorías, o ve a un día a la sala de profesores y pide hablar con el jefe de estudios, el director o quien haga falta. Cuéntales lo que te ocurre, que alguien te está haciendo la vida imposible y que lo estás pasando muy mal. No lo dudes, ellos te ayudarán.

      Espero que esto te sirva para que tomes la mejor decisión. No agaches nunca la cabeza ante tus acosadores. No dejes que puedan contigo. No les permitas que, lo que te hacen a ti, se lo hagan a otra víctima inocente. Buena suerte!

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