martes, 28 de junio de 2016

Juego de Tronos. Impresiones sobre la Sexta Temporada


¡Hola a todos!

Hoy vamos a hablar de Juego de Tronos. Ahora que ya se ha terminado la sexta temporada, toca hacer un repaso general a las impresiones que me ha suscitado no solo como lectora sino también como espectadora. Sé que muchos de los que venís aquí para leer algunos de los posts que le he dedicado a la saga sois fans acérrimos de la serie, y siento mucho tener que decirlo pero a mí ya hace tiempo que me viene aburriendo. La voy siguiendo, sí, pero con muchas menos ganas que antes. Para mí, ver Juego de Tronos a día de hoy se ha convertido en algo mecánico, algo que hago por pura costumbre al caer finales de marzo o principios de abril. Me entero de que sale una nueva temporada, me pongo a verla y, nada más terminar, me olvido de ella hasta el año que viene. Y es que ya hace tiempo que la serie no me fascina, no me causa la sensación de plenitud y emoción que me causaba al principio, cuando Martin aún tenía algo que decir al respecto y no había permitido que hiciesen a su saga los cambios que poco a poco la han ido desvirtuando. Si hay algo bueno dentro de esas diez horas anuales que, para mí, ahora mismo son de puro relleno, son los geniales y certeros análisis que les va dedicando la bloguera Estelwen Ancálimë todas las semanas en su blog La luz de Valinor y que os animo a visitar (el enlace os lleva al post del primer capítulo de la sexta temporada).

Es posible que algunos os sintáis molestos por los comentarios que voy a hacer en este post, sobre todo si os encanta la serie y sois defensores a ultranza de lo que vemos en ella. Os pido mente abierta y comprensión para lo que no es más que la opinión de una lectora que se convirtió en una gran fan pero que ha presenciado cómo se ha denigrado la que era la mejor serie de fantasía rodada hasta la fecha. Aviso que voy a hacer SPOILERS de toda la SEXTA TEMPORADA y de los LIBROS, así que no leáis esta entrada hasta haberla visto entera.




Juego de Tronos puede presumir de ser una de las mejores series que hay hoy en día en la televisión. Se oye decir mucho que la televisión es el nuevo cine, dado que de un tiempo a esta parte se han sacado unas series con una calidad tan brutal que superan con mucho a las películas que se pueden ver en el cine. Los formatos son completamente distintos, pues una historia larga no encuentra cabida en el cine a menos que se haga una trilogía o una tetralogía, que no es más que una trilogía ampliada para sacar más pasta de la masa hambrienta de pienso hollywoodiense. A día de hoy, la televisión ofrece historias mucho más largas y mejor desarrolladas de lo que cualquier película podría hacer jamás, y el público ha notado un aumento enorme de la calidad en los productos televisivos. Ejemplos los hay muy variados: Breaking Bad, The Walking Dead, Orange is the New Black... y así podría seguir durante varias líneas. Juego de Tronos ocupa un lugar de honor dentro de esta lista de grandes series y esto es indiscutible; no hay más que ver la cantidad de premios Emmy y menciones honoríficas que ha recibido desde que se empezó a emitir, allá por el 2011.

No me gusta ser negativa ni echar pestes, y mucho menos sobre una serie de la que yo misma he sido súperfan desde el mismo momento en que supe que se estaba rodando la primera temporada. Reconozco que tiene una calidad muy superior a la de otras series, un presupuesto amplísimo y un aspecto visual que entra por los ojos, que gusta y que atrapa. El hecho de que escojan a directores diferentes para cada capítulo también ha ayudado mucho a enriquecer la serie, porque cada uno le da su toque especial. Y eso por no mencionar EL episodio; ya sabéis, ese episodio de cada temporada que nos deja boquiabiertos y que normalmente suele ser el 8 o el 9, siempre preparándonos para el final de la temporada pero sin fastidiarnos la sorpresa del capítulo final (en el caso de esta temporada, los dos últimos capítulos han sido muy, muy buenos).



Tanta muerte, tanta muerte... el día menos pensado
nos cuelan un shinigami y a nadie le extraña


¿Cuál es el problema, entonces? Personalmente, a mí la serie lleva aburriéndome un par de temporadas, y esto puede ser por varias razones. En primer lugar, porque antes que espectadora he sido lectora de la saga, de todos los libros que han salido hasta la fecha. En mi caso, cuando me enteré de que se estaba rodando la primera temporada de Juego de Tronos, yo ya estaba leyendo Tormenta de Espadas y preparándome para comprar el cuarto volumen, Festín de Cuervos (ya sabéis que Danza de Dragones saldría cuando la serie ya iba muy adelantada). O sea, que ya conocía a todos los personajes, me sabía casi todos los acontecimientos importantes y ya estaba preparada para las muertes más traumáticas. ¿Me sentí desencantada al ver su reproducción en la serie? No, ni mucho menos. De hecho, gran parte de los personajes y escenas me las había imaginado de una forma parecida (quizá con un poco más de colorido), por lo que no fue eso lo que me disgustó. Lo que sí me chirriaba (y esto también me pasó con los libros) es que, a medida que avanzaba la serie, el nivel iba decreciendo y se notaba a la legua. Ahí ya empecé a sospechar que la historia iba cuesta abajo y sin frenos.

Aunque se esperaba que George R.R. Martin publicara el resto de la saga mientras se emitía la serie, lo cierto es que no le ha dado tiempo o ha preferido tomarse las cosas con más calma y, por lo tanto, la saga literaria está incompleta. Esto ha obligado a los creadores de la serie a reinventar el argumento, y el que más y el que menos lo ha notado. Ojo, que no estoy diciendo que esto sea malo. De hecho, para los que no disfrutan tanto con la saga literaria y prefieren ver la serie, el que haya unos argumentos nuevos es perfecto. Esto ha hecho que los lectores no vayamos por delante de los espectadores mientras vemos la serie. Hay cosas que ocurren de manera distinta, personajes que mueren de otra forma... No es del todo malo y, de hecho, ha habido algunas cosas que me han parecido mejor resueltas en la serie que en los libros. Lo que quiero decir es que, al dejar el argumento en manos de los guionistas, el lector tiene la oportunidad de sorprenderse con la serie sin tener que estar pendiente de si ocurre así en los libros o no.

El problema es que se ve que el nuevo argumento no lleva a ninguna parte. Me explico: Al parecer, cuando se empezó a ver que la serie iba a pillar a la saga literaria, Weiss y Benioff hablaron con Martin acerca del rumbo que debía tomar Juego de Tronos. De esa conversación se ha sacado en claro que ambos creadores llegaron a un acuerdo con el autor sobre el final de la historia. El final, según dijo posteriormente Martin en una entrevista, iba a ser igual para ambas versiones, pero los caminos que iban a recorrer los personajes serían distintos. En pocas palabras, que todos los caminos llevan a Roma. Pero entonces yo me hago dos preguntas: La primera de ellas es ¿Cuándo van a llegar? y la segunda, pero no menos importante, es ¿Cómo van a llegar? Todos sabemos que a partir del final de la primera temporada los personajes principales se separan y se van cada uno por un lado. Entiendo que los personajes no son iguales y sus arcos de evolución tampoco lo son, pero todos estamos de acuerdo en que tarde o temprano tienen que volver a unirse, sus tramas tienen que confluir en algún punto. Y aquí es cuando vuelvo a referirme al problema que tiene el nuevo argumento: Que no confluye, no se atisba nada del final. Los personajes customizados por Weiss y Benioff son como pollos sin cabeza que van por Poniente y por las Ciudades Libres dando tumbos y no tienen un objetivo claro.



¿En serio? ¡No nos habíamos dado cuenta, George! ¬¬U


¿Queréis saber mi opinión? Yo creo que los guionistas están tan sin ideas que van escribiendo el guión sobre la marcha, a vuelapluma. Esto se ve en la cantidad inmensa de capítulos, sobre todo en estas dos últimas temporadas, que son puro relleno. Por no saber, no se sabía ni las temporadas que le quedaban a la serie. Se hablaba al principio de siete temporadas, haciendo alusión a los Siete Dioses y los siete libros en los que Martin ha dividido su novela río. Pero después se empezaron a oír rumores sobre nueve e incluso diez temporadas, lo que me parece una barbaridad para una serie como Juego de Tronos tal y como está planteada. Ahora se ha confirmado que la última temporada será la séptima, pero con menos capítulos que una temporada normal, quizá unos siete u ocho.

Siendo así las cosas, yo pregunto: ¿No sería mejor eliminar toda la morralla que nos estáis metiendo por un tubo e ir directamente al grano? Quitadnos de encima todo el relleno y centraos en lo importante, en la confluencia de las tramas principales, que es lo que todos estamos esperando. A las pruebas me remito: ¿Cuántos capítulos de esta temporada han aportado algo? Con algo me refiero a que hayan hecho avanzar el argumento, que hagan ver que la historia se mueve. Muy, muy pocos. Ya el primer capítulo de esta temporada, el que fue titulado La mujer roja, no cumple lo que promete. ¿Cuánto tiempo sale Melisandre en pantalla? ¿Qué es eso tan espectacular que hace en este primer episodio como para dedicárselo a ella? ¿Qué grandes avances hemos visto en el arranque de temporada? La respuesta a las tres preguntas podría ser "Nada", pues lo único que hace Melisandre es, aparte de estar pasando por una crisis de fe alucinante, quitarse el collar y convertirse de repente en una vieja pelleja. Pues mire usted, para ver semejante esperpento de tres minutos no titule el capítulo La mujer roja. Y así nos tiramos otros siete capítulos que no aportan absolutamente nada.

Si os soy sincera, a mí esta serie me está fallando. Cuando una serie que te gustaba tanto ahora te aburre, puede ser por dos motivos: O es tan larga que al final te has cansado de ella, o las cosas han cambiado tanto que ya no se parece en nada a aquello que una vez te fascinó. Y para mí es una mezcla de las dos. Juego de Tronos es muy distinta a como era en sus orígenes, y la están alargando tanto que a mí de verdad que me resulta tediosa. Hemos llegado a un punto en el que solo hay un capítulo bueno por temporada, y suele ser el famoso capítulo 8 ó 9 del que os he hablado antes, quizá porque es el que más se curran a todos los niveles. Son capítulos muy intensos, con un nivel de acción alucinante. Qué pena que esa intensidad no se transmita a los nueve capítulos restantes de la temporada; de haber sido así, esta crítica no habría sido publicada jamás.



Representación gráfica de un guionista de Juego de Tronos


La falta de originalidad es otro de los lastres que la serie lleva arrastrando desde hace un par de años más o menos. Simplificando mucho las cosas, básicamente lo que tenemos es a Bran teniendo visiones cada vez más largas, a Arya recibiendo hostias como panes, a Tyrion bebiendo vino y hablando de putas y tetas, a Sansa intentando espabilar pero sin conseguirlo, a Ramsay torturando gente, al Gorrión Supremo conspirando y a Daenerys haciendo gala de todos los deus ex machina que os podáis imaginar. Y a mí esto me aburre mucho. Estoy hasta las narices de que le zurren la badana a Arya para convertirla en una Mujer Sin Rostro... para que al final decida que no va a ser una Mujer Sin Rostro. O que Daenerys salga airosa de todos los líos en los que se mete repitiendo patrones que ya había hecho en temporadas pasadas; recordad si no cuando sale ilesa del incendio que ella provoca en la tienda de los Khals o cuando hace su discurso incendiario a la vez que muestra a su poderoso dragón negro.

Otra cosa que evidencia una falta total de originalidad es el recurrir constante y obsesivamente a la matanza indiscriminada de los personajes favoritos de los espectadores para crear sorpresa. El revuelo que causaron en su día las muertes de Eddard y Robb Stark fue de tal magnitud que los guionistas tuvieron una revelación repentina y se dijeron: Ostras, cada vez que matamos a un personaje guay, la audiencia sube y se revolucionan las redes sociales. ¡Matemos a más personajes importantes para que la gente no pare de sorprenderse y fijo que así lo petamos! Pero eso no funciona así. Se ha llegado a un punto en el que las muertes de personajes en Juego de Tronos ya no causan efecto alguno en el espectador, y si lo hacen éste no va a durar mucho. ¿Por qué? Pues porque lo único que han conseguido con tanta muerte es que los personajes me la suden. Es que me da igual lo que le pase a Tyrion, o a Arya o a Cersei. Me da todo igual, porque sé que se los van a cargar de una manera o de otra. Nos han acostumbrado tanto a la muerte de personajes importantes que ya les he perdido el cariño a todos, me da absolutamente lo mismo lo que les pase.

Otro tanto pasa con las múltiples y cansinas escenas donde las grandes protagonistas son las TETAS. Dios santo, tetas por doquier, por arriba, por abajo, a los lados, en diagonal, haciendo zoom en tu cara... ¡Qué sería de nuestra vida sin TETAS! ¡Son parte in-dis-pen-sa-ble de la serie! ¡Su seña de identidad, me atrevo a decir! Y no me vale que ahora vengáis en plan hooligan a recriminarme que soy una puritana, que me escandalizo por todo, que seguro que pienso que esta serie es puro porno, que me meta a monja y me calle de una vez... No me vale, porque la aparición constante de TETAS no está justificada. De hecho, los guionistas llegan a torcer tanto las cosas que dan a entender que la presencia de las TETAS es necesaria. Desde aquí quiero hacer una petición a la HBO: O dejáis de saturarnos con imágenes de tetas, o empezáis a poner alguna que otra polla para equilibrar la balanza.



Sean Bean nos recuerda qué es 
lo verdaderamente importante de la serie


Pero no sería justo acabar esta crítica sin mencionar lo bueno que ha tenido esta temporada. ¿Y qué ha sido? Pues los dos últimos capítulos, de principio a fin. Tanto La Batalla de los Bastardos como Vientos de Invierno han sido espectaculares, una auténtica maravilla tanto a nivel visual como argumental. Son tan increíbles que parece mentira que pertenezcan a la misma temporada. Las imágenes son poderosísimas, la banda sonora es impresionante, el desarrollo de los distintos arcos argumentales ha hecho las delicias de todos los fans de la serie... Os juro que, cuando vi estos dos últimos capítulos, pensé que se había obrado un milagro, que los Siete Dioses habían escuchado mis plegarias y por fin habían decidido devolver a la serie la grandeza que se merece.

Qué dos grandes capítulos, en serio. La Batalla de los Bastardos nos ha mostrado el sangriento final de Ramsay Bolton, uno de los personajes más odiados de toda la serie, precedida por una batalla campal tan realista como emocionante, pues a más de uno ha tenido con el culo pegado al borde del sofá y comiéndose las uñas. El momento en el que se despliega el estandarte de los Stark en el muro de Invernalia se ha convertido en uno de los símbolos de la temporada. En cuanto a Vientos de Invierno, aunque se le puede achacar que peca en exceso de elementos propios del fanservice, creo que es un muy buen capítulo que no ha dejado indiferente a nadie, ha tenido mucha acción, las tramas han avanzado a pasos agigantados y por fin da a entender que las cosas van a tener un espectacular avance en la próxima temporada. Comentar el último capítulo daría para un artículo entero, pero simplemente diré que ha sido excepcional y que me ha dejado con ganas de más.

Y vosotros estaréis diciendo: Si tan espectaculares te han parecido estos dos últimos capítulos, ¿por qué te has puesto tan crítica con la serie? Pues por la sencilla razón de que, con estos dos grandes capítulos, no han hecho más que darme la razón. Juego de Tronos no necesita morralla para enganchar a la gente, pues con un par de fórmulas bien utilizadas y un argumento bien perfilado es capaz de atraer a cualquiera. Entonces, ¿por qué nos han acribillado a capítulos de relleno en vez de ir al tema, como ha ocurrido en estos últimos capítulos? ¿Por qué no utilizar en toda la temporada los medios que han desplegado de forma tan maravillosa al final de la temporada? En mi opinión, ha sido un gran derroche de tiempo y recursos argumentales que sí, han dejado un buen sabor de boca al final, pero que de haber repartido en el resto de capítulos habrían hecho que la sexta temporada fuese una de las mejores.

Y nada más, hasta aquí llega mi disertación indignada sobre el declive que he ido observando estos últimos años en la serie. Cierto que la sexta temporada no ha sido la peor de todas (para mí, la peor ha sido la quinta), pero creo sinceramente que podría haberse hecho mucho mejor sin tener que aguantar tantas idas de olla y rellenos innecesarios. Espero que de cara a la próxima temporada los guionistas se tomen las cosas en serio y le den un final digno a la saga que tanto me gustó en su día.


4 comentarios:

  1. Estoy bastante de acuerdo contigo en todo lo que has dicho. Para mi, los peores insultos al espectador han sido las tramas de Melissandre y de Dorne. Se nota mucho qué personajes le encantan a los guionistas (Cersei, Daenerys, Arya) y qué es lo que más odian (la religión y a los spaniards de Dorne). Lo que han hecho con los Baratheon y los Martell no tiene nombre, y me da rabia, pues como bien has dicho cuando quieren pueden hacer capítulos de puta madre. De hecho, creo que esta temporada ha ido precisamente de eso: quitarse a golpe de muerte y/o giro de guión absurdo a todos los personajes y las tramas que no les gustaban, y quedarse con lo que les mola para hacer el gran final. Esperemos que George R.R. Martin lo haga mejor en los libros.
    Aunque la gran pregunta es... ¿realmente queremos ver la séptima temporada, sabiendo que el final de la serie nos estará revelando el final de la saga literaria?

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    1. Me llama la atención lo que dices sobre el odio que se ve reflejado en el aspecto religioso y el étnico dentro de la serie, porque no es nada descabellado. La trama de Dorne ha sido la más vilipendiada de todas, y es cierto que sus habitantes tienen unos rasgos que oscilan entre latinos y gentes de Oriente Medio y que habrán provocado úlceras al señor Donald Trump.

      Con lo de la religión ocurre otro tanto, y aunque sea atea yo ahí me cabreo. Vamos a ver, estamos intentando representar una sociedad que, aunque ficticia, está sacada de la Edad Media europea. En ese tiempo, la religión era un pilar fundamental de la sociedad; no se concebía la vida sin Dios, porque era la respuesta a todos los interrogantes. La fe caracterizaba a la mayor parte de la población, aunque siempre habría algún descreído por el medio, pero en muchísima menor medida. Sin embargo, en JdT parece que la Edad Media se ha saltado unas cuantas fases y ha llegado a la Ilustración, porque para que hasta los propios sacerdotes duden de la existencia de los Siete Dioses, manda narices. No sé si esa forma de enfocar la religión se puede concebir como "odio" (se supone que no se debe incitar al odio en temas tan polémicos), pero sí que es una visión muy simplista y poco acertada de los cultos de Poniente. Supongo que se ha optado por mostrar la imagen de que el fanatismo es peligroso y tal, aunque puede que no lo hayan hecho de la mejor de las maneras.

      En cuanto al final, yo creo que sí me apetece verlo. Sé que el final de la saga terminará igual, pero quiero ver qué hacen los guionistas para resolver sus argumentos y qué sorpresas nos tienen preparadas. ¿Descubriremos también al valonqar?

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  2. Yo también leí Juego de Tronos hace muchos años... cuando la gente aún sabía que se llama "Canción de hielo y fuego" xDD
    Pero sí, también noté mucho esa falta de calidad que me hizo abandonar el cuarto libro... ahora no sé si retomarlo, o si mirar la serie (de la que también acabé hastiada).
    Creo que lo que hizo Martin era demasiado ambicioso para él. Quiso hacer algo grande y quitarle el puesto a Tolkien, pero no dio la talla. Se aburrió por el camino, y se le nota.
    Saludos! ^^

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    1. ¿Verdad que sí? Yo también he tenido esa sensación de que el autor se había aburrido de su propia saga. Comparado con el resto de libros de la saga, "Festín de Cuervos" es bastante tedioso y reconozco que hasta a mí me costó terminarlo. "Danza de Dragones" no es un mal libro, pero ocurre lo mismo que con Festín: que se le nota un bajón de calidad impresionante comparado con los tres primeros tomos de la saga.

      No sé si Martin quiso emular a Tolkien con su novela río. No me gusta compararlos porque son estilos de escritura muy diferentes. Aunque es cierto que El Señor de los Anillos es la gran obra de la fantasía, lo cierto es que su autor no la escribió pensando en el gran público, sino que estaba orientada a la lectura de los catedráticos de Oxford. En cuanto a Martin, ocurre todo lo contrario: al tratarse de una saga destinada a gustar, toma diversos elementos que enriquecen la narrativa y la convierten en una lectura muy amena sin dejar de ser profunda. Si hubiera persistido en ello con el resto de la saga (y lo que le queda), estaríamos hablando de un nuevo pilar dentro de la literatura de fantasía.

      Un saludo!

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