miércoles, 1 de abril de 2015

La Princesa del mes: Ariel


¡Hola a todos!

¡Bienvenidos al mes de abril! ¿Qué tal estáis todos, qué me contáis? Seguro que ahora os ha pillado todo el ajetreo de Semana Santa, con procesiones, ofrendas y tambores a tutiplén resonando en nuestros oídos (o en nuestras ventanas). Aquí en Viveiro estamos a tope, preparándonos para el jueves y el viernes, que son los días grandes de la Semana Santa. Y como resulta que nuestra Semana Santa ahora tiene interés turístico internacional, pues estamos todos la mar de orgullosos ^^*.

Tal como he ido repitiendo a lo largo de los meses pasados, estoy muy liada con el máster. Por fin me han dado las notas y, según creo, sólo tengo que hacer un examen en septiembre (es que primero he suspendido una asignatura que después me aprobaron, no sé muy bien por qué...) y repetir la memoria de prácticas, que no les ha gustado mucho. Además, estoy a tope de trabajos ultracomplicados que nadie te explica cómo hacer ni te resuelven las dudas que puedan surgir. Pero me parece que de este máster me ocuparé en meses posteriores dedicándole un artículo propio que tendrá mucho de desahogo personal.

Lo principal es que ya está aquí abril, dando comienzo a la primavera. Y para celebrar el cambio de estación y la llegada de las primeras flores del año, os dejo aquí a la princesa correspondiente.


Ariel



Nombre: Ariel
Rango: Princesa de nacimiento y por matrimonio
País: Reino de Atlántica y Dinamarca (matrimonio)
Edad: 16 años
Familia:
-          Rey Tritón (padre)
-          Sus hermanas Attina, Alana, Adella, Aquata, Arista y Andrina

Amigos:
-          Flounder
-          Sebastián
-          Scuttle

Esposo: Príncipe Eric

Canción: Parte de tu mundo


Érase una vez, en el maravilloso reino marino de Atlántica, un rey que tenía siete preciosas hijas. Como todos los habitantes del fondo del mar, el pasatiempo favorito de todas ellas era el canto, y es bien sabido que las sirenas tienen la voz más bonita y atrayente del mundo. De las siete hijas del rey Tritón, la más joven, llamada Ariel, era la que poseía la voz más hermosa del océano. Pero Ariel no parecía demasiado interesada en el canto, porque su verdadera pasión estaba lejos de su reino: en la superficie.

Ariel era muy distinta de su padre y sus hermanas. Fascinada por el mundo de los humanos, constantemente se escapaba de su palacio para ir a buscar tesoros en los barcos que habían naufragado en aquellas aguas durante años. En una cueva submarina, a escondidas de su padre, Ariel coleccionaba todo tipo de artefactos humanos y se imaginaba los mil y un usos que podían tener. A pesar de las advertencias del rey Tritón y de su mayordomo, el cangrejo Sebastián, quienes le decían que el contacto entre sirenas y humanos estaba prohibido, Ariel fantaseaba a menudo con la idea de convertirse en humana y poder vivir en el mundo feliz que imaginaba que era la superficie.

Una noche, Ariel y sus amigos Flounder y Sebastián nadaron hasta la superficie y fueron testigos de una escena poco habitual. A bordo de un galeón se estaba llevando a cabo la celebración del cumpleaños del príncipe Eric. Nada más verle, Ariel se enamoró perdidamente del apuesto joven. Pero antes de que pudiera reaccionar, una terrible tormenta empezó a sacudir el barco y lo destruyó completamente. Ariel logró salvar al príncipe Eric, que se hallaba inconsciente, antes de que se ahogara en el mar. Tras llevarlo a tierra firme, le observó arrobada y cantó una canción para él, pero se marchó apresuradamente en cuanto vio que Eric estaba recuperando la consciencia, pudiendo descubrirla. Una vez recuperado, el príncipe Eric no lograba entender lo que había pasado ni cómo había llegado hasta allí; solamente podía recordar la dulce voz de la muchacha que le había salvado.

Ariel regresó al fondo del mar más convencida que nunca de querer convertirse en humana, pues en la superficie se hallaba el hombre del que se había enamorado. El rey Tritón observó el cambio que se había operado en su hija y no tardó en descubrir la razón: Ariel había desobedecido la ley al enamorarse de un humano. Ebrio de furia, el rey Tritón irrumpió en la cueva donde Ariel guardaba con celo sus tesoros y los destruyó absolutamente todos, incluyendo una estatua de Eric que había caído al fondo del mar después del naufragio. Desconsolada, Ariel rechazó la compañía de sus amigos y lloró amargamente su pérdida. En ese momento, las anguilas Flotsam y Jetsam se acercaron a ella y la persuadieron para que visitara a Úrsula, la bruja del mar, quien podría ayudarla a convertirse en humana. A pesar de que sabía que corría un gran riesgo, Ariel aceptó.

Al llegar, Ariel le contó su problema a Úrsula. La bruja del mar, viendo en su petición una manera de conseguir un gran beneficio, le propuso un trato: Ariel se convertiría en humana durante tres días si le daba su voz a cambio. Ariel aceptó y, tras un encantamiento, su cola se dividió en dos piernas y perdió la capacidad de poder respirar bajo el agua. Su hermosa voz quedó guardada en una caracola que Úrsula custodió con celo entre sus posesiones. Para que la transformación fuese completa, Ariel tendría que recibir un beso de amor del príncipe Eric; de lo contrario, estaría condenada a convertirse en uno de los cientos de pólipos que pueblan el refugio de la bruja del mar.

Pero ese destino tan oscuro parecía quedar muy lejos. Viéndose en la superficie y convertida en humana, Ariel se hallaba entusiasmada. El príncipe Eric, quien solía pasear por la playa con la esperanza de encontrar a la mujer que le había salvado, descubrió a Ariel y se prestó a ayudarla. Aunque Ariel no podía hablar, para Eric constituía todo un enigma y la llevó con él a su palacio. Eric permaneció al lado de Ariel y le mostró cómo era el mundo humano, quedando la joven realmente fascinada. Sin darse cuenta, entre ambos empezó a surgir una fuerte atracción que casi quedó consumada con un beso de amor al final del segundo día, pero que las pérfidas anguilas de Úrsula se encargaron de evitar. Úrsula no podía permitir que Ariel tuviera éxito o sus planes de hacerse con la corona del océano se vendrían abajo. Por eso, utilizó un hechizo para transformarse en una bella joven y utilizó la voz de Ariel para hipnotizar al príncipe Eric y hacerle creer que ella fue la mujer que le había salvado del naufragio y de la que había quedado cautivado. El plan de Úrsula surtió efecto, y el príncipe Eric se olvidó de Ariel y anunció que se casaría con la joven desconocida al día siguiente.

Ariel se sentía profundamente desdichada por el rechazo de Eric. Pero cuando la gaviota Scuttle descubrió que aquella desconocida era Úrsula, decidió interrumpir la boda para salvar a Eric. Con ayuda de sus amigos, Ariel consiguió llegar al barco donde se iba a celebrar el enlace y recuperó su voz, consiguiendo que Eric volviera a la normalidad. Sin embargo, el tercer día había llegado a su fin y Ariel no había conseguido recibir un beso de amor de Eric, por lo que estaba obligada a cumplir el trato que había firmado con Úrsula. El rey Tritón, dispuesto a hacer cualquier cosa por salvar a su hija, aceptó el nuevo trato que Úrsula le propuso: cambiarse por Ariel, con todas las consecuencias que ello traería. Úrsula acababa así de deshacerse de Tritón y convertirse en la ama absoluta de los mares.

Pero en aquel momento apareció Eric, quien hirió a Úrsula para proteger a Ariel. Furiosa, Úrsula utilizó el poder del tridente de los mares para aumentar su tamaño y crear una gran tormenta con la que intentó matar a Ariel y a Eric. Sin embargo, Eric encontró un barco hundido que la tormenta de Úrsula había hecho reflotar y logró maniobrar la nave para clavar el bauprés del barco en el abdomen de la malvada bruja. La muerte de Úrsula acabó con su maldad y todos aquellos que habían sufrido sus hechizos quedaron por fin liberados. El reino de Atlántica volvió a la normalidad.

Sin embargo, Ariel no conseguía ser feliz. El rey Tritón comprendió por fin que el amor de su hija por Eric era genuino y utilizó su propia magia para convertirla en humana, pues era lo que ella más deseaba. Convertida en humana, Ariel sale al encuentro de Eric en la playa y ambos contraen matrimonio a bordo de un barco frente a todos sus amigos y todos los habitantes del reino marino.

4 comentarios:

  1. El mes de Abril es el de mi cumpleaños, de modo que me alegro mucho de que hayas convertido en su protagonista a mi princesa Disney favorita (junto con Bella). De pequeña "La Sirenita" era mi película favorita y pasé toda mi infancia soñando con ser sirena, de modo que para mi mes queda que ni pintado ^^

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    1. Pues entonces Disney también ha acertado, porque Ariel fue la cuarta princesa de la factoría. A mí también me gustaba mucho La Sirenita, pero confieso que me gustaba más La Bella y la Bestia; esa siempre ha sido mi película fetiche, porque me identificaba un poco con Bella. Y hablando de sirenas... ¿Sabes qué hacía yo de pequeña? Construir castillitos de arena cerca de la orilla y adornarlos con conchas y caracolas, porque creía que de noche venían las sirenas a dormir allí. Ains, qué recuerdos...

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  2. ¡También es mi cumple este mes, y también es Ariel una de mis princesas favoritas (después de Bella)! Y también soñaba con ser princesa jeje. Cada vez que iba a la playa de peque me dedicaba a buscar sirenas, y en la piscina mi madre tiraba juguetes para que yo los buscara y me sintiera como Ariel buscando tesoros. Ay, qué bella la infancia, cuando me atragantaba intentando respirar bajo el agua :')

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    1. Caramba, cuantas aprendices de sirena nos vamos a reunir, jajaja! Creo que todas las chicas (sobre todo las que hemos nacido en la costa) hemos deseado ser sirenas o, por lo menos, encontrar una para que fuese nuestra amiga. A mí me gustaba pensar que las sirenas eran pequeños seres que se escondían de los humanos entre las rocas o las algas porque nos tenían miedo. El más leve movimiento podía interpretarse como su pelo o su cola al agitarse y escapar rápidamente. Ay... ¿por qué todo eso se acaba con la madurez?

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