viernes, 24 de octubre de 2014

La Doncella en el Cuarto de los Juguetes






La Doncella en el Cuarto de los Juguetes


En el orfanato más cercano a tu ciudad, o a cualquier ciudad, hay alguien que aguarda tu visita. Llama por teléfono tres días antes para concertar una cita, pero no digas cuál es tu propósito o se cortará la llamada. Cuando entres en el hospicio, pregunta dónde está el cuarto de la Doncella. Alguien te indicará el camino pero, cuando te vuelvas para darle las gracias, esa persona ya habrá desaparecido. No busques a nadie, porque nadie aparecerá en tu camino. Simplemente, sigue adelante.

Camina por los corredores del orfanato. A tu alrededor oirás risas y canciones, sonidos propios de niños felices que juegan sin preocupación alguna. Pero, a medida que vayas avanzando, las risas se convertirán en llantos y las canciones dejarán de serlo para convertirse en alaridos más propios de una criatura a la que alguien tortura salvajemente. No prestes atención a los gritos; más bien da gracias por escucharlos, porque ellos dan fe de que estás a salvo. En el momento en que dejes de oírlos, empieza a temer por tu vida.

Al final del corredor principal hay una habitación con la puerta abierta. Cuando entres, te darás cuenta de que estás en el Cuarto de los Juguetes del orfanato. Sin embargo, no hay ni rastro de luz o alegría por ninguna parte. Todo está envuelto en oscuridad y el olor a polvo es palpable. Por doquier hay animales de peluche, soldados de plomo bien dispuestos en fila, varios juegos de mesa, muñecas de mirada fija e insondable, trenecitos de juguete que avanzan por las vías que parecen recorrer toda la habitación…

Miras a tu alrededor buscando a la Doncella, pero no está. En el centro de la habitación sólo hay una muñeca muy bonita sentada en una silla. Lleva un vestido violeta y el cabello adornado con un lazo de raso del mismo color. En sus manos sujeta un reloj muy antiguo cuyas agujas permanecen inmóviles. Tiene los ojos cerrados, como si estuviera dormida o sumida en sus propios pensamientos.

A medida que te aproximas a la muñeca, te das cuenta de que es sorprendentemente grande para tratarse de un simple juguete. Tiene aproximadamente el tamaño de una niña de cinco años de gran belleza y lozanía. Permanece en la silla sin moverse y sin abrir los ojos, como si aguardara algo. Puedes cogerla en brazos, peinarla, arreglar su vestido… pero no habrá ningún cambio en su estado. Entonces, te das cuenta de que en su espalda hay una llave. Sin pensarlo demasiado, decides hacerla girar varias veces.

Durante unos instantes no sucede nada, pero entonces la muñeca empieza a convulsionarse entre tus brazos. Sus párpados se abren y descubres, horrorizado, que no tiene ojos. De las cuencas vacías empieza a brotar sangre, la boca se abre y se cierra de manera rígida y espeluznante, y sus articulaciones amenazan con partirse de un momento a otro. Aterrorizado, arrojas lejos de ti a la muñeca y decides abandonar el Cuarto de los Juguetes.

Pero a medida que te alejes, un suave tictac empezará a penetrar en tu oído. Cuanto más avances, más fuerte se hará ese sonido. Llegará un momento en el que se volverá insoportable, llegando a taladrar tus tímpanos y aguijonear tu cerebro. Cada golpe del reloj es una tortura interminable. Incapaz de aguantar más, caerás de rodillas en el suelo presa de un dolor terrible en las sienes. Entonces, una voz extraña sonará en tu cabeza como el tañido de antiguas campanas.

-Quédate y juega conmigo…

Al darte la vuelta, descubres el horror. La Doncella es la muñeca que te esperaba en el Cuarto de los Juguetes. A través de sus cuencas vacías se puede reconocer la maldición que pesa sobre ella y que ha caído como una losa sobre el orfanato. Cientos de niñas han tomado a la Doncella en brazos, inconscientes de la maldad que ocultaba, y han desaparecido. La Doncella, presa de la soledad, decidió que nunca más estaría sola; había sido feliz en aquel orfanato, siempre rodeada de niñas que jugaban con ella y eran sus amigas. Pero, con el tiempo, las niñas crecieron y se marcharon. Y la Doncella se quedó sola, siendo eternamente  niña. En la soledad del orfanato, recordaba los rostros de sus antiguas amigas y se sentía mal al imaginárselas sonriendo sin ella. Todas la habían abandonado.

No podrás esconderte de la Doncella. ¿Cuántas veces has girado la llave que le daba cuerda? Esos serán los días durante los que la Doncella te perseguirá incansablemente, ya sea de día o de noche. No puedes huir. Cuanto más corras, más largos serán los pasillos del orfanato. Tus pies pesarán como el plomo, tu cuerpo caerá rendido, en tu cabeza seguirá sonando el tictac del reloj, implacable y demoledor. La muñeca te alcanzará tarde o temprano y se adueñará de ti.

El único modo de escapar es aceptar tu destino.


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¡Hola a todos!

Bueno, pues hasta aquí hemos llegado con mi colección de microrrelatos Las Siete Doncellas. Quiero daros las gracias a todos por haberlos leído y deseo que os hayan gustado, de verdad. Todos vuestros comentarios, tanto los que están aquí como los que he recibido por Facebook, me han producido una gran alegría. Me ha sorprendido que mis pequeñas y malignas Doncellas hayan gustado, hasta el punto de que unas cuantas personas me han preguntado cosas sobre ellas: quiénes son, qué representan, qué quieren de nosotros…

Por eso, en respuesta a las preguntas que os podáis hacer después de leer los relatos y como la extensión de los mismos no da pie a resolver demasiados interrogantes, he preparado este pequeño anexo. ¡Espero que os guste y os lo aclare todo!


¿Quiénes son las Doncellas?

Las Doncellas son entes de origen incierto, oscuros y difíciles de comprender. Aunque las siete son distintas en aspecto y forma de actuar, todas comparten un carácter extraño y perturbador. Pueden mostrarse amables con los visitantes que acuden a verlas pero, al mismo tiempo, harán lo posible por causarle temor o aprensión. Eternas, inmutables, aterradoras. Las Doncellas son, en esencia, la representación del miedo bajo diversas formas.

Aunque no pertenecen al mundo de los mortales, es posible acceder a ellas a través de nuestra realidad. Para hacer esto, es preciso seguir una serie de instrucciones a rajatabla; cualquiera que infrinja esas normas sufrirá un serio castigo. Pero el cumplir con sus reglas tampoco asegura un final feliz, ya que el objetivo de una Doncella es entrar en nuestro mundo, tener contacto con él y derramar su maligna influencia en nuestras mentes, ya sea en otro plano astral, en los sueños o incluso a través del tiempo.


¿Qué simbolizan las Doncellas?

Las Doncellas representan siete aspectos del miedo. Tanto su presencia como sus actos son simbólicos, porque dan forma a unas emociones muy vagas que sólo tienen sentido en nuestra mente. Su objetivo es provocar temor, miedo o angustia, algo que logran a través de sus palabras engañosas o ejerciendo su poderosa influencia. Juegan con ventaja ya que, al estar dentro de su mundo, ellas ponen las reglas que los visitantes deben seguir.

El mortal que por diversos motivos caiga en el territorio de una Doncella o esté en su campo de influencia (la mayoría de las veces porque él mismo decide enfrentarse a ese destino), debe saber a qué clase de criaturas se están enfrentando. Estos son los distintos aspectos del miedo que representan las Doncellas:

-Doncella en el Cementerio: La muerte y el olvido.
-Doncella en la Laguna: El sueño, lo onírico.
-Doncella en la Catedral Olvidada: El futuro oscuro.
-Doncella en el Jardín de Rosas: El peligro oculto.
-Doncella en la Habitación Blanca: La soledad y la locura.
-Doncella en la Prisión: La desesperación y la histeria.
-Doncella en el Cuarto de los Juguetes: El abandono.


Las Doncellas, una a una

La Doncella que aguarda en el cementerio marca el fin de la vida y el principio de la muerte. Arrodillada frente a una tumba que podría ser la suya, va depositando rosas negras sobre la lápida a medida que se le van haciendo preguntas. Sólo hablará cuando se le pregunte por la razón de su llanto incesante. Su respuesta deja una sensación de vacío en nosotros, ya que llora por sí misma porque el mundo entero se ha olvidado de que ella existió. Simboliza el miedo que nos provoca la muerte, pero todavía más el miedo de que otros se olviden de que hemos existido.

La Doncella que reposa en la laguna remite a una típica figura feérica. Se la podría ver como una especie de ninfa de las aguas, con la diferencia de que la Doncella busca la perdición de aquel que acude a visitarla. Para ir en su busca es necesario quedarse dormido y hundirse en el agua (en el lenguaje de los sueños, el agua estancada puede interpretarse como “confusión”). Si el visitante le pregunta cómo puede liberarla de su maldición, corre el riesgo de quedarse de por vida en la laguna. Si es una mujer, pasa a ser una de sus damas de compañía, y si es un hombre, será devorado. No existe una manera lógica de escapar de sus garras; todo es cuestión de suerte.

La Doncella que nos espera en la catedral hace referencia a un futuro lejano y bastante perturbador. Es el símbolo de la humanidad desnaturalizada, absorbida por la ciencia y despojada de su esencia. Sus alas metálicas, que a nosotros nos pueden parecer modernas y llamativas, no son más que un adorno superfluo. No le sirven para nada y, a la larga, la han convertido en un ser obsoleto que ha sido desechado por inútil. Su juguete favorito es un sencillo taumatropo con el que capta la atención de su interlocutor y lo atrapa, convirtiéndolo en su nuevo entretenimiento.

La Doncella que merienda en el jardín de rosas es toda inocencia y bondad. Es una niña de gran hermosura que sonríe y nos invita a pasar la tarde con ella. Sin embargo, tras esa fachada de amabilidad y ternura se esconde algo terrible. Tras los rosales que dan forma a su laberíntico jardín acecha una bestia que ansía caer sobre el visitante para impedir que haga daño a su protegida. La Doncella impone como tabúes el no comer en su presencia y el marcharse de la misma forma en que se entró, es decir, mirando siempre de frente. Si se rompe el tabú, la bestia tendrá vía libre para hacer con el visitante lo que le plazca.

La Doncella que vive en el asilo mental representa el miedo que provoca la soledad. Tanto la Doncella como la habitación en la que vive son completamente blancas, lo que da una sensación de vacío, de esterilidad. No hay vida en esa habitación, a excepción de la que insufla la Doncella a sus mariposas de papel, los únicos seres que es capaz de crear para que le hagan compañía. Su historia remite a un pasado en el que fue feliz hasta que su familia se dio cuenta de que había algo extraño y perturbador en ella, motivo por el cual fue encerrada en un manicomio por el resto de su vida. La única forma de escapar de ella es atacarla antes de que sus mariposas maten al visitante.

La Doncella encerrada en la prisión es casi una criatura exótica debido a sus alas, muy semejantes a las que podría tener un hada. Sin embargo, en vez de volar libre, ha sido capturada y encerrada en una celda para servir de divertimento a los visitantes que acuden a verla. Ha sido arrancada de su mundo para ser un fenómeno de feria. Incapaz de vivir en ese encierro, intenta quitarse la vida sin conseguirlo. La desesperación la ha vuelto muy peligrosa porque, en su demencia, es capaz de arremeter contra el visitante y matarlo sin contemplaciones.

La Doncella del orfanato no es como las demás, en el sentido de que no tiene un cuerpo “humano”. Es una muñeca que se mueve por su propio deseo de tener compañía, de no ser abandonada como un objeto inútil. Asustada por el rechazo de las niñas, que la ignoraban en cuanto se creían demasiado mayores para jugar con muñecas, utilizó su poder para crear una maldición a su alrededor. Los gritos de los niños son los de aquellos que sucumbieron a su influencia. El reloj que lleva en las manos marca el tiempo de vida que le queda a su visitante. Nadie puede escapar de ella, porque su deseo de compañía está por encima de la voluntad de cualquier mortal.


¿Por qué los visitantes van a buscarlas?

Puede parecer contradictorio que una persona quiera encontrarse por voluntad propia con cualquiera de las Doncellas conociendo de antemano la perdición que le aguarda, pero tiene bastante lógica. Las Doncellas son el miedo personificado. Son monstruos de aspecto hermoso que viven entre nosotros y aguardan nuestra visita, ya que todos tenemos que enfrentarnos a nuestros miedos tarde o temprano. Forman parte de una realidad que está ahí, oculta en lugares recónditos, y todos lo sabemos aunque nos guste ignorarlo.

La razón por la que el visitante va a buscar a una Doncella es porque tiene la necesidad de experimentar ese miedo, enfrentarse a él, plantarle cara y combatirlo si puede. Mirar el miedo a los ojos es la única manera de impedir que gobierne su vida. Las Doncellas utilizan diversas artimañas para atraer al visitante a sus dominios, inducirle a caer en el error, romper el tabú impuesto… todo para poseer su mente, para dominarle a través del miedo. Cerrar los ojos o esconderse de la Doncella no sirve de nada, porque es imposible escapar del miedo.


Bueno, espero haberos resuelto todas las dudas. ¡Hasta la próxima!

4 comentarios:

  1. No sabría decir cual es mi favorita, ya que ahora has explicado tan bien lo que significa cada una y el porqué va la gente a por ellas me he quedado presa del encanto de los cuentos. Sin duda, la explicación me ha encantado y, mirándolo así, yo tal vez iría a ver a la del cementerio y la de la habitación blanca.
    Me ha encantado, de hecho, voy a leerlos todos otra vez ya que, a partir de esta explicación final incluso entienda mucho mas las cosas :)

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    1. ¡Muchas gracias! Me hace muy feliz que te hayan gustado mis microrrelatos. Espero que, en la segunda lectura, los disfrutes mucho más. ¡Gracias! ^^*

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  2. ¡Qué pasada! Me ha encantado tu explicación, muy currada y con una psicología muy acertada.
    Sin duda la que más me ha gustado es la Doncella en el Jardín de las Rosas, la que más perturbadora me ha parecido la Doncella en la Catedral Olvidada, la que más me ha impactado la Doncella en la Habitación Blanca, y la que más miedo me ha dado la Doncella en el Cuarto de los Juguetes. Saca tus propias conclusiones ;-)

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    1. ¡Pues muchas gracias a ti también! Cuando creo un personaje me gusta mucho ahondar en sus características psicológicas, porque eso lo enriquece mucho. Aquí he utilizado más la simbología, cosa que también me gusta.

      Interesantes tus elecciones, jejeje! A mí personalmente me gustan mucho la Doncella en la Catedral Olvidada (muy siniestra) y la Doncella en la Prisión (me da miedo y pena a partes iguales), aunque las otras también me perturbarían bastante, jejeje!

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