lunes, 16 de junio de 2014

Qué hacer cuando te acosan por las redes sociales


Hace un tiempo, publiqué en este mismo blog una entrada acerca del acoso escolar y ofrecí algunos consejos que consideré apropiados para seguir en caso de que alguien tuviera la desgracia de sufrir este tipo de acoso. Si queréis leerla, haced clic aquí y echadle un vistazo.

Ya sé que a lo mejor no soy la persona más indicada para dar consejos, puesto que mi experiencia, comparada con la de otras personas, es ínfima. Pero el dolor persiste, y con mis consejos quería poner de manifiesto que comprendo ese dolor que se siente, ese miedo al acosador, esa impotencia al sentir que no se puede escapar de esa tortura diaria. Ante todo, quería ofrecer a los demás la posibilidad que a mí no se me dio: demostrar que existe un camino para escapar del acoso.

Sin embargo, cuando escribí aquella entrada, se me pasó por alto hablar de un tipo de acoso más actual, más centrado en las nuevas tecnologías y que yo, por no contar en aquel momento con un teléfono móvil ni acceso a Internet, no sufrí. Me estoy refiriendo al acoso escolar a través de las redes sociales, ya sea Tuenti, Facebook, Twitter o Whatsapp, entre otras.

Hace poco, recibí en este mismo blog un mensaje desesperado de una chica que no ha querido dejar su nombre, en el que me contaba en muy pocas palabras su caso y me suplicaba que le dijera lo que podía hacer para escapar de su situación. Al parecer, su “mejor amiga” la había traicionado para aliarse con su enemiga, y entre las dos le estaban haciendo la vida imposible con amenazas. Entre estas amenazas, decía que las chicas querían difundir una serie de fotos suyas a través de Whatsapp sin su consentimiento. No sé si las fotos tenían contenido erótico, pues ella no lo especificaba, pero está claro que se trataba de algo privado que no tenía por qué salir de ese ámbito.

Al leer su mensaje, me puse enseguida manos a la obra. Me di cuenta de que mi artículo estaba incompleto, puesto que todavía hay formas de acoso escolar que necesitan ser denunciadas y erradicadas. Por eso, y esperando que no sea demasiado tarde, quiero aportar mi granito de arena completando aquel artículo con esta ampliación centrada exclusivamente en el ciberacoso.


El uso del móvil

Los niños de hoy en día reciben su primer teléfono móvil a una edad muy temprana, aproximadamente entre los 8 y los 12 años. Desde hace un tiempo relativamente corto, es frecuente ir por la calle y ver a niños muy jóvenes con un teléfono en las manos, controlando las redes sociales y los servicios de mensajería con una facilidad pasmosa. Y es que ahora no se les puede dar un teléfono móvil que no tenga conexión a Internet las 24 horas o, por lo menos, una forma de acceso a las redes wifi. Entiendo que las nuevas tecnologías son vistas como algo bueno, destinado a hacernos la vida más fácil a todos, pero hay que contar con la inconsciencia de los niños y preadolescentes. Es precisamente esta inconsciencia la que les lleva a hacer un mal uso del móvil.

Según un estudio del Centro de Seguridad de Protégeles llevado a cabo en el año 2013, el 76% de los niños de entre 11 y 14 años utiliza Whatsapp. Este servicio de mensajería les permite estar conectados a lo largo de todo el día y les sirve para enviarse mensajes, fotos, canciones, vídeos y grabaciones de voz. También pueden crear sus propios grupos, intercambiar información y, poco a poco, acaban incluyendo en su rutina diaria el mirar a cada momento la pantalla del móvil para ver si han recibido un mensaje nuevo.

Sin embargo, esta actividad no está exenta de peligros, y el acoso es la principal. Whatsapp, al igual que otras aplicaciones semejantes como Line, Telegram o Snapchat, hace que el ciberacoso sea más insoportable para la víctima, porque su capacidad de difusión mediática es inmensa. A todo esto se añade otro factor que no se suele tener en cuenta: los menores no saben si el sistema de geolocalización de su móvil está activada o no, porque la mayoría ni siquiera lo comprueba, y algunos la tienen siempre activada sin darse cuenta.

En España, los menores de 14 años no pueden compartir sus datos personales sin autorización, pero se hace de todas formas. Se añaden, además, fotos y vídeos de los que no se comprueba el contenido y se difunden por la red en cuestión de segundos. Cualquier persona que tenga su número de teléfono puede acceder al perfil de Whatsapp de un niño, saber cómo es y la hora a la que se ha conectado por última vez. Por fortuna, las nuevas versiones de Android tratan de solventar este problema desconectando esas funciones por defecto.


Amenazas a través de redes sociales

Al igual que comentaba en mi post anterior, las amenazas o intimidaciones son un asunto bastante grave debido en gran parte a esa capacidad que tienen de perdurar y prolongarse en el tiempo, provocando tensión y una verdadera angustia a la víctima de tales prácticas. Hoy en día casi todo el mundo tiene Facebook, Tuenti, Twitter, un blog o un canal en YouTube, en los que podemos expresar nuestras opiniones, estar en contacto con nuestros amigos o visualizar contenido más o menos interesante. Sin embargo, hay quien decide utilizar esas redes para tomarla con una persona, amenazarla e incluso animar a más gente a que lo haga por el simple placer de ver humillada a la víctima.

Las amenazas a través de la red no son algo para tomarse a broma. Me atrevo a decir que son incluso peores que las intimidaciones que se hacen cara a cara, porque el abusador se aprovecha de las ventajas del anonimato para atacar sin impunidad a su víctima. No se necesita más que un alias para formar un grupo que se dedique a insultar, acosar y martirizar a cualquier persona que se os ocurra. Los haters, que es el nombre que reciben popularmente estos personajes, pueden llegar a ser realmente peligrosos si están cerca de nuestro entorno y, además, nos conocen y saben dónde nos duele.

Ante esto, lo único que se puede hacer es lo evidente: denunciar. Me sorprende bastante saber que un alto porcentaje de escolares entre los 11 y los 16 años se haya sentido en algún momento víctima de acoso escolar, y que la mayoría no se lo haya contado nunca a ningún adulto. Es muy triste saber que España es uno de los países europeos en los que menos se reconoce haber sufrido acoso escolar.

En primer lugar, me gustaría decirles algo a aquellas personas que son víctimas injustas de esta ruin práctica: No sois culpables de nada. No sois culpables del “delito” del que esos desgraciados os están acusando. Siempre se han cometido injusticias en esta vida, pero es importante saber reaccionar ante cada una de ellas. ¿Cómo? Veamos los medios con los que contamos:


1. Es conveniente que recapacites acerca del contenido que estás compartiendo en las redes sociales. Ten en cuenta que cualquiera podría entrar en tu Muro y ver las cosas que estás escribiendo: cotilleos, palabras malintencionadas, comentarios maliciosos sobre otra persona… Tienes que tener mucho cuidado con lo que escribes o subes, porque en cuanto lo hagas vas a perder todo el control que tenías. Recuerda que, aunque se elimine un determinado comentario de la web, todo lo que se publica en Internet, se queda en Internet.

Mi consejo es que utilices los sistemas de privacidad que se ofrecen en las diferentes webs de redes sociales, con los cuales puedes determinar qué personas quieres que vean tu perfil y tus contenidos. No pongas tu teléfono ni tu dirección de casa en el perfil, porque esos datos son demasiado privados. Activa el sistema de privacidad y decide quién quieres que vea tus contenidos. Si una persona deja de ser tu amiga por cualquier circunstancia, bórrala de tu grupo de amigos y bloquéale el acceso a tu perfil. Si crees que ha podido averiguar alguna de tus contraseñas, cámbialas de inmediato.

También puede ocurrir que estés siendo víctima de espionaje a través de la red. Los ciberacosadores pueden monitorizar tus actividades, intentar rastrear tu dirección IP para averiguar más información de ti, e incluso pueden espiar a tus amigos, familiares o compañeros de trabajo. De esta manera, el ciberacosador puede incluso suplantar tu identidad o la de tus amigos para difamarte en blogs y foros, incluso facilitando tu teléfono para que otras personas se unan a la agresión. Si sospechas que alguien ha intentado acceder ilegalmente a tu correo electrónico o a tus redes sociales, cambia las contraseñas o cierra esas cuentas y abre otras siguiendo el protocolo de privacidad. Si has recibido mensajes amenazantes o insultantes en blogs y foros, comunica a los administradores de la web y a la Policía lo que está pasando para que ellos puedan encargarse del acosador.


2. No te hagas, y menos aún compartas, fotos o vídeos de carácter erótico o sexual. Ya sé que todos tenemos nuestra privacidad y que con ella deberíamos ser capaces de hacer lo que nos diera la gana, pero es mejor no tentar a la suerte. Compartir imágenes de menores haciendo poses sexuales es un delito y está penado por la Ley, así que es mejor no hacer fotos de ese tipo nunca. Los móviles de ahora son como pequeños ordenadores de bolsillo; si un hacker puede entrar en tu ordenador de sobremesa y ver tus archivos, imagínate lo que podría hacer con el contenido de tu teléfono si le ofreces semejante filón. Y, aunque nadie te piratee el teléfono, siempre podrías perderlo o te lo podrían robar.

Aquí hay que añadir unas palabras acerca del sexting. Entre los adolescentes se lleva mucho eso de sacarse fotos enseñando los pechos o los genitales para enviárselas a la persona con la que se está ligando vía Whatsapp. Lamento repetirme, pero es muy importante que tengáis esto presente: No os hagáis NUNCA fotos o vídeos de temática sexual. No importa lo mucho que os guste la otra persona, ni las veces que os ruegue que le enviéis ese tipo de fotos: No lo hagáis nunca, porque os arrepentiréis de ello.

Muchas de las víctimas del sexting suelen ser chicas que temen que sus novios se enfaden o las dejen si no les cumplen ese “caprichito” de nada. Pero no se paran a pensar en las consecuencias a largo plazo. ¿Quién te dice a ti que tu novio no les está enseñando tus fotos a sus amigos en este momento? ¿Quién te dice a ti que no las está compartiendo por Whatsapp? ¿Quién te dice a ti que, cuando corte contigo, no las vaya a difundir por ahí para humillarte? No quiero decir que todos lo hagan, pero no está de más tomar precauciones. Si te sientes presionada a hacerte ese tipo de fotos y mandarlas, es mejor que recapacites y te mantengas firme en tu postura. Nadie tiene por qué obligarte a hacer algo que tú no quieres.

En cualquier caso, si alguien ha difundido fotos tuyas de carácter íntimo y privado, denúncialo inmediatamente a la Policía. Aquí no hay medias tintas: acude a la Policía y ellos se encargarán de encontrar a los culpables y hacerles pagar por su delito. Si tú no eres la víctima pero has recibido fotos eróticas o sexuales  de menores que se están difundiendo por la red, no seas cómplice y denúncialo también. Recuerda que, si callas o sigues pasando las fotos, eres tan culpable como el que lo empezó todo.


3. En caso de acoso de tipo intimidatorio (amenazas, insultos, etc.), guarda todas las conversaciones. Tanto si te acosan por Whatsapp como por correo electrónico, guárdalo TODO. ¿Por qué? Porque cuando hagas la denuncia correspondiente, esas conversaciones serán las pruebas que utilizarás en contra de la otra persona. Si no tienes manera de guardarlo en algún documento, haz capturas de pantalla en las que se vea la fecha de emisión del comentario insultante.

Cuando lo tengas todo, haz mil copias de cada documento y guárdalos en diferentes formatos: un CD, un pendrive o pídele a algún familiar que te deje guardar una copia de esos documentos en su ordenador personal. Si el acosador te sigue molestando, puedes decirle de forma pública y sin ningún temor que tienes las pruebas suficientes como para denunciarlo, y que lo harás si no te deja en paz. Si insiste y te sigue amenazando, no tengas miedo de denunciarlo.

Recuerda que, aunque tengas todas las pruebas del delito y denuncies tu caso, a veces el proceso de investigación es demasiado lento. Ármate de paciencia y no desistas en tu propósito. Y no te preocupes por el aparente anonimato del ciberacosador. Una de las ventajas del ciberacoso es que las acciones que comete el abusador quedan registradas y se pueden realizar investigaciones sin que los testigos tengan que testificar o dar sus datos. En el caso de las redes sociales, basta con que sepas la cuenta desde la que se están cometiendo abusos para que puedas denunciarla tanto a los administradores de la red social como a la Policía.


4. Jamás participes en la grabación o difusión de un vídeo en el que se está maltratando a un compañero. Es de lo más ruin y despreciable. Si la actuación del maltratador es censurable a la par que delictiva, también lo es la del cómplice que graba el momento y lo difunde para que todos se burlen de la víctima. Ambos son igual de culpables, y si eres testigo de una injusticia así y no la denuncias, tú también pasarás a engrosar su equipo. Sobre todo, párate a pensar en cómo te sentirías tú en el caso de que alguien te hiciera lo mismo a ti.

Hay muchas maneras de denunciar la circulación de un vídeo en el que se ve un maltrato, pero me remito a la más común por ser la que más se tiene a mano: hablarlo con los profesores. Si te da miedo hacerlo en público por una posible venganza, habla con tu tutor en privado y cuéntale lo que has presenciado. También puedes contárselo a tus padres o a un adulto de tu confianza y, si eres más valiente todavía, lo harás ante la Policía. No te preocupes si no sabes cómo se interpone una denuncia: di la verdad y ellos te tomarán declaración.

Si no te atreves todavía a denunciar el hecho cara a cara, puedes hacerlo vía correo electrónico a esta dirección donde te atenderán especialistas de la Policía Nacional: seguridadescolar@policia.es


5. También hay consejos para los padres y los profesores. Si veis que vuestro hijo o alumno muestra cambios de humor, está triste, huidizo, finge enfermedades para no ir al colegio y se muestra tenso y nervioso, intentad averiguar qué le ocurre. Es posible que al principio niegue que le ocurra algo, pero si le hacéis ver que estáis a su lado y que queréis ayudarle a solucionar el problema, se abrirá a vosotros y os lo contará todo.

No le forcéis a hablar si no quiere, pero si sospecháis que está siendo acosado podéis plantearle vuestro parecer al respecto. Decidle que no se os ha escapado su cambio de actitud, que está nervioso y asustado, y hacedle saber que podéis ayudarle. No le quitéis importancia a nada de lo que diga. Dejad que se desahogue y después hacedle las preguntas que queráis. Lo digo porque hay personas que tienden a sacarle hierro al asunto, a considerarlo “cosas de críos” e incluso a culpar a la propia víctima por ser alguien incapaz de adaptarse a los demás. Lo único que conseguiréis con esta actitud es que la víctima se cierre más en banda y piense que de verdad no tiene a nadie a quien acudir.

El acoso escolar puede acarrear consecuencias muy graves para la víctima si no se hace algo al respecto: estrés postraumático, pesadillas, insomnio, ansiedad, flash back o ataques de pánico. En casos realmente graves, la víctima puede caer en una depresión o quedarle secuelas psicológicas para toda la vida. Si es necesario acudir a terapia, buscad a un especialista en este tipo de casos y asistid a las sesiones que hagan falta. Poco a poco, vuestro hijo o alumno se recuperará y volverá a ser feliz.


Y esto es todo por el momento. Espero sinceramente poder ayudar a alguien con estos consejos o, por lo menos, darle a entender que hay maneras de hacer frente a los acosadores y denunciar sus prácticas. Si el contenido de este artículo os ha resultado útil, compartidlo en Google o en vuestras redes sociales para hacérselo llegar a todos aquellos a quienes pueda interesarle. Si creéis que me he equivocado en algún punto, comentad sin temor y dad vuestro punto de vista. Si habéis sufrido una mala experiencia relacionada con el acoso o el ciberacoso y queréis compartirla, aquí podéis hacerlo sin ningún problema.

Cuidaos mucho y buena suerte.

12 comentarios:

  1. Pufff, da miedo la de tipos de acoso que hay. Y la de veces que se confunde (¿confunde? ¿inocencia cándida o querer mirar hacia otro lado?) por quien se supone que tiene que advertirlo con "chiquilladas". Vaya, para mí fue toda una sorpresa la de gente que conozco que ha sido atacada sin piedad y que sin embargo parece no acabar de relacionarlo con el acoso, como si la palabra bullying fuera demasiado fuerte, sin ir más lejos una compañera mía de facultad que dice que en el colegio la hicieron pasar un poco mal, pero que llamarla cuatrojos y romperte "un poquito" las gafas no era para tanto...

    Yo creo que lo peor del cibracoso es que se juntan el factor de la viralidad, de cómo coen las fotos y vídeos de las personas y de pronto toda España está hablando de eso, con que los datos en internet son eternos y que el público que los acosadores necesitan y buscan, más allá de hacer daño (pocos casos conozco yo, por no decir ninguno, en los que el acosador no fura siqueira con un secuaz de testigo o no lo fuera pregonando luego) es mucho más fácil de reunir y que, encima, la ofensa, si es vía facebook/twitter queda ahí, más allá del momento de insulto en vivo, queda allí....

    Es un tema miu jodido, la verdad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes mucha razón en cuanto al carácter viral del ciberacoso, y ese es precisamente uno de los factores más peligrosos que tiene. Me parece una cosa horrible que cualquier persona pueda sumarse a la cohorte de acosadores y cargar las tintas contra una persona simplemente porque "es la moda" o porque "lo hace todo el mundo". Es terrible que la gente no se dé cuenta del daño que causan a la víctima del acoso y que vuelvan la espalda a los hechos, aunque reconozco que hay personas que no denuncian porque les da miedo hacerlo o porque temen meterse donde no les incumbe. A veces cuesta enfrentarse a ese tipo de injusticias, pero eso no significa que debamos quedarnos de brazos cruzados.

      Lo que me parece todavía más horrible es eso que tú bien comentas: que todavía a estas alturas hay gente que le quita importancia al acoso escolar, incluso las propias víctimas. ¡A mí me parece una cosa muy, pero que muy seria! Nadie tiene derecho a insultar, vejar ni golpear a los demás. Si seguimos consintiendo que tal cosa ocurra, luego que no nos sorprenda la cantidad de violencia y malos tratos que se ve aún a día de hoy.

      Gracias por comentar!

      Eliminar
  2. El acoso escolar empieza desde el propio sistema educativo.

    ResponderEliminar
  3. El acoso empieza desde el propio sistema educativo...

    ResponderEliminar
  4. Es una reflexión interesante, sobre todo si vemos el sistema educativo como algo enfocado hacia la competitividad (aunque en otros países como Estados Unidos es mucho más marcada) y a esa obsesión de "comernos" al que parece más débil porque éste es un mundo hecho para los fuertes y dominantes.

    Gracias por comentar!

    ResponderEliminar
  5. ¡Muchas gracias! Pásate por mi blog siempre que quieras y espero que te guste leerme. Y, por supuesto, será un honor para mí visitar también tu blog. Un saludo!

    ResponderEliminar
  6. Hola, soy de Lima-Perú. Me gustó tu artículo el cual plasmó cada mal momento que pasé durante casi un año de acoso por las redes sociales y medios telefónicos. Confié mi amistad a alguien que lamentablemente usó mis redes e imagen por las redes sociales para conseguir nuevos contactos y que debido a un rechazo de mi parte empezó a diseminar una equivocada imagen mía compartiendo mis números personales, ocasionándome estrés y confusión.

    Finalmente, se metió con mis seres queridos, incluyendo mi familia y con aquello que más duele perder. Al final, si bien tuvo éxito con todo el daño que causó, decidí contar a todos lo que me pasó y advertirles que no callen, que no se dejen manipular por ese tipo de personas que algún momento buscaron tu amistad para dañarte porque aunque te prometan que te dejarán tranquilo, seguirán disfrutando verte destruido mediante el anonimato del Internet.

    Pasé dos casos parecidos anteriormente, este último trascendió porque había personas a mi alrededor que serían dañadas si no lo paraba. No busqué ayuda por vergüenza o no me crean y tal vez ello complicó las cosas. Así que cuando pasen eso, lean el artículo y busquen ayuda. Si una persona muestra cambios de humor, está triste, huidizo y se muestra tenso y nervioso como me pasó, averigüen qué le ocurre. No esperen que se suicide o lo intente, o que esperen que todo sea peor o que tome decisiones que sólo hará que el acosador gane. Ayúdenlo.

    No lo fuercen a hablar si no quiere, pero si sospechan que está siendo acosado aconséjele y díganle su punto de vista. Ármate de paciencia y llega a tu propósito. Lo más importante, no compartan tu información personal con alguien que no conoces bien y cambia continuamente la contraseña de tus redes así como atento a las llamadas extrañas, sexting, y a llamadas que se hizo desde tu número sin que tú lo hayas manipulado. Recuerden que la vida nos pone pruebas para ser más fuertes y que tarde o temprano, la justicia que ustedes buscan llegará.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué horror... No me puedo ni imaginar lo terrible que debió ser para ti y para tus seres queridos pasar por esa experiencia. Es terrible confiar en una persona y que ésta, por los motivos que sea, decide traicionarnos y hacérnoslo pasar mal para divertirse. Siento mucho que hayas tenido que aguantar tanto tiempo de acoso, y que se implicara a otras personas importantes para ti. Sólo espero que a día de hoy esté superado y puedas vivir tranquilo a partir de ahora.

      Has resumido perfectamente el contenido de mi artículo, así como mi intención al publicarlo: es necesario denunciar siempre. Si no es a la Policía, que sea a un profesor o a los padres, o a alguien más mayor en quien confiemos. El maltrato es un delito y hay que pararlo como sea. Y, desde luego, es necesario estar atentos a la víctima de dicho maltrato, escucharla y prestarle toda la ayuda que sea necesaria. Si todos colaboramos y ponemos de nuestra parte, el maltrato irá cada vez a menos.

      Gracias por compartir tu experiencia en este blog, de verdad. Espero que, si otras personas leen tu caso, sepan lo que puede ocurrir cuando se deja que el acoso a través de Internet vaya a más. Sé fuerte y no dejes que te pisoteen. Cuídate mucho.

      Eliminar
  7. Yo necesito contar lo que me está pasando, yo no tengo 15 años, tengo 22 y estoy siendo amenazada por otra chica de 23 que no me conoce y dice saber cosas de mi. Constantemente me habla por whatsapp, la bloqueo y me habla desde otro número, me insulta y dice que va a dedicar su vida a hacerme la vida imposible, y que tiene algo de mi que con el tiempo sabré y me hara mucho daño, sobre todo a mi pareja...que hago?como puedo solucionar esto?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Planteas un problema bastante grave porque, por lo que veo, vas a tener que andar con pies de plomo si quieres salir bien librada. Vamos por partes:

      -Si esa chica no te conoce de nada, ¿qué tiene contra ti? ¿Qué cree que sabe de ti? Me suena a amenaza vacía, a que tiene ganas de hacértelo pasar mal y esa es la única forma que se le ocurre. Posiblemente se esté tirando un farol porque, si no te conoce, entonces no tendría por qué tener nada en tu contra.

      -Me llama la atención que menciones a tu pareja, porque la otra persona sabe que estás con alguien y que ese alguien te importa. ¿Podría tratarse de una ex novia? ¿Alguien con la que haya salido antes que tú y que quiere vengarse haciéndote sufrir? Habla con tu pareja (si no lo has hecho ya) y pensadlo entre los dos.

      -Si la chica no para de molestarte, te aconsejo que denuncies cuanto antes, en este caso a la Policía a través de mail o en persona. No contestes a ninguno de los mensajes de la acosadora. Pasa de ella, ni caso. Si insiste, dile claramente que su comportamiento es delictivo y que la denunciarás si no para. Y cumple tu palabra.

      -Otra opción es que seas tú la que cambie de número de móvil. Dáselo sólo a tus allegados y a tus amigos de confianza, y no lo dejes escrito en ninguna parte. Sin embargo, es una forma más de huir. Es preciso que denuncies el acoso, sobre todo porque estás siendo amenazada, y eso es muy grave.

      De momento esto es todo lo que se me ocurre. Espero que tengas suerte y tu pesadilla termine.

      Eliminar
  8. Mira necesito ayuda yo soy una chica de 19 años he hice una locura porque necesitaba trabajar y me hablo un hombre como para camarera de los club de chicas en pelotas y me dijo que le madase unas fotos y al final le dije k no queria seguir y me amenazo con mandarlas a mi casa y me sigue amenazando con que si no quedo con el y me lo tiro las va a enviar! Que hago¿ por que no quiero que se entere mi familia xk encima que lo estan pasando mal con otras cosas no quiero ponerlos peor

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Voy a tratar de aconsejarte lo mejor que sé, porque no es la primera vez que oigo hablar de un acoso semejante:

      -Primero, no te culpes por haberte buscado la vida en un local de ese tipo. Cuando es muy necesario ganar dinero, se busca donde se puede. No es el mejor sitio para una chica de tu edad, como ya has podido comprobar, pero no sientas ninguna vergüenza.

      -Segundo, el hombre que ha tratado de captarte te está chantajeando vilmente y eso es motivo de denuncia inmediata. Nadie, repito, NADIE tiene derecho a amenazarte ni manipularte para que hagas lo que no quieres hacer. Te amenaza con enviar tus fotos desnuda a tu familia si no te acuestas con él. ¿Qué crees que pasaría si tú cedieras? Pues que seguiría obteniendo de ti lo que le diera la gana, porque te tendría bajo su control. Así que no se te ocurra ceder. Nadie tiene derecho a usarte como si fueras un trozo de carne.

      -Lo que yo haría en tu lugar sería ir a la Policía y denunciar a ese tipejo por acoso y amenazas. Como eres mayor de edad, puedes hacer la denuncia tú sola. Si no te atreves a ir sola, ve con una amiga o alguien en quien confíes. Puede que el miedo te eche para atrás, pero tienes que ser fuerte. Tú no te mereces lo que te está pasando y tienes que frenarlo antes de que se te escape de las manos.

      -Asumo que no quieres implicar a tu familia porque no quieres que sufran o se preocupen por ti. Pero te digo por experiencia que deberías decirles lo que te está pasando. Tal vez temas un castigo o una reprimenda por su parte, pero es mucho mejor eso que aguantar sola esta tortura. Además, puedes estar segura de que tu familia te apoyará siempre y nunca te abandonará. Claro que se enfadarán contigo, te gritarán y te regañarán, pero puedes estar segura de que no permitirán que te sigan haciendo daño.

      Espero haberte ayudado en algo. Ojalá se acabe pronto tu calvario y puedas ser feliz. Tienes todo mi apoyo!

      Eliminar