martes, 21 de julio de 2015

Partida y regreso: Historia de una gallega en Valencia


¡Hola a todos!

Pues ya estoy de vuelta de mis vacaciones. Este año he decidido tomarme unas buenas vacaciones en tierras valencianas. ¿Y por qué?, os preguntaréis. Pues porque allí viven algunas personas a las que les tenía mucho aprecio, pero a las que ahora quiero con toda mi alma, pues se han ganado a pulso un lugar en mi corazón. Así que pensé: ¿Por qué no ir allí a verles y, de paso, pasar unos días? Y eso fue lo que hice.

Ahora, recién llegada de mis vacaciones, os traigo la crónica detallada de mis aventuras en Valencia. ¡Con fotos!

Seguid leyendo y dejad que comparta con vosotros mi viaje. Esta es la historia de mi propia aventura inesperada, el relato de una partida y un regreso.



Día 1



Vista de Valencia


¡Empieza el viaje! La primera parte del trayecto ha sido la más fácil, pues sólo he tenido que tomar dos autobuses a Santiago; como siempre que quiero ir de visita a la capital. Pero esta vez ha habido una diferencia notable, y es que estaba más cansada que de costumbre. Llevaba tanto tiempo esperando este viaje que la noche anterior casi no pude dormir. ¡Y tampoco ayuda mucho el tener que levantarse a las seis de la mañana para coger el bus de las siete! Pero bueno, esas son las maravillas de los enlaces de los autobuses.

En Santiago todo estaba prácticamente tal y como lo había dejado la última vez. Tuve la oportunidad de estar con algunas de mis amigas y antiguas compañeras de carrera, con las que he podido ponerme al día y rememorar historias del pasado. Después de todo un día redescubriendo mi querida Compostela, tocaba cenar e irse a dormir. Aunque no he podido dormir gran cosa: Al día siguiente tenía que volver a madrugar para ir al aeropuerto de Lavacolla y tomar mi avión. Así que se puede decir que la jornada fue bastante intensiva y extenuante, pero no lo suficiente como para hacerme caer rendida.



Día 2



El Micalet


Aquí se puede decir que empezó el verdadero viaje. Al ser la primera vez que iba a viajar en avión, estaba muy nerviosa. Pero el avión iba a ser el menor de mis problemas, porque lo peor es el aeropuerto. Primero, he tenido problemas por no haber facturado mi maleta online; el resultado fue que me pegaron una clavada descomunal por facturar la maleta en el aeropuerto (ahora ya sé por qué gana Ryanair tanto dinero, ¬¬). Después tocaba pasar por mil tropecientos controles de seguridad, así que venga a quitarse collares, pendientes, pulseras, chaquetas… dejarlo todo en su bandejita correspondiente y luego volver a ponérselo todo. Bueno, por lo menos no me han cacheado… todavía.

Después venía lo que para mí es la peor parte: la espera. No me puedo resistir a rememorar la mítica canción de Tom Petty en la que decía the waiting is the hardest part, porque tiene toda la razón. Esperar con los nervios a flor de piel, el estómago casi vacío y con la perspectiva de subir a lo que viene a ser un autobús estrecho con alas, no resulta tranquilizador. Pero bueno, hay que pasar por el aro como todo el mundo y al final no fue tan duro como me esperaba.

Llegué a Valencia bien tempranito por la mañana. Ahora tocaba utilizar otro medio de transporte nuevo para mí: el metro. Menos mal que con el metro no hay mucha opción a error y no me he confundido. Tras bajarme en la estación de Ayora, me dispuse a buscar mi hotel. No estaba lejos, pero de haberme bajado en la parada anterior hubiera estado más cerca y no tendría que haber arrastrado ese armatroste de 15 kilos llamado maleta. Mi móvil me salvó la vida gracias al GPS que le he instalado, aunque a veces va tan lento que me desespera.

En el hotel pude dejar la maleta y descansar un poco, pero todavía no podía relajarme. Mi habitación no estaría lista hasta las dos de la tarde, así que tenía que entretenerme de alguna manera. Por eso decidí ir a dar un paseo por ahí, para conocer las calles de Valencia… a pleno sol y con una temperatura que rozaba los 39º. Pero así soy yo: esas menudencias no pueden conmigo. Armada con un abanico y una botella de agua, me eché a caminar y sólo me detuve para almorzar una ensalada, lo único que pude comer sin que me resultara pesado.

Más tarde, volví al hotel para ocupar mi habitación. ¡Y era una pasada! Cama grande, baño con hidromasaje, escritorio, televisión con unos cuarenta canales, neverita, aire acondicionado, conexión wifi… Y en el hotel también había piscina y sauna, aunque no he tenido la oportunidad de ir. El caso es que por fin podía deshacer la maleta y relajarme un poco. ¡Pues no, porque mis peripecias todavía no habían terminado! Resulta que perdí las llaves del candado de la maleta y no podía abrirla de otra manera. La había liado. ¿Qué podía hacer ahora? Pues recurrir a YouTube, naturalmente. Hacedme caso: Todas las respuestas de la vida están en YouTube. Busqué un vídeo en el que me enseñaban a abrir una maleta utilizando un bolígrafo, ¡y dio resultado! Así que al final todo acabó bien.

Hacia el final de la tarde llegó uno de los momentos más esperados para mí: ¡Conocer a Estelwen Ancálimë en persona! Estelwen, a quien quizá ya conozcáis de otros blogs como La luz de Valinor y Mi princesa y yo, me ha dado una calurosa bienvenida a su tierra (que también es bastante calurosa), y me ha presentado a su marido Tindomion y a su pequeña Ratoncita, una niñita preciosa que se enamoró de mí (o de mis collares, no estoy muy segura…) nada más verme. Este ha sido uno de los momentos más emocionantes de toda la semana porque, como soy muy tímida, no sabía cómo iba a ser el primer encuentro entre nosotras. Y no podría haber sido mejor, de verdad. Me he sentido arropada y querida en todo momento, y eso les honra mucho. Tras una deliciosa cena, volví a mi hotel y di por finalizado mi primer día en Valencia.



Día 3



En la Fuente del Turia


Después de una agotadora noche en la que me he visto obligada a subir la intensidad del aire acondicionado para no morirme de una lipotimia, empezó la verdadera inmersión en la cultura gastronómica valenciana. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que con una señora paella como manda la ley? Pero no una paella como se hace en el resto de España; eso es, parafraseando a Estelwen, “arroz con cosas”. La auténtica paella valenciana no se parece a la que he estado comiendo toda mi vida, y hasta el sabor es completamente distinto. Me gusta probar cosas nuevas, y la verdad es que la paella valenciana me ha gustado mucho ^^*.

Después de comer, por la tarde, tuve la ocasión de conocer a otra persona muy querida para mí y que también resulta ser compañero historiador, administrador del blog Castillos en el Aire y comentarista habitual en esta Biblioteca: F. Escamilla, más conocido en los mundos de Filmaffinity como Ferdin. Gracias a él he podido vislumbrar parte del centro de Valencia, con sus iglesias, plazas, fuentes. Fue él quien me llevó a visitar las Torres dels Serrans, desde donde se tiene una magnífica vista de Valencia, contándome además algunas cosas sobre su historia que yo no sabía. Me he alegrado mucho de conocerle en persona, aunque creo que en algún momento al pobre le he desesperado por mi incapacidad para tomar decisiones cuando me planteaba dos opciones a elegir: Que si helado o paseo, que si ver una iglesia o ir a una plaza, que si ir a la derecha o a la izquierda… ¿Sabéis eso que dicen de que no se sabe si los gallegos subimos o bajamos? Pues en mi caso es cierto. En todo caso, a Ferdin le hacía gracia que no pudiera decidirme así que… ¡todos contentos!



Día 4



Sagunto


Uno de los mejores días de toda la semana, principalmente porque tocaba ir a visitar Sagunto, antigua colonia griega que más adelante pasaría a formar parte de Roma. Las ruinas del emplazamiento romano de Sagunto son una auténtica pasada; es como estar dentro de la propia Roma. En serio, si os gusta la Historia, os encantará estar en la antigua Sagunto y pasear entre esas piedras que tienen cientos de años. Fue muy divertido recorrer las antiguas casas y comentar con Tindomion para qué podrían haber sido utilizadas en el pasado (aunque él me da mil vueltas en ese aspecto, ya que yo soy bastante negada para la Historia Antigua). Eso sí, no todo lo de Sagunto me ha gustado. El antiguo teatro ha sido tan restaurado y modificado que parece hecho en el siglo XX. Es puro mármol y plástico, y no tiene nada que ver con su antiguo aspecto. Me dio mucha pena ver así el teatro pues, como historiadora, estoy a favor de que las cosas se conserven lo mejor posible, pero respetando su origen. Una lástima, la verdad.

De vuelta a Valencia city, nos fuimos al centro a comer en un restaurante japonés. ¡Y por primera vez en mi vida he probado el sushi! Tenía muchas ganas de hincarle el diente a este famosísimo plato japonés, y he de decir que no he quedado en absoluto decepcionada. En serio, está delicioso.

Después de comer, Estelwen y Tindomion me llevaron de ruta por el centro, pero para visitar lugares tan bonitos como la Estación del Norte o el Mercado de Colón. Aunque también hubo sitio para las frikadas, porque hemos ido a tres frikitiendas y a una de las librerías París-Valencia, en donde se pueden encontrar libros a precios muy bajos. Yo me he comprado uno que trata sobre las geishas por menos de 3 euros, con eso lo digo todo.

Por la noche cenamos y de postre nos comimos unas deliciosas trufas de chocolate que me hacen salivar de gusto cada vez que las recuerdo. Madre mía, qué ricas estaban…



Día 5



Jardines de Monforte


Este ha sido el día de los jardines, como me gusta rememorarlo. Por la mañana, como me levanté un poco tarde, decidí ir caminando hasta los jardines de Ayora, pues no estaban lejos de mi hotel. Son unos jardines típicos del siglo XIX o principios del XX, muy bonitos. Estaban bastante concurridos, pues parece que todo el mundo tuvo la feliz idea de ir a pasar allí toda la mañana. Aunque no me extraña, la verdad. El sitio es muy bonito.

Por la tarde, Estelwen y yo quedamos para ir a ver dos jardines más: los de Monforte y los del Real. Los jardines de Monforte sí que recuerdan más al siglo XIX. Son grandes, densos y muy bien cuidados. Hay estatuas de mármol por todas partes y, sobre todo, gatos. ¡Decenas de gatos por los jardines! ¡Ayy, me gustan tanto los gatitooos!

Los jardines del Real son inmensos pero completamente distintos a los de Monforte. Están más enfocados al paseo o a ir en bicicleta. Aunque no están nada mal y, además, tienen una gran jaula de pájaros a los que se les puede dar de comer.

Para rematar esa tarde, nada mejor que un buen helado de chocolate en la Chocolatería Valor. ¡Delicioso!



Día 6



Torres de Quart


Ay, ya queda menos de vacaciones… ¡Pero eso no iba a detener mi entusiasmo bajo ningún concepto! Ferdin y yo quedamos ese día para ir a comer unos montaditos, que nunca había probado (vale, matadme si queréis). Después de comer, dando un paseo, hemos llegado hasta el Museo de Bellas Artes, donde hay una colección de pintura sacra realmente impresionante. También vimos una pequeña exposición de Sorolla y una sala dedicada a Goya, con retratos muy interesantes (¡me encanta Goya! ^^*).

Después de una hora y pico en el museo, como tenía muchísima sed, nos fuimos a tomar un granizado a la Plaza de la Reina. Había tanta gente que nos costó un poco encontrar sitio, pero al final lo conseguimos. Fue un día muy agradable en todos los sentidos, ya que me lo he pasado muy bien. Eso sí, me dio mucha pena tener que despedirme de Ferdin. Le voy a echar mucho de menos… aunque siempre nos quedarán Facebook y el blog!

Por la noche, acepté la invitación de Estelwen y Tindomion para cenar con ellos. Y fue así como tuve la oportunidad de iniciarme en una partida de Zombicide, un juego de matar zombies que está muy entretenido. La partida se alargó un poco más de la cuenta, pero esas cosas pasan cuando uno se lo está pasando bien ^^*.



Día 7



La Albufera


Último día de vacaciones. ¡Qué rápido ha pasado la semana! Gran parte de la mañana he tenido que invertirla en preparar la maleta (y rezar para no pasarme de peso, ya que la había facturado por 15 kilos… y se acercaba peligrosamente a ese límite), pero a mediodía me fui con Estelwen y Tindomion a un pueblo cercano a Valencia llamado El Saler, donde hay un estrecho bosque en el que viven muchas especies de animales que están protegidas. Me ha hecho mucha gracia el ver que hay señales que avisan de que hay que tener cuidado con las mamás pato cuando deciden cruzar la carretera seguidas de sus patitos. Eso sí, al que se atreva a rozar a un solo animal de El Saler, multazo al canto. Y a mí me parece bien. Así todos tendrán más cuidado con los animales.

Después de comer una auténtica fideuá valenciana, me llevaron a ver la Albufera. Me dejó realmente impresionada, porque no imaginaba que sería tan grande. Y saber que parte de esa localización fue la que Blasco Ibáñez describió en su magnífica obra Cañas y Barro me llenaba de una gran emoción, porque esa novela me gustó mucho cuando la leí. Casi podía imaginarme al Tío Paloma navegando por la Albufera con su pequeña barca, perchando con una fuerza impropia de sus años.

Y llegó el temido momento, el de la despedida. No me gustan las despedidas. Me provocan mucha tristeza. Intento aparentar normalidad, pero me duele en el alma despedirme de gente a la que le he cogido mucho cariño. Tanto es así, que cuando todos se fueron y yo me vi completamente sola, me eché a llorar como una tonta. Sé que es una tontería ponerse así, pero no puedo evitarlo. Lloré por tener que separarme de los tres: de Estelwen, de Tindomion, de Ferdin. Me daba mucha pena tener que dejarles, pero había que volver a casa y eso no podía cambiarse. Eso sí, hubo fuertes abrazos, besos cariñosos y la promesa de volver a vernos en el futuro.


Y sé que eso sucederá algún día. Con un poco de suerte, volveremos a vernos.


4 comentarios:

  1. ¡¡Casi me haces llorar a mí también leyendo esta entrada!! *^^*UUU

    Para mí y para mi familia ha sido maravilloso tenerte en casa. Nos hemos quedado encantados contigo y también te hemos cogido muchísimo cariño. No todos los días se tiene en casa a una huésped tan amable, educada, simpática y puntual. La verdad es que me dio un poco de rabia que marcharas tan pronto porque me dio la sensación de que me quedaron por oír muchísimas anécdotas interesantes sobre ti, sobre Viveiro y sobre la Historia, que de eso sabéis Tindomion y tu mucho más que yo (por algo sois los expertos, jejeje) y me encanta escucharos hablar al respecto.

    Espero que algún día podamos proseguir nuestras interminables covnersaciones, aquí o en Viveiro, a donde prometo hacerte una visita sin falta el año en que mi señor esposo y yo nos animemos a hacer un tour veraniego por Galicia (este año toca Navarra, pero pretendemos recorrernos todo el Norte mientras Ratoncita sea pequeña y no podamos irnos a unas vacaciones largas en el extranjero como hacíamos antaño).

    Hablando de Ratoncita, mi pequeña Princesa, que quede muy claro que se enamoró de TI, las pulseras sólo eran un plus. Aprovecho para manifestar públicamente aquí mi asombro ante el hecho de que un bebé de trece meses, que suele ser suspicaz con los desconocidos, se lanzara a tu brazos desde el primer segundo y cada vez que te veía llegar a casa te saludara con chillidos de alegría y tendiéndote los bracitos, como si fueras de la familia. Será verdad eso de que los bebés pueden distinguir las almas puras ;-)

    Me alegro muchísimo de que te lo pasaras tan bien, de verdad. Ojalá pronto volvamos a encontrarnos. Mientras tanto, un abrazo y muchos besos de mi parte, de Tindomion (que me comentó varias veces que le caíste genial, por cierto) y de nuestra pequeña Ratoncita ^_^

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    1. El sentimiento es mutuo, ^^*. Como he dicho, me he sentido muy bien recibida y aceptada en todo momento. ¡Qué menos que corresponderos como es debido! Os habéis portado de maravilla conmigo y siempre os quedaré agradecida.

      Y en cuanto a Ratoncita, si ella se ha enamorado de mí, lo mismo me ha pasado a mí con ella. ¡Es que es tan mona! Nos gana a todos con un par de gorjeos, XD.

      Y que sepas que si algún día venís por mi tierra, os enseñaré todo lo que pueda. Aunque hay poquitas cosas, seguro que os gustará.

      ¡Un beso para los tres!

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  2. Interesantísima crónica de tu estancia en estas tierras infernales del levante!!! Y muchas gracias por la parte que me toca ^^. Ha sido un auténtico placer y una alegría el conocerte y pasar unas horas contigo, he disfrutado mucho y me lo he pasado muy bien, aunque sea callado (lo sé perfectamente, jaja). Sólo lamento el que te fueras tan pronto y el no haber podido hacer y ver más cosas...espero que la próxima vez las circunstancias sean más propicias y pueda ser más hospitalario!

    Y queda pendiente como sabes un viaje al norte :) Un fuerte abrazo!

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    1. Gracias a ti, que seguro has sacado tiempo de donde no lo había para estar conmigo. Para mí también ha sido un privilegio conocerte en persona; era lo que quedaba, porque de las veces que nos hemos hablado por messenger y whatsapp casi parece que nos conocemos de toda la vida. En cuanto a lo de ser callado, no te preocupes; yo tampoco puedo presumir de ser muy parlanchina ^^*. Me lo he pasado muy bien y eso es lo que importa. Si algún día volvemos a vernos, haremos todo lo que no nos dio tiempo a hacer.

      Y que sepas que espero verte algún día por las tierras del norte! Serás bien recibido! Un beso muy grande!

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