lunes, 1 de junio de 2015

La Princesa del mes: Yasmín


¡Hola a todos!

Pues, con las bromas, ya hemos llegado al ecuador del año. Madre mía, cómo pasa el tiempo... Ayer era Navidad y hoy estoy comiendo helados de nube como si no hubiera un mañana. Pero no os equivoquéis; no me estoy poniendo nostálgica o en plan viejuno. Todo lo contrario. El año sigue adelante y yo también. ¡Y con más ganas que nunca!

Hoy he empezado con mi período irregular de exámenes. Y digo irregular porque hoy he tenido tres exámenes, el miércoles uno y los tres que me faltan la semana que viene. A ver... ¿qué mierda de ritmo académico es ese? ¿Por qué tienen que prolongar mi tortura durante diez días? ¿Por qué no me ponen todos los exámenes de una tacada y acabamos de una vez?

Bueno, tampoco va a ser todo tan malo. Si todo va bien, conseguiré sacarme varias asignaturas de encima (aunque septiembre no me lo quita nadie...) y pasar un verano tranquilo. Me encuentro mucho mejor que hace unos meses, porque gracias al apoyo que he recibido de todos mis amigos me he dado cuenta de que no debo torturarme sin razón por algo que no vale la pena. Acabaré el máster a su debido tiempo, me lleve el tiempo que me lleve. A mi ritmo.

Ahora ya os he puesto en antecedentes. ¿Qué tal si ahora os doy la bienvenida al mes de junio con una nueva princesa Disney? ¡Aquí la tenéis!


Yasmín



Nombre: Yasmín
Rango: Princesa de nacimiento
País: Agrabah
Edad: 16 años
Familia:
-          Sultán de Agrabah (padre)
-          Madre (fallecida)

Amigos:
-          Rajá (su tigre)

Esposo: Aladdín

Canción: Un mundo ideal


En mitad del desierto, el reino de Agrabah se alza glorioso y próspero entre las dunas ardientes. Sin embargo, no todos los habitantes de este reino son felices. Aladdín, un joven que vive en las calles con su mono Abú, es famoso en el bazar por ser uno de los ladrones más escurridizos de toda Agrabah. Pero Aladdín no se considera un mal ladrón; él no roba dinero, sino comida para poder alimentarse. Además, a veces hasta renuncia a su comida por alimentar a otros que la necesitan más que él. 

Será precisamente el corazón bondadoso de Aladdín el que llame la atención de Jafar, el brujo que hace las veces de visir del Sultán de Agrabah. Jafar ansía encontrar la legendaria Cueva de las Maravillas, un lugar repleto de tesoros de gran valor. La entrada, no obstante, está protegida por la cabeza del dios tigre, que proclama que sólo un diamante en bruto, una persona de corazón puro, podrá entrar en la cueva. En su laboratorio secreto de palacio, Jafar descubre que ese diamante en bruto es Aladdín y ordena a sus guardias que lo apresen.

En palacio las cosas tampoco van precisamente bien. La princesa Yasmín tiene la obligación de elegir a un pretendiente y casarse con él antes de su próximo cumpleaños, tal como manda la tradición. Pero Yasmín detesta esa ley que la obliga a unirse a un completo desconocido. Está cansada de sentirse encerrada en palacio y toma una decisión: Huir. Pero las cosas no son tan fáciles como ella cree. En el mercado de Agrabah tiene un altercado al robar una manzana para alimentar a un niño hambriento, y por ello casi pierde una mano. Por suerte, Aladdín ha visto lo sucedido y la rescata justo a tiempo. Aladdín la lleva a su humilde casa y ella le confiesa las presiones que la atormentan. Pero en ese momento son interrumpidos por una patrulla de soldados que arrestan a Aladdín por orden de Jafar. Aunque Yasmín se descubre y revela que es la princesa, no puede impedir que se lleven a Aladdín.

El joven ladrón es encerrado en una celda sin posibilidad de escapar. Jafar, disfrazado de anciano prisionero, libera a Aladdín y le convence para ir en busca de la Cueva de las Maravillas. Mediante engaños, consigue que Aladdín se interne en la cueva y busque para él una lámpara mágica que está en las profundidades de la gruta. Aladdín acepta, pues las riquezas que le promete el anciano le darían la oportunidad de medrar y poder acceder a la mano de Yasmín.

La cueva, tal y como pronosticó Jafar, está llena de tesoros de incalculable valor. Sin embargo, Aladdín tiene prohibido tocar absolutamente nada excepto la lámpara mágica. Pero Abú decide hurtar un enorme rubí y la cueva amenaza con desmoronarse. Aladdín consigue llegar a la salida, pero Jafar le roba la lámpara e intenta matarlo. Abú muerde a Jafar y éste, para su frustración, descubre que el mono le ha robado la lámpara. Aladdín y Abú, encerrados en la cueva, no tienen la menor posibilidad de escapar. Pero entonces, Aladdín le echa un vistazo más detenido a la lámpara y la frota. Es entonces cuando la lámpara parece cobrar vida propia y de ella surge un inmenso genio azul que le concederá tres deseos. Haciendo uso de una gran astucia, Aladdín consigue que el Genio los saque de la cueva sin gastar el primer deseo, aunque después promete que liberará al Genio con su tercer deseo. Porque Aladdín sólo tiene un deseo, y ése es poder ser digno de la princesa Yasmín. Por eso le pide al Genio que le convierta en un príncipe.

En palacio, Jafar está cada vez más furioso. La pérdida de la lámpara mágica le aleja cada vez más de su sueño de convertirse en el próximo sultán de Agrabah. Pero Iago, su loro, le convence para que intente casarse con la princesa Yasmín para convertirse en sultán, y matarla a ella y a su padre cuando consiga su objetivo. Pero entonces es cuando hace su aparición Aladdín, ahora convertido en el príncipe Alí, que presenta sus respetos al Sultán y le pide la mano de Yasmín. Pero la princesa Yasmín, creyendo que no es más que otro príncipe petulante, le rechaza. Aladdín no se atreve a decirle quién es en realidad, pero convence a Yasmín para dar un paseo sobre la alfombra mágica. Yasmín reconoce a Aladdín, pero éste sigue sin reconocer que es un pobre ladrón y le miente diciéndole que es un príncipe que se hace pasar por alguien más humilde. A pesar de todo, se besan y se juran amor eterno.

Jafar, por su parte, está resuelto a acabar con Aladdín y ordena a sus hombres que le tiendan una emboscada. Aladdín es sorprendido en plena noche, encadenado y arrojado al río para morir ahogado, pero gracias al Genio consigue escapar con vida. Aladdín se venga de Jafar destruyendo su bastón, con el que controlaba la voluntad del Sultán. Sin embargo, Jafar descubre que el príncipe es en realidad Aladdín, el joven que consiguió la lámpara mágica, y toma la resolución de robársela. Aprovechando que Aladdín y el Genio tienen una discusión, el loro Iago roba la lámpara y se la entrega a Jafar, quien de inmediato pide su primer deseo: Convertirse en el nuevo sultán de Agrabah. Como todos se niegan a rendirle pleitesía, pide su segundo deseo: Ser el hechicero más poderoso de la tierra. Gracias a sus nuevos poderes, consigue desenmascarar a Aladdín y raptar a la princesa Yasmín, a la que convierte en su esclava.

Aladdín desea salvar el reino, pero para ello necesita recuperar la lámpara. Pero a pesar de la ayuda que recibe de Yasmín, es descubierto por Jafar, quien convierte a Abú en un mono de juguete, destruye a la Alfombra y encierra a Yasmín en un reloj de arena gigante. Aladdín sabe que no puede derrotar a Jafar mientras sea el hechicero más poderoso del mundo. Por eso recurre a su astucia y reta a Jafar diciéndole que siempre habrá alguien más poderoso que él: el Genio. Jafar pide entonces su tercer deseo: Convertirse en Genio. Aunque al principio se muestra contento con sus poderes, comprende demasiado tarde que, como Genio, tendrá que vivir encerrado dentro de su propia lámpara. Jafar e Iago quedan atrapados dentro de la lámpara y se pierden en el desierto.

Finalmente, Aladdín utiliza su tercer y último deseo para liberar al Genio, tal como le había prometido. Aunque la ley sigue impidiendo a la princesa de Agrabah casarse con quien ella desee, el Sultán decide cambiar la ley, impresionado por el valor y el carácter de Aladdín. El Genio puede por fin ir a donde quiera, y Aladdín tiene su propio final feliz al comprometerse con su querida Yasmín.

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