viernes, 15 de julio de 2022

Cómo ser un progre de manual


¡Hola a todos!

¿Eres un joven inquieto de carácter renovador, reformista e innovador? ¿Te consideras una persona tolerante, humanista, laica y de izquierdas? ¿Estás harto de que la casta fascista cometa injusticias contra ti y los que piensan como tú? Entonces, amigo mío, estás llamado a ser un progre. Pero, ¿qué es ser progre? ¿Qué significa ser progre? Bueno, pues aquí estoy yo para contártelo. Hoy te traigo un breve manual en el que explico con todo detalle los pasos que has de seguir para convertirte en progre y quitarte de encima esa inquietud que puede contigo.

¡Adelante!

 

1. Voto

Para formar parte del club de los progres de manual, es importantísimo que se sepa a dónde va tu voto en las urnas. Da igual que el voto sea secreto: tú eres un aspirante a progre como Dios manda, así que tienes la obligación de gritar bien fuerte a quién votas. Si votas al PP, es obvio que eres fascista; si votas al PSOE, eres fascista, pero un poco menos; si votas a VOX, ya directamente eres de la ultraderecha cristiana franquista y ultraliberal. Por lo tanto, si quieres ser considerado un buen progre, tienes que votar a Podemos, a Esquerra Republicana si eres catalán, a Izquierda Unida, al Bloque Nacionalista Galego... En España proliferan los grupos políticos de izquierdas, que suelen ser pequeños pero donde tiene cabida todo el progrerío patrio. Además, es vital que señales y etiquetes de fascista a todo el que no vota como tú. En el caso de que quieras ser el más molón de los progres, tu voto tendrá que ir para Bildu y los proetarras, que están a tal nivel que consideran fachas incluso a los de Podemos.


2. Anticapitalismo

El anticapitalismo debe ser para ti uno de los pilares fundamentales del pensamiento progre si quieres pertenecer al club. Tu deber es odiar al capitalismo por encima de todo, aunque vivas en un país capitalista y te estés beneficiando de él. Admiras regímenes políticos de corte comunista a pesar de no haber vivido nunca bajo un régimen así, y querrías que se implantaran en este país. Eso sí, si por casualidades de la vida tienes que emigrar para buscar trabajo, te irás preferiblemente a Inglaterra, Alemania, Suiza o los países nórdicos, que sí, son países capitalistas, pero es donde hay trabajo, así que toca aguantarse. Pese a que disfrutas de las ventajas que te ofrece un país basado en el libre comercio, tu gran sueño es que se implante el paraíso socialista. Para ti, un país en el que 13 millones de personas se nutren de subvenciones y hay más del 40% de gasto público, es un país ultraliberal que debería tomar buena nota de cómo se hacen las cosas en Cuba.


3. Incoherencia

Para ser considerado un buen progre, una de las cosas más importantes es mostrar una profunda incoherencia en tus palabras y en tus actos. Las personas estamos cambiando y progresando constantemente, de modo que no podemos dejarnos someter por algo tan banal y rancio como la coherencia. Ser coherente es lo mismo que ser conservador, así que no permitas que te hagan sentir culpable por denunciar el capitalismo en Twitter a través de tu nuevo iPhone 12, ni por combatir el exceso de contaminación mientras conduces un coche de gran cilindrada, ni mucho menos por luchar por los derechos de las mujeres y los homosexuales mientras alabas las muy dudosas democracias venezolanas, rusas, ecuatorianas o iraníes. Estás en contra de la guerra, pero hay que hacer matices: que Hamas ataque a Israel, es un movimiento de autodefensa; que ETA colocara bombas en coches y supermercados atestados de civiles, era un acto que formaba parte de la lucha por la liberación y los etarras encarcelados son "presos políticos". Que no te dé vergüenza ser incoherente. ¡Es un símbolo de progreso!


4. Superioridad moral

Si tu mayor anhelo en esta vida es ser progre, has de saber que eso te va a convertir en uno de los elegidos para salvar el mundo de la dictadura fascista que amenaza con destruirlo. Tú eres distinto a todos porque has visto la luz. Tu razón es la razón absoluta; tu verdad, la única que hay. Has sido llamado para redimir a la humanidad fascista, para perdonarle sus pecados, fruto de la ignorancia y de no leer más hilos de Antonio Maestre en Twitter. Tu deber es salvarles, sacarles de su ceguera propiciada por el maldito capitalismo, el liberalismo y Donald Trump. La principal meta de tu existencia es reeducarles en tu pensamiento y enseñarles a ver el mundo como tú consideras que deben verlo. Muéstrales que el dinero, la competitividad y la meritocracia son incompatibles con la opción de un futuro mejor. Enséñales que deben pedir perdón por los errores de sus antepasados, aunque estos hayan sucedido hace quinientos años. Explícales a tu manera la paradoja de la tolerancia de Karl Popper que sacó Pictoline hace un tiempo y que tienes impresa y pegada en la pared de tu cuarto. Diles que gracias a ti, a tu lucha, los demás tienen derechos vitales y libertades con las que solo podían soñar. Diles cómo han de vivir, a quién deben votar, qué causas deben apoyar y qué han de pensar. Y, sobre todo, asegúrate de dejarles bien claro que no todos los valores e ideologías tienen el mismo grado de superioridad moral, y que las tuyas son las únicas correctas y las que deben seguir a rajatabla. Porque eres progre y estás por encima de todos los demás.


5. Estatismo

No puedes hacerte llamar progre si no consideras al Estado como un padre protector al que hay que cederle todos los poderes posibles, ya que es el único que puede encargarse del interés común. Como buen progre, has de saber que el haber nacido en un país del Primer Mundo te convierte en una víctima más del sistema, y como buena víctima que eres, necesitas ayuda constante de Papá Estado para que se ocupe de esas cosas tan molestas que el fascismo te obliga a hacer. Necesitas que el Estado controle tu vida y tu dinero, porque es evidente que tú no eres capaz de hacerlo. Necesitas que te diga en todo momento lo que has de hacer, porque tú no lo sabes y, en el fondo, la libertad de elección es negativa. ¿Para qué quieres elegir algo, si el Estado puede hacerlo por ti? Como bien sabes, querido progre, la libertad de elección trae consigo el riesgo de equivocarse, pero eso es algo por lo que no quieres pasar y, la verdad, siempre es mejor poder echarle la culpa a otro. El Estado te protegerá de esas nimiedades para que tú no tengas que preocuparte por nada. Si en el futuro el Estado se vuelve corrupto, siempre puedes apoyar que se le dé más dinero a los políticos para darles más poder, confiando en que no te van a engañar, como sucedió en la Venezuela de Chávez. ¿No tiene sentido? Recuerdas lo que habíamos dicho de la incoherencia, ¿no?


6. Ateísmo

Llegamos a un punto muy importante en el ideario de un progre. El buen progre de manual debe ser un perfecto ateo que niegue la existencia de Dios. En algunos casos, sobre todo si estás empezando en esto del progrerío, se te otorgará la concesión del agnosticismo, pero lo importante es que cargues continuamente contra la idea de Dios y que, sobre todo, desarrolles un odio visceral hacia la Iglesia católica. Un buen progre debe odiar con todo su ser a la Iglesia, pues se trata de una organización retrógrada, nacionalista y, por lo tanto, fascista. Si hay un caso de pederastia en el seno de la Iglesia, tienes que decir que toda la Iglesia es pedófila, que la religión es el opio del pueblo y hay que borrarla de la faz de la tierra. Ahora bien, hay que hacer una excepción cuando se habla del Islam. Ahí no hay ningún problema y, de hecho, tienes la obligación moral de alabar su cultura y respetar sus creencias, aunque entre estas se incluya la sumisión de las mujeres y el asesinato de homosexuales. Si una organización yihadista comete un atentado, deberás hacer hincapié en que esos son casos aislados y que no hay que criminalizar a todos los musulmanes. Tienes que estar en contra de que se imparta religión católica en las escuelas, pero al mismo tiempo apoyas que se impartan los principios del Islam porque eso es "cultura religiosa" e "inclusividad". Y por último, tienes que felicitar el Ramadán por Twitter pero no hace falta que digas ni una palabra en Navidad o Semana Santa, a pesar de que los cristianos son mayoría en este país. 

 

7. Odio al rico

Otra premisa fundamental. Si hay algo que un progre odia más que a la Iglesia, es al rico. Si te quieres considerar un progre de manual, tienes el deber de ir contra los ricos y acusarles de explotadores, ya que es evidente que no han amasado sus fortunas trabajando duro o poniendo todo su esfuerzo, sino a base de robar y a costillas de los trabajadores explotados por este maldito régimen capitalista y opresor. Para ti, todo el que tiene dinero lo ha conseguido a base de robar y explotar a otros. Como buen anticapitalista que eres, sabes que el empresario es Satanás con la cara de Amancio Ortega. No hay ni uno solo bueno. El empresario monta una empresa porque su deseo, en realidad, es explotar a los trabajadores para hacerse una piscina y llenarla de billetes y furcias. Tu sueño, como buen progre, es que el mundo laboral sea una cadena de cooperativas en las que los medios de producción sean propiedad del trabajador y en el que la figura del empresario no exista. Vamos, la dictadura del proletariado de toda la vida (la única "dictadura" que estás dispuesto a reconocer, dicho sea de paso). Es posible que no hayas creado un solo puesto de trabajo en tu vida (o que no hayas trabajado, vamos), pero eso no debe impedirte dar lecciones a trabajadores que llevan toda la vida doblando el lomo para que voten al partido que tú crees que deberían votar. Tampoco debe causarte sonrojo que los primeros  ricos del país se cuenten entre los políticos socialistas; es posible que tú mismo seas hijo de la burguesía acaudalada, pero ese no es motivo para no dar lecciones de lucha obrera. Recuerda que tú tienes la verdad absoluta y la incoherencia forma parte de tu ser.


8. República

Esta es indispensable, quizá uno de los buques insignia del buen progre español. Entre las muchas cosas tradicionales, rancias y fascistas que odias, como los ricos o la Iglesia, también debes odiar a la monarquía. Tú eres republicano de pura cepa, pero ojo, que hay que hacer algunos apuntes. Tu idea de república no es como el sistema que tienen en Alemania o en Francia. No, señor. Tú eres republicano de la II República española, pero solo del Bienio Reformista, el que va desde el 31 al 33. A pesar de que no habrás tocado un libro de Historia en tu vida, tú sabes perfectamente que en esa época todo era luz y felicidad: las mujeres tenían libertad para votar gracias a ellos, y seguramente también para vestir minifalda y salir de juerga por la noche hasta las tantas; los homosexuales iban por la calle cogidos de la mano y bailando el corro de la patata; y el mundo entero vivía en un sueño donde todo era tolerancia, inclusividad y había tanta prosperidad que hasta los perros se ataban con longanizas, hasta que llegaron los fachas y todo se fue al traste. Defiende esta idea a muerte si es necesario. Defiéndela cuando salgas a las manifestaciones con la bandera tricolor junto con la de la hoz y el martillo, o incluso con una estelada (a pesar de que los de la estelada dieron un golpe de estado contra los de la tricolor hace ochenta años). No dejes que los fachas te den lecciones de moralidad diciéndote que estás defendiendo la época donde los golpes de estado eran el pan de cada día, o el infierno de los estados de guerra, o donde los asesinatos de políticos de uno y otro bando se sucedían con regularidad. Eres progre y, por lo tanto, tú sabes mejor que nadie cómo fue la II República.


9. Franco

Otro de los grandes pilares del buen progre de manual. Los libros de Historia nos dicen que la dictadura de Franco abarcó el período entre 1939 y 1975, hasta la muerte del dictador. Pero un progre de manual sabe que eso es mentira: Franco está más vivo que nunca y, si no lo está, ya se encargará él de resucitarlo convenientemente. Los progres tienen el maravilloso don de poder vivir épocas pasadas, porque es tal el nivel de fascismo que ven en la sociedad actual que uno pensaría que en realidad están viviendo en los años 50. Y, por supuesto, Franco es el dios al que le rezan los fachas cada mañana. La obsesión de la izquierda española con Franco es legendaria, porque no saben vivir sin él. Se ven obligados a sacarlo a colación cada cierto tiempo para conseguir votos entre la gente joven y para echarle la culpa por sus propios errores, como sucedió hace poco con la COVID-19, que al parecer se gestionó mal en el país porque aún estamos arrastrando la mala gestión en la Sanidad que se impuso con Franco (a pesar del pequeñísimo detalle de que desde el 75 hayan pasado por el poder siete presidentes del gobierno, tres de ellos socialistas). Bien es cierto que, para ser demócrata, debes ser antifranquista; pero si quieres ser un buen progre, debes basar todo tu ideario en el antifranquismo y exigir constantemente que se condene el golpe de Franco, defender a ultranza la Ley de Memoria Histórica y ensalzar la figura de Federico García Lorca por su triste papel como víctima en la Guerra Civil española (aunque no te hayas leído de él ni el Cante Jondo, pero esa es otra historia). Y si quieres ser más progre todavía, tienes que creer firmemente que todo es franquista: el PP es Franco; VOX, por supuesto, es Franco; los taurinos son Franco; los cristianos son Franco; el capitalismo es Franco; el liberalismo es Franco... Ya ves por dónde voy, ¿no?


10. Pacifismo, ecologismo, feminismo

Al progre de manual le deben gustar las etiquetas tanto como a un tonto un lápiz, y cuantas más tenga, más alto subirá en el escalafón progre. Son como las insignias de los Boy Scouts. Hay muchas etiquetas, pero las que debes llevar siempre con el máximo orgullo son las tres que dan título a este apartado: el pacifismo, el ecologismo y el feminismo. Empecemos con la primera. Un progre que se jacte de serlo, debe considerarse un profundo pacifista. Las guerras son malas, eso lo sabemos todos, y el buen progre quiere que desaparezcan las guerras, a poder ser mediante canciones y diplomacia y sin la necesidad de mandar tropas y armas, que eso es un invento más del capitalismo para que ciertos sectores se enriquezcan con la desgracia ajena. Las mujeres ucranianas refugiadas en España también pensaban así antes de que Putin invadiera su país hace poco; después pedían que se mandaran armas y ejércitos para ayudar a sus maridos en el frente. Cosas del fascismo.

Un buen progre de manual también debe jactarse a la menor oportunidad de ser un amigo de la Madre Tierra. Tu prioridad es la salud del planeta, ya que todos vivimos en él y tenemos que cuidarlo. Sin embargo, como progre que eres, tu visión de la naturaleza actual se asemeja a un Apocalipsis en el que se han agotado todos los recursos naturales, hay sobrepoblación, pobreza, enfermedades... Y, como es natural, el culpable es el hombre. Mejor dicho: el hombre blanco capitalista y de derechas. Estás tan indignado por la quema del Amazonas o la sequía del Mar Menor que incluso has publicado varios tuits para protestar por ello. Te apuntarás a todas las manifestaciones para culpar al gobierno por lo que le ha hecho al planeta, pero lo de juntar gente para ir a limpiar playas o bosques mejor lo dejamos para otro día. Tú bastante estás haciendo con acusar el exceso de industrialización, tratar de que la gente se decante por la agricultura ecológica y hacerte vegano.

Y llegamos al feminismo, otra de las grandes etiquetas del progre de manual. Para ser el más guay de los progres, es indispensable que te hagas feminista. Pero no feminista de la igualdad, sino feminista de la cuarta ola. Tienes que odiar con todas tus fuerzas al hombre blanco heterosexual; si eres hombre, tienes que pedir perdón por haber nacido con pene y con genes de opresor, aunque nunca hayas menospreciado a una mujer. Debes repetir constantemente palabras como heteropatriarcado, estigmatización social y privilegios. Por supuesto, el aborto es sagrado para ti, porque no hay nada más feminista que una mujer decidiendo sobre su cuerpo, aunque esto acarree la muerte de otro ser vivo. El machismo está por todas partes y es tu obligación erradicarlo a la fuerza, a fuego y sangre. Y si alguien trata de rebatir tus argumentos, dile que eso es violencia machista y hazte la víctima; con un poco de suerte, conseguirás una subvención del Estado y podrás vivir del cuento toda tu vida.


11. Inmigración

Si has llegado hasta aquí, amigo progre, seguramente ya seas todo un experto en lucha social, incoherencia y superioridad moral. Ya sabes a quién apoyar y en quién depositar tu rabia revolucionaria, pero todavía quedan frentes por tratar, y uno de ellos es la inmigración. Evidentemente, si quieres que se te considere un progre de manual, tú tienes que ser partidario de todo tipo de inmigración, ya sea legal o ilegal. Es más, tú no crees que existan inmigrantes ilegales; para ti, un papel no tiene autoridad para declarar ilegal a una persona, porque todos somos seres humanos y somos legales (excepto en el caso del aborto, recuérdalo). Como además de progre eres magnánimoy friendly, adoras a los inmigrantes y les abres las puertas de tu país para darles en bandeja de plata todo lo que puede ofrecer. Ellos se lo merecen, ya que tienes una deuda de honor con ellos por haber sido tus antepasados los colonizadores de esos países. Pero, como buen progre que eres, prefieres que esa deuda la paguen otros, a ser posible los fascistas que no piensan lo mismo que tú y preferirían una inmigración más controlada. A ti te da igual que los inmigrantes vengan para trabajar o para delinquir: están al mismo nivel para ti. Hasta es posible que los que vienen para robar, imponer sus costumbres a golpe de machete y violar todas las leyes de este país porque no son las suyas, te parezcan más dignos de compasión; al fin y al cabo, seguramente hacen eso por culpa del capitalismo europeo, que ha estado robando durante siglos en esos países empobrecidos y ahora quiere expulsar a los inmigrantes porque no quiere compartir con ellos sus privilegios. Así que ya sabes: apoya siempre a los inmigrantes, pase lo que pase. Si cometen delitos, oculta sus nombres, sus caras y su nacionalidad e insiste en que señalarlos es un delito de odio por parte de los fachas.


12. Neolengua

Y ya para terminar, para ser un auténtico progre, tienes que adaptar tu forma de hablar a los nuevos tiempos y utilizar la neolengua que la izquierda ha creado para tu uso y disfrute: el Perroflautés Performativo. El fascismo de la sociedad está tan arraigado que incluso hablar como hasta ahora lo hacías puede hacerte parecer un votante de ultraderecha, así que es muy importante que estés preparado para las nuevas palabras y expresiones que van a empezar a formar parte de tu vocabulario. Por ejemplo, tú no puedes ir por la vida diciendo la palabra paralítico, que es tremendamente ofensiva. Tu deber es decir discapacitado o Persona con diversidad funcional. Otras palabras que debes aprender a decir a diario son visibilizar, empoderamiento, segmento de ocio (el recreo de toda la vida), gobernanza, élite, casta, motor del cambio, techo de cristal... Seguramente pertenezcas a la denominada clase media, pero sabes que eso es de liberales, así que mejor opta por los sectores medios. Al principio te costará un poco, pero no te preocupes: tú formas parte de esas minorías ruidosas que han recobrado la ilusión por alcanzar metas comunes y pronto te acostumbrarás a tu nuevo empoderamiento ciudadano. ¡Ánimo, amigo progre!


PD. Espero que no haga falta decir que sí, esto es una oda al sarcasmo hacia los progres actuales o, si lo preferís, los wokes o Social Justice Warriors.

2 comentarios:

  1. Así a lo tonto, acabas de confirmar que los viajes en el tiempo son posibles: me sé de unos cuántos que hace diez años viajaron al futuro, se leyeron este post y se lo aprendieron de memoria para poder aplicarlo a rajatabla en cuanto regresaron a su línea temporal. Algunos de ellos son ahora showrunners de La Casa del Dragón, La Rueda del Tiempo y Los Anillos de Poder.

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    1. De momento, no he visto ninguna de esas tres, pero miedo me da. Sinceramente, estoy un poco harta de que me cambien cosas solo por cumplir con una determinada agenda política y por quedar bien con ciertos sectores. Solo de pensar en ello cuando escribo me da rabia, porque si yo elaboro una historia con unos personajes, y me los imagino blancos/heterosexuales/religiosos en mi cabeza, pues no quiero que me los cambien en la adaptación televisiva de turno. Me aburre tanta tontería. Solo quiero que dejen las cosas como son y que innoven si quieren ofrecer algo nuevo, no coger lo que ya había y darle su toque personal porque así "está mucho mejor".

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