jueves, 21 de octubre de 2021

La cosa va de falacias


¡Hola a todos!

¿Cuántas veces habéis debatido acerca de un tema polémico y os habéis dado cuenta de que vuestro contendiente, por las razones que sean, recurría a una serie de argumentos que no os convencían porque no tenían peso alguno? O al revés. ¿Cuántas veces habéis recurrido a argumentaciones poco lógicas para defender vuestra postura, una postura que ya no tenía defensa alguna porque os habían reventado todos los argumentos? Seguramente os habrá pasado muchas veces, pero pocos se darán cuenta de que han recurrido a algo llamado "falacias".

Por definición, una falacia es un engaño o mentira que se esconde bajo el disfraz de un razonamiento lógico. La falacia es como una mina terrestre: prácticamente invisible para el ojo humano hasta que la pisas. No hay debate o argumentación en el que tarde o temprano no se caiga en alguna falacia. Su poder es tan fuerte que incluso pueden invalidar todo un argumento por completo y sirven como vías de escape a aquellas personas que son incapaces de demostrar sus afirmaciones sin valerse de trampas o subterfugios.

Hoy os he traído una lista de algunas de las falacias que más se pueden encontrar en un debate. Sé que faltan muchas, pero es que algunas eran subtipos de otras más conocidas y otras eran tan rebuscadas que daban la impresión de que todo argumento es una falacia. Pero aquí tenéis las más usuales, con sus respectivos ejemplos para que podáis reconocerlas en cuanto las oigáis. No es fácil, pero os ayudará también a evitarlas en el futuro y trabajar mejor vuestros argumentos a la hora de dar vuestra opinión.

Vamos allá: 


1. Falacia ad hominem

La locución ad hominem procede del latín y se traduce como "contra el hombre", que es precisamente a lo que hace referencia esta falacia. En lugar de utilizar un buen razonamiento, la falacia ad hominem reemplaza la argumentación por el lenguaje ofensivo y critica aspectos personales del individuo, sus antecedentes, su raza, su sexo u otras características para dar forma a su argumento, que carece de toda lógica y termina siendo irrelevante.

Ejemplo:

Como Luis no es una mujer, no puede opinar sobre el feminismo.


2. Falacia del hombre de paja

También llamada "falacia del espantapájaros". Consiste en atacar una posición lógica y argumentativa que el contrincante realmente no tiene. La falacia del hombre de paja pretende dar la impresión de estar refutando un argumento a través de una idea que no tiene nada que ver con la línea de la discusión. Aunque no refuta el argumento, quien usa esta falacia cree realmente que sí lo está haciendo, sobre todo si lo hace desde una perspectiva emocional y apelando a los sentimientos.

Ejemplo:

-Creo que sería bueno fomentar el uso de la bicicleta como transporte alternativo para ir a trabajar.

-Ya, claro, tú lo que quieres es que ocurran más accidentes de tráfico y que mueran más ciclistas en carretera, ¿verdad?


3. Falacia de la apelación a la autoridad

También denominada falacia ad verecundiam, se da cuando hacemos un mal uso de la autoridad al argumentar. Es muy común en un debate citar fuentes o datos aportados por personajes que son tenidos como autoridades dentro de una materia determinada. El problema es que es muy fácil caer en la falacia de apelación a la autoridad cuando, por ejemplo, solo citamos a dicha autoridad y nos alejamos de otras pruebas que pueden refutar nuestro argumento; o también cuando citamos autoridades irrelevantes, pobres o incluso falsas para dar forma a nuestro argumento.

Ejemplo: 

Immanuel Kant, uno de los más grandes filósofos que jamás han existido, defendía la pena de muerte. Por lo tanto, debería legalizarse en nuestro país.


4. Falacia de la falsa equivalencia

La falacia de la falsa equivalencia, también llamada de la ambigüedad, se da cuando una palabra, frase u oración se usa deliberadamente para confundir, engañar e inducir a error al sonar como si dijera una cosa pero en realidad dice otra. Es muy común que este engaño se dé en forma de eufemismos, reemplazando las palabras desagradables por otras que tengan una terminología más atractiva.

Ejemplo: 

El Gobierno ha decretado que pagaremos por la circulación en autovías, pero no es un peaje, sino una tarificación por uso continuado.


5. Falacia populista

Más conocida como falacia ad populum, da a entender que algo es cierto, correcto o bueno solo porque otras personas están de acuerdo con la persona que lo afirma. Es decir, que se acepta algo que se dice porque es popular entre un sector de la gente. Es una falacia que se usa mucho en publicidad, aunque también puede darse en debates.

Ejemplo:

¿Redonda? ¡Ja! Todo el mundo sabe que la Tierra es plana.


6. Falacia del costo hundido

Esta falacia no tiene por qué darse exclusivamente en debates; de hecho, es muy probable que todos la hayamos utilizado varias veces a lo largo de nuestra vida. La falacia del costo hundido viene a decir que el ser humano, cuando invierte mucho tiempo y esfuerzo en un proyecto que a la larga se convierte en un lastre, es reacio a dejarlo para dedicarse a otra cosa. Nos duele tener que reconocer que hemos desperdiciado ese tiempo y/o dinero en algo que al final no ha resultado, y por ello nos resistimos a dejarlo. Es natural querer continuar con un proyecto que consideramos importante, pero este pensamiento se convierte en falacia cuando pensamos que debemos continuar con esa tarea o proyecto debido precisamente a todo el esfuerzo que hemos puesto en él. De una forma resumida, sería como decir "más vale malo conocido que bueno por conocer".

Ejemplo:

-Mi marido y yo nunca nos hemos llevado bien. Me humilla, me insulta y me falta al respeto de todas las maneras. Hace tiempo que no soy feliz a su lado.

-¿Y no has pensado en divorciarte?

-No sé, me da cosa. Llevamos veinte años casados y sería como tirar media vida a la basura, ¿no crees?


7. Falacia in demostrando

La falacia in demostrando o falacia circular se da cuando el argumento de una persona repite lo que ya asumió de antemano y no aporta ninguna nueva conclusión. El argumento circular, también llamado petitio principii o petición de principio, se produce cuando la proposición que debe ser probada se incluye de forma implícita o explícita en las premisas.

Ejemplo:

-La Biblia es la palabra de Dios.

-¿Pero cómo estamos seguros de que es la palabra de Dios?

-Porque lo dice la Biblia.


8. Falacia de la generalización apresurada

Una generalización apresurada no es más que una declaración general sin evidencia alguna que la respalde. A veces, la prisa por llegar a una conclusión lleva a la persona que argumenta a cometer suposiciones ilógicas a partir de estereotipos, conclusiones injustificadas o exageraciones. Normalmente, tendemos a generalizar al hablar, y es algo que no tiene por qué tener nada de malo siempre y cuando no nos creamos a pies juntillas esa generalización, sobre todo cuando no hay manera de respaldar dicha afirmación sin recurrir a conjeturas.

Ejemplo:

Todas las parejas que deciden no tener hijos lo hacen por puro egoísmo. Te dirán que es porque no tienen trabajo, porque pagan mucho de alquiler o porque sienten que no es el mejor momento para tenerlos, pero yo sé que en el fondo es por egoísmo.


9. Falacia del falso dilema

Esta falacia se da cuando limitamos las opciones a únicamente dos, cuando hay más opciones entre las que se pueden elegir. A veces las opciones son entre una cosa, la otra o ambas juntas sin que se excluya ninguna, por no decir que también puede haber un amplio abanico de opciones. El error se da cuando, entre esa múltiple gama de opciones, se reducen a solo dos.

Ejemplo:

Solo hay dos tipos de personas en este mundo: los que creen que Juego de Tronos es la mejor serie de la historia y los que no tienen ni idea de lo que es buena televisión.


10. Falacia de la correlación y la causalidad

Se podría decir que es un dos en uno. La falacia causal o de causalidad se refiere a cualquier fallo lógico que se produce al identificar una causa; es decir, cuando se saca una conclusión acerca de una causa sin que haya evidencias suficientes para hacerlo. Esto nos lleva al siguiente punto, que es el de la correlación. No se puede afirmar con rotundidad que algo ha ocurrido porque antes ha pasado algo que nosotros creemos que ha sido la causa, puesto que no tiene sentido lógico. Es lo que se conoce como falacia post hoc, y es la responsable de muchas supersticiones y falsas creencias.

Ejemplos:

-Se llama Jesús, así que supongo que sus padres son religiosos cristianos. (Falacia de causalidad)


Y otro ejemplo, este sacado directamente de Los Simpson:

-Según esa lógica, yo podría afirmar que esta piedra ahuyenta a los tigres.

-Oh, ¿y cómo funciona?

-No funciona. No es más que una estúpida piedra. Pero no veo ningún tigre por aquí, ¿y tú? (Falacia de correlación)


11. Falacia ad baculum

Es una de las falacias más miserables, ya que se basa en utilizar el argumento de la fuerza, la amenaza o el poder para imponer su criterio. Se puede considerar como un subtipo de las falacias ad consequentiam y ad verecundiam. En el primer caso, porque interpretamos que el argumentante se ve forzado a admitir la validez de la falacia por las consecuencias que tendría el no hacerlo; en el segundo caso, por el hecho de que admite la validez de la conclusión falaz ante la autoridad que reclama la falacia, cuya autoridad viene impuesta por la fuerza o el poder y no por un buen razonamiento.

Ejemplo:

Más vale que estés de acuerdo con la nueva política de la empresa si no quieres perder tu trabajo.


12. Falacia de la prueba anecdótica

Esta es muy fácil de detectar. Consiste en hacer uso de una experiencia personal o de un ejemplo que no tiene nada que ver para presentarlo como una prueba, aun a pesar de que existan argumentos de peso y con respaldo científico que indican todo lo contrario.

Ejemplo:

-Fumar es nocivo para la salud y puede provocar cáncer de pulmón.

-¡Qué tontería! Mi abuelo fumaba mucho y vivió hasta los 90 años.


13. Falacia semántica

La falacia semántica se da cuando, en un debate, una palabra clave se usa con uno o más significados dentro del mismo razonamiento. Se trata de una maniobra de despiste, de jugar con el doble sentido de una palabra para dar un argumento que carece de lógica.

Ejemplo:

Los sexos no son iguales, así que sus derechos tampoco deberían serlo.


14. Falacia ad misericordiam

Esta falacia apela directamente a los sentimientos, eludiendo la lógica y el razonamiento. Por lo general, no se toma como una falacia lógica, ya que suele utilizarse para evitar algún castigo o consecuencia mediante excusas que llegan a sonar ridículas.

Ejemplo:

Yo no fui el asesino, no me condenéis. Bastante he sufrido ya en mi infancia al perder a mis padres en aquel accidente de coche.


15. Falacia de la conclusión irrelevante

De la mano de la anterior, pues busca manipular para cambiar el asunto de la conversación e inclinar el debate a favor del falaz. La falacia de la conclusión irrelevante se sale del tema tratado, ignorando la cuestión principal, para llegar a una conclusión diferente a la que se pretendía defender.

Ejemplo:

Estoy convencido de que pronto me darán un ascenso. Después de todo, soy muy simpático, le caigo bien a todo el mundo y soy el mejor de mi sector.


16. Falacia naturalista

La falacia naturalista considera que algo es bueno, correcto y adecuado para la salud o la moralidad basándose en el hecho de que es natural. Afirma que existe una ley natural o una conducta animal en la que nos deberíamos basar para establecer lo que es éticamente bueno.

Ejemplo:

Las vacunas son malas porque contienen una gran cantidad de químicos.


17. Falacia ad ignorantiam

El argumento ad ignorantiam es una falacia que consiste en defender una premisa argumentando que no existen pruebas convincentes de lo contrario. Quienes recurren a esta falacia no basan su argumento en el conocimiento, sino precisamente en la falta del mismo. En otras palabras, afirman la veracidad o falsedad de una proposición basándose en su propia ignorancia sobre el tema.

Ejemplo:

Yo creo que las hadas existen. No tengo pruebas, pero tampoco dudas.


18. Eludir la carga de la prueba

En lógica, eludir la carga de la prueba consiste en asumir que algo es verdadero o falso por el simple hecho de no aportar razones que fundamenten la conclusión, en negarse o pretender que el contrario aporte dichas razones. En otras palabras, que quien cae en esta falacia no prueba lo que dice, sino que exige a los demás que le den la prueba de algo que no necesita prueba.

Ejemplo:

María dice que Juan abusó de ella, así que ahora le toca a él demostrar su inocencia.


¡Y hasta aquí por hoy, amigos! Nos vemos en el siguiente post.


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