sábado, 3 de marzo de 2018

Hina Matsuri, el Festival de las Muñecas


¡Hola a todos!

Y sed especialmente bienvenidos hoy, porque estamos de celebración: ¡Hoy es mi cumpleaños!

Sí, hoy soy un añito más vieja o más madura, depende del cristal con que una mire la situación. Recuerdo que hace tiempo tuve un complejo muy grande con lo de cumplir años. En serio, me parecía un auténtico drama cumplir años porque tenía la creencia de que era una especie de recordatorio de todas las cosas que no había hecho antes de llegar a esa edad. Hay quien le llama "crisis de tal edad", que es una época por la que pasamos todas las personas cuando nos damos cuenta de que ya no somos los chavalines de antaño y que vamos a tener que empezar a asumir responsabilidades y tomar las riendas de nuestras vidas.

Por fortuna, el tiempo me ha hecho entender que no hay drama alguno en cumplir años, en hacerse más mayor. Todo lo contrario, pues esto significa que estamos vivos para celebrar nuestro cumpleaños, motivo más que suficiente para estar contentos o, por lo menos, para mostrar una sonrisa y tratar de encarar el nuevo año con una actitud más positiva.

Aunque Internet y las nuevas tecnologías han avanzado una barbaridad, todavía no me permiten enviaros un trocito de la deliciosa tarta de fresas que me he comido hoy para que la probéis. En vez de eso, lo que haré será hablaros un poco de una de las festividades japonesas que más me gustan y que, casualidades de la vida, se celebra hoy.

Sí, lo habéis adivinado: Hoy vamos a hablar del Hina Matsuri o Festival de las Muñecas.




Todos los años en Japón se celebra el día 3 de marzo el Hina Matsuri, el Festival de las Muñecas, una fiesta que está dedicada especialmente a las niñas. La tradición afirma que este festival asegura una vida saludable y buena fortuna a las niñas pequeñas.

El festival se centra en la exposición de una serie de muñecas llamadas hina ningyo. El origen de la leyenda se remonta a China, donde se creía que las muñecas podían proteger a los humanos atrayendo a los malos espíritus y absorbiéndolos. En el período Heian se realizaba una ceremonia conocida como hina nagashi, que consistía en ofrecer muñecas de papel, madera o tela con la fecha de nacimiento de la niña, colocarlas en pequeñas barquitas y depositarlas en el río para que se las llevara la corriente, alejando así la mala suerte. Las niñas asimilaron poco a poco esta costumbre en sus juegos de muñecas, de tal manera que llegados al siglo XVIII ya se puede hablar de una auténtica celebración del festival de Hina Matsuri, con la diferencia de que ahora esta festividad dejará de ser privativa de la nobleza y permitirá la participación de miembros de todos los estratos de la sociedad, 

Las muñecas hina ningyo están hechas completamente a mano siguiendo un proceso delicado y laborioso, lo que las convierte en pequeñas obras de arte. Las muñecas representan a personajes de la corte imperial de la Era Heian, por lo que es normal verlas ataviadas con kimonos tradicionales fabricados con telas muy delicadas y decoradas con los brocados más abigarrados. Cada muñeca hina ningyo es única. Algunas están sentadas y otras están de pie, hay una amplia variedad de vestimentas y cada muñeca tiene su propia cara y expresión facial. Existe también otro tipo de muñecas, más esquemáticas, en las que la ropa está pegada a un cuerpo de madera tallada.




Tradicionalmente, los abuelos maternos eran los que regalaban todo el juego de muñecas al nacer sus nietas; sin embargo, los conjuntos son tan caros que no es raro que lo paguen entre los cuatro abuelos o que pase de generación en generación. Otra cuestión es la del espacio. Al ser juegos de muñecas que requieren un enorme espacio para exponerlos, muchas familias optan por la versión más sencilla o en miniatura. Otros padres prefieren hacer ellos mismos las muñecas a mano, en papel o en tela.

Las muñecas se exponen en una estantería que consta de varios peldaños, como una especie de pirámide. En una estantería de siete peldaños se pueden encontrar de trece a quince muñecas. En el peldaño superior, coronando el conjunto, están el Emperador y la Emperatriz sentados uno al lado del otro; detrás de ellos suele haber un biombo dorado o un panel decorado con motivos florales. Es habitual encontrar flores de melocotonero, ya que el melocotón es la fruta que en Japón se asocia al sexo femenino.

En el peldaño que sigue al de la pareja imperial se suelen situar las figuras de tres cortesanas que van vestidas igual. Los peldaños inferiores muestran miniaturas de muebles, carruajes u objetos de uso doméstico. Sobre ellos hay tres asistentes, dos ministros y cinco músicos de la corte, todos ataviados con los emblemas de su rango y toda clase de complementos (dogu). Hasta el detalle más pequeño de las muñecas está elaborado con un cuidado exquisito, lo que las convierte en pequeños tesoros de gran valor. Aunque lo más habitual es encontrar a las muñecas expuestas en esta especie de pirámide, también se las puede exponer en una réplica a escala de un palacio imperial.




Colgadas de hilos alrededor de la estantería principal del hina ningyo hay muñecas de tela llamadas tsurushi bina. Los otros objetos colgantes son animales u objetos de peluche que remiten a símbolos para desear buena salud y prosperidad a la familia, como grullas, tortugas, bolsitas de tela o melocotones, que una vez más remiten a la feminidad.

El festival de Hina Matsuri es especial para las niñas pequeñas. Estas preciosas muñecas simbolizan las oraciones de la familia para que sus hijas crezcan sanas y tengan una vida larga y feliz. Eso sí, es importante no exponer las muñecas durante demasiado tiempo. Debido a la capacidad de las muñecas de absorber toda clase de espíritus, también es posible que traten de absorber la buena suerte. Los japoneses, supersticiosos como son, creen que es necesario guardar las muñecas una vez pasado el día del Hina Matsuri para impedir que la niña pierda su buena suerte y tarde en casarse o que se quede soltera toda la vida. Aunque esto puede sonar machista, hay que tener en cuenta que en la época en la que empezó esta tradición, una de las peores tragedias que podía ocurrirle a una mujer era no encontrar un buen marido.

En el Hina Matsuri se suele reunir la familia para celebrar la festividad, y es mucho más emotivo cuando hay niñas pequeñas en la familia, puesto que la fiesta gira en torno a ellas. Además de la exposición de las muñecas típicas, es común también que se prepare una comida especial para celebrar el día de las niñas.




El menú típico de este día tan especial suele estar compuesto por una sopa de almejas y un plato de chirashi sushi, un tipo de sushi con base de arroz sobre el que se colocan varios ingredientes. En cuanto a dulces, podemos encontrar el hishi mochi, que es un rombo de tres colores; los hina arare, una especie de bolitas de arroz de varios colores y de sabor muy dulce, que se dice que protegen a las niñas de la mala suerte y de las enfermedades. También suele beberse el shirozake, que es una variante del sake tradicional pero con muy poco o nada de alcohol, que se extrae de la flor del melocotón y se consume para purificar el cuerpo.


¡Espero que os haya gustado! ¡Nos vemos muy pronto!

2 comentarios:

  1. Me ha encantado leer esta entrada. No conocía ese festival y me ha parecido precioso. ¡Seguro que a mi Ratona le encantaría!
    Por cierto, ya te lo dije en su día, pero feliz cumpleaños ^_^

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    1. Muchísimas gracias! Vuestra llamada me hizo mucha ilusión, ^^*
      Y sí, me parece a mí que Ratoncita iba a disfrutar mucho de un día en el que ella y las muñecas son las protagonistas. Si algún día me da por hacer un cumpleaños temático japonés, montaremos nuestra propia estantería con muñecas Barbie y peluches!

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