sábado, 16 de enero de 2016

Síndromes literarios


¡Hola a todos!

La literatura nos ha dejado personajes tan curiosos y memorables que han pasado a la posteridad y son fácilmente identificables por todo el mundo. Un niño que no quiere crecer, una niña que viaja a un mundo donde la comida la hace crecer y menguar, una princesa con el cabello tan largo que un príncipe es capaz de utilizarlo para subir hasta lo más alto de la más alta torre donde ella está atrapada... Supongo que no hace falta que diga el nombre de los personajes que he descrito; todos los conocéis de sobra.

Sin embargo, no todo es tan bonito como los cuentos de hadas. En la vida real, parecerse a Peter Pan, a Alicia o a Rapunzel puede ser considerado como una enfermedad o, cuando menos, un síndrome bastante preocupante. Algunos de estos síndromes ya están integrados en las patologías médicas, pero todos tienen en común que son capaces de hacer muy dura la vida del que los padece.

Vamos a ver una serie de síndromes cuyo nombre ha sido inspirado por un personaje literario:



1) Síndrome de la Bella Durmiente





Cuenta la historia que hace mucho tiempo, una princesa fue víctima de una maldición lanzada por una bruja, por la cual la princesa se pincharía el dedo con el huso de una rueca y caería en un profundo sueño del que no despertaría hasta que un príncipe le diera un beso de amor. Es un cuento muy bonito, pero si le preguntáramos a alguien que padece el síndrome de Kleine-Levin no creo que estuviera muy de acuerdo.

El síndrome de Kleine-Levin, también conocido como síndrome de la Bella Durmiente, consiste en dormir por períodos muy prolongados de tiempo, que pueden abarcar desde un día entero a varias semanas. El paciente experimenta una somnolencia que no puede controlar, lo que le conduce a un estado de hipersomnia. Entre los síntomas que acompañan a este síndrome están alimentarse de forma compulsiva, desorientación, conducta agresiva, deterioro de las capacidades mentales y alucinaciones. Este trastorno neurológico es poco frecuente y se suele dar en varones durante la etapa de la adolescencia. Se desconocen las causas que propician la aparición de este síndrome, pero al parecer se puede mantener controlado siguiendo un tratamiento con sales de litio y asistiendo a terapia psicológica.



2) Síndrome de Peter Pan





James M. Barrie nos dejó para la eternidad la historia de Peter Pan, un niño que vive en el país de Nunca Jamás, donde tiene la capacidad de volar, va a todas partes acompañado de su fiel hada Campanilla, vive todo tipo de aventuras y nunca se hace adulto. Y esta es la principal característica de los aquejados del síndrome de Peter Pan, pues lo que no quieren hacer es crecer.

El síndrome de Peter Pan se define como el conjunto de características que sufre una persona que no sabe o no quiere aceptar las obligaciones que trae la edad adulta. Esto le impide desarrollar adecuadamente los roles de pareja o de padre, lo que lastra su desarrollo personal y dificulta sus relaciones sociales, provocando en el paciente un intenso sentimiento de soledad y una fuerte sensación de dependencia. El síndrome de Peter Pan es más frecuente en varones, que suelen padecer elevados niveles de ansiedad y de tristeza. Al no saber asumir responsabilidades, no se siente realizado en la vida y deriva en una baja autoestima.



3) Complejo de Cenicienta





Cenicienta era una jovencita que, tras la muerte de su padre, se vio forzada por su madrastra y sus hermanastras a ejercer las funciones de una criada. Trabajaba sin descanso todo el día y tenía prohibido abandonar la casa, pues siempre estaba ocupada con las incontables tareas que le mandaban. Aunque en este cuento popularizado por los hermanos Grimm la pobre Cenicienta conseguía librarse de sus familiares al casarse con un príncipe, en la realidad las mujeres que padecen este síndrome no se curan por casarse con su príncipe particular.

En Psicología, el complejo de Cenicienta se describe como el miedo de las mujeres a la independencia. Algunas mujeres, ya sea por la educación recibida o por presiones familiares y/o sociales, cultivan un deseo desmedido e inconsciente de ser cuidadas. Al igual que Cenicienta, quien sólo consiguió escapar de su destino gracias a la intervención de un hada madrina y de un príncipe, las mujeres que padecen este síndrome se ven incapaces de sobrevivir sin un hombre al lado. Esto provoca graves problemas en el seno del matrimonio, pues una mujer demasiado dependiente de su compañero puede resultar asfixiante y manipuladora, por no hablar de su propia insatisfacción personal tanto en el hogar como fuera de él.



4) Síndrome de Otelo





En la famosa obra de Shakespeare, el moro de Venecia Otelo acaba injustamente con la vida de su bella esposa Desdémona. El culpable de este terrible desenlace es el propio Otelo quien, motivado por las intrigas de Yago, se ve incapaz de controlar sus desmedidos celos, a pesar de que su esposa le es completamente fiel y no le da motivos para sospechar nada malo.

El síndrome de Otelo es una patología psiquiátrica que también puede desembocar en fatales consecuencias. La persona que lo sufre tiende a experimentar delirios de celos incontrolables y sin razón. Está convencido de que su pareja le engaña, a pesar de todas las evidencias que demuestran lo contrario. Por desgracia, el síndrome de Otelo puede desembocar en violencia e incluso en homicidio, por lo que es necesario que el sujeto reciba tratamiento psicológico.



5) Síndrome de Pollyanna





En el año 1913, la escritora americana Eleanor H. Porter publicó una tierna novela titulada Pollyanna. La protagonista, una niña huérfana criada en el optimismo como filosofía de vida, jugaba con sus amigos y vecinos a buscar el lado bueno de las cosas para alegrar la vida de todos los que la rodeaban, ganándose así el cariño de todos. La novela se hizo tan famosa que se introdujo el nombre de Pollyanna en el diccionario de la lengua inglesa para designar a una persona que es optimista de una forma exagerada.

El síndrome de Pollyanna consiste precisamente en eso, en un optimismo enfermizo que lleva incluso a poner en riesgo la vida de quien lo padece. De acuerdo a este síndrome, el cerebro procesa la información agradable de una manera más precisa que la que resulta desagradable, lo que lleva al paciente a exponerse con más frecuencia a los estímulos positivos y a evitar cualquier tipo de estímulo negativo. En otras palabras, se trata de un optimismo enfermizo y no ligado a los acontecimientos de la realidad.



6) Síndrome de Dorian Gray





Dorian Gray, el protagonista de la famosa novela de Oscar Wilde, es un joven de gran belleza física que, al darse cuenta de que un día envejecerá, desea fervientemente tener siempre la edad de cuando el pintor Basil Hallward le retrató. Así, mientras Dorian lleva una vida disipada y disoluta en la que comete todo tipo de excesos sin envejecer ni verse alterada su apariencia física, su retrato sí muestra los efectos cometidos sobre su alma, pues con cada pecado la figura se va desfigurando y envejeciendo.

En el caso del síndrome de Dorian Gray, nos encontramos ante un fenómeno cultural y social caracterizado por una preocupación excesiva por el aspecto del propio aquejado, acompañada por dificultades para hacer frente al proceso de envejecimiento. Entre los signos diagnósticos del síndrome podemos hallar dismorfofobia (preocupación exagerada por algún defecto percibido en la apariencia física), rasgos narcisistas de carácter y una incapacidad para la maduración psíquica.



7) Síndrome de Rapunzel





En el conocido cuento de los hermanos Grimm, Rapunzel era una princesa que vivía encerrada en lo más alto de una torre de la cual no podía escapar. Su característica más llamativa era su cabello, pues lucía una larguísima melena dorada que su captora, una malvada bruja, le ordenaba tirar por la ventana para poder escalar la torre. Sin embargo, en la vida real el síndrome de Rapunzel no tiene que ver con la posesión de una larga cabellera.

El síndrome de Rapunzel es una condición intestinal muy rara que consiste en la ingestión del propio cabello, lo que también se conoce por el nombre de tricofagia. El pelo ingerido acaba formando bolas en el intestino y da lugar a todo tipo de problemas. Dado que el tracto intestinal es incapaz de digerir el cabello, éste tiene que ser eliminado del cuerpo mediante cirugía. Además, el paciente necesita ser sometido a evaluación y tratamiento psiquiátrico debido a su asociación con trastornos del control de impulsos.



8) Síndrome de Alicia





Lewis Carroll, hombre de gran imaginación, escribió un cuento muy hermoso sobre una niña llamada Alicia que, persiguiendo a un conejo blanco, llegaba al País de las Maravillas, donde los animales hablaban, los gatos sonreían, las fiestas de té eran una locura total y los naipes jugaban al croquet utilizando flamencos como mazos. Pero, al igual que viene siendo tónica habitual en estos casos, el síndrome asociado al nombre de esta famosa niña es bastante más oscuro.

El síndrome de Alicia, también conocido como micropsia, es un trastorno neurológico que consiste en una alteración de la percepción visual y la imagen corporal. Si recordáis la historia, la pequeña Alicia experimentaba cambios en el tamaño de su cuerpo tras comer y beber determinadas sustancias. Los aquejados por este síndrome observan cambios de tamaño anormales en su propio cuerpo, llegando a ver sus manos o sus pies enormes o muy pequeños. Además, pueden perder el sentido del tiempo, ya que puede pasar muy lento o muy rápido. También pueden experimentar fuertes alucinaciones y una alteración de la percepción auditiva y táctil.



9) Síndrome de Pickwick





Charles Dickens, uno de los autores más productivos del siglo XIX, publicó en 1837 una novela titulada Los papeles póstumos del Club Pickwick, en la que describió las peripecias de Joe, un muchacho robusto que padecía narcolepsia. Años más tarde, varios especialistas tomaron el nombre de este personaje para describir la presencia de somnolencia en pacientes con obesidad.

Oficialmente, el síndrome de Pickwick se conoce como síndrome de hipoventilación y obesidad, y es una afección de las personas obesas con respiración deficiente, que se traduce en somnolencia y dolores de cabeza. El síndrome se distingue por la incapacidad para respirar la cantidad de oxígeno que requieren las células y tejidos del organismo para su correcto funcionamiento. También es común observar problemas cardíacos y de concentración mental que afectan a la calidad de vida de los pacientes.



10) Síndrome de Munchausen





El protagonista de Las sorprendentes aventuras del Barón Munchausen, escrita por Rudolf E. Raspe, se inspira en un personaje real: un oficial de caballería alemán famoso por las increíbles historias que inventaba. Pero aunque pueda parecer algo estrafalario y hasta divertido, la realidad dista mucho de la ficción literaria.

Quienes padecen el síndrome de Munchausen son capaces de simular muchas enfermedades físicas con sofisticada habilidad. Con este fingimiento buscan atraer la atención de los servicios médicos para cubrir la necesidad de que se les haga caso, pero aunque son conscientes de que están mintiendo, sus motivaciones para fingir la enfermedad son totalmente inconscientes, pues con frecuencia muestran sentimientos de culpa. Los pacientes con este síndrome suelen tener una historia clínica de abuso emocional y físico, un control inadecuado de los impulsos, problemas de identidad, sentido de la realidad deficiente, episodios psicóticos breves y relaciones interpersonales inestables.


Bueno, y hasta aquí por hoy. Espero que os haya gustado y que hayáis aprendido un poquito más sobre estos síndromes tan peculiares. ¿Conocéis alguno más que querríais haber visto reflejado? ¡Espero vuestros comentarios!

10 comentarios:

  1. ¡Me ha encantado la entrada! Has tratado dos de mis temas favoritos: la literatura y la psicología;)
    El único que conocía era el de Peter Pan, y ahora mismo no se me ocurre ningún otro... Si recuerdo o descubro alguno, te cuento:)

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    1. ¡Pues muchas gracias! Me alegro de haber podido ilustrarte un poco sobre algunos síndromes. Yo tampoco conocía muchos, la verdad; el de Peter Pan, el de Munchausen y el de Cenicienta, pero poco más. Algunos ni siquiera me sonaban cuando empecé a buscar sobre el tema. A mí también me interesa mucho leer cosas sobre psicología, aunque no puedo pontificar sobre el tema porque yo no soy psicóloga ^^U. Pero siempre está bien aprender un poco más sobre estas cosas!

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  2. Interesante artículo. Algunos los conocía, pero otros no. Me pregunto si también serían incluíbles otros síndromes basados en los clásicos de la antigüedad, como el terrible y tristemente conocido Síndrome de Medea.

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    1. Pues no estoy segura de que pudiera ser incluido, la verdad. Cuando buscaba información, los personajes elegidos para denominar a los distintos síndromes eran de novelas o cuentos más actuales. La verdad es que podría estar incluido, ya que Medea pertenece a una tragedia griega. Y es un síndrome terrible, de verdad. También había pensado en añadir el síndrome de Stendahl, pero al final he preferido dejar los de los personajes literarios.

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  3. Cómo me gusta que trates estos temas! una entrada muy intersante y no tenía ni idea de algunos síndromes como el de Pollyanna, pero casi todas las carecterísticas de los síndromes me suenan (o se incluyen) de los trastornos que salen en los manuales de psiquiatría y psicología. Sobretodo el número 5 (que no me sonaba de nada), que puede incluírse en la denominada "manía". Cuando alguien está en esa fase puede llegar a ser un peligro para si mismo y para los que le rodean, como por ejemplo, creer que puede conducir temrariamente ya que es el elegido de dios y nada malo le puede pasar. Esto es de un caso real. Muy pronto los manuales tendrán nuevas ediciones y cada vez diversifican más los trastornos y seguramente que les pondrán algunos nombres que citas!. Podría estar hablando de todo esto horas, ya sabes, jaja, pero solo quería saludar!!
    mua!

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    1. ¡Muchas gracias por pasarte, ya sea a saludar o a dejar una aportación, ^^*! Ya sabes que me gusta mucho hablar contigo de estos temas aunque, obviamente, en ese campo me llevas una ventaja impresionante. Pero lo bueno es que siempre me gusta aprender de las cosas que me cuentas. Y ya sabes que, si me equivoco en algo, me corriges sin ningún problema. ¡Todo sea por aprender!

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  4. Me dejas de piedra, no sabía yo que había tantísimos síndromes con nombres literarios. Yo más allá del de Peter Pan y de, no sé si se consideraría literario o no, los complejos freudianos de Edipo, no había oído ninguno. Ha sido muy interesante y muy instructivo y me ha despejado la cabeza un ratito muy agradable en este mes horrible para una universitaria como yo jajaja.

    ¡un saludo!

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    1. Al principio yo tampoco sabía que había tantos síndromes con nombres sacados de la literatura. Los que se me ocurrían eran los típicos: Edipo, Electra... Pero buscando un poco vi que había unos cuantos que merecían atención. Tuvo mucho que ver el hecho de haber leído hace poco una noticia de una chica de Colombia que sufría el síndrome de la Bella Durmiente, y que despertó tras dos meses de sueño ininterrumpido.

      Y me alegro de haberte ayudado a relajarte un poco, jejeje! Mucha suerte con los exámenes! ^^*

      Un saludo y pásate por aquí cuando quieras!

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  5. Siempre interesante, siempre instructiva y siempre imprescindible, Laura!! Aquí abordando y mezclando dos temas tan capitales como la literatura y la psicología, que desde luego está mucho más presente en nuestras vidas de lo que parece.

    Personalmente me quedo con el de Peter Pan, tal vez porque me siento algo identificado...ejem!

    Un abrazo, me ha gustado mucho!

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    1. ¡Muchas gracias, de verdad! Eres realmente amable, y eso que no soy más que una aficionada a la que le interesa la literatura y la psicología.

      Yo la verdad es que no me quedaría con ninguno. Tiene que ser un verdadero calvario para una persona que padezca alguno de estos síndromes, hasta el que parece más inofensivo. Pero sí he conocido gente que tenía ciertos rasgos que parecían indicar alguno de estos síndromes, como el de Cenicienta o el de Pollyanna.

      Un beso muy fuerte!

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