miércoles, 3 de diciembre de 2014

Piratas que hicieron historia


Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín;
bajel pirata que llaman
por su bravura el Temido
en todo el mar conocido
del uno al otro confín.

¡Hola a todos!

Pues aquí estoy una vez más, dispuesta a recorrer las sendas de la Historia a través de uno de mis rankings, esta vez dedicado a esos feroces marineros que surcaron los siete mares a bordo de grandes navíos, arrasando ciudades, saqueando otros barcos y asesinando a todo el que se les pusiera por delante, porque para eso eran piratas. ¡Ah, los piratas! ¿Quién no ha soñado alguna vez con ser uno de ellos o vivir una de sus aventuras?

La actividad pirata más antigua de la que se tiene constancia data del siglo XIV a.C. Entre los piratas más célebres de la Antigüedad estaban los illirios, los tirrenos y algunos renegados griegos y romanos. En el año 258, los godos eran los reyes de la piratería, mientras que en la Edad Media fueron los vikingos y los frisios los que se ganaron ese honor. Sin embargo, la denominada “edad de oro” de los piratas llegaría más tarde, en el período comprendido entre 1650 y 1730. En La Isla del Tesoro, Robert Louis Stevenson hizo famosa una imagen bastante romántica de los piratas, imagen que ha llegado a nuestros días gracias al cine, pero que poco tiene que ver con los piratas de verdad.

Los piratas eran asesinos y ladrones. Seres detestables, por tanto. Sin embargo, tenemos que reconocer que el lado oscuro tiene su atractivo. Si no, ¿cómo es posible que tantos bandoleros y asesinos sean leyendas, mientras que las fuerzas del bien caen en el olvido? A lo largo del tiempo, los malos han ejercido una perturbadora fascinación que no tienen los defensores de la ley y el orden. Y más si encima son piratas, van en barco y los encarnan en el cine tipos altos, atractivos, simpáticos, pícaros, diestros espadachines y que, aun encima, luchan por los derechos de los demás. Hay algo interesante en la figura del pirata, en esa mezcla de brutalidad en estado puro junto con su colorida puesta en escena. No eran simples bandoleros; ellos tenían estilo.

Aquí os traigo una lista con los doce peores piratas (o los mejores, según se mire) que surcaron los mares sembrando el terror y que dejaron un amargo recuerdo a su paso. Así que preparad vuestras pistolas, afilad vuestro alfanje y embarcaos en este emocionante ranking.


12) Edward Lowe (1690 - 1794)




Edward Lowe fue un destacado marino y pirata inglés que actuó al final de la llamada Edad de Oro de la piratería. Nació en Westminster y, de joven, se mudó a Boston, Massachussetts. Dos años después de la muerte de su esposa, en 1719, se hizo pirata y operó sobre todo en las costas del Caribe, las Azores y Nueva Inglaterra.

Aunque la imagen romántica de los piratas quiere mostrárnoslos como tipos galantes y seductores, es bien cierto que hubo unos cuantos piratas que pueden presumir de una maldad indescriptible. Uno de los piratas más malvados que han existido nunca fue nuestro Edward Lowe, que solía hacer barbaridades a la gente que tenía la desdicha de cruzarse en su camino. Entre otras lindezas, le encantaba cortarles los labios, cocerlos y hacérselos comer. Obviamente, era un auténtico sádico, un hombre que disfrutaba haciendo daño.

Se dice que cultivó adrede una imagen aterradora porque le facilitaba la vida, lo que no deja de tener su lógica. Cuando se acercaban a un barco e izaban la bandera pirata, se esperaba que los asaltados se rindieran sin luchar. Se trataba de cultivar esta imagen mediante la tortura y las barbaridades, algo que Edward Lowe hizo sin lugar a dudas.


11) Bart Roberts “el Negro” (1682 – 1722)




Bartholomew Roberts fue un pirata muy conocido por su actividad en las Américas y en África Occidental entre 1719 y 1722. Era el honrado timonel del Princess of London cuando la nave fue capturada por el pirata Howell Davis, quien ofreció a sus víctimas enrolarse en sus filas. Roberts se unió a la tripulación del Royal Rover y así comenzó su andadura como pirata despiadado.

Gracias a su habilidad como navegante, no tardó en ganarse la confianza del capitán. Participó en el secuestro del gobernador de la isla de Príncipe y, cuando Davis murió en un tiroteo, fue nombrado capitán por sus compañeros. Su primera orden como capitán fue vengarse de los asesinos de su antecesor. Roberts y sus hombres salieron triunfales de un peligroso encuentro con la armada portuguesa en 1720. El botín fue la captura de un barco de 40 cañones y un gran tesoro. Continuaron actuando dos años más, hasta que Roberts fue acorralado en África por el navío inglés HMS Swallow. Allí recibió un disparo en la garganta que le causó la muerte. Fue una figura clave en la redacción de un código de honor para los piratas.


10) William Kidd (1645 – 1701)




Algunos creen que el capitán escocés William Kidd no era un verdadero pirata, sino que fue una víctima de las circunstancias. Ordenado corsario en 1689, viajó a América para establecerse en Nueva York, donde compró una casa, se casó y tuvo dos hijas. Volvió a Londres para hacer una expedición y se embarcó de nuevo rumbo al océano Índico para apresar piratas, pero sufrió un motín y él mismo se convirtió en pirata.

Sus problemas comenzaron cuando apresó el mercante Quedagh, un barco que portaba un tesoro que pertenecía a la Compañía de las Indias. Lo que sucedió fue que Kidd creyó que estaba atacando un barco francés, pero en realidad a bordo iba un capitán inglés que le reconoció. Fue acusado de renegar y se ofreció una recompensa por su cabeza. Cuando llegó a Nueva York, el gobernador lo detuvo y lo envió de vuelta a Inglaterra, donde fue procesado. Fue el único pirata juzgado en la Cámara de los Comunes. Lo condenaron a muerte y fue ejecutado en el puerto. Al parecer, su ejecución fue una auténtica chapuza: la soga se rompió dos veces y murió al tercer intento. Su cuerpo fue rociado con alquitrán para que se conservase y fuera expuesto en una jaula colgando sobre el río Támesis. Hoy en día existe una taberna que se llama William Kidd, con vistas al lugar donde fue ahorcado.


9) Barbanegra (1680 – 1718)




Barbanegra se ha convertido en uno de los piratas más famosos de todos los tiempos en gran parte porque se supo vender muy bien. Hombre de gran peso y estatura, se dice que llevaba un largo abrigo de vivos colores, botas altas y una correa sobre los hombros de la que colgaban seis pistolas. Acudía a las batallas envuelto en humo y cargado de todo tipo de armas. Por supuesto, lucía una excepcional barba negra que se trenzaba para las batallas y la decoraba con pequeñas cintas de colores. Algunos registros dicen que su nombre real era Edward Teach, aunque no se puede saber con certeza.

Pero, al parecer, no era tan violento como lo pinta la leyenda. Una de sus hazañas más famosas fue el bloqueo de Charleston, en Carolina del Sur, donde consiguió saquear nueve navíos en una semana y tomar como rehenes a los pasajeros de uno de ellos para exigir medicamentos. Una vez conseguidas las medicinas, les perdonó la vida a todos. Recibió un perdón real, pero no tardó en volver a las andadas. Su última batalla se disputó en Ocracoke, y se convirtió en la batalla pirata más famosa porque se le dio mucha publicidad en la época. El teniente Maynard fue enviado por su capitán en nombre del gobernador de Massachusetts, para acabar con Barbanegra. La batalla fue cruenta y sanguinaria. Según la tradición, Barbanegra recibió más de veinte heridas de alfanje y seis disparos de mosquete. Cayó muerto en la cubierta inundada de sangre. La leyenda dice también que, tras ser decapitado, su cuerpo fue arrojado por la borda y nadó tres vueltas alrededor del barco.


8) Francis Drake (1540 – 1596)




Sir Francis Drake no se consideraba a sí mismo un pirata, aunque los españoles tenían una opinión muy distinta al respecto. Casi desde el principio de su carrera como marino, Francis Drake se dedicó a atacar y saquear los navíos españoles que venían del Caribe. Durante una de sus travesías, tomó el puerto de Nombre de Dios, en el istmo de Panamá, y destruyó la cercana ciudad de Portobelo. Después regresó a Inglaterra con un cargamento de plata española, con lo que ganó fama de magnífico corsario y pasó a formar parte de la armada inglesa.

Durante muchos años, la reina Isabel I de Inglaterra lo envió en secreto a varias expediciones contra las colonias españolas. Sus viajes le llevaron a circunnavegar el mundo en el año 1580. Cuando llegó a Inglaterra, lo hizo cargado de especias y de tesoros saqueados a los españoles. Siete meses después, la reina le concedió el título de Sir. Llegó a ser alcalde de Plymouth en 1581 y miembro del Parlamento británico en los años 1584 y 1585. En 1587, la guerra contra España era inminente, por lo que la reina lo envió a destruir la flota española que se había reunido en Cádiz. En 1596, Drake enfermó de disentería en el Caribe y su cuerpo fue arrojado al mar.


7 y 6) Mary Read (1691 – 1720) y Anne Bonny




Hubo dos mujeres piratas muy famosas: Mary Read y Anne Bonny. Mary Read fue criada como un chico por su madre viuda, para poder seguir cobrando la pensión por un hermano mayor fallecido. Read se acostumbró a su disfraz y le sacó partido, pues se alistó en la Armada británica como cadete. Partió a Flandes y se casó con un soldado. Cuando murió, Read volvió a la acción alistándose en un navío mercante. El destino quiso que su barco, que iba rumbo a las Antillas, fuera apresado por el pirata Calico Jack, que tenía en ese barco a Anne Bonny como amante.

Anne Bonny nació en Dublín. Se casó con Jack Bonny, un marinero con fama de ser bastante inútil, que se la llevó a Nassau. Allí, en una taberna, Bonny conoció al pirata Calico Jack, se enamoró y se fugó con él en su barco. Al parecer, entabló una gran amistad con Mary Read, y juntas se convirtieron en los miembros más feroces de la tripulación de Calico Jack. Sin embargo, su carrera no fue larga, pues el barco de Calico Jack fue apresado cerca de las Bahamas y todos sus tripulantes fueron enviados a prisión. Los hombres fueron ahorcados, pero ellas se libraron de la ejecución porque estaban embarazadas, y la ley prohibía ahorcar a una mujer embarazada. De Anne Bonny se pierde la pista, pero la suerte fue adversa para Mary Read: contrajo unas fiebres y murió en la prisión.


5) Henry Morgan (1635 – 1688)




Sir Henry Morgan fue un famoso bucanero galés, nacido en Llanrhymny. Al parecer, fue secuestrado en Bristol cuando era un niño, y fue vendido como sirviente en la isla de Barbados. Después de un tiempo, se abrió camino hasta Jamaica, donde se unió a unos bucaneros; en 1666 ya capitaneaba su propio barco. El gobernador de Jamaica le encargó que mantuviera las hostilidades con los españoles, y Morgan atacó y saqueó asentamientos en Cuba, Venezuela y Panamá.

Fue nombrado corsario por el Gobierno inglés en 1668 y consagró su vida a hostigar a España y a sus barcos. Capturó castillos y territorios españoles, y saqueó Panamá de manera atroz hasta que desde Inglaterra le ordenaron moderarse. Hay una anécdota suya que no deja lugar a dudas sobre su maldad: se dice que cuando una mujer de Portobelo se negó a entregarle el dinero que él creía que escondía, Morgan la desnudó y la asó en un horno. Más tarde capturaría Panamá para Jamaica, lo cual no sentó nada bien a los ingleses, pues Morgan había violado con su ataque un tratado que se había establecido entre Inglaterra y España. A pesar de todo, el rey Carlos II, convencido de su lealtad, concedió a Morgan el título de Sir y le nombró vicegobernador de Jamaica.

Morgan nunca fue perseguido por sus crímenes. Murió en 1688 como consecuencia del abuso del alcohol durante toda su vida.


4) Barbarroja (1478 – 1546)




Cuenta la leyenda que Barbarroja no era sólo un pirata, sino dos y además hermanos. Arudj y Khayr Ad-Din nacieron en Mitilene, en la isla de Lesbos, bajo la égida del imperio otomano. Al parecer, el apodo se lo ganó Arudj por la tonalidad de su cabello. El deseo de Arudj era convertirse en rey de Argel mediante el poder de sus barcos y sus hombres, provocando que Fernando el Católico emprendiera una campaña para destruirle. En medio de ciertas hostilidades, Arudj perdió un brazo. Más tarde, reinando ya Carlos I, fue mandado ejecutar.

Sin embargo, su hermano menor tomó el relevo. Khayr, más inteligente y mejor estratega que su hermano, decidió que había que hacer algo ante los constantes ataques en el norte de África de españoles y portugueses entre 1505 y 1511. Para librarse del yugo europeo y crear su propio Estado, Barbarroja y sus compañeros surcaron el Mediterráneo durante más de una década. El apoyo del sultán otomano les facilitó la conquista de Argel en 1529. Argel se convirtió en una fortaleza pirata, igual que Túnez un año después. Entre sus gestas, una de las más notorias fue la derrota que le infligió a la Liga Santa del Emperador Carlos V en 1538. Vivió como un respetado miembro de la nobleza, en Constantinopla, hasta su muerte en 1546.


3) Calico Jack (1682 – 1720)




Jack Rackham no fue en su época uno de los piratas más sanguinarios ni conocidos, sobre todo si lo comparamos con su contemporáneo, Barbanegra. Debido a su afición por las ropas chillonas, este tipo era conocido como Calico Jack, que trasladado al lenguaje actual, sería equivalente a decir Jack el Hortera. Además de su afición por los atavíos de colorines, era conocido por ser un impenitente mujeriego. Como detalle curioso, hay que decir que este hombre fue el que diseñó una de las banderas piratas más famosas de todos los tiempos: la Jolly Roger, compuesta por una calavera y dos espadas cruzadas.

Rackham, que llevaba ya muchos años saqueando barcos antes de conocer a Anne Bonny, había liderado un motín contra el pirata inglés Charles Vane en 1718, gracias a lo cual se hizo con el control de la corbeta Ranger. Poco después, él y sus hombres secuestraron el mercante Kingston y otros muchos navíos en Bermudas. Sin embargo, el robo del Kingston desató las iras de otros mercantes y Rackham no tardó en perderlo a manos de cazarrecompensas. Tras aceptar el perdón real, se estableció en New Providence, hasta que conoció a Anne Bonny y retomó su carrera criminal, sembrando el terror en el Caribe.

Su final llegaría en 1720, cuando el gobernador de las Bahamas dictó una orden de captura contra él. El cazador de piratas Jonathan Barnet lo atrapó cuando él y su tripulación estaban ebrios en la bahía de Harbour, en Jamaica. Fue juzgado y ejecutado, y su cuerpo se expuso durante días en el interior de una jaula de hierro.


2) Henry Every (1659 – Desconocido)




El indiscutible rey de los piratas, apodado Long Ben, cosechó una gran fortuna aunque sus fechorías duraron sólo dos años. Nació en Inglaterra y sirvió un año en la Royal Navy, tras lo cual pasó a dedicarse al comercio de esclavos en las costas de África. En 1693 aceptó un empleo a bordo del buque de guerra español Carlos II. Una disputa sobre las pagas desencadenó un motín y Every pasó a ser el capitán. Rebautizó al barco con el nombre de Fancy y ordenó reformarlo para convertirlo en una de las naves más rápidas del Atlántico.

Durante los meses siguientes, el Fancy actuó en las costas africanas desvalijando a los mercantes. Su éxito más sonado llegaría en 1695, cuando se alió con otros cinco capitanes piratas para asaltar 25 mercantes que se dirigían hacia Guyarat. Las primeras escaramuzas se saldaron con la muerte para muchos de sus cómplices. Every tuvo más suerte y consiguió saquear el Fateh Mohammed, que llevaba un tesoro de 60.000 libras. Por si fuera poco, días después atrapó al buque insignia del convoy, el Ganj-i-saway. Sus 80 cañones no evitaron que los piratas se hicieran con él y con su tesoro de entre 200.000 y 600.000 libras. Every se convirtió en el primer hombre con una orden de búsqueda internacional. Huyó con su enorme fortuna y se le perdió el rastro en 1696.


1) Charles Vane (1680 – 1721)




Famoso por su falta de moral, este pirata torturaba y asesinaba a hombres a los que había prometido clemencia y no dudaba en engañar a su propia tripulación con tal de sembrar el terror. Se dice que, tras apresar a la tripulación del Bermudan Diamond, ordenó ahorcar a uno de sus tripulantes para dejar claro quién mandaba. La víctima sobrevivió de milagro y pudo contar su encuentro con este despiadado pirata.

Charles Vane comenzó su carrera criminal en el mar durante la Guerra de Sucesión Española. Dos años después del final de la contienda, Vane servía a bordo de una nave comandada por el pirata Henry Jennings, de camino a Florida para saquear el oro de un barco español recién hundido. Una vez allí, masacró a los supervivientes que había en la playa. Evitó ser capturado por la Royal Navy prendiendo fuego a sus propios barcos y enviándolos hacia la flota enemiga con la esperanza de provocar una explosión. No hubo estallido, pero finalmente consiguió escapar. Un motín de su tripulación lo derrocó en favor de Jack Rackham, más conocido como Calico Jack.

En 1719 fue capturado y entregado a las autoridades de Jamaica. Murió en la horca, en Port Royal, en 1721. Durante el juicio no llamó a ningún testigo en su defensa ni mostró arrepentimiento alguno.


Y hasta aquí hemos llegado. ¿Qué os ha parecido? Los mares han estado llenos de piratas desde siempre, pero muy pocos han logrado que sus nombres hayan perdurado hasta nuestros días. Y aunque esos nombres fueron sinónimo de terror en su época, es sorprendente cómo el tiempo y la leyenda les ha dotado de un aura aventurera y romántica. Y es que hoy en día es imposible imaginarse a un pirata si no es al estilo de Espronceda, que terminaba su famosa canción con aquellos inmortales versos:

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.


5 comentarios:

  1. Estupenda, muy instructiva y punzante entrada, Laura!! Es verdad que los piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros, siendo como eran personas detestables y criminales, han gozado siempre de un innegable poder de atracción, pese a que sepamos todo lo que hacían en realidad. No sé si por como dices, el perturbador gusto por el mal, o por su importancia en la historia de la literatura (y luego del cine) aunque esa imagen fuera distorsionada , o porque a quien le gustan los piratas en el fondo es una especie de romántico con pájaros en la cabeza que los ama y admira porque en la mayor parte de los casos eran hombres libres que vivían como querían, sin plegarse a ningún rey o señor (no me refiero a Drake, claro está jaja, que era un hombre de la reina), y eso tiene un atractivo indudable, aunque en bastantes de esos casos el pirata se "reconciliaba" con su monarquía y acababa trabajando para él. Por cierto que siempre he tenido debilidad por Morgan, aunque a los españoles nos jodiera bien.

    Magnífico repaso, "Laura Bonny" ;). A ver quién no querría una vida surcando los mares, con saqueos, riquezas, aventuras y ron...

    "Quince hombres en el cofre del muerto..."

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    1. Ya hacía tiempo que quería escribir algo sobre piratas, porque es un tema que siempre me ha gustado mucho, en gran parte gracias al cine y a las famosas películas de piratas. Y aunque los auténticos piratas no se parecieran en nada a Errol Flynn, Tyronne Power o Burt Lancaster, para mí siempre tendrán un algo especial.

      La verdad es que, bien pensado, el cine de piratas es el que tiene más tópicos del universo: Un protagonista guapo y atlético (y posiblemente de origen noble, aunque no lo sepa) que se dedica a cosas honradas, pero que por cosas de la vida se tiene que transformar en pirata. Los malos siempre son sucios y feos, y nuestro protagonista se enfrenta a ellos en combates espectaculares. Por supuesto, tarde o temprano se topará con la chica más guapa del océano, que siempre es la hija de un conde, un duque o un gobernador, y tiene que preservarla del resto de barrabases que viajan con él en su bajel pirata. ¿He acertado? ^^*

      No sé si es por la atracción que produce el lado oscuro, por su importancia literaria o por puro romanticismo, pero a mí los piratas siempre me han parecido fascinantes. Y soy de las que piensa que está muy bien ahondar en la historia de la piratería para saber cosas, pero al final son las leyendas las que acaban por trascender. Porque sí, casi todos hemos querido lanzarnos a la aventura por esos mares llenos de peligros, equipados con una espada, una pistola y la esperanza de conseguir riquezas. Aunque no sé si yo llevaría bien lo del ron...

      Gracias por tu comentario, "Fernando Morgan" ^^*.

      Y recuerda siempre el dicho: "Arrasa con lo que veas, y generoso no seas".

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  2. ¡ASÍ ME GUSTA!
    Piratas malos, malos de verdad, verdaderos demonios. Y aún así, siguen siendo atrayentes. No sé qué me ha gustado más, si la magnífica entrada o tu comentario anterior con el kit básico para hacer una película de piratas jajaja.
    (y aún así, sigo perdiendo la dignidad y la decencia con el Capitán Jack Sparrow)

    ¡Un saludo! ♥

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    1. ¡Pues claro que sí, Lady Entropia!
      Los piratas de verdad, los que molan, son los que tienen una actitud acorde a lo que se espera de ellos. ¿O es que sólo nos pueden gustar los héroes? Los malos también tienen su puntito y, aunque después las leyendas los pinten de otra forma, siguen manteniendo su esencia.

      Me alegro de que te haya gustado. Respecto a las películas de piratas, estarás de acuerdo conmigo en que son tópicas hasta decir basta. ¿Pero son peores por eso? ¡Pues claro que no! Aunque ya sepamos de antemano cómo va a acabar la cosa, siempre queremos ver más y disfrutar de las aventuras de nuestros antihéroes favoritos. Yo también me confieso apasionada de Piratas del Caribe (pero sólo de la primera, porque las otras no me han gustado), y especialmente de Jack Sparrow. Por cierto, supongo que habrás visto los homenajes que los de Piratas del Caribe han hecho a los piratas más conocidos que salen en esta lista, ¿no?

      -Jack Sparrow: La figura de este pícaro desvergonzado recuerda mucho a Calico Jack, sobre todo por su forma tan extravagante de vestir y su comportamiento excéntrico.

      -Capitán Barbossa: Su nombre ha sido tomado prestado del de Barbarroja, pues en algunos documentos aparecía mencionado como Barbarussa o Barbarossa.

      -El Código de los Piratas: Cuando Elizabeth invoca el "parlamento", hace mención al Código de los Hermanos Morgan y Bartholomew. ¿Se referirá a Henry Morgan y a Bartholomew Roberts?

      -La bandera de la Perla Negra es idéntica a la de Calico Jack.

      -Ana María: Esta fiera pirata de la tripulación de Jack Sparrow tiene los nombres de las dos mujeres piratas más famosas de la historia: Anne Bonny y Mary Read.

      Como ves, hay muchos cameos y seguro que todavía hay más.

      Gracias por pasarte por aquí y comentar!!

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    2. He de confesar que la primera vez que leí Calico Jack entendí Católico Jack y no acababa de verle yo el puntito a eso de que a un pirata le llamaran católico jajaja.
      Y sí, los malotes gustan. Si es un gen que tiene la rama femenina al grito interior de "cambiará y sentará cabeza por mí/lo cambiaré de tal manera que ni su madre lo reconocería y lo meteré en cintura" o no, no es el tema del momento.

      Y sí, había pillado algunas de las referencias y homenajes de Piratas del caribe después de leerte, pero jo, no me había dado cuenta de que había tantas. Al leer Calico jack, fue como, Jack Sparrow y Barbossa estaba también claro.

      Sólo me queda despedirme gritando, ¡PARLAMENTO!

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