martes, 1 de septiembre de 2015

La Princesa del Mes: Tiana


¡Hola a todos!

El verano se ha terminado y ahora toca volver a la rutina de siempre. Unos estaréis volviendo de vuestras vacaciones y os habréis incorporado ya al trabajo; otros empezaréis ahora a ir a clase y estaréis enfadados por tener que pegaros madrugones y regresar a eterno yugo escolar. Bueno, pues no os preocupéis, porque aquí estoy yo para animaros la vida con mis artículos.

Este nuevo curso me esperan bastantes incógnitas. Con un poco de suerte, terminaré el máster docente que empecé el año pasado (pero ya os contaré cuando termine los exámenes, que nunca se sabe...) y lo más probable es que siga adelante con Inglés, pues sólo me queda un año para terminar el nivel Avanzado. En cuanto al plano laboral... pues todavía no lo sé. Mi búsqueda de trabajo sigue adelante, por supuesto, y con más ahínco que nunca. Y tampoco me voy a olvidar de mis cuentos y novelas, mis pequeños hijos de papel y tinta. Antes de que termine este año espero poder reeditar mi novela y sacarla a la luz como debería haber sido desde un principio. Ojalá todo vaya bien. ¡Deseadme suerte!

Mientras tanto, seguimos con mi calendario particular y os traigo a la princesa que corresponde a este mes de septiembre. ¡Así que despidámonos del verano con la princesa Tiana!

¡Nos vemos!


Tiana




Nombre: Tiana
Rango: Princesa por matrimonio
País: Estados Unidos y Maldonia (matrimonio)
Edad: 19 años
Familia:
-          James (padre, fallecido)
-          Eudora (madre)

Amigos:
-          Charlotte La Bouf
-          Ray (fallecido)
-          Mamá Odie
-          Evangeline
-          Louis

Esposo: Príncipe Naveen

Canción: Ya llegaré


¿Sabíais que las estrellas pueden conceder los deseos de la gente? Bueno, no todas las estrellas del cielo. Hay una en especial, una estrella azul, de la que se dice que concede cualquier deseo si se tiene fe en su poder. Hace mucho tiempo, en 1913, esta estrella tan especial fue vista brillando en los cielos de Nueva Orleans. Dos niñas pequeñas, Tiana y Charlotte La Bouf, se encontraban en ese momento escuchando los cuentos que Eudora, la madre de Tiana, les contaba mientras se dedicaba a coser preciosos vestidos para Charlotte, para cuya familia trabajaba. Eudora entretenía a las niñas contándoles el cuento del Príncipe Rana, esa historia acerca de un príncipe que había sido convertido en rana por un hechizo que sólo se rompería gracias al beso de una princesa. La pequeña Charlotte estaba especialmente emocionada con esa historia, pues su mayor ilusión era encontrar a un príncipe y casarse con él. Pero a Tiana no le interesaba besar a ningún príncipe convertido en sapo. En cambio, compartía un sueño con su padre: abrir su propio restaurante.

Años después, Tiana está trabajando como camarera y ahorrando para poder cumplir su sueño de montar un restaurante. Aunque su padre ha muerto en la Gran Guerra, ella no pierde los ánimos y trabaja muy duro hasta que consigue reunir el dinero y buscar el local que necesita para fundar su negocio. Tan obcecada está con cumplir ese sueño que Tiana descuida otros aspectos de su vida, algo que su madre Eudora se encarga de señalar. Eudora le dice a Tiana que, aunque su padre no pudo conseguir aquello con lo que soñaba, sí que logró obtener lo que necesitaba: amor.

Mientras tanto, el príncipe Naveen, procedente del lejano reino de Maldonia, llega a Nueva Orleans con su mayordomo Lawrence. Naveen ha recibido una severa reprimenda de sus padres, quienes desaprueban que sea tan mujeriego y amante del jazz: O se casa y sienta la cabeza, o tendrá que buscarse un trabajo para ganarse la vida. Naveen, poco amigo de trabajar, concibe la idea de casarse con Charlotte La Bouf para ganar su fortuna. Pero por el camino se topa con el Dr. Facilier, un malvado y pérfido brujo que juega con magia vudú y utiliza sus poderes para transformar al príncipe Naveen en rana, a la vez que consigue que Lawrence se una a él para llevar a cabo su plan: hacerse con el dominio de Nueva Orleans.

En el gran baile de disfraces de los La Bouf, Tiana (que ha sido contratada para preparar la comida de la fiesta) se entera de que alguien ha ofrecido más dinero por el local que ella quería para restaurante, lo que significa que todo su trabajo y sus esfuerzos no han servido para nada. Después de renunciar a toda esperanza, ve que en el cielo brilla la estrella azul y le pide un deseo. Justo en ese momento, Naveen aparece junto a ella convertido en rana. Al verla vestida con un maravilloso vestido de gala, Naveen confunde a Tiana con una princesa y le pide que le dé un beso, pues esa es la única manera de convertirle de nuevo en humano. A cambio, le ofrece una recompensa económica, ya que él posee mucho dinero. Eso convence a Tiana, así que besa a Naveen. Pero algo sale mal, pues no sólo Naveen no se convierte en humano, sino que Tiana se transforma también en rana.

En la fiesta se monta un gran escándalo y ambas ranas son perseguidas, mientras que Lawrence utiliza el amuleto del Dr. Facilier para convertirse en Naveen y pretender la mano de Charlotte. Pero para que el amuleto funcione es necesaria la sangre del príncipe, así que Facilier ordena a sus secuaces que busquen y capturen de nuevo a Naveen, que ha escapado al pantano con Tiana.

En el pantano, Tiana y Naveen conocen a Louis, un caimán que quiere convertirse en todo un músico de jazz, y a Ray, una luciérnaga cajún que está enamorada de una estrella a quien llama Evangeline. Ambos llevan a las ranas ante Mamá Odie, una sacerdotisa vudú muy excéntrica que vive en el pantano. Mamá Odie es quien les revela cómo romper el hechizo: Naveen debe besar a Charlotte, quien será la princesa de Mardi Gras, antes de que termine la fiesta a medianoche. Pero Naveen se ha enamorado de Tiana y planea pedirle matrimonio, a pesar de que Tiana se niegue a reconocer que siente lo mismo por él, ya que todavía sigue obsesionada con su sueño de poseer un restaurante. Creyendo que no tiene ninguna posibilidad con Tiana, Naveen se resigna y acepta la posibilidad de poder casarse con Charlotte para tener el dinero y poder dárselo a Tiana, para que así cumpla su sueño.

Pero antes de que todo eso ocurra, Naveen es secuestrado por los espíritus de Facilier, quien lo encierra después de adquirir una pequeña cantidad de su sangre para el amuleto. La luciérnaga Ray le dice a Tiana que Naveen realmente la ama y que su intención era proponerle matrimonio a ella. Pero cuando Tiana corre en su búsqueda, ve a Lawrence (que ha podido transformarse en el príncipe de Maldonia) casándose con Charlotte y todas sus ilusiones se vienen abajo. Llega incluso al extremo de descargar su rabia contra Ray, diciéndole que su querida Evangeline no es más que una estrella y que en realidad nunca se encontrará con ella. A pesar de que las palabras de Tiana son muy duras, Ray no les da la mayor importancia y se apresta a ayudarla en lo que pueda. Es así como descubre que el príncipe Naveen que comparte la carroza de Mardi Gras con Charlotte no es el verdadero Naveen, sino su mayordomo Lawrence.

Ray consigue quitarle el amuleto a Lawrence, haciéndole recuperar su aspecto original, pero los espíritus vudú de Facilier le persiguen a él y a Louis para arrebatarle el amuleto. Ray logra darle el amuleto a Tiana y le ordena que lo proteja, que no permita que Facilier vuelva a hacerse con él. El Dr. Facilier, no obstante, deja malherido a Ray de un golpe y tienta a Tiana con concederle su ansiado restaurante si le entrega el amuleto. Tras un tenso forcejeo, Tiana utiliza su lengua de rana para arrebatarle el amuleto a Facilier y destruirlo, liberando a los espíritus de vudú, que arrastran al malvado brujo al inframundo.

De vuelta al desfile de Mardi Gras, Naveen le propone matrimonio a Charlotte, pero Tiana le confiesa sus sentimientos: prefiere tenerle a él como rana antes que tener el restaurante, pues lo ama. Charlotte se ofrece a darle un beso para que pueda después casarse con Tiana, pero ya es demasiado tarde: Mardi Gras ha terminado y Charlotte ya no es una princesa. Con todo, Naveen y Tiana se casan en el pantano, en una ceremonia oficiada por Mamá Odie. Pero se llevan una gran sorpresa en el momento de besarse, ya que ambos se convierten en humanos. La explicación es sencilla: al casarse con un príncipe, Tiana es una princesa con todas las de la ley. Juntos regresan a Nueva Orleans y recuperan el edificio que Tiana quería comprar. Allí abren un restaurante y trabajan juntos, haciendo que el local sea todo un éxito.


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