¡Hola a todos!
Pues aquí estamos un día más en La Biblioteca de Laura. Habréis visto que estoy actualizando con un poco menos de frecuencia que hace unos meses, pero es por un cúmulo de cosas que me están viniendo encima todas de golpe. Por no aburriros, os diré que una de ellas es un pequeño bache creativo por el que estoy pasando, que me pone las cosas difíciles a la hora de pensar nuevos artículos para subir aquí; parece ser que en cuestión de temáticas ya está todo visto, y tampoco me gustaría repetirme demasiado y subir cosas que ya estáis cansados de ver.
¿Y qué es este nuevo post titulado Código Legislativo sino una repetición de los otros dos que le he dedicado a la literatura romántica y a la fantástica? Pues eso, una especie de continuación de los tópicos y clichés más vistos en la literatura, solo que esta vez dedicada a la distopía adolescente. Me apetecía mucho dedicarle un post de este tipo a la distopía adolescente (habréis visto que siempre pongo la apostilla de "adolescente", porque el género distópico del que procede difiere bastante de lo que se tiene hoy en día por literatura distópica), ya que es un género literario que tiene muy buena acogida entre los más jóvenes desde la exitosa publicación de Los Juegos del Hambre, trilogía escrita por Suzanne Collins que marcó un antes y un después dentro de la literatura juvenil. Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, la popularidad de una obra trae consigo a un montón de escritores mercenarios que se vuelven locos con la premisa principal de la historia y la reescriben pero cambiándole los nombres a sus protagonistas o haciendo un par de añadidos.
Y por eso, una vez más, con un 50% de humor y otro 50% de seriedad, he decidido dejaros aquí las principales leyes del cliché de la distopía adolescente. Espero que os guste!
- Ley de la minoría de edad: En una novela distópica, el protagonista será siempre un chico o chica cuya edad ronde entre los dieciséis o diecisiete años. También se puede encontrar a algún héroe un poco más mayor, pero no demasiado. El caso es que no sobrepase la barrera de los dieciocho, ya que esto daría a entender que el protagonista es adulto y, por lo tanto, ya no sería capaz de conectar con la juventud adolescente.
- Ley del país apocalíptico: En una novela distópica, el escenario suele ser un país que ha quedado medio derruido después de una guerra o una catástrofe (casi siempre es Estados Unidos, no me acabo de explicar por qué), controlado por un gobierno tiránico y/o corrupto, y que está dividido en distritos, facciones o castas.
- Ley de Roma: En una novela distópica, el nuevo nombre del país y su configuración política posiblemente nos remita a la antigua Roma de los emperadores. Asimismo, encontraremos en ese país continuas referencias a la Roma clásica: capitolios, coliseos, gladiadores...
- Ley de la covacha: En una novela distópica, la sociedad futurista suele vivir en refugios que han construido bajo tierra para protegerse de los males que hay en la superficie, que normalmente son personas que se han convertido en zombies por culpa de un virus o una plaga.
- Ley del uniforme: En una novela distópica, todos los personajes irán vestidos de una determinada manera según el distrito o la casta a la que pertenezcan. Tanto da que sean funcionarios del gobierno o civiles: todos llevarán un color determinado, un símbolo determinado y hasta caminarán de una forma determinada dependiendo de la facción de la que formen parte.
- Ley de los orígenes humildes: En una novela distópica, la protagonista (como suele ser una chica, voy a usar el femenino de aquí en adelante) suele ser de origen humilde o, directamente, miserable. Su familia es la más pobre del barrio, la peor vestida y alimentada; esto ha hecho que la protagonista odie al gobierno y se rebele contra sus dirigentes, convirtiéndose en la líder de una revolución que cambiará el destino de su país.
- Ley de los orígenes nobles: En una novela distópica, se puede dar el caso de que la protagonista pertenezca a una buena familia. En estos casos, la chica habrá pasado gran parte de su existencia viviendo en una burbuja pero descubre por casualidad que en realidad vive en una sociedad cruel y opresiva, lo que la motivará a hacerse rebelde y ayudar a los que no han sido tan afortunados como ella.
- Ley del Copo de Nieve Especial: En una novela distópica, la protagonista será la chica más fuerte, rebelde e independiente que se ha visto nunca (yo las llamo cariñosamente "chicas FRI"). Es una maldita doña perfecta seria, ruda y súper madura para su edad a la que todo el mundo le lame los pies porque, por alguna razón que a los demás se nos escapa, es una persona digna de admiración y respeto.
- Ley del malvado gobierno: En una novela distópica, la figura antagónica y maléfica está representada por el gobierno del país. Esto no falla. El gobierno es una entidad malvada que no busca el bienestar de sus gobernados, sino que prefiere matarlos de hambre, tiranizarlos y promover leyes estúpidas destinadas a recortar todavía más la mermada libertad del pueblo.
- Ley de la trilogía obligatoria: En una novela distópica, es obligatorio que la historia se resuelva en una trilogía. En cambio, si se hace una versión cinematográfica, se alargará a cuatro películas para aprovechar el tirón de la fama y ganar así más dinerito.
- Ley del triángulo amoroso: En una novela distópica, la protagonista será el centro de un triángulo amoroso compuesto por dos chicos guapísimos y enamorados de ella hasta las trancas. Estos chicos responden a dos tipos: uno de ellos es dulce y fiel como un cachorrito, mientras que el otro será un rebelde sexy y buenorro, normalmente su amigo de la infancia, que siempre ha estado enamorado de ella. Tras besuquearse con ambos y comerse el coco durante tres libros enteros, la protagonista se quedará con uno de los dos, normalmente con el favorito del público o del autor.
- Ley de Betty la Fea: En una novela distópica, la protagonista siempre se define a sí misma como fea, plana y poco simpática. Sin embargo, tanto sus intereses amorosos como el resto de habitantes del país la verán como una auténtica belleza de formas turgentes y personalidad muy agradable.
- Ley de la badass repentina: En una novela distópica, a pesar de que la protagonista se describa como una chica sencilla y sin habilidades llamativas, descubriremos que de la noche a la mañana se convierte en una auténtica máquina de matar, dominando todo tipo de disciplinas de lucha, desde las artes marciales hasta manejar un rifle de francotirador. Por supuesto, será muy ágil y dinámica, lo que la hará especialmente habilidosa con los cuchillos y con el arco.
- Ley de los zombies que no son zombies: En una novela distópica, si por un casual aparecen muertos vivientes o zombies, se les dará otro nombre para que la gente no los llame zombies (engendros, infectados, raros…).
- Ley de la desmemoria: En una novela distópica, si los personajes están en un mundo futurista post-apocalíptico, llegará un momento en el que encontrarán objetos de nuestra época y, por alguna razón que no me acabo de explicar, no sabrán qué son, ni cómo se llaman, ni para qué sirven dichos objetos.
- Ley de la resistencia: En una novela distópica, siempre tiene que haber una organización rebelde que se alza en armas contra el gobierno. Casi siempre tiene un nombre que trae a la memoria la palabra “resistencia”, supongo que para poder aprovechar el himno que cantaban en la película de South Park. Por supuesto, todos los rebeldes que se unen a la resistencia son adolescentes que odian con todas sus fuerzas al malvado gobierno.
- Ley de los rebeldes infinitos: En una novela distópica, los rebeldes se multiplican como las setas. Como estamos en medio de una guerra y, quieras que no, hay muchos personajes que van a morir, hay que reponer las bajas con un buen número de rebeldes nuevos y furiosos.
- Ley de la familia difunta: En una novela distópica, a poco que nos descuidemos seremos testigos de la muerte de uno o más familiares de la protagonista. Su muerte, posiblemente a manos del malvado gobierno, hará que la protagonista jure venganza y cargue con más fuerza contra el tirano.
- Ley del enfrentamiento: En una novela distópica, la protagonista rebelde y el malvado tirano se pasan toda la trilogía batallando, hasta que al final el bando rebelde triunfa y el tirano muere de la peor de las maneras.
- Ley del gobierno adolescente: En una novela distópica, tras derrocar al malvado gobierno se instaurará un nuevo gobierno formado en su mayoría por adolescentes, en la creencia de que los adultos son todos unos monstruos y que la verdadera utopía está en dejar que los adolescentes se gobiernen a sí mismos.
¡Y hasta aquí por hoy, lectores! ¡Nos vemos en el próximo post!
Oh dios mío, ¿Gobierno?¿Me puedo casar con una entrada de un blog? Lo haré sea legal o no-les apunta con un arma-
ResponderEliminarOk, no, ahora en serio. Espectacular entrada, creo que es de mis favoritas porque, además todas las novelas juveniles distópicas actuales son así xDDDD
O sea, en serio... Es suprema... Puff
Gracias por la entrada, a guardar a favoritos en cero coma.
¡Un saludo!
Pues no sabes lo que me alegra que te haya gustado tanto! ^^*
EliminarEspero que mis otras entradas también te gusten. Pásate cuando quieras y comenta sin miedo!
Un saludo!
Totalmente de acuerdo. Es que además el 95% de las distopías adolescentes son así, parece que las escriban con el manual en la mano.
ResponderEliminarEntre esta entrada y las anteriores, me parece que poca originalidad va a quedar en el mundo. ¿Para cuándo el código legislativo del terror y la novela negra? ¡Tus fans esperamos con ansias una nueva entrega! :-D
Si nos ponemos a ver cómo son las cosas, la verdad es que casi todas las novelas de un género determinado responden a un patrón. Es inevitable caer en algún cliché, pero yo me conformo con una novela que caiga en los menos posibles.
EliminarY bueno, no sé cómo hacer el código de la novela negra, ya que no he leído ninguna de ese género. En cuanto al del terror, pues trataré de hacerlo, aunque le he dedicado un post a los tópicos del cine de terror y me temo que se va a parecer mucho. Pero si lo esperáis con tanta ansia, ¿quién soy yo para poner pegas? ^^*