martes, 23 de septiembre de 2025

Octubre de Misterios: El caso de JonBenét Ramsey

 


JonBenét Ramsey nació el 6 de agosto de 1990 en Atlanta, Georgia. Su nombre tan peculiar venía de la unión de los dos nombres de su padre, llamado John Bennett Ramsey, quien se había casado en segundas nupcias con Patricia Patsy Ann Paugh y con quién, además de JonBenét, había tenido otro hijo llamado Burke, tres años mayor que su hermana. Aparte, John tenía otros tres hijos de su matrimonio anterior, aunque la hija mayor había fallecido en un accidente de coche.

Cuando JonBenét tenía tan sólo un año, la familia se mudó a Boulder, Colorado, donde llevaban una vida bastante acomodada. John Ramsey era un reputado hombre de negocios, presidente y jefe ejecutivo de Access Graphics, una compañía de servicios informáticos que posteriormente sería subsidiaria de Lockheed Martin. Patsy, por otro lado, era ama de casa, pero en su juventud había sido reina de belleza, llegando a ser bastante conocida por haber obtenido el título de Miss West Virginia en 1977.

JonBenét fue muy famosa por ser una niña de concurso, tal como lo había sido su madre. Estados Unidos posee una extensa tradición de promoción de pequeñas misses, siendo uno de los negocios más lucrativos del país. En estos concursos, las niñas lucen enormes cabelleras, maquillajes muy intensos y ponen poses forzadas para lucir más atractivas, como si fuesen pequeñas mujercitas. Esto ha generado fuertes críticas en algunos sectores defensores de la infancia, puesto que en muchos de estos concursos las menores llevan vestidos que sexualizan sus cuerpos y son obligadas a soportar una presión muy fuerte por destacar y ganar. Los estereotipos de belleza presentes en los medios pueden influir negativamente sobre la autoestima, identidad y posición social de las pequeñas, pero a día de hoy el Congreso de los Estados Unidos sigue sin tener una legislación respecto a los concursos de belleza infantiles.

El caso de JonBenét Ramsey no fue distinto del de otras muchas niñas norteamericanas. Desde muy temprana edad, su madre se había encargado de llevarla de certamen en certamen con la intención de convertirla en otra reina de la belleza, como lo había sido ella. Y, siendo sinceros, la pequeña JonBenét lo tenía todo para triunfar en este mundillo. Rubia, de grandes ojos celestes, sonrisa alegre y gran desparpajo, era una niña encantadora que se hacía querer por todos. A los seis años ya desfilaba y posaba como una modelo profesional. Su vestuario consistía en tacones, minifaldas y grandes tocados de plumas que llamaban mucho la atención. Además, siempre llevaba las uñas pintadas y su madre se ocupaba de maquillarla con labial, sombra de ojos y máscara de pestañas. Ya por entonces se criticó mucho a Patsy por esta exagerada exposición y sexualización de su hija, pero la ex reina de la belleza hizo oídos sordos a los comentarios. Estaba tan metida en aquel mundo que llegó a ser patrocinadora de algunos de estos concursos. El tiempo que invirtió en la pequeña JonBenét lo consideró bien empleado, pues a los seis años su hija ya había ganado cientos de concursos de belleza y era reconocida en todo el país.



El 25 de diciembre de 1996, los Ramsey asistieron a una cena con un matrimonio amigo, los White. A las 21:30 ya estaban de vuelta en su casa, puesto que al día siguiente tenían planeado viajar a Michigan. Tanto los padres como los hijos se acostaron temprano sin tener ni idea de lo que iba a suceder horas después. Aproximadamente a las 5:30 de la mañana, Patsy se levantó y bajó las escaleras para ir al piso inferior de la casa. En medio de la escalinata encontró una carta escrita a mano dirigida a su marido, en la que se decía que un grupo de residentes extranjeros había secuestrado a JonBenét. Si los Ramsey querían volver a verla con vida, tendrían que seguir las instrucciones y entregarles una suma de dinero de 118.000 dólares. La carta traducida os la reproduzco a continuación:


Sr. Ramsey: ¡Escuche cuidadosamente! Somos unos individuos que representamos a un pequeño grupo de residentes extranjeros. Respetamos sus negocios, pero no el país donde los desarrolla.

En este momento tenemos a su hija. Está sana y salva, y si usted desea que esté viva en 1997, debe seguir nuestras instrucciones al pie de la letra.

Retirará $118.000 de su cuenta. $100.000 serán en billetes de $100 y los $18.000 restantes en billetes de $20. Asegúrese de llevar un maletín del tamaño adecuado al banco.

Cuando llegue a casa, pondrá el dinero en una bolsa de papel marrón. Lo llamaré mañana, entre las 8 y las 10 de la mañana, para informarle sobre la entrega del dinero. La entrega será agotadora, así que le recomiendo que descanse. Si vemos que recoge el dinero temprano, podríamos llamarlo luego para arreglar una entrega anticipada del dinero, liberando tempranamente a su hija.

Cualquier desobediencia a mis instrucciones traerá como consecuencia la ejecución inmediata de su hija. Tampoco le serán entregados sus restos para darle un funeral apropiado. Le aconsejo que no provoque a los dos señores que guardan a su hija, pues usted no es de su gusto particularmente.

Si le cuenta a alguien sobre su situación, ya sea a la policía o el FBI, traerá como consecuencia la decapitación de su hija. Si lo vemos hablando con un vago, ella muere. Si alerta a las autoridades del banco, ella muere. Si el dinero está falsificado o intervenido de cualquier modo, ella muere. Puede intentar engañarnos, pero tenga en cuenta que estamos familiarizados con medidas policiales y tácticas.

Tiene un 99% de posibilidades de matar a su hija si trata de ser más astuto que nosotros. Siga las instrucciones y tendrá un 100% de posibilidades de tenerla de vuelta. Usted y su familia están bajo vigilancia constante, al igual que las autoridades.

No intente idear un plan, John. No es la única persona poderosa merodeando, así que no crea que matarla vaya a ser muy difícil. No nos subestime, John. Use ese buen sentido común de ustedes, los sureños. ¡Todo depende de usted, John! ¡Victoria! S.B.T.C.


Haciendo caso omiso de las instrucciones de la nota de secuestro, Patsy corrió al cuarto de JonBenét y, tras corroborar que realmente había desaparecido, despertó a su marido y juntos llamaron al número de emergencias para denunciar la desaparición. Mientras las autoridades se dirigían hacia el hogar de los Ramsey, John empezó a hacer los trámites para pagar el rescate.

En cuanto llegó la Policía, la habitación de JonBenét fue acordonada para evitar la contaminación de las posibles pruebas que pudieran encontrar. Sin embargo, no se tomaron precauciones para evitar la contaminación de pruebas en el resto de la casa, lo que quizá contribuyó a que este caso no pudiera resolverse nunca. Mientras tanto, amigos, defensores de las víctimas y el ministro de la iglesia a la que iban los Ramsey fueron a la casa para mostrar su apoyo, y de paso recogiendo y limpiando superficies en la cocina y en otras partes de la casa, entorpeciendo la investigación y destruyendo pruebas a su paso. A las 8:00 llegó a la casa Linda Arndt, la detective de Boulder, esperando recibir nuevas noticias de los secuestradores, pero la llamada nunca se produjo. Al mismo tiempo, el oficial French se dirigió al sótano de la casa en busca de una ruta de salida que pudieran haber utilizado los secuestradores. Al llegar a una puerta cerrada y asegurada con un pestillo de madera, se detuvo un momento pero después decidió pasar de largo. Arndt, más exhaustiva, le pidió a John Ramsey que registrara la casa a fondo en busca de algo inusual. Junto a su amigo Fleet White, volvieron a registrar las cuatro plantas de la casa y, esta vez sí, dieron con la terrible escena. En una habitación de cemento, la misma que estaba cerrada con pestillo y que el oficial French había pasado por alto, encontraron el cuerpo sin vida de JonBenét Ramsey. Habían pasado ocho horas desde que se había dado parte de su desaparición.



El cuerpo de JonBenét estaba tapado con una sábana blanca y su boca cubierta con un trozo de cinta adhesiva. Se encontró un palo atado alrededor de su cuello mediante un cordón de nailon que también sujetaba sus muñecas. Parecía tener signos de que había sido estrangulada, pero también se frustró la posibilidad de hacer un examen más exhaustivo porque John Ramsey le arrancó la cinta adhesiva, intentó quitarle la cuerda, cogió el cuerpo en brazos y se lo llevó al piso de arriba antes de que los forenses hicieran su trabajo, destruyendo así más pruebas que hubieran sido cruciales para la resolución del caso.

A partir de ese momento, la Policía empezó a ver rasgos extraños en la actitud de los miembros de la familia Ramsey. Mientras Patsy lloraba y se desesperaba por la muerte de su hija, John parecía extrañamente tranquilo. Tampoco se abrazaban ni se consolaban el uno al otro, lo que hizo levantar sospechas. En cualquier caso, la investigación empezó a toda prisa. Al principio, se creyó que la causa de la muerte había sido por estrangulamiento mediante el garrote que JonBenét tenía anudado al cuello. Sin embargo, más tarde se dieron cuenta de que había una fisura de unos veinte centímetros en la parte superior del cráneo de la niña. En el informe de la autopsia figuran tanto la asfixia por estrangulación como el traumatismo craneoencefálico como causas de la muerte, que fue catalogada como homicidio.

Sin embargo, no fue lo único que encontraron en el cuerpo de JonBenét Ramsey. La cinta adhesiva que le tapaba la boca tenía restos de una fibra compatible con la ropa de Patsy. También encontraron manchas de orina en la ropa interior de la niña, lo que llevó a los investigadores a pensar en una posible reacción de miedo ante el ataque sufrido. Por último, la parte del extremo de cerdas de un pincel roto se encontró en una tina que contenía materiales de arte que pertenecían a Patsy; la parte del medio fue la que se utilizó para hacer el garrote que había estrangulado a JonBenét y la parte inferior nunca fue encontrada en posteriores registros. Después de sacar de la casa el cuerpo de JonBenét, la Policía se marchó sin interrogar por separado a los padres, y este sería el primero de una serie de errores que no harían sino complicar el caso todavía más.

La necropsia arrojó nuevos datos sobre la muerte de JonBenét. A pesar de que no parecía haber sufrido una violación sexual convencional, había evidencias de una lesión vaginal. Tampoco se encontraron restos de semen, pero el propio patólogo registró que parecía que le habían limpiado el área vaginal con un paño. Por último, se encontraron restos de un material vegetal o frutal en el estómago de JonBenét, que se identificaron como trozos de piña. En las fotografías que se tomaron de la casa de los Ramsey se puede ver un cuenco de piña con una cuchara dentro en la mesa de la cocina, pero ni John ni Patsy recordaban haberle dado piña a JonBenét. En el cuenco se encontraron las huellas dactilares de Burke, el hermano de JonBenét, pero no se sabe cuándo pudo haber consumido la piña, puesto que el niño durmió toda la noche hasta que lo despertaron varias horas después de que llegara la Policía.

El 31 de diciembre se celebró el funeral de JonBenét Ramsey en el cementerio Saint-James Episcopal en Marietta, Georgia. Inmediatamente después, cada uno de los miembros de la familia Ramsey proporcionó muestras de escritura, sangre y cabello a la Policía. John y Patsy participaron en una entrevista preliminar que duró más de dos horas, y Burke también fue interrogado en las semanas siguientes a la muerte de su hermana. 



John señaló a la Policía que la cantidad de dinero que los secuestradores exigían era casi idéntica a su bono de Navidad del año anterior, lo que sugería que alguien que tuviera acceso a esa información podría estar involucrado en el crimen. Los investigadores se centraron en los empleados de Acces Graphics, la empresa de John Ramsey, pero esta pista los llevó a un callejón sin salida. Se llegó incluso a pensar que el número 118 podía hacer referencia a un Salmo bíblico, pero esto nunca prosperó ni parecía tener la menor relevancia para el caso.

John también le dijo a la detective Arndt que, antes de irse a dormir, se había asegurado de que todas las puertas de la casa estaban cerradas. Sin embargo, se descubrió que una de las puertas estaba abierta por carecer de cerrojo. En otra de las habitaciones, la ventana tenía el cristal roto en pedazos, pero John afirmó que era posible que la hubiera roto él accidentalmente hacía unos meses y que no había encontrado el momento de repararla. En esta misma ventana se descubrió una telaraña intacta, por lo que era imposible que alguien se hubiese colado por el hueco recientemente. La posibilidad de que un intruso desconocido se hubiera colado en la casa de los Ramsey para matar a JonBenét empezaba a desvanecerse.

Entonces, todas las miradas se posaron sobre Patsy. La carta de los secuestradores resultaba bastante sospechosa. A los investigadores les llamó la atención su larga extensión, de dos páginas y media, y el hecho de que fuera escrita en la misma casa, pues las hojas arrancadas eran de una libreta que pertenecía a la señora Ramsey. Tampoco tenía otras huellas dactilares que no fuesen las de Patsy y las de los investigadores que la habían manejado. Asimismo, la letra era muy similar a la de Patsy y la cantidad de dinero que se pedía coincidía con el monto de la paga de Navidad de John Ramsey, dinero del que Patsy sabía de su existencia. El contenido de la carta también resultaba extraño, pues no se parecía en nada a otras notas de rescate que los investigadores habían visto en multitud de casos similares. Los expertos coincidían en la creencia de que no parecía que un extraño hubiese escrito aquella carta.

Las dudas en torno a los Ramsey no hicieron más que crecer. La familia contrató a dos abogados criminalistas, un investigador privado y un agente de relaciones públicas para que se encargara del trato con la prensa. Los Ramsey empezaron a mostrarse cada vez más reacios a prestarse para colaborar en los interrogatorios policiales, salvo que fuese con sus propias condiciones. Sin embargo, pusieron pocos reparos a conceder entrevistas para la televisión. Para ese entonces, el caso se había vuelto muy mediático y quizá esto les perjudicó, pues la opinión pública no se puso de su parte. Todos los miembros de la familia, incluido el pequeño Burke, estaban en el punto de mira.



Se barajaron varias teorías acerca de lo que pudo haber sucedido aquella noche de Navidad en casa de los Ramsey, pero pueden resumirse en dos: la teoría del miembro familiar y la teoría del intruso.

Según la teoría del miembro familiar, el asesino podría haber sido cualquiera de los Ramsey. John fue el principal sospechoso de cometer abuso sexual con la pequeña JonBenét, atribuyéndole los signos de dicho abuso encontrados en el cuerpo de la niña. Se cree que habría intentado abusar de JonBenét cuando la golpeó accidentalmente contra algo y el impacto causó la rotura del cráneo de la niña, matándola al instante. Su esposa le habría ayudado a encubrir el crimen alterando la escena para que pareciera que la habían estrangulado.

En el caso de Patsy, lo que la incrimina principalmente es la nota de rescate, ya que fue escrita en las hojas de una libreta que era de su propiedad; y la llamada telefónica, en la que dice que se encuentra sola cuando esto no es verdad, pues se pueden escuchar de fondo las voces de John y Burke. Además, recordemos que la caligrafía de la carta era muy similar a la de Patsy. Se cree que esa noche Patsy se enfureció al descubrir que JonBenét había vuelto a hacerse pis encima, llegando al punto de golpearla y causarle la muerte por accidente.

La tercera teoría señala a Burke como el culpable de la muerte de su hermana pequeña. De madrugada, mientras Patsy arreglaba unos preparativos para el viaje, Burke se habría levantado con la excusa de que tenía hambre. Patsy le preparó un cuenco con trozos de piña, fruta que a Burke le gustaba mucho. Sin embargo, JonBenét se habría despertado también con el ajetreo y, en un acto caprichoso e infantil, le habría robado a Burke un trozo de piña del cuenco, provocando el enfado de éste y golpeándola con una linterna que encontró sobre la mesa. Al principio no se creía que un niño de tan sólo nueve años tuviera la fuerza suficiente como para provocar tal traumatismo en el cráneo de una niña, pero después de algunos experimentos se llegó a la conclusión de que no era imposible. El resto es sencillo de explicar: los padres lo sabían y, para que Burke no fuera judicializado, encubrieron el crimen como si fuera un secuestro.



La teoría del intruso señala a un par de sospechosos fuera del núcleo familiar de los Ramsey como perpetradores del intento de secuestro y el asesinato de JonBenét. Se encontró una huella de bota no identificada en la habitación del sótano donde se encontró el cuerpo de la niña, lo que dio pie a pensar que un extraño se había colado por allí con la intención de secuestrar y/o matar a la hija de los Ramsey. Esta fue la teoría que siguió el detective Lou Smit, quien creía en la inocencia de la familia Ramsey.

Los principales sospechosos fueron Bill McReynolds, un vecino que había interpretado a Santa Claus en la fiesta navideña; Linda Hoffman-Pugh, antigua ama de llaves de la familia y que todavía conservaba una llave de la vivienda; un hombre llamado Michael Helgoth, quien murió en aparente suicidio poco después de la muerte de JonBenét; y Gary Howard Oliva, un delincuente sexual registrado que fue arrestado por dos cargos de intento de explotación sexual de un niño y otro por explotación sexual infantil, esto ya en junio de 2016.

Se realizaron cientos de pruebas de ADN con la intención de encontrar alguna coincidencia pero, quizá por los daños que habían sufrido las pruebas durante el levantamiento del cadáver, no se halló nada que pudiera incriminar a los sospechosos. La noche en que JonBenét fue asesinada había dos ventanas ligeramente entreabiertas para permitir el paso de los cables de las luces navideñas exteriores, una ventana rota en el sótano y una puerta trasera sin llave. El detective Smit trató por todos los medios de defender la teoría de que el intruso se habría colado por alguna de estas entradas, pero el hecho de que el follaje del exterior no estaba pisoteado, las telarañas de las ventanas estaban intactas y los alféizares seguían teniendo polvo echaba por tierra esta teoría. Smit también aseguró que JonBenét había sido reducida con una pistola paralizante y, de hecho, en la autopsia se encontraron dos pequeñas marcas circulares en la parte de las costillas de la niña. Curiosamente, esas marcas coincidían a la perfección con los extremos de un pedazo de vía de tren de juguete que pertenecía a Burke y que también fue hallado en la escena del crimen, aunque no se sabe cómo y para qué se pudo haber utilizado este objeto.

El caso del asesinato de JonBenét se hizo muy famoso tanto en Estados Unidos como a nivel internacional, ocupando durante meses las portadas de las revistas y las cabeceras de los telediarios. Las rencillas que había entre la policía y la oficina del fiscal, sumadas a la presión por obtener una condena de forma inmediata, tampoco ayudaron en la investigación.

Se convocó un gran jurado el 15 de septiembre de 1998 para considerar acusar a los Ramsey de haber puesto en riesgo a JonBenét de una manera que la llevó a la muerte y de obstrucción a la investigación por su asesinato. Sin embargo, ninguno de los dos fiscales del condado de Boulder procesó a los Ramsey porque el nivel de las pruebas aportadas no permitía cumplir ni siquiera el estándar de duda razonable; además, se apoyaron en la coherencia de la teoría de que un intruso había sido el que había matado a JonBenét Ramsey. En 2008, la oficina del Fiscal del Distrito de Boulder anunció que, como resultado de las últimas pruebas de ADN realizadas con nuevas técnicas recientemente desarrolladas, los miembros de la familia Ramsey quedaban excluidos del caso como sospechosos. La fiscal incluso les exoneró públicamente.

El caso de JonBenét Ramsey se cerró sin haber encontrado jamás al culpable. Aunque se trató de reabrirlo años después, nunca se pudo llegar a una conclusión final más allá de meras hipótesis ya barajadas anteriormente. Aunque batallaron durante años, John y Patsy nunca pudieron zafarse de la condena social de los medios de comunicación. Fueron duramente criticados por la alta exposición a la que habían sometido a JonBenét al presentarla a tantos concursos de belleza, dando a entender que quizás pudo haber llamado la atención de posibles pedófilos y delincuentes sexuales. Uno de los abogados de los Ramsey inició varias demandas por difamación contra diferentes personas y empresas que habían informado sobre el caso, y estos procesos se alargaron durante años, en un constante tira y afloja en los que los Ramsey demandaban y, a su vez, eran demandados por terceras personas.

La investigación se estancó y el caso no llegó a ninguna parte. Los Ramsey trataron de seguir con sus vidas lo mejor que pudieron. John Ramsey se volcó en la política por el partido republicano en 2006. Patsy falleció de cáncer de ovarios a los 49 años y fue enterrada junto a su hija. En cuanto a Burke, fue entrevistado por el Dr. Phil en su programa acerca del crimen de su hermana, pero no arrojó nueva información que pudiera ser relevante. A día de hoy, el caso sigue sin resolver. La casa que perteneció a los Ramsey fue vendida, y los nuevos dueños se vieron en la obligación de enrejarla para evitar que los curiosos se acercaran a la propiedad. Existen también varios documentales que tratan este caso, pero ninguno responde a la pregunta principal.

¿Quién asesinó a JonBenét Ramsey?




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