¡Hola a todos!
¡Y feliz 2024! Empezamos un nuevo año con más ganas que nunca de comernos el mundo, de hacer mil cosas, de darle una vuelta a todo y cambiar nuestra vida a mejor. Es el momento de hacer la lista de propósitos para el año nuevo y de prometernos a nosotros mismos que esta vez no será como otros años, que cumpliremos dichos propósitos. Sin embargo, estoy segura de que las buenas intenciones nos durarán, a lo sumo, tres semanas y todo volverá a ser como antes. Es así. No es algo de lo que sentirse orgulloso, pero tampoco hay necesidad de torturarse, puesto que ya esto nos ha pasado muchas veces. Pero, ¿por qué no podemos cumplir los propósitos de Año Nuevo? O, mejor aún, ¿cómo podríamos cumplirlos este año?
A estas alturas, muchos nos apresuramos a dejar atrás todo lo que no nos ha gustado del año que acaba de pasar. Empieza un año nuevo, queremos renovarnos, hacer cosas diferentes y plantarle cara al futuro con ganas y buena actitud. Es aquí donde entran en escena los propósitos de Año Nuevo, esos objetivos personales que nos marcamos a finales de diciembre y que suponen una motivación para empezar el año, aunque luego lo más probable es que no se cumplan, bien por falta de tiempo, dinero o ganas. Esto no debería desanimarnos, pues creo que puede dársele un enfoque positivo a la situación. En vez de marcarnos muchos propósitos, quizá lo mejor sería ponernos pocos pero que nos veamos capaces de cumplirlos. En vez de decir "este año voy a viajar más", podríamos decir "este año voy a ahorrar para viajar a ese lugar al que siempre he soñado ir".
Vamos a ver cuáles son los principales propósitos para Año Nuevo y algunas formas de llevarlos a cabo.
1. Hacer ejercicio
Empezamos con todo un clásico dentro de los propósitos de Año Nuevo. Creo que no hay nadie en este mundo que no se haya planteado alguna vez empezar a hacer más ejercicio. La sociedad en la que vivimos tiende cada vez más al sedentarismo, a la comodidad extrema, al hacer lo menos posible o con el menor esfuerzo. Nos hemos acostumbrado a trabajar sentados frente a una pantalla durante ocho horas y no encontramos tiempo para salir a dar un buen paseo o mover nuestros agarrotados músculos. En enero, los gimnasios se llenan de nuevos miembros que ansían quemar esas grasas acumuladas tras un año entero de inmovilidad, pero es igual de habitual que en los meses sucesivos baje el nivel de asistencia por aburrimiento, porque el esfuerzo que hay que hacer es notorio y porque es mucho más fácil rendirse y seguir con lo de siempre, que cuesta menos.
Si queremos llevar a cabo este propósito, hay que plantearse ir poco a poco y aumentar el ritmo a medida que nos vamos acostumbrando. Una jornada intensiva en el gimnasio el primer día hará recular a cualquiera que no haya hecho flexiones en veinte años. ¿Por qué no empezar por algo más suave? Unos minutos de cardio al día e ir aumentando semana a semana. Salir a correr tres veces por semana y, poco a poco, todos los días. Hacer pesas e ir subiendo la intensidad. Os sorprenderíais de lo que sois capaces de hacer con tiempo y disciplina. El ejercicio es salud, así que estaréis invirtiendo en vosotros mismos. Pero no se puede empezar una casa por el tejado. Comenzad desde abajo, poco a poco, pero sin rendiros. Convertidlo en una costumbre más y conseguiréis introducir el hábito del ejercicio en vuestra rutina diaria.
2. Perder peso y hacer dieta
Otro clásico, pero hay que tener cuidado con este porque hay que tener en cuenta muchos factores y es uno de los que más nos frustra no poder cumplir. Si hemos llegado a la conclusión de que tenemos que perder peso, es porque sabemos que no estamos siguiendo unos hábitos de vida saludables. Quizá comemos muy poca verdura, abusamos de las grasas, comemos más dulces de los que deberíamos... Esos malos hábitos nos indican que estamos llevando a cabo una mala dieta; en otras palabras, que no nos estamos nutriendo todo lo bien que tendríamos que hacer. El cuerpo echa en falta los nutrientes que nos faltan y recoge los que le introducimos de más, lo que se traduce en gordura y los problemas que puede acarrear, como enfermedades cardiovasculares. Como, además, queremos ver resultados más pronto que tarde, nos metemos en dietas muy estrictas y poco saludables que nos hacen perder una barbaridad de kilos, pero que nos harán recuperarlos en cuanto dejemos la dieta, sufriendo lo que se llama "efecto rebote".
Bien, pues aquí voy a ofrecer mi punto de vista como persona que lleva ya un año siguiendo una nueva dieta. En primer lugar, si vais a hacer un cambio en vuestra dieta, tenéis que tener siempre presente que es por vuestra salud. Id al médico y hablad con él de vuestros hábitos alimentarios, o poneos en contacto con un nutricionista que os pueda orientar. Mi consejo es que sigáis la dieta mediterránea, rica en verduras, cereales y carnes blancas, y veréis que se os abrirá un mundo nuevo de posibilidades. En vez de freír ese filete, mejor hazlo a la plancha; en vez de acompañarlo con patatas fritas embadurnadas en salsa, hazte una buena ensalada con verduras o legumbres. Y, en segundo lugar, os hará falta tener mucha disciplina. Es como con el ejercicio: si no sois personas disciplinadas y os proponéis en serio cambiar, volveréis a los malos hábitos en un abrir y cerrar de ojos.
3. Aprender algo nuevo
Aprender cosas siempre es algo muy positivo. No sólo por lo estimulante que es adentrarse en un mundo nuevo y aprender de él, sino también por los efectos tan buenos que puede ejercer sobre nosotros, como abrir nuestra mente, mejorar nuestras habilidades e, incluso, conocer a otras personas y enfoques diferentes. Por eso a principios de año aumenta el número de alumnos que se apunta a cursos de idiomas, floristería, cocina, marketing, costura, programación... Un solo vistazo en Internet y tendremos a nuestra disposición una enorme cantidad de cursos de formación, de casi cualquier cosa que nos podamos imaginar. De todos los propósitos de Año Nuevo, este quizá sea uno de los más fáciles de llevar a cabo, ya que el aprender a hacer algo no tiene por qué ser algo agotador. Además, cuando se trata de algo que nos gusta, tendemos a poner más empeño en ello y no necesitamos sacar fuerzas extra para llevar a cabo esta nueva actividad.
Si estáis decididos a aprender algo nuevo, mi consejo sería que os lanzarais a algo que penséis que os puede gustar, pero que quede fuera de lo que estáis acostumbrados. Si os gusta el mundo de las manualidades, ¿por qué no os atrevéis con un curso básico de costura o de bricolaje? Si sois un poco tímidos, ¿qué os parece un curso de interpretación, clases de baile o aprender a debatir en público? Hay cursos para todos los gustos, y lo mejor es que muchos los podemos encontrar gratis en Internet. No hay excusa que valga, amigos. Yo, este año, me he propuesto aprender sobre etiqueta y protocolo, porque es algo que me gusta mucho y creo que da una imagen muy elegante. ¿Y vosotros?
4. Dejar de fumar o beber menos
Este propósito también es uno de los más repetidos a estas alturas de año, por obvias razones. Como yo no he fumado en mi vida y no bebo alcohol ni siquiera en situaciones sociales, nunca he tenido que hacerme este propósito, aunque se puede aplicar también a otros vicios como comer demasiados dulces o abusar del café. Cuando adquirimos un vicio, es importante que tengamos en cuenta de que se trata de algo que, por mucho que nos guste o mucho placer que nos aporte, es algo que es malo para nuestra salud, y a la larga vamos a padecer sus efectos. Antes de dejar atrás un vicio, es importante que nos preguntemos por qué nos hemos metido en él. ¿Fumamos porque todos a nuestro alrededor lo hacen y nos hemos sentido influenciados por el ambiente? ¿Bebemos de más porque creemos que así nos lo pasamos mejor cuando salimos por las noches? ¿Abusamos del chocolate porque tenemos la necesidad de llenar un vacío interior con comida basura? Si os sentís familiarizados con estas preguntas, quizá es que habéis adquirido un vicio como una manera de evitar sentir ciertas emociones; en estos casos, lo mejor sería consultarlo con un especialista para asegurarnos de que la cosa no se agrave con el tiempo.
En cualquier caso, la disciplina vuelve a ser la clave para llevar a cabo este buen propósito. Si queréis dejar atrás los malos vicios, tiene que saliros del corazón. Tenéis que estar convencidos de que hay algo que estáis haciendo mal y queréis cambiar. Pero los cambios son duros, tenedlo en cuenta, y los primeros pasos siempre son los más difíciles. Por eso es necesario ser constantes en nuestro empeño y no rendirnos a la primera de cambio. Si veis que os cuesta mucho dejar un vicio o habéis recaído varias veces, quizá sea mejor hablarlo con nuestro médico para que nos recete algún medicamento que nos ayude a controlar la ansiedad. Pero los milagros no existen, sino que nosotros mismos los creamos. Si queréis dejar atrás definitivamente ese vicio que os atormenta, tendréis que ser muy fuertes.
5. Adquirir un nuevo pasatiempo
Este propósito va de la mano con el de aprender nuevas cosas, pero no es exactamente igual. Aunque aprender algo puede convertirse en una nueva afición, hay quien ve los cursos de aprendizaje como algo que no se sale de lo académico, por lo que los enfocan hacia su enriquecimiento personal y laboral. Un pasatiempo es una actividad que realizamos por puro placer, para aliviar el estrés y distraer nuestra mente de los problemas cotidianos. No tiene que suponer aprender algo nuevo: si se nos da bien el bordado, nos sentiremos bien llevando a cabo esa actividad tan familiar para nosotros. La adquisición de un nuevo pasatiempo implica que tendremos que dedicarle tiempo, primero para aprenderlo y después para desarrollarlo. Y dinero, por supuesto. Hay aficiones que requieren de una mayor inversión económica que otras (y esto los fans de Warhammer 40K lo saben muy bien), pero eso no tiene por qué hacernos desistir de llevar a cabo algo nuevo que nos interesa.
Aquí, considero que la clave para cumplir este propósito es tanto la constancia como el ahorro. Para empezar un pasatiempo nuevo, es necesario invertir un poco en él. Haced cuentas y calculad cuánto podéis destinar a vuestra nueva afición; es posible, incluso, que ya tengáis muchos de los materiales necesarios para empezar. Y, una vez lo tengáis todo, es momento de dar rienda suelta a vuestra creatividad y divertiros. Si os habéis planteado iniciar un hobby este año, espero que lo disfrutéis mucho.
6. Viajar más
Este propósito podría venir de la mano del anterior, ya que el viajar puede considerarse también como un pasatiempo. Pero, ojo: requiere de una mayor inversión. Si nuestra idea de viajar implica hacer vuelos al extranjero, es posible que no nos salgan las cuentas o que no sepamos en qué se nos va el dinero y acabemos gastando de más. En cambio, podemos optar por viajar a lo largo y ancho de nuestro país, algo que, además de ser más barato, tiene otros beneficios: no tenemos que aprender otros idiomas, no necesitamos sacarnos un pasaporte, es más fácil encontrar alojamientos baratos y, como colofón, descubriremos que nuestra tierra tiene rincones preciosos que no tienen nada que envidiar a los que hay en otras partes del mundo.
El hecho de viajar debería implicar, a mi modo de ver, algo más profundo que el hecho de visitar otro país o región. Cuando viajamos, vamos dispuestos a conocer otro modo de vivir y ver las cosas. Vamos a conocer otras culturas, otros parajes, otras comidas... Es una oportunidad magnífica para aprender y llenarnos la cabeza de nuevas sensaciones, de ahí que resulte un propósito muy estimulante. Pero, claro está, no podemos pasarnos la vida viajando porque nuestro bolsillo se resentiría. Además, el objetivo del viaje es conocer un mundo nuevo y volver para contarlo.
7. Dedicar tiempo de calidad
No nos damos cuenta, pero el tiempo es el bien más valioso del que disponemos, y regalárselo a alguien a quien queremos es uno de los mayores actos de amor que existen. En estos tiempos que vivimos, en los que el trabajo ocupa gran parte de nuestros días, es complicado encontrar tiempo de calidad para invertir en nuestros seres queridos. ¿Cuántos nos hemos olvidado de llamar a nuestros abuelos porque estamos pensando en cosas relacionadas con el trabajo? ¿Cuántas veces nuestros hijos nos han pedido jugar y les hemos dicho que no porque siempre hay otras cosas que hacer? ¿Cuándo fue la última vez que quedamos con un amigo para tomar un café y ponernos al día? Dedicar tiempo de calidad a nuestra familia y amigos es uno de los mejores propósitos que podemos tomar este año, y vale la pena ponerle todo nuestro empeño.
Buscar tiempo hoy en día no es fácil. Tenemos tantas responsabilidades que los días se nos hacen cortos, pero siempre podemos encontrar tiempo para dedicar a los demás. Una buena planificación del tiempo y evitar la pereza nos ayudarán a no procrastinar y a sacar ese tiempo tan necesario para nuestros seres queridos. Pronto empezaréis a ver resultados y podréis invertir el tiempo en quien más os quiere. Lo mismo ocurre con la pareja, con el añadido de que necesita un cuidado especial y continuado. Para tener una relación de pareja sana, sería interesante organizar citas o momentos especiales para no perder la chispa. Si lo que queremos es darle prioridad a nuestras amistades, podemos intentar unirnos a planes que nos ayuden a salir de la rutina y hacer saber a nuestro círculo que nos importa.
8. Cuidar nuestro bienestar
Dedicarle tiempo a los demás es algo maravilloso, como hemos podido ver en el apartado anterior, pero tampoco debemos descuidarnos a nosotros mismos. En el mundo en el que vivimos, vivir sin estrés parece todo un reto. No se trata de no sentir estrés, sino de saber cómo gestionarlo. Cuando sentimos demasiado estrés, es el momento de echar el freno y empezar a actuar de otra manera. El estrés puede fácilmente derivar en ansiedad o depresión, y es importante no dejar que eso suceda. Por eso es tan importante dedicarnos a nosotros mismos, encontrar tiempo para descansar, para olvidarnos del trabajo o de ciertas responsabilidades, para relajarnos y encontrar la paz mental. La falta de descanso no nos ayudará a conseguir nuestros propósitos de Año Nuevo; por eso, es posible que este sea uno de los mejores propósitos que nos podemos plantear llevar a cabo.
¿Y qué podemos hacer para cuidar nuestro bienestar? Hay muchas formas de quitarnos el estrés: un baño relajante, preparar nuestra comida favorita en nuestro día libre, dar un largo paseo por el campo o la playa, escuchar música relajante, meditar... Nuestros pasatiempos serán nuestros mejores aliados en este propósito, sobre todo si son actividades tranquilas que nos relajan y nos ayudan a despejar la mente. Lo importante es darnos cuenta de que hay que limitar las cosas que nos provocan estrés (estar muy pendiente del teléfono, no dejar de pensar en el trabajo...) y centrarnos en lo que de verdad nos llena espiritualmente. Ser feliz es el objetivo que debemos marcarnos, y para ello es necesario, una vez más, tener una buena autodisciplina y muchas ganas de seguir adelante.
Estos son, a grandes rasgos, los propósitos que todos nos hemos hecho alguna vez. Sin embargo, es difícil cumplirlos todos. Muchas veces nos planteamos los objetivos del nuevo año llevados más por la euforia y la ilusión que por verdadera voluntad de cambiar algo en nuestras vidas. Plantearnos grandes retos nos hace que sea imposible cumplirlos, acarreando con ello la correspondiente frustración y bajada de autoestima. Además, si son objetivos poco realistas o inalcanzables, la motivación bajará rápidamente.
¿Qué hacer entonces para cumplir nuestros propósitos de Año Nuevo? Pues aquí os van unos consejos:
1. Ponte como reto dos o tres propósitos y trata de llevarlos a cabo uno por uno. Así, podrás enfocarte en lo que de verdad deseas cambiar de tu vida.
2. Escribe tus propósitos en un papel o en un lugar donde suelas apuntar las cosas importantes, para que puedas leerlos siempre que necesites un empujoncito.
3. Haz una buena planificación semanal y mensual. De este modo, podrás llevar a cabo mejor tus objetivos y verás tus progresos.
4. No lo dejes para mañana. Empieza hoy mismo, sin dudarlo. Cuanto más tiempo dejes pasar entre el dicho y el hecho, antes perderás las ganas de cumplir tus objetivos. La disciplina y la constancia serán tus mejores aliados.
5. Date una recompensa cuando logres cumplir un objetivo, ya sea un caprichito, una experiencia o, simplemente, reconociendo todo el esfuerzo que has puesto para conseguirlo.
6. No te obsesiones por no cumplir tus propósitos de Año Nuevo. Trabaja en ellos cuanto te sea posible, pero no descuides tu salud mental. Recuerda que el objetivo principal de los propósitos es hacernos felices.
¡Feliz 2024 a todos, amigos! ¡Gracias por estar ahí!