¡Hola a todos!
Estaba yo hoy revisando las noticias de mi muro en Facebook cuando encontré algo que me llamó la atención, lo suficiente como para dedicarle un espacio en mi blog. Estoy convencida de que todos vosotros, tanto los que me seguís como los que me leéis de vez en cuando o por pura casualidad, conocéis a Cabronazi, esa página de Facebook que se creó en 2015 y que ha conseguido reunir la nada desdeñable cantidad de 13 millones de seguidores con la sencilla táctica de robar contenido ajeno y publicarlo en sus diversas redes sociales sin citar la autoría de dichas publicaciones.
Pues el caso es que estaba desayunando tan tranquilamente en mi casa mientras me ponía al día con la actualidad, cuando de pronto di con un artículo de Cabronazi que me pareció curioso. No sé si fue el título tan pretencioso del artículo o la foto de Arturo Pérez-Reverte que traía adjunta lo que me hizo pinchar el enlace para ver de qué se trataba; de Cabronazi se puede esperar de todo. Y he aquí que encontré un artículo donde el autor (no sé si es hombre o mujer) nos trae trece frases que no deberíamos decir si nos consideramos personas inteligentes. Resulta un poco irónico que una página llamada Cabronazi se dedique a dar consejos sobre cómo ser más inteligentes, dado que lo que ellos publican es básicamente basura. Pero también soy de las que piensa que nunca se le debe negar una oportunidad a nadie, y menos cuando te ponen de cebo una foto de Pérez-Reverte, así que me decidí. Trinqué el artículo y me leí los trece puntos, uno por uno.
Y esto fue lo que encontré: la filosofía de lo políticamente correcto. Un manual perfecto para tratar con ofendiditos de piel fina a los que cualquier cosa les hace echarse a llorar.
Pero, ¿qué es un ofendidito? El ofendidito es, a mi juicio, un miembro de esa nueva secta internauta que se dedica en cuerpo y alma a tratar de erradicar todo aquello que pueda ser ofensivo para alguien. Tarea bastante ardua, sobre todo si tenemos en cuenta que somos más de seis mil millones de seres humanos en la Tierra y que lo que no ofende a unos sí puede ofender a otros. Y no, no estoy cargando las tintas contra las personas que luchan para hacer de este mundo un lugar mejor para todos tratando de quitar las lacras que durante siglos nos han afectado. Mis quejas van contra aquellos que protestan por TODO, absolutamente TODO, hasta por las tonterías más grandes. La capacidad de un ofendidito para escandalizarse se sale de las gráficas, y son famosos por hacer una guerra de todo cuanto se les pone a tiro, hasta de las cosas más triviales
A tal punto han llegado las cosas que tenemos que emplear un lenguaje especial cada vez que nos dirijamos a un ofendidito. Porque claro, uno no puede acercarse a uno de estos Copitos de Nieve y decirle "Hola, ¿qué tal estás?" sin más, sin vaselina ni nada. ¡Que eso es ofensivo! Y vosotros diréis: ¿Pero en qué he podido yo ofender a esta persona, si solo la he saludado? Pues lo has hecho, y en Cabronazi lo saben mejor que tú. Por eso, en su infinita sabiduría, han reunido para nosotros estas trece frases que, según ellos, una persona que se considere inteligente no debería decir nunca para no herir sensibilidades.
¿Creéis que exagero? Seguid leyendo.
Pero, ¿qué es un ofendidito? El ofendidito es, a mi juicio, un miembro de esa nueva secta internauta que se dedica en cuerpo y alma a tratar de erradicar todo aquello que pueda ser ofensivo para alguien. Tarea bastante ardua, sobre todo si tenemos en cuenta que somos más de seis mil millones de seres humanos en la Tierra y que lo que no ofende a unos sí puede ofender a otros. Y no, no estoy cargando las tintas contra las personas que luchan para hacer de este mundo un lugar mejor para todos tratando de quitar las lacras que durante siglos nos han afectado. Mis quejas van contra aquellos que protestan por TODO, absolutamente TODO, hasta por las tonterías más grandes. La capacidad de un ofendidito para escandalizarse se sale de las gráficas, y son famosos por hacer una guerra de todo cuanto se les pone a tiro, hasta de las cosas más triviales
A tal punto han llegado las cosas que tenemos que emplear un lenguaje especial cada vez que nos dirijamos a un ofendidito. Porque claro, uno no puede acercarse a uno de estos Copitos de Nieve y decirle "Hola, ¿qué tal estás?" sin más, sin vaselina ni nada. ¡Que eso es ofensivo! Y vosotros diréis: ¿Pero en qué he podido yo ofender a esta persona, si solo la he saludado? Pues lo has hecho, y en Cabronazi lo saben mejor que tú. Por eso, en su infinita sabiduría, han reunido para nosotros estas trece frases que, según ellos, una persona que se considere inteligente no debería decir nunca para no herir sensibilidades.
¿Creéis que exagero? Seguid leyendo.
1. Pareces cansado: Esta es una de las frases que más podemos escuchar en nuestro día a día… y deberíamos ir con cuidado. Diciendo esto, estamos mandando el siguiente mensaje: tienes un aspecto tremendamente lamentable. ¿Solución? Preguntar directamente por cómo está la persona.
Empezamos fuerte con la primera frase de la lista. Al parecer, al iluminado que ha escrito este artículo le da la impresión de que si le decimos a alguien que parece estar cansado, lo que en realidad estamos insinuando es que nos da la impresión de que tiene un aspecto deplorable. Es decir, que si nos consideramos inteligentes no podemos decirle esa barbaridad a una persona porque es como si la estuviéramos insultando. Es curioso que en ningún caso se plantee la posibilidad de que una persona pueda estar demostrando sincera preocupación al hacer esa pregunta si su amigo o pariente está demasiado pálido, ojeroso y demacrado, pero veréis que esto va a ser habitual en las siguientes citas.
2. Siempre o nunca: No podemos vivir una vida sin ningún tipo de gris. Todo tiene matices y es importante saber vivir con ellos. No tenemos que ser tan planos y debemos tomar nuestras decisiones en base a la probabilidad, en cualquier caso.
Vaya, ahora parece que las personas que se consideren inteligentes tampoco pueden decir siempre o nunca, porque esas palabras son tan definitivas y contundentes que las nuevas generaciones no serían capaces de soportar la intensidad que comportan. Supongo que el autor del artículo se refiere al empleo que se hace de ellas en frases tales como “Siempre te querré” o “Nunca volveré a confiar en ti”, por poner dos ejemplos de los más utilizados en el día a día. Estoy de acuerdo en que actuar de acuerdo al significado de siempre y nunca puede ser demasiado rígido, pero me llama la atención el hecho de que el autor del artículo parece obviar el significado metafórico que encierran estos dos adverbios. Es como si creyera de verdad que cuando una persona utiliza esas palabras en una frase, lo está haciendo con toda la intención de cumplir lo que dice. No se plantea que pueda ser una hipérbole (si esa persona me está leyendo, hipérbole es sinónimo de exageración) o que, simplemente, son palabras que suele utilizar en su habla habitual y no se plantea darles un significado mayor.
3. Como dije antes: Indirectamente, lo que le estás diciendo al interlocutor es que no está atento y que, de forma constante, le has de estar repitiendo cosas que ya le has dicho. Quizá eres tú el que no está transmitiendo correctamente el mensaje.
Otra tontería más para el saco, y una nueva (mal)intención del autor de interpretar como le da la gana una frase que puede utilizarse en cualquier discurso o explicación y que sirve de enlace para un punto que se ha tratado con anterioridad. Una vez más, no se le adjudica más que un significado a esta locución, y me atrevo a decir que el autor incluso la ha escrito poniéndole un soniquete sarcástico para que suene borde y maleducado porque, obviamente, no cabe otra interpretación posible para esta frase.
4. Buena suerte: Decirle esto a alguien podría malinterpretarse. De forma indirecta, lo que estás diciendo es que la otra persona no tiene suficientes cualidades por sí misma y tendrá que depender de la suerte para poder tener éxito en su empresa.
Vaya, no sabía que ahora es de personas poco inteligentes desearle buena suerte a una persona. Lo que el autor nos dice es que con esa frase tan simple, lo que estamos insinuando es que consideramos a nuestro interlocutor un zoquete del tamaño de una catedral, puesto que solo con mucha suerte conseguirá llevar a cabo lo que se proponga.
Pero vamos a ver, ¿tan difícil es no buscarle los tres pies al gato y pensar que una persona puede desearnos buena suerte porque de verdad quiere que tengamos buena suerte en la vida? De verdad, qué cansancio de gente…
5. Lo que tú quieras: Esto denota una clara falta de interés que no nos conviene en absoluto. Deberíamos ser capaces siempre de dar nuestra opinión sincera, aunque nos cueste un mayor esfuerzo.
No, querido. Lo que esto denota son ganas de no seguir discutiendo con la otra persona, sobre todo si es tan cabezota que se empecina en no atender a razones ni escuchar lo que el otro le tiene que decir. Sería como tú dices en el caso de que se pronuncie en tono neutro y desapasionado, como si esa persona cediera ante los deseos de otra. O igual es porque no tiene un plan mejor y prefiere que la otra persona lleve la voz cantante, ¿se te había ocurrido pensar eso?
6. Has perdido muchísimo peso: Esto podría parecer un cumplido, pero lo que estamos diciendo, en realidad, es que la otra persona antes no estaba bien, según tu criterio, y podría sentirse juzgada. Es mejor, simplemente, comentar que la otra persona tiene un buen aspecto.
De acuerdo, pero con matices. Según el autor de esta sentencia, decirle a una persona que ha perdido mucho peso es juzgarla a la baja, insinuando que antes estaba mal y que ahora, bajo nuestro punto de vista, está bien. Lo que no aclara es que si a una persona que está demasiado delgada o demasiado gorda le decimos que tiene muy buen aspecto, también le estamos juzgando según nuestro criterio de belleza. ¿Si una chica es anoréxica, le vas a decir que tiene muy buen aspecto? ¿Y si padece obesidad mórbida? Igual debería aplicarse el cuento de la frase anterior y dar su opinión sincera, aunque le cueste un mayor esfuerzo.
7. Eras demasiado bueno/a para esa persona: Estamos tocando el tema de las relaciones interpersonales y eso puede resultar muy delicado. Si lo que hacemos es hacer una valoración de este estilo, lo que estamos diciendo es que el interlocutor podría haber tenido mal gusto a la hora de escoger… optemos por algo del estilo “¡Él/ella se lo pierde!”
Vaya, resulta que ahora tampoco se puede decir esta frase (más bien es un cliché sociológico) ni siquiera en el caso de que estés intentando consolar a una persona que ha sufrido una ruptura. Una vez más (y no será la última), el autor se empeña en tomarse las cosas a la tremenda y tirar por el camino que no es. Es como si quisiera malinterpretar la frase a propósito, como si todo le ofendiera.
Por cierto, la frase que da como opción es todavía peor, sobre todo si queremos ser puntillosos y le respondemos que la otra persona sabe perfectamente lo que se pierde porque fue la que decidió cortar la relación. Y si lo hizo, será por algo, ¿no?
8. Estás muy bien para tu edad: No partamos de la premisa de que hay una “edad mala”. Es mejor destacar los aspectos positivos y ya está, no unir estos a otras características que nadie puede escoger.
Perdona, pero nadie está partiendo de esa premisa que dices. Lo que se quiere decir con esta frase es que, por lo general, a ciertas edades se notan más los defectos y el desgaste del tiempo en el aspecto físico de una persona. Pero no creo que nadie lo diga para insultar o para faltar al respeto. Es otra fórmula de cortesía para decir, de manera global, que esa persona tiene un aspecto juvenil a pesar de haber cumplido ya los 75 años, porque la juventud se sigue viendo como sinónimo de belleza y lozanía. Según el criterio de este autor (y dado que cada uno tiene sus propios criterios de belleza con respecto a los demás), tal vez sería más adecuado agasajar a esa persona con un cumplido como “¡Caramba, qué cartucheras más bonitas y bien trabajadas que tienes! No las tenías así hace diez años; se nota que te has empleado a fondo para que aumenten. ¡Ole tú y ole tu chocho!”.
9. Eso no es justo: A la hora de opinar de forma negativa sobre algo, no apeles a conceptos abstractos y grandilocuentes como la “justicia”. Limítate a dar tu opinión y a que sean tus argumentos los que ganen o no la conversación.
O, lo que es lo mismo, si dices que algo “no es justo” es como si tuvieras un berrinche de niño pequeño y ése fuera tu único argumento para defenderte. ¿De verdad hay que sacar esta expresión del vocabulario solo porque, según tu criterio personal, te suena banal? Estoy segura de que hay otros contextos en los que se puede utilizar el “no es justo” con toda tranquilidad y sin miedo a parecer un infante caprichoso, como opinar que en un concurso de talentos en el que se presentan niños de diversas edades, ganen por defecto los niños más pequeños porque si no se les rompe la ilusión y lloran. Como los ofendiditos.
10. Voy a hacer una pregunta absurda: Aquí lo que estás reflejando es pura inseguridad. No le sirvamos en bandeja a la otra persona tener unos prejuicios sobre lo que vamos a decir, porque esto puede condicionar su respuesta, y no necesariamente para bien.
Sí, podría ser inseguridad, pero el mostrarse inseguro también es de personas inteligentes. De hecho, solo los necios están seguros de todo, hasta de lo que no saben. Si una persona dice “voy a hacer una pregunta absurda”, lo que en realidad está diciendo es que ha hecho esa misma pregunta otras veces y la gente se ha reído de ella o la ha tildado de simplona. A pesar del miedo que siente a que vuelvan a tacharla de simple y vacía, su curiosidad puede más y se arriesga a hacer la pregunta para obtener la máxima información posible. ¿Eso es de personas poco inteligentes?
11. Lo intentaré: Dar esta respuesta es hacer gala de una inseguridad absoluta. Puede que no consigas tu objetivo, pero es mejor dejar clara la forma en la que lo intentarás que no destacar el hecho de que ves poco probable el éxito.
Madre mía, faltaba que dijera lo de “Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes” y habría redondeado la frase. Para el señor, señora o señore (que ya no sé qué género hay que utilizar, carajo) que ha escrito esto, la frase “lo intentaré” no es una señal de prudencia, sino de inseguridad. Una vez más (¿cuántas van?), entiende esta frase en el contexto que le da la gana y no se plantea la posibilidad de que se pueda aplicar a otras situaciones. Como ya he dicho antes (sí, es una referencia al punto 3. Badum tss!), una persona puede simplemente ser prudente al decir la frase “lo intentaré”, y no porque no confíe en sus propias habilidades para llevar a cabo una empresa, sino porque quizá no sabe cómo se van a desarrollar las cosas y prefiere no arriesgarse con un rotundo “lo conseguiré”.
12. No es mi culpa: No hay forma de decir esta frase y que no se genere una tensión innecesaria. No partas de la premisa de que la gente te va a señalar como el culpable de lo que sea que haya ocurrido. Tú mismo te estás poniendo entre la espada y la pared.
También se podría ver como una manera de echar balones fuera o, lo que es lo mismo, escurrir el bulto para descargar las culpas en otra persona. ¿Por qué no explicas los diferentes contextos y después vemos si se puede aplicar la frase o no? Porque sigo sin ver qué tiene esto de poco inteligente.
13. Así es como se ha hecho siempre: Los seres humanos deberíamos aspirar a la evolución. Si algo se ha hecho siempre de una forma, no debemos estar cerrados a que, quizás, se pueda hacer mejor de otra. Las cosas cambian demasiado rápido como para estar anclados al pasado.
La única en la que estoy de acuerdo, por increíble que parezca. Esta es la única frase que, bajo mi punto de vista, deberíamos tener más cuidado de decir. Eso sí, sin desdeñar la experiencia de los que nos han precedido y que ya están de vuelta cuando nosotros todavía vamos para allá. La evolución no consiste solo en avanzar hacia delante, sino en mirar hacia atrás y aprender del pasado todo lo bueno y lo malo, y luego actuar en consecuencia. Eso sería lo más inteligente que uno puede hacer.
Y hasta aquí por hoy, lectores. Sé que esta no suele ser la tónica habitual en mi blog, pero la verdad es que me ha tocado bastante la moral leer ese artículo, quizá porque ya estoy hasta las narices de ver cómo esta sociedad se hipersensibiliza a pasos agigantados, hasta el punto de que no se puede decir la frase más sencilla sin temor a ofender los sentimientos de los Copitos de Nieve más cercanos.
Nos vemos en la próxima. ¡Hasta pronto!