¡Hola a todos!
Y empezamos el mes con un artículo cargadito de emociones fuertes, sobre todo para las otakus, pues hoy vamos a hablar de yaoi. Pero no de yaoi puro, sino de parejas que no son yaoi pero que tal vez deberían serlo en sus series canon para gozo y deleite de sus numerosas seguidoras (y seguidores homosexuales, claro ^^*).
Como ya sabéis, soy una gran fan del yaoi. Me encantan las historias de erotismo en las que los protagonistas son dos hombres cuyos caracteres parecen chocar pero que, por razones inexplicables, acaban llevándose bien... demasiado bien. Ojo, he mencionado el erotismo pero tampoco le hago ascos a las escenas de sexo entre este tipo de personajes. Para mí es un acto de suprema belleza ver cómo dos tíos buenos se magrean entre sí, se abrazan, se acarician y se dan amorcito del bueno por la retaguardia. ¡Eso es hermoso, maldita sea! T_T
Por eso, y a pocos días de haberse celebrado el día mundial del Orgullo LGTBI, os ofrezco este pequeño listado de parejas de manga y videojuegos que todos hemos shipeado alguna vez y que tendrían que haber tenido una historia.
¡Espero que os guste!
Eren y Levi
Un clásico. Un must dentro de las parejas yaoizables del manga y el anime. Cualquiera que haya visto Shingeki no Kyojin, también conocida como Ataque a los Titanes, ha tenido que shipear a estos dos. Aunque en su historia original no están juntos (y no se da a entender que pudieran ser homosexuales), hacen tan buena pareja que no hay fan que no se haya hecho sus propias pajas mentales sobre un lío entre ambos. Pero, ¿qué es lo que hace a Eren y Levi tan atractivos como pareja?
Eren Jaeger es un chico al que su impulsividad y su ardiente deseo de justicia le suelen meter en más de un problema. Vivió en primera persona la invasión de su distrito por los Titanes y fue testigo directo de cómo uno de ellos devoraba a su madre; con el corazón lleno de dolor y rabia, Eren juró que algún día acabaría con todos los Titanes. Obstinado, irreflexivo e imprudente, su obsesión por matar Titanes es tan fuerte que es capaz de poner en peligro a sus compañeros y a sí mismo por ir tras un Titán para matarlo, pues la ira le ciega y no le deja pensar con claridad. Una vez fija su objetivo, Eren ataca como una bestia y no para hasta acabar con su enemigo, cueste lo que cueste. Sin embargo, su impulsividad también tiene un punto positivo, pues le otorga la fuerza de voluntad necesaria para levantarse y volver a la lucha las veces que haga falta. Aunque todo parezca perdido, Eren nunca se rinde ni deja que los demás piensen lo contrario. Él es la prueba de que se puede ganar cualquier batalla si se tiene un corazón fuerte.
Por el otro lado tenemos a Levi Ackerman, el Capitán del escuadrón de élite del Cuerpo de Exploración, un experto asesino de Titanes que cuenta con las mejores armas que puede poseer un soldado de su talla: Resolución, paciencia y frialdad. Al igual que Eren, Levi también ha sufrido pérdidas importantes y ha jurado acabar con la amenaza de los Titanes, pero su manera de hacerlo es más fría, más calculada y metódica. Siempre serio y en apariencia malhumorado, es raro que Levi se deje llevar por sus emociones. Todos sus movimientos parecen responder a un patrón que solo él conoce y al que todos deben someterse quieran o no. Es inteligente y astuto, pero su punto fuerte es la acción. Para Levi, matar Titanes es un trabajo que lleva a cabo con la precisión de un carnicero. Sus golpes son certeros y su manera de matar, impoluta. No es extraño, pues, que se le considere el ser humano más mortífero del mundo.
En el contexto de Ataque a los Titanes, tanto Eren como Levi poseen unos rasgos de carácter que aunque en numerosas ocasiones les hacen chocar entre ellos, también contribuyen a unirlos en una extraña relación de compañerismo que muchos han preferido interpretar como tensión sexual. Eren admira a Levi porque representa todo lo que él quiere llegar a ser algún día. Quiere pertenecer a su escuadrón y estar cerca de Levi para aprender a ser, a luchar y a matar como él. Por otra parte, y aunque pretende disimularlo, es evidente que Levi siente un gran interés por Eren y por sus aportaciones a la lucha contra los Titanes. Al mismo tiempo que permanece siempre a su lado para evitar que haga alguna locura, también podemos ver que se preocupa mucho por Eren. Y aunque no haya amor romántico entre ellos, yo los shipearé siempre porque creo que hacen muy buena pareja. Me encantan sus momentos juntos! ^^*
Light y L
El mejor dúo de la historia del manga. La Luz y la Oscuridad. Alfa y Omega. Las dos caras de la misma moneda. La pareja formada por Light y L, los dos personajes más importantes y carismáticos del manga Death Note, es una de las más famosas y yaoizables que jamás han existido, porque la química que hay entre estos dos es tan evidente que es imposible no emparejarlos.
Light Yagami es un chico al que podríamos describir con una sola palabra: ególatra. Inteligentísimo, brillante y obsesionado con ofrecer una imagen modélica y perfecta de sí mismo, Light es un genio de dieciocho años al que la gente y, sobre todo, la vida le aburren. Sabedor de que está por encima de los demás, Light se atreve a despreciar el mundo que le rodea, pues lo considera corrupto y podrido. El cuaderno de muerte es su gran oportunidad de impartir lo que él considera justicia, y al principio sus motivos para utilizarlo son lícitos: quiere usarlo para acabar con todos los criminales del mundo. Sin embargo, vuelve a revelar su lado ególatra al afirmar que, gracias al poder del cuaderno de muerte, podrá convertirse en el dios del nuevo mundo limpio y puro que va a crear. Egocéntrico hasta la náusea, Light no soporta que alguien se interponga en su camino para impedirle llevar a cabo su pretendida utopía. Que otra persona demuestre ser tan inteligente como él y sea capaz de adelantarse a sus movimientos y ponerle en jaque es algo que no aguanta pero, curiosamente, también es algo que luego descubre que le gusta. Por eso, L es su némesis perfecta.
L, letra tras la que se oculta un joven sin familia ni hogar llamado Ryuzaki, trabaja en el departamento de policía como detective en el más estricto anonimato. Bajo su aspecto descuidado y su actitud excéntrica se oculta otro genio que posee una ingeniosa habilidad para el razonamiento deductivo. Como Light, confía plenamente en su portentosa inteligencia y le exaspera que los demás no hayan llegado a la solución al mismo tiempo que él. Sin embargo, su aspecto es completamente diferente al de Light; si uno se esfuerza por ofrecer una imagen impoluta, el otro no muestra el menor interés por su aspecto o su forma de vestir. Pálido, ojeroso y adicto al azúcar, L se refugia en su cubículo y rehúye la compañía de otras personas para centrarse en sus investigaciones. La gran diferencia entre él y Light es que L ha decidido poner sus habilidades al servicio de los demás, lo que no quiere decir que no disfrute haciendo alarde de su inteligencia superior. Aunque desprecia el modus operandi de Light cuando actúa como Kira, también se siente entusiasmado por la oportunidad de enfrentarse por fin a un criminal tan inteligente y habilidoso como él. Como a Light, le proporciona un inmenso placer intentar adelantarse a los movimientos de su rival para poder derrotarle, aunque también se enfada cuando éste consigue esquivarle.
La relación entre Light y L, como las del resto de esta lista, está cargada de tanta tensión que se podría cortar con un cuchillo. Son el Bien y el Mal personificados pero, curiosamente, cuando se juntan forman un tándem perfecto. Ambos son inteligentes en extremo, puntillosos con cada razonamiento y quedar por encima de los demás es algo que les encanta. Son tan similares que incluso sus pensamientos están sincronizados. Por eso, no es raro que muchos fans (y yo entre ellos) les hayan shipeado como pareja. Porque, vamos, ¿quién no les ha imaginado alguna vez comiéndose la boca y solazándose entre ellos con lujuria y desenfreno? ¡Ayyy, que me ruborizo! >////<
Zen y Jumin
Volvemos a la carga otra vez con Mystic Messenger, mi juego otome favorito. Pero antes de que me digáis que soy una cansina, dejad que os hable de la que para mí es una de las mejores parejas yaoi del juego. O, al menos, debería serla si este mundo fuera justo ¬¬. Zen y Jumin son dos personajes que han sido creados para seducir a la jugadora de Mystic Messenger, pero cualquiera que haya jugado al juego se habrá dado cuenta de que entre ellos hay tanto fuego que parece un milagro que el móvil no estalle en llamas.
Zen, nombre artístico del actor musical Hyun Ryu, está considerado uno de los hombres más atractivos del país. Albino, de rostro perfecto, ojos rojos, voz seductora y cuerpo de infarto, Zen puede presumir de ser todo un icono de la belleza masculina. Sabedor del sex appeal que tiene, este guapo artista no deja pasar la oportunidad de coquetear con todas las chicas que se le ponen a tiro. Se le podría calificar de narcisista y no nos equivocaríamos al verle como tal, ya que a Zen le encanta vanagloriarse y dedica gran parte de sus esfuerzos a cuidar su aspecto físico, que él tiene como seña de identidad. Tan grande es su preocupación por la belleza que ha llegado al punto en que cree que gracias a ella consigue audiciones y buenos papeles, lo cual no es cierto. En el fondo, bajo esa fachada de hombre seductor, Zen es un joven inseguro que ansía ser querido por su personalidad, no por su aspecto físico.
Y en la otra esquina tenemos a Jumin Han, el actual director de la C&R International, un importante hombre de negocios de talante serio y conservador que piensa que todo en esta vida gira alrededor del dinero. A pesar de que su envidiable posición económica atrae a multitud de mujeres, Jumin nunca se ha querido involucrar sentimentalmente con ninguna. Todo su amor lo ha depositado en Elizabeth Tercera, su preciosa gata persa, a la que cuida y trata como a una reina. En la RFA todos le tienen por alguien en quien se puede confiar, gracias en gran parte a su madurez. Sin embargo, sus piques con Zen son legendarios y se han convertido en una parte muy atractiva del juego. En las salas de chat de la RFA se habla de amor y de historias personales, pero también hay hueco para el humor, y tanto Jumin como Zen son los que más animan el cotarro con sus eternas discusiones. Sus caracteres son tan distintos que no pueden evitar enzarzarse en batallas dialécticas que hacen reír al resto de miembros de la organización. Zen disfruta metiéndose con Jumin, al que tilda de imbécil y de niño de papá; y Jumin hace lo propio con Zen, pero su manera de vengarse consiste en enviarle fotos de su gata Elizabeth, ya que sabe que Zen detesta a los gatos.
Puede que Mystic Messenger esté pensado para que la jugadora flirtee con chicos guapos y trate de ligar con ellos, pero sinceramente opino que los creadores del juego habrían hecho mejor al emparejar a Jumin con Zen. No sé por qué, pero a mí me encanta la pareja que hacen estos dos. Son tan diferentes que encajan a la perfección y es muy divertido verles discutir sin que por ello se pierda su amistad (y no hay que olvidar que hay momentos en los que por fin logran acercarse el uno al otro). Puede que MC haya conseguido tener una historia con Zen y otra con Jumin pero, si me dan a elegir, yo los habría emparejado entre ellos. No os podéis ni imaginar la cantidad de fanarts yaoi que hay con Zen y Jumin de protagonistas, de modo que no soy la única que piensa que hacen una buena pareja.
Ciel y Sebastian
¿Pueden un humano y un demonio tener una relación amorosa? Así, de primeras, parece la premisa inicial del argumento de una novela de romance paranormal adolescente. Pero tranquilos, que no vamos a hablar de un nuevo Crepúsculo ni nada que se le parezca, sino de Black Butler, un anime del que ya os hablé hace tiempo, y de sus protagonistas Ciel y Sebastian que, aunque no están enamorados ni por asomo, forman una pareja que ha hecho que más de uno se ponga colorado al imaginárselos juntos.
El conde Ciel Phantomhive es un chico que, a la temprana edad de doce años, tiene el deber de resolver los crímenes que asolan su Inglaterra natal para proteger a la Reina, a la que sirve como “perro guardián”. Siendo muy pequeño, vio cómo asesinaban a sus padres y le prendían fuego a su casa hasta convertirla en cenizas, motivos más que suficientes para hacer que la personalidad del joven Ciel cambiara radicalmente y pasara de ser un niño tierno y sonriente a un muchacho serio e iracundo que solo piensa en la venganza. Tan grandes fueron sus ansias de vengar la muerte de sus padres que recurrió a la ayuda de un demonio llamado Sebastian, con quien hizo un pacto aterrador: Sebastian permanecería a su lado para servirle y ayudarle a culminar su venganza; cuando llegue este momento, el alma de Ciel pasará a pertenecer a Sebastian para toda la eternidad. Sin embargo, aunque este hecho puede hacernos pensar que vamos a ver un manga oscuro, la relación entre Ciel y Sebastian aporta muchos momentos de humor. Como conde que es, Ciel está acostumbrado a mandar y ser obedecido al instante. Detesta el hecho de haber tenido que recurrir a un demonio para paliar su propia debilidad frente a los asesinos de sus padres, razón por la que trata a Sebastian con desdén y frialdad. Sin embargo, con el paso del tiempo, Ciel empezará a darse cuenta de lo indispensable que se ha hecho Sebastian para él, pues llega un momento en el que no concibe la vida sin su compañía.
Y si Ciel representa el clasismo y el encorsetamiento de la aristocracia decimonónica inglesa, Sebastian es el que se encarga de mostrar la cara amable y sonriente de la servidumbre. Para este demonio galante y educado no hay nada que pueda alterar su tranquilidad y saber estar. Para servir a Ciel y pasar desapercibido entre los mortales, ha adoptado el aspecto de un ser humano y se ha convertido en el mayordomo del joven conde, destacando por su eficacia, su elegancia y su extrema obediencia, pues debe cumplir a rajatabla el pacto que le ata a Ciel. A pesar de que a veces las órdenes que recibe de Ciel son puros caprichos del joven señor, Sebastian obedece sin vacilar y consigue que sucedan hasta las cosas que parecían más imposibles, y todo ello sin perder su sonrisa de suficiencia. No le importa obedecer a Ciel ni rebajarse a ser su sirviente, pues sabe que el premio que le aguarda al final es de lo más jugoso y apetecible. Y tal como Ciel disfruta dándole órdenes a su mayordomo, Sebastian se encargará de disfrutar de lo lindo en cuanto consiga el alma de su señor.
A diferencia de las parejas que hemos visto, la relación entre Ciel y Sebastian tiene cierta chispa que podría considerarse erótica, aunque de una manera tan suave que es prácticamente imperceptible. Pequeños detalles como el contacto físico entre ellos o la forma en la que se hablan de cerca dejan entrever una familiaridad y una cercanía que no tienen las parejas anteriores. Esto no quiere decir que sean homosexuales (de hecho, Sebastian puede acostarse con mujeres humanas sin ningún problema si la situación lo requiere), pero sí se puede ver el aprecio que sienten el uno por el otro, aun a sabiendas de que su relación no es más que un contrato que terminará de la peor de las maneras para Ciel. Por mi parte, quedará para siempre en mi memoria el momento en el que Sebastian ayuda a ceñir un corsé a un jadeante y sudoroso Ciel, en una escena que segundos antes nos da a entender que se refiere a otra cosa bien distinta, XD.
Phoenix y Edgeworth
Y pasamos del mundo sobrenatural a las salas de los juzgados, lugar que en principio no se presta para situaciones yaoi, a menos que una mente retorcida y perversa como la mía empiece a imaginarse lo que no es. Pero diré en mi descargo que no soy la única jugadora de Ace Attorney que ha flipado con Phoenix y su amigo/rival Miles Edgeworth imaginándose una historia entre ellos, pues pocos personajes hacen tan buena pareja como estos dos.
Phoenix Wright es un joven abogado defensor que suele ser objeto de bromas y burlas tanto por parte de sus amigos como de sus rivales, ya que le consideran torpe e inexperto. Sin embargo, y a pesar de todo, Phoenix es de los pocos abogados que acepta casos tan variopintos como los que se dejan caer por su bufete, pues le guían un fuerte sentido de la justicia y la creencia firme e irrevocable de que sus clientes son inocentes, tal como aprendió de su maestra, la abogada Mia Fey. Phoenix ha tenido varios encontronazos con la justicia que, sin él pretenderlo, le llevaron por la senda de la abogacía. Estando en la universidad, fue acusado de haber asesinado a un amigo por creerle enamorado de su novia, aunque más tarde se demostró que Phoenix era inocente. Pero de niño también vivió los sinsabores de la injusticia cuando se le acusó de haber robado el dinero del almuerzo de un compañero de clase. En el “juicio” que se celebró en la clase, todos cargaron contra él excepto dos compañeros: Larry Butz y Miles Edgeworth. Por él, Phoenix acabaría decantándose por estudiar la carrera de Derecho, ya que creía que era la manera de volver a encontrarle para darle las gracias.
Miles Edgeworth, el fiscal más prestigioso del distrito, un hombre para el que todos los acusados son culpables a menos que se demuestre lo contrario. Como fiscal es implacable, soberbio y altivo. Está tan convencido de la culpabilidad de los acusados que llega al extremo de manipular pruebas y tergiversar los hechos para perjudicarles y hacer ver que son culpables del delito que se les imputa. Sin embargo, Edgeworth es así por el adiestramiento que recibió de su maestro, el fiscal Manfred von Karma, quien le hizo creer que ganar un veredicto de culpabilidad era la meta a la que siempre debía aspirar. Aunque a primera vista se le puede considerar un esnob debido a su naturaleza escéptica y despiadada, en el fondo es un hombre justo que sabe diferenciar entre lo que es correcto y lo que no, actuando de la manera que él considera más equitativa. Además, se preocupa por sus seres queridos y hace cualquier cosa por ayudarles cuando éstos lo requieren.
¿Y por qué emparejar a Phoenix con Miles? Pues porque estos dos no pueden hacer una pareja mejor. Da gusto verles en un tribunal enfrentándose por demostrar que cada uno lleva razón. Amigos y rivales hasta la eternidad, a ambos les cuesta abrirse al otro cuando se trata de revelar confidencias o inseguridades pero, de alguna manera, consiguen entenderse y apoyarse mutuamente. Así que, ¿cómo podéis pensar que alguien no les iba a proponer como pareja homosexual? ¡Venga ya! ¡Phoenix tiene más feeling con Edgeworth del que jamás tuvo con Dahlia Hawthorne!
¡Y hasta aquí por hoy! Espero que os haya gustado y, si veis que me he dejado en el tintero alguna pareja susceptible de ser yaoizada, decídmelo en los comentarios.