Querida Copiona,
En primer lugar, perdona que me dirija a ti llamándote por este apelativo que suena tan insultante. Pero dado que no sé cómo te llamas y no te conozco más que por tus actos, permíteme por unos momentos que me dirija a ti en esos términos. Quiero aclarar que esta carta que te escribo no está destinada a insultarte ni a descalificarte en modo alguno, ni como persona ni por tu trabajo. Pero dado que tú y yo compartimos un lazo, que es el de un blog en Internet, creo que no está de más que aclaremos un par de cosas que tenemos pendientes. Como ya he dicho, mi intención no es humillarte en público, sino hacerte reflexionar a ti y a todo el que me lea acerca de algo que todos (y me incluyo especialmente) hemos hecho alguna vez.
Hace poco me llegó una noticia que me dejó bastante pasmada. Una amiga me mandó un privado al Facebook diciéndome que un blog literario, especializado en la lectura, comentario y crítica de libros, había subido una reseña de la novela La Senda Oscura, de Ana Peris y Juan José Peired. Esto, en principio, no tiene absolutamente nada de malo. Sin embargo, cuál no sería mi sorpresa al descubrir en aquel mensaje que la reseña del mencionado blog era clavadita, palabra por palabra, a la reseña que yo subí en su día en este mismo blog. Algo huele a podrido en Dinamarca.
Hablando un poco más con mi amiga, me contó que algunos colaboradores de blogs literarios tienen ciertos problemas para desempeñar el trabajo que se les ha encomendado. No sé si por falta de tiempo o por escaso interés, lo cierto es que a veces da mucha pereza leer algunos libros, y todavía es peor cuando nos vemos presionados a leerlos para escribir la reseña pertinente para el blog, que debe estar lista para un determinado día del mes. Juntando estos elementos, la verdad es que no se dibuja un panorama propicio para hacer una crítica literaria como a uno le gustaría. Entonces, ¿qué hacer cuando la falta de tiempo, el poco interés y las prisas influyen en nuestro trabajo como crítico literario? Pues lo que hacen los malos estudiantes: copiar a otro.
Eso es lo que te ha pasado a ti, ¿verdad? Te cargaron con el muerto de leer un libro cuyo grosor era inversamente proporcional al tiempo que tenías para leerlo y hacer la reseña, y tú recurriste al viejo truco. Te metiste en Google, navegaste un rato buscando reseñas de la novela y encontraste una que, casualidades de la vida, la habían colgado en un blog que pasaba desapercibido y tenía pocas visitas en el contador. Sentiste que te había tocado el Gordo. ¡Una reseña bien completa de La Senda Oscura en un blog poco conocido! En tu mente empezó a fraguarse un plan maestro: ¿Y si cogías la misma reseña, le quitabas algunas cosas que no te gustaban mucho y después la hacías pasar por tuya? ¿Quién se iba a enterar? Nadie se molestaría en buscar este blog, y probablemente yo tampoco me enteraría nunca del cantazo.
Bueno, pues me he enterado. Y esto se debe principalmente a dos cosas que espero que no olvides nunca: La primera, que las mentiras tienen las patas muy cortas; y la segunda, que estas tonterías pasan cuando la gente simple empieza a pensar a lo grande.
Ojo, vuelvo a decir que no es mi intención insultar a nadie. No quiero hablar mal de ti como persona ni como profesional, puesto que no te conozco. Tampoco quiero poner en entredicho la calidad del blog literario, pues estoy segura de que cumplen con su cometido con creces y que esta "anécdota" se les ha escapado; teniendo en cuenta que tu crítica (que es mía, recordémoslo) ya ha sido retirada del blog, está claro que no quieren mostrar a sus suscriptores un producto copiado de otro blog.
¿Quieres saber una cosa? No estoy en absoluto enfadada contigo, querida Copiona. Al contrario, me siento halagada de que me hayas copiado, porque eso significa que te has pasado por mi blog, has leído mi reseña y te ha gustado mi manera de escribir y/o expresarme. No tienes que avergonzarte de haber copiado, pues lo hace mucha gente. Yo misma lo hago; he visto tags y memes en otros blogs y los he traído al mío, me he basado en entradas de otros blogueros para hacer las mías, e incluso me he copiado cosas de YouTube. Aunque yo a eso lo llamo más bien "inspiración". Por eso no puedo molestarme de que me hayas pillado la reseña y la hayas hecho pasar por tuya. Lo que sí me toca un poco la moral es que, a pesar de haberla leído entera, no te has aplicado el cuento de lo que digo en ella. ¿Te refresco la memoria? Hablo de la parcialidad de algunos blogueros literarios, de su escaso rigor a la hora de hacer una reseña cuando se le notan las simpatías por el autor o, directamente, cuando le han regalado el libro (¿Quién hablaría mal de un libro que le han dado gratis? Bueno, tal vez el Geek Furioso de la Literatura...). Y eso por no mencionar que hay blogueros que, no muy contentos tras acabar la lectura de un libro que no les ha gustado nada, todavía avisan al escritor de que, si la crítica sale a la luz, no va a ser buena. En otras palabras, que le dan la oportunidad de decidir si quiere que no salga una mala crítica del producto que ha escrito.
Pero puede que esa parte te la hayas pasado de largo. De hecho, en tu reseña (que es la mía) se nota que has hecho un gran recorte. Hasta quitaste los elementos negativos que yo había puesto en mi reseña y que creo que son básicos en cualquier reseña literaria que se precie. Pero vamos, teniendo en cuenta lo que he dicho antes, supongo que así son las cosas.
Como te digo, no estoy molesta contigo. Lo que me parece un poco mal es que ni siquiera te has molestado en añadir nada de tu propia cosecha a la reseña que copiaste. No has cambiado palabras, no te has molestado en emplear sinónimos... ni siquiera has mencionado nuevos elementos del libro que supuestamente tenías que reseñar (miedo me da preguntar si te lo habrás leído...). Eso sí que fastidia, porque has calcado toda la reseña que a mí me costó mucho elaborar y ordenar. Pero vamos, que no eres tú sola. Los blogueros se copian unos a otros, los youtubers ya ni te digo, e incluso la televisión y el cine copian constantemente y a nadie le importa un carajo. Y si no llegan a darse cuenta de que tu reseña era un copy/paste de la mía, te habrías ido de rositas y seguirías durmiendo igual de bien por las noches.
Nunca he colaborado en un blog literario. Conozco muy poco su funcionamiento interno, pero tengo entendido que los blogs que se dedican a hacer reseñas de libros, películas u otros temas de divulgación académica tienen que tener un mínimo de rigor. Pero mi blog es bastante distinto. Cuando lo creé, hace casi cinco años, mi intención no era darle un enfoque educativo, sino que iba a ser un producto de entretenimiento más. Los temas que trato se pueden encontrar en muchos otros blogs y la información la saco de Google, como todos los demás. La excepción está en mis posts sobre Historia, Arte y Literatura, para los que me gusta investigar, consultar mis libros y apuntes de la carrera... En otras palabras, que me los curro un poco más porque en esos temas me gusta ser rigurosa y ofrecer una buena información.
Lo mismo se puede decir cuando subo alguno de mis relatos cortos, que no he copiado a ningún otro escritor, sino que son míos, de mi propia cosecha. Aunque en esto del plagio literario también hay todo un mundo, ya que para muchos escritores (entre los que me cuento) es inevitable tomar inspiración de los grandes maestros de la literatura. Expresiones, recursos estilísticos, una oración que ha escrito en una de sus primeras y olvidadas novelas... Son cosas que pasan, me pasan hasta a mí. Bebemos de los grandes escritores y, casi siempre de forma inconsciente, tomamos elementos de ellos y los incluimos en nuestras obras a falta de expresiones de mayor riqueza con las que engrandecer nuestros escritos.
Pero lo tuyo ha sido un cantazo bien gordo. De un blog literario se espera una cierta profesionalidad. Se espera que el bloguero haya leído el libro, haya tomado sus notas y elaborado un esquema y, finalmente, escriba una reseña completa para ofrecérsela a sus suscriptores. Este y no otro debería ser el objetivo de un blog literario o de concepto similar, porque de no hacerlo así no sería más que un fraude. Ante este panorama, ¿cómo puedo fiarme yo del rigor de un blog, si puede que sus reseñas las haya sacado de otro bloguero que tiene la poca fortuna de ser leído por los cuatro gatos de siempre?
Hace poco supe que ya no estabas colaborando en ese blog literario. No sé si hacías una colaboración gratuita o si ganabas dinero con ello, como un trabajo más, pero no puedo dejar de sentirlo por ti. En serio, me apena que hayas salido tan mal parada por haber cometido una tontería. No creo que te sirva de consuelo, pero ten por seguro que por mi parte no hay rencores y que si necesitas mi perdón, te lo doy de corazón. Copiar está mal, pero es un pecado que todos hemos cometido alguna vez. ¡Qué coño, yo misma he copiado trabajos enteros de otras personas para hacerlos pasar por míos! Y también he pagado con creces mi deshonestidad. Porque al final todo se reduce a eso: Todos cometemos errores, y todos los pagamos.
Lo que más me apena es tú habrás pagado tu error teniendo que dejar algo que seguramente te gustaba mucho hacer. Créeme, lo siento de verdad por ti.
Sin rencores, ¿vale?
Un saludo,
Laura