¡Hola a todos!
Hace unos meses, cuando mi inspiración literaria amenazaba con desbordarse como agua de un vaso, subí a una web llamada Sttorybox una serie de microrrelatos. Más que nada, se trataba de una manera de canalizar esa inspiración y expresarla a través del único medio que mejor se me da, que es la escritura. Y la verdad es que ha sido una experiencia bastante interesante, porque así he podido practicar la microescritura y, además, recibir muy buenos comentarios del resto de usuarios. En apenas un mes y medio, conseguí unos 37 seguidores que han puntuado mis historias y me han dejado sus comentarios: muy buenos, buenos, regulares y hasta un poco críticos.
Sin embargo, lo que tiene Sttorybox es que no se puede puntuar ni comentar una historia de la plataforma si no estás registrado, así que para algunas personas que no quieren participar en esa web sería un poco complicado seguirme. Tras un receso de varias semanas, parece que al fin la inspiración quiere volver a mí y procuraré ir colgando mis pequehistorias en la web. Pero, como no quiero dejaros olvidados, también seguiré compartiéndolos con vosotros cuando consiga un determinado número de ellos. Hace meses, os dejé aquí siete microrrelatos. Hoy, vuelvo a la carga con otra tanda. Espero que los leáis, que elijáis vuestro favorito y que me dejéis un comentario si os apetece. ¡Todos los comentarios serán bien recibidos, incluso los que parezcan negativos!
Aquí los tenéis:
1. LIMBO
No sentía nada. Ni
hambre, ni sed, ni sueño, ni cansancio, ni frío, ni calor. Todo amago de
sensación había desaparecido en mí. Nada. Del dolor que días atrás me había
torturado ya no quedaba ni rastro. Inhalé aire y lo expulsé despacio. Flotaba.
Abrí los ojos y sólo
había oscuridad a mi alrededor. Únicamente podía verme a mí mismo suspendido en
un universo negro y vacío. Ni arriba ni abajo. Ni delante ni detrás. Ni vivo ni
muerto.
Entonces, la oscuridad
empezó a tragarme. Mis pies, mis manos, mi cuerpo… La luz me abandonaba y la
oscuridad se llevaba lo poco que quedaba de mí. Había llegado el momento.
Comprendí que era
inútil resistirse, y me dejé llevar.
2. EL ALMA ERRANTE
¿Quién soy yo? Por mis
actos se me conoce y se me recuerda con pavor. Yo soy aquel que creía dominar
las fuerzas de la oscuridad. Sólo aquellos con poder sobre la muerte pueden
hacerlo. Por este motivo, fueron muchos los que solicitaron mis servicios.
Reyes débiles, poderosas emperatrices, señores ambiciosos y estúpidos… Todos me
necesitaban para que los librara de sus enemigos, y yo lo hice, empeñando mi
alma en ello. Poco sabía yo que mi poder acabaría por destruir mi mente y
condenarme para siempre.
El Inframundo es mi
hogar y mi prisión. Camino con las piernas hundidas en el barro mientras las
manos de aquellos a los que maté tratan de arrastrarme al fondo de esta
ciénaga. Todos me recuerdan y me odian. He matado a tantos…
No quiero compasión.
Mis manos ya están manchadas de sangre. No merezco conmiseración alguna. Pero
tengo miedo. Mientras me pudro en este pantano oscuro y pestilente, el miedo me
consume. No es el miedo a la muerte. Haber venido a este mundo para tener una
existencia vacía… eso es lo que más temo. Condené mi vida y mi alma por la
ambición de otros… y ahora no soy nada.
3. BRÉTEMA
En otro tiempo, en la
tierra de la lluvia eterna y los bosques poblados de hadas, hubo una princesa
celta que rechazó a todos sus pretendientes y anunció su compromiso con un
roble. El padre de la joven, enfurecido ante este hecho, tomó un hacha y con
ella taló el árbol al que se había unido su hija. Pero descubrió con horror
que, con cada golpe de hacha, surgían gritos de dolor y por la corteza corrían
regueros de sangre.
El padre no sabía que
el roble era, en realidad, un muchacho que había sido víctima del hechizo de
una meiga, por el que estaba condenado a ser un árbol hasta que una doncella
fiel lo aceptara como esposo. Con todo, el padre no se arrepintió de lo que
hizo y obligó a su hija a casarse con el hombre que él le había escogido.
Pero la princesa
lloraba tanto por su prometido asesinado que su cuerpo se consumió y su alma se
deshizo en el aire. Se convirtió en Brétema, la niebla, y desde entonces vaga
en solitario por la tierra de la lluvia eterna. Cuando la niebla prende en las
ramas de los árboles, se dice que es la princesa la que trata así de abrazar a
su amor desaparecido.
4. TIERRA DE HADAS
Cuando la Reina abrió
los ojos, sus súbditos se arrodillaron en señal de respeto. Ella no sabía lo
que tenía que hacer. Sentada sobre el trono de fresno y esmeraldas, la Reina se
sentía pequeña como una muñeca. Sus pies colgaban a cinco palmos del suelo. La
corona de oro y rosas pesaba mucho sobre su menuda cabecita. Aunque sus alas
refulgían con destellos de oro y plata, ella se sentía insignificante.
La pequeña hada sentía
un nudo en la garganta. Todo había sido tan repentino… Su madre acababa de
morir y ni siquiera había tenido tiempo de llorar su pérdida. Quienes hasta
entonces la habían llamado Princesa, ahora le daban trato de reina. Se
inclinaban ante ella y le pedían que los gobernase. A ella, a una hadita que
hasta el día anterior se divertía cogiendo flores y persiguiendo ranas.
Pero no podía negarse. Su
tierra necesitaba un líder. Tenía que ser una reina. Era un peso demasiado
grande para alguien tan joven, pero tenía que hacerlo. Su madre confiaba en
ella. Cabeza en alto, mirada al frente. Se puso en pie.
Había llegado el tiempo
de reinar.
5. ETERNAMENTE
Érase una vez, una
princesa oscura que escapó de su umbrío castillo para ver cómo era el mundo.
Pero he aquí que a quien vio fue al Príncipe de la Luz, un joven apuesto y
gallardo cuyo cuerpo era puro y rutilante. Era tan hermoso que la Princesa de
la Oscuridad se enamoró de él, aunque no osó confesárselo. ¿Cómo podía ella,
una muchacha fría, oscura y melancólica, aspirar al amor de alguien tan
luminoso?
Mas el Príncipe se
enteró de que lo amaba y no tardó en sentir lo mismo por ella. Pero cada vez
que quería acercarse para abrazar y besar a su amada, su luz lastimaba a la
pobre Princesa, quemando sus ojos y su sombría piel. Entonces, se apartaba de
ella, pues no podía soportar que la Princesa sufriese por su culpa. Pero la
Princesa de la Oscuridad, aun a riesgo de sufrir más daños, seguía buscando al
Príncipe, pues ya no podía vivir sin su luz.
Desde entonces, sólo
pueden verse de lejos y añorarse en silencio. ¡Pobres y desdichados amantes!
¿Cómo iban a saber que estaban condenados a estar eternamente juntos y eternamente
separados?
6. EL DESPERTAR
Me dijeron que no
despertarías, que no importaba cuánto tiempo me quedara aquí mirándote. Un
poderoso hechizo te mantiene sumida en un profundo sueño que parece
interminable. Me dolía tanto en el alma verte en ese estado… No podía quedarme
quieto, mirando sin más. Por eso he buscado mil maneras de romper el hechizo y
por fin he descubierto que sólo un beso en los labios podrá hacer que
despiertes.
¿Qué pensarás de mí
cuando me veas al despertar? ¿Te escaparás para ponerte a salvo? ¿Me odiarás?
Quiero creer que tal vez podrías llegar a amarme… con el tiempo y tras
conocernos un poco más. Pero supongo que es absurdo hacer conjeturas. La verdad
es que poco importa cómo reacciones… incluso si eso me rompe el corazón. Quiero
ver tus ojos abriéndose al sol de un nuevo día… Quiero que tu voz vuelva a
alegrar a la gente cada vez que hables… Y si consigo que en tus labios se
dibuje una sonrisa, será suficiente premio para mí. No pido nada más.
Abre los ojos…
Despierta…
7. BELLO CISNE
Alina brilla con luz
propia en el escenario. Cuando suena la música, cierra los ojos y se deja
llevar por el momento. Sus pies se mueven con tal gracilidad que casi parece un
hada saltando entre las flores. Su cuerpo entero expresa la fuerza de la danza,
de la princesa en la que se ha convertido. Alza la mano y casi parece que se
convierte en el ala blanca y pesada de un cisne. El público contempla sus
movimientos con emoción, con lágrimas en los ojos.
Sólo Alina sabe la
verdad, cuán duro ha sido el camino para ser un bello cisne. Sus pies deformados
evidencian meses enteros de esfuerzo y dedicación. Para Alina, arte y
sufrimiento van de la mano. Sus pies sangrantes tras los ensayos, el esguince
en el tobillo que casi le costó el papel, las costillas que se clavan en sus
pulmones. Lágrimas de dolor, de puro dolor. Mas, ¿quién lo diría al verla
bailar como una hermosa ninfa?
Llega el final y Alina
ejecuta los pasos con la delicadeza que se espera de ella. Salta, gira, vuelve
a girar. Entonces, oye los aplausos y el público la aclama. Se ha convertido en
el cisne más bello del mundo.
¡Y hasta aquí por hoy! ¡Espero que os hayan gustado! ^^*