Estoy triste. Triste por algo que se me escapa. Triste por algo que ni yo misma entiendo. Solo sé que no me puedo quitar este sentimiento de la cabeza y me cuesta mucho no pensar en otra cosa. Si me preguntarais, no sabría deciros qué me pasa. Gozo de buena salud, mi familia está más o menos bien (con sus cosas particulares, se me entiende). Cierto que sigo en el paro y que las perspectivas de trabajo siguen siendo tan difíciles como siempre, pero por suerte tengo un techo bajo el que cobijarme, un plato de comida caliente todos los días y gente que me quiere a mi alrededor. En general, no puedo quejarme. No debería quejarme. Incluso habrá gente que, después de leer esta entrada, me juzgue de niñata y egoísta. ¿Acaso no hay gente que está infinitamente peor que yo? ¿Con qué derecho me atrevo a repasarles mi tristeza por la cara? Pero no puedo evitar sentirme así. Cuando siento melancolía, es muy difícil sacarme de mi estado.
Me siento triste porque la vida pasa por encima de mí y yo no sé cómo levantarme. Me siento triste porque los que están a mi alrededor avanzan y yo me he quedado atascada. Me siento triste porque vuelvo a experimentar sentimientos que no debería volver a sentir, por mi salud tanto física como mental, pero que están ahí y no puedo apartarlos de mí. A veces de dan ganas de hacer una locura. Agarrar las maletas y largarme a algún lugar lejos de aquí, lejos de mí misma incluso. Pero quizá eso sería huir de mis problemas, y no soy de las que se escapan para no ver la realidad que tienen delante. Poco importan los motivos de mi tristeza, pues yo tampoco los entiendo. Tal vez sea solo una fase como cualquier otra, pero no puedo evitar que me duela.
Lo que estás, pastelillo, a juzgar por esta entrada, es frustrada, insatisfecha y aburrida. ¿Solución? Mantente ocupada. Te paso las cosas que me han funcionado a mí o a conocidos míos en la misma situación que tú:
ResponderEliminara) Empezar un proyecto, o retomar uno que tuvieras abandonado. Empieza una saga literaria o una serie nueva a la que le tengas ganas, escribe una nueva novela, pinta, monta miniaturas, haz un nuevo deporte, comienza una partida de rol, apúntante a un cursillo de algo que te interese aprender. Así no te aburrirás ni tendrás sensación de que el tiempo se te escapa de las manos.
b) Haz un voluntariado. Emplea un poco de tu tiempo semanal en ayudar en lo que más te guste o interese: niños, discapacitados, pobres, ancianos, Cáritas, un refugio de animales... Sentir que estás siendo útil a la sociedad y ayudas a los demás eleva muuucho el ánimo.
c) Si no te apetece o no hay posibilidad donde vives de lo anterior, prueba a adoptar una mascota. Si un perro o un gato te dan mucho trabajo, o te parecen muy caros de mantener, te sugiero un roedor: cobayas, conejos y ratas son los más simpáticos y cariñosos. Cuidar de un pequeño ser vivo que te quiere y necesita también te elevará el ánimo.
d) Y por supuesto, sal con los amigos y habla con ellos todo lo que puedas. No hay nada mejor que una tarde divertida con amigos queridos, como la que pasaste en Santiago hace poco, para subir la moral.
Espero haberte servido de ayuda. ¡¡Te mando muchos besos!! ^^
Gracias por los consejos, me has animado bastante ^^*. Llevo unos días aplicándome algunos de ellos, por ejemplo lo de ponerme a escribir (le estoy dando vueltas a una trilogía), hacer manualidades y esperar con impaciencia la cuarta temporada de Juego de Tronos. Nunca he descartado el voluntariado, porque una de las cosas que me gustaría hacer es sentirme útil de alguna manera. Y, por supuesto, los amigos no me fallan. Dentro de unos días seguro que empezaré a ver las cosas de otra manera.
EliminarGracias por querer ayudarme! Eres un cielo!!
Ay, Laura, te entiendo perfectamente, porque yo también me he sentido (y me siento) así muchas veces...puede tildársenos de incomprendidos, niñatos o caprichosos egoístas, pero mucha gente no entiende nuestro maltrecho estado de ánimo, porque no está en la piel de alguien que, camino del 2015 ve ya muy cerca los 30 y poco ha avanzado en la vida, al menos desde su óptica...
ResponderEliminarSuscribo totalmente el comentario y los consejos de Estelwen, y qué demonios, tú vales un montón y antes que te dés cuenta estás bien colocada (en el buen sentido del término jaja), con uno o varios proyectos fiables de vida y perfectamente estable. Siempre me digo, para consolarme, que los 31-35 años van a ser mi verdadera "Edad de Oro", así que...¿por qué no la tuya también?
De Galicia al mundo, Laura!!! Un fuerte abrazo y mucho ánimo!!!
Muchas gracias por tu apoyo ^^*. Hay momentos en los que siento tal agobio que creo que eso va a romper por algún lado, pero me alegro de poder contar con alguien que vive muy de cerca la misma situación. Resulta curioso que, cuando tú estás un poco bajo, soy yo la que te dice que te animes, y ahora ha sucedido a la inversa. Eso es compenetración!
EliminarY sí, los consejos son muy buenos y bienintencionados. Y, por supuesto, prometo seguir adelante a pesar de todo. Como dijiste tú una vez: Aquí estaré.
Gracias por todo!
Carencias.
ResponderEliminarCon frecuencia, la gente, en su desmesurada ignorancia, piensa que la infelicidad se halla exclusivamente en las grandes tragedias o en las profundas miserias, como pueden serlo el fallecimiento de un ser muy allegado o una penosa enfermedad. Pero hay algo que puede erosionar sutilmente tu calidad de vida y arrastrarte lentamente a un pozo de desasosiego que, además, la mayoría de la gente de tu entorno se negara a comprender. Yo lo llamo carencia.
Laura, si padeces escorbuto, no importa que tu dieta incluya arroz y carne de calidad y bien cocinada. Lo que necesitas es una bolsa de naranjas, y ninguna otra cosa te ayudara. Puede que tu vida sea, en general, buena, pero para mí, es evidente que te falta algo. Yo no sé qué es, no puedo saberlo, pues no se lo suficiente de ti, pero tu si deberías. Si no te conoces a ti misma lo suficiente como para saber dónde está el problema, tu problema es doble. Mi consejo, si es que lo quieres, es que empieces por reflexionar sobre ello. Imagina como te gustaría que fuera tu vida, y luego compara esa fantasía con la realidad. Eso debería ayudarte a hallar el hueco que has de llenar. Una vez tengas claro que es lo que falta en tu vida, podrás empezar a pensar en cómo conseguirlo, lo que a su vez dependerá completamente de que cosa estemos hablando. Puede que sea independencia económica, tal vez una relación amorosa, quizá sea más éxito laboral o social… las posibilidades son muy variadas, y solo tú puedes hallar la respuesta correcta.
Estelwen, creo sinceramente que eres una buena persona. Tus comentarios suelen transmitir una bondad difícil de encontrar, y los consejos que le das a Laura, nuestra anfitriona, en esta ocasión, no son una excepción al respecto. No obstante, no creo que sean los correctos, y no creo que hayas entendido nada. Le recomiendas que se distraiga y se olvide, es decir, que su problema no es real, que solo está en su cabeza… Si no he entendido mal, Laura se ha despertado un día sintiéndose rota… eso no ocurre porque si, aunque no haya un causa evidente. Creo, Estelwen, que eres una de esas pocas personas que ha tenido la maravillosa fortuna de hallar su lugar en este mundo, y que eres, en general, feliz. Eso te dificulta seriamente ver y entender lo que para un amargado como yo es evidente: que lo que le ocurre a Laura no es trivial. No me gustaría que te tomases esto como una ofensa. Te aseguro que no lo es.
Fernado, tu si pareces tener idea de la situación. La precisión, casi quirúrgica, con la que señalas el problema, así lo atestigua. Pero Fernando, lo único que haces es darle ánimos. Según la propia Laura, ella tiene buena relación con su familia y diversos buenos amigos. Lo que necesita no es apoyo emocional, pues ya debe tenerlos. Lo que necesita son respuestas y soluciones. Además, le dices que no se preocupe, que la situación ya mejorara, por si misma, mágicamente… craso error… Los problemas no se solucionan solos. Lo de dar ánimos y recomendar que se distraiga en diversas ocupaciones es un parche, una solución temporal que solo hace que tarde más en enfrentarse a las circunstancias que le son dañinas. En esta vida, nada se mueve si tú no lo empujas.
Por cierto Laura, y cambiando completamente de tema, estabas preciosa con tu disfraz de carnaval ^_^
No te preocupes. Mis carencias no son nada del otro mundo, nada sin lo que no pueda sobrevivir. Los consejos que aquí he recibido, tantos el tuyo como los de Estelwen y Fernando, me han servido para darme cuenta de lo que me pasa. La respuesta, dentro de poco en un post.
EliminarAgradezco de todo corazón los consejos que me habéis dado, porque sé que son bienintencionados y ayudan de verdad. Aunque puedan parecerte un poco triviales, te aseguro que no están mal pensados. Los diagnosticados de depresión también son alentados a mantener sus mentes ocupadas en cosas que reclamen su atención; si a ellos les ayuda, qué no me harán a mí, que no padezco depresión.
Además, me parece muy importante dar ánimos. No siempre mi familia es consciente de la magnitud de mi melancolía; a veces, el apoyo tiene que venir de fuera, de gente que pasa por lo mismo que tú y sabe de lo que está hablando. Si la otra persona también tiene momentos bajos, será mi misión darle ánimos y decirle, con mi actitud, que estoy a su lado pase lo que pase. Cierto que los problemas no se solucionan solos, pero el hecho de saber que hay alguien que comprende lo que está ocurriendo ayuda a enfocarlo de otra manera.
Dejo aquí un proverbio árabe que me ha ayudado a verlo todo de otra manera: Si el problema tiene solución, ¿por qué te preocupas? Si no tiene solución, ¿por qué te preocupas?
Y gracias por el halago! Aunque el disfraz no se ve muy bien en las fotos...
Solamente me gustaría reseñar que, aunque agradezo el elogio hacia mi persona y admito que afortunadamente ahora mismo soy una persona bastante feliz, las he pasado lo suficientemente putas en esta vida como para saber ponerme en el lugar de las personas que están mal. Yo no nací en una nubecita rosa de felicidad y buen rollo, he pasado momentos duros y me he enfrentado incluso a una depresión clínica, que sólo los que la han pasado saben el infierno que supone.
EliminarPor supuesto, yo no soy Laura, y nadie sabe lo que necesita mejor que ella misma, lo único que he hecho ha sido aconsejarle lo que a mí misma me sirvió en un momento similar para salir del bajón. Desde mi experiencia, no puedo ofrecer otra cosa, pero desde luego puedo garantizar que tengo la certeza absoluta de lo que estoy hablando. Lo que pasa, quizás, es que a veces las cosas no se ven igual desde dentro del túnel que desde fuera, una vez has salido de él.