¡Hola a todos!
¿Qué tal estáis, mis queridos lectores y amigos? Espero que de maravilla, celebrando el inicio de las fiestas navideñas con alegría e ilusión, dejándoos llevar por la magia que estas fechas traen consigo cada año. Bien es cierto que este año parece que las cosas están siendo un poco distintas, ya que el frío característico del invierno todavía no ha llegado (aunque hay gente que piensa que esto es bueno) y también porque, como ya he contado en mi artículo anterior, parece ser que el ansia por erradicar las fiestas navideñas empieza a tomar un cariz que roza lo ridículo.
Pero, ¿sabéis qué? Eso nunca me ha detenido a la hora de recibir con alegría la Navidad. Hace unos años, cuando estaba pasando por una época un poco oscura, la Navidad me parecía algo estúpido, como si fuera una cosa inventada para obligarnos a todos a ser felices o, por lo menos, a poner buena cara para que todos viésemos lo contentos que estábamos por la Navidad. Pero el tiempo es sabio y hace ver las cosas de otra manera, y eso fue lo que me pasó a mí. Aunque mis no creencias implican que no voy a celebrar la Navidad en un sentido religioso, con los años he descubierto que la Navidad encierra algo más hermoso e importante para mí: Recuerdos. Buenos recuerdos de ayer y de hoy, de la gente que me rodea, de quienes estuvieron aquí y hoy ya no están, de gente que viene y se va, de risas y llantos, de luces y veladas que deseaba que nunca terminasen.
Este verano colgué aquí una entrada sobre mis cosas favoritas del verano; he pensado que estaría bien hacer lo propio con la Navidad, con lo que toca al invierno pero en una determinada época del año. Como en mi otra entrada, vuelve a ser una lista personal, con elementos que para mí son muy familiares en Navidad, pero que para otros puede no ser así.
Aquí están mis favoritos de Navidad:
1) El árbol de Navidad
Por supuesto, no podía faltar este clásico navideño. Es algo casi obligatorio el poner el arbolito en nuestras casas, decorado con bolas de mil colores o con kilos y kilos de purpurina. Cuando era pequeña me gustaba mucho poner el árbol (eso hasta que mis padres trajeron un año un acebo de verdad, que odiaba porque me pinchaba cada vez que tropezaba con él). En mi casa siempre se ha puesto el árbol de Navidad, sin faltar ni un solo año. Otros elementos decorativos han desaparecido de mi casa con el tiempo, pero el árbol siempre ha estado ahí. Una de las cosas que más me gusta de los árboles de Navidad es que estén llenos de lucecitas parpadeantes. Si son de colores, mejor ^^*.
2) El Señor de los Anillos
Sí, así es. Pocas cosas me recuerdan más a la Navidad que El Señor de los Anillos, la impresionante trilogía escrita por Tolkien y que más tarde fue llevada al cine de manera magistral por Peter Jackson. ¿Por qué me recuerda a la Navidad? Bueno, estoy segura de que pensaréis en lo más obvio: Las tres películas se estrenaron en plenas vacaciones de Navidad. Pero también fue en esta época cuando vi por primera vez la primera película de El Señor de los Anillos, la de Ralph Bakshi, que mezclaba dibujos animados con personas de carne y hueso. Me impactó mucho cuando la vi, porque la primera escena que me tocó ver fue la del troll de las cavernas clavándole una lanza a Frodo en el pecho. Para una cría de diez años eso es un WTF en toda regla, pero seguí viéndola porque me resultaba fascinante. Y supongo que algo de El Señor de los Anillos debió de quedárseme dentro, porque años después me pillé de la biblioteca la trilogía de Tolkien y me la leí durante las vacaciones de Navidad.
3) Adornos para el pelo
Siendo como soy una persona a la que le encanta ponerse sombreros, diademas, coleteros y florecitas, pues os podréis imaginar que en navidades no falta un pequeño surtido de adornos para lucir en la cabeza. Ahí están mis gorros de Papá Noel, mi diadema de cuernos de reno, mis coleteros de cascabeles y mis flores de Pascua, que luzco todos los años sin asomo alguno de ridículo. Sí, ya sé que a algunos esto les puede parecer una actitud un tanto infantil, y más a mis años, pero... ¡es que me parecen tan divertidos! ¿Y no se supone que la Navidad inspira felicidad? ¿Eh? ¿Eh?
4) Mis postres
Vale, está un poco feo hacer alarde de los méritos propios. ¡Pero es que es algo que tiene que ver con la Navidad! Me explico: Desde hace unos años he empezado a ponerme manos a la obra con la cocina, pero me temo que lo único que se me da bien es hacer postres T_T. Sin embargo, parece que le he cogido gusto a la cosa, pues ahora toda mi familia espera con ansia estas fiestas para pedirme que haga algún postre para poner en la mesa (y así ahorrarse unas pelas en turrones, mantecados y polvorones). Además, está el aliciente de que en la Escuela de Idiomas a la que asisto me han premiado tres años seguidos por mis postres, uno a la presentación y dos al mejor sabor. Así que ya no me extraña que alguien se me acerque y me diga "Andaaaa, hazme unos cupcakes de los tuyos, que seguro que están muy ricos" o "Vengaaaa, prepara otra vez esas galletas con nueces que te salen tan bien". Este año me he propuesto un reto: ¡Hacer un roscón de Reyes! ¿Lo conseguiré?
5) El chocolate
Sigue este favorito al anterior, ya que para mí es imposible, repito, IMPOSIBLE imaginarme unas navidades sin chocolate. Turrones, barritas, bombones, galletas, en virutas, en chips, con churros... ¡El chocolate es lo mejor del mundo! ¡Y tan navideño! Cuando llegan estas fiestas, siempre me aseguro de tener un buen surtido de chocolates variados en mi despensa. No sólo voy a zamparme dos o tres turrones yo sola, sino que además haré unos cake pops de Nutella, recubiertos de chocolate negro, con una mancha de chocolate blanco y con Lacasitos de adorno. Mmm... engorda.
6) Los globos de nieve
Por supuesto, la nieve es el mayor sinónimo de Navidad que existe. ¿O es que el paisaje nevado no nos remite directamente a la Navidad, por lo menos en el hemisferio norte? Por desgracia, la nieve no suele hacer acto de presencia en todas partes, así que los menos afortunados tenemos que conformarnos con los globos de nieve, esas preciosas bolitas de cristal que hay que agitar para que nieve en el pequeño paisaje que protegen en su interior. A pesar de su simplicidad, siempre me han gustado los globos de nieve. Recuerdo que, de pequeña, me encantaba coger los globos de nieve que mi madre ponía de adorno en la casa y agitarlos todos a la vez para que nunca dejara de nevar. Y a veces me sorprendo caminando entre los anaqueles de algún bazar cogiendo los globos de nieve y agitándolos. Siempre sonrío después de hacer eso ^^*.
7) Clásicos Disney
Y, cómo no, mi adorado y nostálgico Disney no podía faltar. No hay navidades en las que Disney no venga a acaparar nuestras pantallas televisivas para ofrecernos muchas de las películas que nos hicieron soñar. Pero, si queréis mi opinión, en ocasiones echo de menos aquellos antiguos dibujos de la Disney en los que había mucha música y poco diálogo, y en la que los personajes eran realmente adorables. Me viene siempre a la memoria un corto animado navideño de 1933 que a mí siempre me ha despertado mucha ternura, y que es el que os ofrezco hoy. Era muy pequeña cuando vi estos dibujos animados, pero todavía recuerdo con mucho cariño la alegre y pegadiza cancioncilla de los juguetes que desfilan antes de montar el árbol de Navidad de los niños a los que van a divertir. Uno de los mejores cortos animados de Disney, sin duda.
¡Y de momento eso es todo! No sé cuándo volveré a subir post nuevo en el blog pero, por si no nos leemos, os deseo unas felices fiestas a todos en compañía de vuestros seres queridos.
¡Un beso y hasta pronto!
Por supuesto Laura, ¡viva la Navidad! Suscribo punto por punto y de pe a pa tu festiva entrada. Personalmente añadiría los belenes, que aunque tal vez esté en retroceso (y no sé cómo estarán las cosas por Galicia) es una hermosa tradición y estos días podemos verlos tanto en las calles, como en las tiendas o en las casas particulares. Me encantan los Nacimientos y eso que no soy religioso, pero me parece una historia tan bonita, por otra parte...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho!! Un beso!!
Oh, sí, los belenes también son muy populares, y en Galicia tenemos algunos muy famosos; el belén de Begonte, por ejemplo, es muy conocido por el movimiento de las figuras y por sus efectos atmosféricos, pues puede cambiar del día a la noche y simular viento o tormentas. Y en Viveiro también podemos presumir de un belén a tamaño real, con cientos de escenas que parecen sacadas de la antigua Galicia rural.
EliminarA mí también me gustan mucho los nacimientos, así que ya ves que no hace falta ser creyente o religioso para que guste algo así. Es cultura y artesanía, nada más. Y nada menos.
Gracias por leerme y comentar! Un beso!!