martes, 8 de diciembre de 2015

Laicas Navidades


¡Hola a todos!

Me he dado cuenta de una cosa. Desde hace un par de años o así, en este blog he hecho algunas manifestaciones que tenían como nexo común mi disgusto por la concepción que se tiene de la Navidad. Y es que parece ser que todos los años por estas fechas encuentro motivo para volver a sacar el tema a relucir. Pero no es culpa mía, que lo sepáis. Es que, sencillamente, no hay año en el que no vuelva a saltar la polémica navideña por algún motivo. Y creedme, esta vez vuelvo a tener motivos de sobra para dedicarle otra entrada al tema y dejar mi opinión al respecto.

Como ya sabéis, tengo la firme opinión de que la gran mayoría de la gente no celebra una auténtica Navidad. Y digo esto porque las navidades se han convertido en las fiestas del consumismo y de las ganas de pasárselo bien. Esto no tiene nada de malo, si no fuera porque la Navidad resulta ser la fiesta principal del Cristianismo, pues es el día en el que se celebra el nacimiento de Jesucristo. Si nos ponemos un poco puntillosos, tendríamos que aclarar que, con toda probabilidad, Jesús de Nazaret no nació en esa fecha, sino más bien en primavera. La razón de haber escogido esta fecha concreta se debe a que en la antigüedad se celebraban unas fiestas durante el solsticio de invierno (el 21 de diciembre), y esta fecha fue motivo de celebraciones como la del Sol Invictus, la Saturnalia o el nacimiento del dios nórdico Frey, por poner un ejemplo. Hasta las culturas mesoamericanas tenían sus propias celebraciones en esta época, como el advenimiento de Huitzilopochtli o el renacimiento de Inti, en las culturas azteca e inca respectivamente.

Es innegable la riqueza cultural que nos han legado las distintas religiones que han existido en nuestro mundo pero, para el caso que nos ocupa, hemos de tener presente que la gran mayoría, por no decir todas, han caído en el olvido como práctica religiosa. Es decir, me parece que hoy en día nadie decora el árbol de Navidad pensando en el dios Frey ni enciende velas rojas para festejar el nacimiento del sol. En cambio, sí veréis que hay gente que en verdad celebra el nacimiento de Jesucristo con alegría y con genuina fe.

Sin embargo, por alguna razón que no acabo de comprender, ese gesto tan inocente está mal visto por una parte de la sociedad. Y no, amigos, no estoy hablando de los ateos en general (recordad que yo me considero atea y no estoy en contra de la Navidad), sino de un cierto sector de la sociedad a la que le parecen mal las manifestaciones religiosas en público, hasta las más inofensivas. Hablaré en concreto de una que me toca bastante cerca por suceder en mi país: La prohibición de la Navidad en el ayuntamiento de Barcelona.

Bueno, hagamos una matización. La señora Ada Colau, actual alcaldesa de Barcelona, no habla de quitar la Navidad. Realmente, el término que utiliza es el de "invitación" a celebrar el solsticio de invierno por ser "una de las celebraciones más antiguas" del mundo (todo esto lo podéis leer en la web del Ayuntamiento de Barcelona, que yo no me estoy inventando nada). Al parecer, la señora Colau cree que no hay problema mayor en su ayuntamiento que el de decidir si los barceloneses van a celebrar la Navidad o el solsticio de invierno.

Lo primero ha sido reducir el tradicional alumbrado callejero. Sí, esas hermosas luces que dan vida a los comercios, adornan las calles y gustan tanto a la gente que pasea por la ciudad o está haciendo sus compras navideñas. Y, como no quiere celebrar la Navidad, sino "el triunfo de la luz sobre la oscuridad", pues se ha inventado una feria alternativa relacionada con el reciclaje y la solidaridad. Me hace gracia su apostilla de que estas fiestas son una alternativa a la típica Navidad consumista, ya que no sé en qué influye el alumbrado de las calles en la incitación al consumismo. No sé... A mí nunca me ha pasado, pero a lo mejor a la gente le entran las ganas de comprar viendo las luces de Navidad. O, por lo menos, es lo que cree Ada Colau.

No estoy en contra de que se quiera impulsar una Navidad menos consumista, pero me parece que la señora Colau lo está haciendo por la vía equivocada. Para empezar, la verdadera Navidad no es una fiesta consumista per se. ¿O tengo que recordar en qué situación tan humilde vino al mundo Jesús de Nazaret, ese niño que cambiaría la Historia por completo? El exceso de regalos viene de nosotros mismos, de nuestro afán por comprar montones y montones de regalos, pero eso no es Navidad. Sólo un auténtico cristiano celebra la Navidad como lo que es: El nacimiento de Cristo. Y ahí no importan los regalos, pues de lo que se trata es de reunir a la familia para celebrar ese acontecimiento tan maravilloso para ellos.

Otra cosa que me sorprende de la señora alcaldesa de Barcelona es su propia incoherencia a la hora de plantear la celebración del solsticio de invierno. Primero, y lo más obvio, si se trata del triunfo de la luz sobre la oscuridad... ¿por qué quitar el alumbrado callejero? ¿Acaso no sería una metáfora muy hermosa el iluminar las oscuras calles invernales con un maravilloso juego de luces? Segundo, y creo que aquí nadie se ha dado cuenta, es que la celebración del solsticio de invierno es una festividad pagana... pero pagana no quiere decir atea. Así que, en definitiva, lo que se hará en Barcelona será celebrar una fiesta dedicada al Sol Invictus: un título que se le daba a los dioses paganos El-Gabal, Helios y Mitra.

Si lo que se pretendía con este gesto era erradicar el espíritu navideño, me temo que desde el ayuntamiento de Barcelona no han podido estar más errados. Yo de verdad que no entiendo ese afán de imponer el laicismo a una fiesta que es y siempre ha sido de talante religioso. Primero, porque España no es un país laico, sino aconfesional; y segundo, porque si de lo que se trata es de no celebrar la Navidad, pues no la celebres y punto, pero no le des un carácter pagano que ya no posee porque es ridículo.

Pero, ¿sabéis qué? Todo eso se va a quedar en agua de borrajas. No se puede suprimir la Navidad así como así. No importa que corten el alumbrado navideño, que saquen los belenes o nacimientos de los emplazamientos públicos o que destierren las cabalgatas de Reyes a un lugar que quede bien lejos del ayuntamiento, como si fueran algo contagioso. Y digo que no importa, porque la gente, el pueblo llano, no lo va a permitir. Que se pongan los progres como quieran. Que protesten, que se lleven las manos a la cabeza, que se retuerzan al ver cómo se les "impone" contra su voluntad una fiesta religiosa. Yo, como atea, no entiendo sus protestas y reivindicaciones. ¿A quién se hace daño celebrando la Navidad en las calles? ¿Acaso pondrían el grito en el cielo si los musulmanes hicieran lo mismo con el Ramadán o los judíos con la Hannukah? Si queréis mi opinión, me extraña mucho.

Pero, ¡venga! ¡Seguid prohibiendo la Navidad! Desde aquí, animo a cualquier gobernante a que lo intente siquiera. Es una batalla perdida de antemano, pero vale la pena el gozo que voy a sentir al ver cómo todos y cada uno de esos gobernantes que van de progresistas fracasan estrepitosamente. ¡Que lo intenten si quieren! No se puede gobernar desde un odio que va dirigido a la lectura religiosa de una festividad o a la interpretación tradicional que el pueblo ha dado de ella. Impulsad todas las fiestas que queráis para sustituir a la Navidad; por mí, como si queréis hacer famoso el Festivus. No conseguiréis que en las casas y en muchas ciudades se dejen de poner los belenes con sus ríos de papel de plata y sus castillos de Herodes, ni eliminaréis el árbol de Navidad con los regalos apilándose en su base, ni arrancareis imágenes tan queridas por la tradición como Papá Noel o los Reyes Magos. Y es que una persona con poder puede imponer su voluntad durante un tiempo, pero siempre será el pueblo el que tenga la última palabra.

¡Felices fiestas a todos!

7 comentarios:

  1. ¡Exactamente lo mismo que está haciendo el subnormal de Ribó en el Ayuntamiento de Valencia!

    A propósito, ¿quieres casarte conmigo? :-D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por lo que he podido comprobar, otros alcaldes se han sumado al impulso de las navidades laicas. Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, ha reducido el Nacimiento del consistorio a la mínima expresión y ha impulsado actividades que poco tienen que ver con la Navidad, como comida árabe y danzas africanas entre otras cosas; Ribó sigue en su línea de que lo religioso no toque lo civil, incluso si siempre ha sido tradición, y ha eliminado los villancicos; y en Santiago de Compostela tampoco se han librado, porque han quitado el Belén de la Plaza del Obradoiro y lo han sustituido por un "Bosque Mágico". Y así podría seguir un buen rato. De verdad, qué manía con buscarle tres pies al gato. ¡Con lo fácil que es sonreír y dejarse llevar por la magia de estas fechas!

      Y bueno, en cuanto a la proposición matrimonial, sabes que si Tindomion no pone ninguna pega, por mí no hay ningún problema, XD!

      Eliminar
    2. Que sigan en ese plan, que sigan. Luego cuando se metan el ostiazo que se van a meter en las generales se preguntarán qué ha podido fallar. Cretinos.

      Dice Tindomion que le parece genial eso de la bigamia siempre que nosotras cuidemos al bebé mientras él juega al ordenador. ¡Será bicho! :-P

      Eliminar
    3. ¡Hala, mira qué listo! Pero lo de jugar con Ratoncita todo el tiempo me tienta, ^^*

      Eliminar
  2. Laura tertuliana :P Jeje, somos dos blogueros versátiles, que tocan todos los palos ;). Y desde luego tienes toda la razón del mundo; los políticos y nuevos gobiernos habrán traído un "nuevo modo de hacer política" (supuestamente) pero dicen y hacen tanto o más el idiota como los antiguos. Ya no sé a dónde vamos a llegar con tanto exceso de multiculturalismo y relativismo.

    Gran entrada!! Un abrazo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, por mucho que me queje de ellos, tengo que reconocer que también tengo mi lado tertuliano... (Ahora sólo queda saber cómo hay que hacer para cobrar lo mismo que ellos, ejem). ¿Sabes qué estaría bien? Que entre los dos escribiéramos un artículo en plan tertuliano. ¡Colaboración bloguera! ^^*

      Y en cuanto a la Navidad laica, pues qué decir que no veamos ya todos los días. La actitud de los nuevos gobiernos progres habla por sí sola. No comprendo a qué viene su actitud tan retrógrada. La verdad, es una pena que haya gente tan amargada con la Navidad que hasta quiera retirar los Nacimientos y las luces de las calles. Lo peor, sin duda, es que quieran imponer esa forma de pensar de la peor manera.

      Muchas gracias!! Un beso!

      Eliminar
  3. Eso es lo que yo creo. Opino que no puede haber auténtica igualdad si no se aprende a respetar las creencias y la cultura de los demás. Yo soy atea, pero a mí no me ofenden las manifestaciones religiosas en público. Sin embargo, conozco a gente a la que le parece fatal que se hagan procesiones en Semana Santa y poner el Belén en las calles. Eso no lo entiendo ni lo comparto; no se trata sólo de religión, sino de una tradición muy arraigada en la gente, y no me parece correcto que se la machaque y se la acuse de "imposición". Espero que algún día recapaciten y se den cuenta de lo extremo de su postura.

    ¡Te deseo una feliz Navidad con todos tus seres queridos ^^*!

    ResponderEliminar